miércoles, 24 de julio de 2024

Barcelona, ciudad cervantina


Recientemente el Ayuntamiento de Barcelona y el Instituto Cervantes han acordado colaborar en potenciar y consolidar Barcelona como ciudad cervantina en la Reunión Anual de Directores de la citada institución y que ha presidido S.M. la Reina Letizia. Para ello el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, ha anunciado la creación de un premio de investigación dotado con 6.000 euros que estudie la relación que tuvo el escritor universal Miguel de Cervantes Saavedra con Cataluña en general y con la capital catalana en particular. Podrán participar tanto investigadores como docentes universitarios y el resultado final será editado por las Publicacions de l’Ajuntament de Barcelona. Además, para el próximo año se albergará del 18 al 25 de marzo la reunión de la red de ciudades cervantinas, que sumarán un total de 32 localidades tanto españolas como hispanoamericanas. Se espera un 2025 muy interesante, si bien no quedará exento de controversias partidistas a favor y en contra. Barcelona le debe mucho a Cervantes, para bien de muchos y para desgracia de otros.


Sin duda la principal y gran aportación de Cervantes a Barcelona fue dar a conocer la ciudad en la literatura española tanto en todo el país como en el extranjero. A pesar de existir precedentes literarios anteriores no fue hasta la publicación de “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha” que se ofreció una visión más completa, definitiva que incorpora numerosos hechos históricos así como infinidad de detalles que de algún modo ayudaban a comprender el contexto político, social, económico y cultural barcelonés. Sobre las estancias de Cervantes en Barcelona hay numerosas versiones. Una de ellas asegura que permaneció fugazmente en 1569 a los 22 años de edad en escala de un viaje a Italia huyendo fugitivo de la justicia. Otra teoriza que llegó en 1571 con las tropas de Miguel de Monteada rumbo a Lepanto y, finalmente, la más extendida, que se asentó en verano del año 1610. Sí que se puede asegurar que el hecho de haber vivido en primera persona las fiestas de San Juan y la entrada de Don Juan de Austria en la ciudad le influyó decisivamente en el momento de redactar la segunda parte de su mítica novela a modo de contestación a la secuela apócrifa escrita por un tal Alonso Fernández de Avellaneda.


En su magna obra “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”, la segunda parte consta de 72 capítulos, de los cuales 5 (del 61 al 65) transcurren en la ciudad de Barcelona. Ahí es donde encontramos el famoso párrafo donde describe la capital catalana como “archivo de la cortesía, albergue de los extranjeros, hospital de los pobres, patria de los valientes, venganza de los ofendidos, y correspondencia grata de firmes amistades; y en sitio y en belleza, única”.
No es la única novela donde hace referencias a Barcelona. En su obra “Las dos doncellas” (del tomo de las 'Novelas ejemplares') dice textualmente un párrafo: “Admiroles el hermoso sitio de la ciudad, y la estimaron por flor de las bellas ciudades del mundo, honra de España, temor y espanto de los circunvecinos y apartados enemigos, regalo y delicia de sus moradores, amparo de los extranjeros, escuela de la caballería, ejemplo de lealtad, y satisfacción de todo aquello que de una grande, famosa, rica y bien fundada ciudad puede pedir un discreto y curioso deseo”.


No estamos hablando de un escritor cualquiera sino de un escritor universal que publicó una obra universal como es “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”, de modo que un libro de tal categoría patrimonio cultural de la humanidad haga referencia a Barcelona es (o debería ser) motivo de orgullo y razón más que suficiente como para estarle agradecido y en deuda. Ahora bien, la importancia no es tanto acerca de qué aportó personalmente sino más bien cuáles fueron las consecuencias del paso de Cervantes por Barcelona, es decir, su legado desarrollado desde entonces hasta la actualidad.
1. Biblioteca de Catalunya. Allá existe la Sala Cervantina donde se halla una de las mejores colecciones existentes sobre Cervantes. Tiene su origen en la donación hecha por el bibliófilo barcelonés Isidre Bonsoms, de unos 3.400 volúmenes. Contiene obras en lengua castellana, traducciones, obras de carácter biográfico y crítico-literario cervantino, obras inspiradas o adaptadas de sus obras e iconografía cervantina. