Se cumplen 150 años de las Fiestas de la Mercè como fiesta mayor de Barcelona una vez el Ayuntamiento de Barcelona decidió hacerse cargo de organizar los actos festivos a partir de 1871. Sin embargo, la devoción es mucho más antigua. Cuenta la tradición que Sant Pere Nolasc tuvo un sueño en el cual unos ancianos le pedían que custodiara un olivo que se encontraba en medio de un claustro. Unos hombres empezaron a arrancarle las ramas a lo que él lo defendió y por cada rama arrancada nacían nuevos brotes jóvenes y fuertes. Tras este sueño el santo marchó preocupado a contárselo a su confesor Sant Ramon de Penyafort para que éste lo interpretara, a lo que le respondió que rezara a la Virgen de la Merced para descubrirlo. Aquella misma noche del 1 de agosto de 1218, Sant Pere Nolasc, Sant Ramon de Penyafort y el rey Jaume I soñaron que se les aparecía la Virgen de la Merced, acompañada de otros santos, pidiendo que fundaran una orden religiosa destinada a rescatar los prisioneros cristianos de los Sarracenos. Nueve días después se fundó la Orden Real y Militar de Nuestra Señora de la Merced y la Redención de los Cautivos.
Posteriormente en 1687 Barcelona padeció una plaga de langostas y la sociedad barcelonesa invocó protección a la Virgen de la Merced. Cuando dicha plaga finalizó, un acuerdo del Consell de Cent la proclamó patrona de la ciudad y de la diócesis, cumpliendo así una promesa, si bien no fue oficialmente hasta el 27 de febrero de 1868 cuando se llevó a cabo a manos del Papa Pío IX. Ello no convenció a todos los barceloneses, pues un buen grupo de devotos de Santa Eulàlia, hasta entonces patrona junto con Santa Madrona, acudieron a la iglesia de la Merced a lanzar piedras a las autoridades. El templo, conocido como Basílica de la Mare de Déu de la Mercè i Sant Miquel Arcàngel, había sido construido entre 1765 y 1775, obra del arquitecto Josep Mas Dordal.
Fue entonces cuando a partir de 1868 Barcelona comenzó a celebrar fiestas religiosas y populares en honor de la Virgen de la Merced, el 24 de septiembre. Concretamente esta fecha de advocación fue fijada en 1696 por el Papa Inocencio XII. Se cuenta que a iniciativa vecinal de un grupo de vecinos del carrer Ample montaron la primera iluminación callejera, adornos y bailes nocturnos. Incluso montaron un concurso de cucañas o gallampins en la plaza de Sant Sebastià (actual plaza de Antonio López), un juego consistente en escalar, trepar y marinear, solo con la ayuda de brazos y piernas, por un poste vertical u horizontal de aproximadamente cinco metros de longitud, generalmente alisado o embadurnado con alguna sustancia resbaladiza.
Poco después, el entonces regidor municipal y responsable de fiestas cívicas Francesc de Paula Rius i Taulet y el entonces responsable de la sección artística Manuel Milà i Fontanals se encargaron de impulsar la fiesta otorgándole un carácter cívico que incluía celebraciones de carácter popular y dirigidas a la ciudadanía. Así se aprobó bajo la alcaldía de Francesc Soler i Matas. Ello fue en 1871 y desde entonces se emprendieron con mucho entusiasmo hasta el punto de contribuir en la organización de numerosos espectáculos de teatro de plaza en forma de bailes dialogados y danzas dramáticas. Un aspecto destacado fueron los concursos de aucas narrativas y descriptivas de los actos que se celebraban. Ello motivó la publicación de numerosas aucas que permitían seguir la programación de la fiesta. Desde aquel momento el diseño de los carteles fue la principal carta de presentación y difusión a la ciudadanía. Entre 1873 y 1876 las Guerras Carlinas obligaron a suspender la fiesta, algo que se repitió entre 1884 y 1885 con motivo de una epidemia de cólera. Durante la Exposición Universal de Barcelona de 1888 también se declaró la Virgen de la Merced patrona de la diócesis de Barcelona. En la fiesta de 1892 la Rambla se engalanó con 20.000 banderolas procedentes de la conmemoración del IV Centenario del Descubrimiento de América. A partir del año 1900 empezaron a celebrarse actos deportivos con motivo de la Mercè.
