Terminada la Guerra Civil española, ya en plena postguerra y bajo la dictadura franquista, tras intensas gestiones el Diario de Barcelona reapareció el 24 de noviembre de 1940. En 1942 la propiedad pasó a manos de la nueva sociedad Barcelonesa de Publicaciones, S.A. El primer Consejo de Administración estaba formado por el alcalde de Barcelona Miguel Mateu Pla (presidente), el conde de Godó Carlos Godó (vicepresidente), el barón de Viver y ex-alcalde de Barcelona Darío Romeu y el conde de Montseny José María Milá y Camps. Como gerente fue nombrado Ramón Martí Marfá, como subdirector a Enrique del Castillo Yurrita y como director a Juan Burgadá Juliá. La redacción, la administración y los talleres fueron trasladados al número 49 de la calle de Muntaner, antigua sede de los desaparecidos periódicos "El Día Gráfico" y "La Noche". Mediante el establecimiento de un convenio, pudo restablecerse la edición del diario a la vez que se estrenó con la impresión mediante técnica de huecograbado Winkler y formato de 48,5x33 centímetros. El precio a la venta al público fue de 0,20 pesetas en 1940 y a partir de 1942 de 0,25 pesetas el ejemplar o bien 6 pesetas mensuales la suscripción.
El tiraje fue de 70.000 ejemplares, reflejo de su mejora debida a su fidelidad a la causa monárquica, a su barcelonismo y a su talante pro aliado durante la Segunda Guerra Mundial. Durante aquellos años de la posguerra, debido a las restricciones de papel, los ejemplares del periódico tenían muy pocas páginas, con noticias breves reseñadas en columnas. En 1945 se llegó al récord de 100.000 ejemplares. En 1946 Enrique del Castillo Yurrita pasó a ser nuevo director tras la muerte del anterior. En la segunda mitad de la década la situación empezó a mejorar levemente, y no sería a partir de 1950 que volvería a recuperar su antiguo volumen gracias al fin de la crisis del papel. Desde entonces, incorporó destacados artículos de opinión y crónicas de Barcelona (llamados “Apuntes de un mirón”, “Crónicas de la ciudad” y “Las cosas, como son”), siendo especialmente conocidos los apartados escritos por el entrañable cronista oficial de la ciudad apodado “Sempronio”. Además, introdujo en sus páginas centrales notas gráficas de actualidad, algo de gradecer si se tiene en cuenta que los periódicos de aquél entonces apenas llevaban fotografías en su interior.
Entre los años 1961 y 1964 cambió levemente su formato. En 1963 pasó a editarse una sola edición por la mañana y el tiraje era de 60.000 ejemplares, cada uno de los cuales valía 2 pesetas o bien 56 pesetas al mes en caso de suscripción. Desde el 1 de enero 1965 cambió completamente su pequeño formato, pasando a adoptar el tamaño de gran periódico, de 42x27,5 centímetros, con un nuevo y moderno diseño tanto de la cabecera como de su interior. Conservó los mismos apartados de secciones y de artículos de opinión así como las notas gráficas de las páginas centrales, pero introdujo importantes y destacadas novedades, como fueron los suplementos temáticos dominicales dedicados sobre todo a Barcelona, Cataluña, economía, mujer, enseñanza, política y arte, entre otros. En fechas señaladas del año, aparecieron las primeras portadas con imágenes en color. Eran los años del llamado “Desarrollismo” y el diario, igual que la mayoría de periódicos, moderó todavía más sus discursos patrióticos de devoción al régimen franquista e hizo un giro “localista” más centrado en la actualidad de la ciudad de Barcelona y su región metropolitana, sin renunciar por ello a la información nacional e internacional.
En 1969 la dirección pasó a manos de José Tarín-Iglesias y en 1973 a manos de Manuel Martín Ferrand. A finales de 1974 los Godó vendieron su parte de propiedad a José María Santacreu, un empresario cercano al entonces ministro de la Gobernación Manuel Fraga. Posteriormente terminó haciéndose propietario de todo el periódico. En 1975 la dirección pasó a manos de José Pernau Riu. La administración se hallaba en la calle del Consejo de Ciento nº 224-228 y los talleres en el pasaje de la Merced nº 24-26.
Durante el periodo de 1940 a 1977 pasaron importantes y destacados periodistas, a citar, entre otros, Francisco Curet Payrot, José Bru Jardí, Alberto del Castillo, Joan Amades, Luís de Armiñán, Azorín, Agustín Durán y Sanpere, Wenceslao Fernández Flórez, José Pla, Carlos Soldevila, José María de Sagarra, José María Cadena, Sebastián Gasch, Concha Espina, Eduardo Tarragona, Baltasar Porcel, José Faulí, Fernando Gudel, Joaquín Brangulí, Cesc, Antonio Franco, Margarita Riviere, Xavier Vidal Folch, Salvador Alsius, Ramón Rucabado , Joaquín Coca, Félix Tejada, José María Álvarez Taboada y Juan Antonio Sáenz Guerrero.
En 1977 la dirección pasó a manos de Tristán la Rosa. Tras una huelga de 7 días debida a las discrepancias entre el sector social y empresarial en materia salarial, el diario reapareció el 1 de mayo del citado año con un nuevo formato más pequeño y aspecto más pobre, perdiendo así calidad. Fueron los inicios de una decadencia acompañada de una marcha colectiva de buena parte de sus empleados, cuyas ideas progresistas chocaban claramente con una directiva conservadora. Todo ello coincidió precisamente con una crisis europea de empresas periodísticas que marcó la segunda mitad de la década de los setenta.
A finales del mismo 1977 la dirección pasó a manos de Antonio Alemany Dezcallar. Al siguiente año el diario cambió el histórico subtítulo de la cabecera "de avisos y noticias" por "Decano de la prensa continental. Fundado en 1792" y pasó a imprimirse mediante técnica offset en substitución del huecograbado. En 1980 la dirección pasó a Juan Segarra Palomares y el 21 de octubre del citado año, su propietario José María Santacreu, presentó suspensión de pagos y el periódico dejó de publicarse temporalmente, pero fue rescatado a los pocos días por parte de sus antiguos empleados que lo editaron de forma autogestionaria, con un formato bastante pobre y en bilingüe (intercalando artículos en catalán y en castellano).
La inestabilidad quedó reflejada en los numerosos cambios de dirección. Así, durante el mismo 1980 pasó a manos de Juan Manuel Blanco, en 1981 pasó a Francisco Martínez Esquivel, en 1982 a Luís Llobet Solá y en 1983 a Santiago Vilanova, año en que coincidió con la adaptación a un nuevo diseño con el mismo formato. Finalmente, tras el fracaso de la autogestión el Diario de Barcelona desapareció el 23 de marzo de 1984, siendo adquirido por el Ayuntamiento de Barcelona.
En 1985 tanto la cabecera como los archivos fueron cedidos al Grupo Zeta, a la empresa municipal Iniciativas, S.A. y a la ONCE. Bajo esta nueva propiedad, el sábado 14 de marzo de 1987 reapareció completamente renovado con un nuevo y moderno formato de 43x31 centímetros, con la incorporación de imágenes en color y escrito íntegramente en catalán, bajo la denominación de Diari de Barcelona. La dirección fue a cargo de Josep Pernau i Riu. La impresión la hacía Ediciones Primera Plana sita en la calle del Comte d'Urgell nº 71-73, y la redacción y administración se hallaban en la calle de Tamarit nº 155. Desde entonces fueron destacables los suplementos dominicales, los fascículos coleccionables de los cuales se hacían libros (como La Barcelona del Brusi) y los cuadernos dedicados a los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992.
Entre 1988 y 1989 la dirección pasó a Enric Sopena, siendo a finales del segundo año cuando el Grupo Zeta e Iniciativas, S.A. se retiraron, de modo que quedó en manos de la ONCE. Entre 1989 y 1990 la dirección pasó a Jaume Boix Angelats, siendo éste sustituido hasta 1993 por Carles Revés i Escalé. La edición pasó a Publicacions de Barcelona, S.A., y la impresión a la empresa GEISA, en la calle de València nº 49-51. En 1991 el formato cambió a 42x29 centímetros y rediseñó la cabecera con un aspecto más moderno. Fue en julio de 1992 cuando la ONCE vendió el diario al simbólico precio de una peseta a la sociedad ECD, propiedad de los hermanos Emili y Carles Dalmau.
Finalmente, el 30 de abril de 1993 el Diario de Barcelona cambió su denominación por la de Nou Diari, con ediciones en las cuatro provincias catalanas. Sin embargo, ante la falta de rentabilidad, la declaración de insolvencia de los hermanos Dalmau propició su desaparición definitiva el 1 de enero de 1994. Desde entonces, el Ayuntamiento de Barcelona, que siempre poseyó una pequeña participación, compró la cabecera y pasó a publicarse como diario electrónico por Internet (www.diaridebarcelona.com) centrado exclusivamente a ofrecer diariamente noticias únicamente de la ciudad de Barcelona, con apartados relativos a reportajes, vídeos, distritos e información general. Nada tenía ya que ver con el clásico periódico.
Desde el 31 de julio de 2009, esta web se reconvirtió en www.btvnoticies.cat bajo el control de la cadena televisiva municipal Barcelona Televisió (BTV) y la dirección de Cristina Ribas. Existe también el blog diaridebarcelona.blogspot.com. Durante el presente año 2017 se ha celebrado el 225º aniversario de la aparición del Diario de Barcelona, motivo por el cual el Arxiu Històric de la Ciutat de Barcelona (AHCB) organizó la exposición “Diario de Barcelona: una empresa periodística (1792-2009)”, con imágenes, ejemplares y documentos de su fondo para dar a conocer al público se historia. En la actualidad, buena parte del fondo documental del Diario de Barcelona se conserva en el Arxiu Fotogràfic de Barcelona (AFB) y en el Arxiu Històric de la Ciutat de Barcelona, además de la colección particular de la familia Brusi. En este sentido, sería un deseo encomiable y grata noticia para quienes nos dedicamos a la investigación histórica que los ejemplares sean digitalizados y en un futuro no muy lejano se puedan consultar gratuitamente por Internet, dada la gran riqueza informativa de su contenido.
Fotos: Arxiu "A la Premsa d'Aquell Dia".
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