En 1902 bajo el impulso del entonces regidor municipal Francesc Cambó se le dio un nuevo impulso a la fiesta con cabalgatas, bailes de bastones, bailes de diablos, bestiario, un primer encuentro de gigantes de toda Cataluña, un primer concurso de castells y la divulgación de la sardana. Todo ello tuvo como objetivo mostrar la diversidad folclórica catalana con varias expresiones de la cultura popular, muchas de las cuales habían desaparecido en la ciudad. El resultado se tradujo con la llegada a Barcelona de más de 150.000 visitantes. Sin embargo, los enfrentamientos entre los partidarios de organizar una fiesta religiosa y quienes defendían una fiesta laica hicieron que la celebración perdiera cierto peso durante el primer tercio del siglo XX.
Durante la Segunda República los actos religiosos fueron relegados e incluso se llegó a prohibir la procesión. Tras estallar la Guerra Civil la fiesta volvió a suspenderse por fuerza mayor. Ya en los años de la postguerra la fiesta adoptó un cariz de exaltación del franquismo potenciándose la vertiente religiosa hasta 1951 cuando se recuperaron tímidamente las actividades populares. No sería hasta 1957 con la llegada del mandato del alcalde Josep Maria de Porcioles que se pudieron recuperar varias muestras folclóricas incluso potenciando la fiesta como una muestra internacional de otoño. En 1959 se introdujo por primera vez la cabalgata. A partir de esta nueva etapa de recuperación y modernización la Mercè se convirtió en una fecha idónea para la inauguración de reformas urbanas o equipamientos de la ciudad, tradición que los alcaldes posteriores han continuado hasta la actualidad. En 1970, debido al desbordamiento del río Llobregat que ocasionó numerosas víctimas mortales, la Fiesta de la Mercè se suspendió. En 1971 tuvo el aliciente de conmemorar el primer centenario de la fiesta bajo organización municipal.
Durante la Transición la Fiesta de la Mercè adoptó el actual formato moderno que nos ha llegado hasta la actualidad. El Ayuntamiento de Barcelona, bajo la alcaldía de Josep Maria Socías Humbert decidió transformar totalmente la fiesta mayor de la ciudad en una celebración donde las muestras de cultura popular y la ciudadanía tomaran la calle de manera lúdica, otorgando así un carácter eminentemente popular y de máxima participación ciudadana. Por ello el Consistorio barcelonés encomendó la tarea de diseñar la fiesta a un grupo reducido de activistas culturales, que tomó como modelo las celebraciones tradicionales de villas vecinas que aún se mantenían, sobre todo de las comarcas del Garraf y de l'Alt Penedès. A partir de 1977 el pregón en el Saló de Cent de la Casa de la Ciutat que da salida a los actos festivos de la Mercè y que habitualmente pronunciaban ministros y regidores, pasó a ser leído por personajes famosos e ilustres procedentes de ámbitos diversos, sobretodo del arte, la cultura y el activismo. El primero fue el dramaturgo y guionista Josep Maria Benet i Jornet. En 1978 nació el Correfoc por la Fiesta de la Mercè de ese año y desde entonces forma parte de los actos, en 1979 se organizó la primera Cursa de la Mercè que desde entonces viene celebrándose, en 1980 se creó en el marco de la fiesta la Mostra de Vins i Caves de Catalunya y desde 1995 se clausuran los actos festivos en la fuente mágica de Montjuïc (salvo el año 2004 que se hizo en el Fòrum) con el espectáculo Piromusical que combina sincronizadamente música y fuegos artificiales.
La variedad de espectáculos ha tenido como consecuencia la creación de festivales dentro de la Mercè como son el Barcelona Arts Música, el Acció Cultura Viva, el Mercè Música y el Mercè Arts de Carrer. Otro aspecto a destacar es la cartelería, que desde 1978 rompió con el concepto clásico y dio lugar a diseños más vanguardistas y rupturistas por parte de prestigiosos artistas, lo cual cada año es motivo de polémica y controversia entre defensores y detractores.
Fotos: A la Premsa d'Aquell Dia, Ajuntament de Barcelona, Boule (Timeout), Arxiu Fotogràfic del Centre Excursionista de Catalunya, Clara Ferrer (Casa de la Seda), Fons Família Cuyàs-Institut Cartogràfic i Geològic de Catalunya (ICGC), Lluís Girau Iglésias, Pep Herrero (Institut Barcelona Sports), RTVE.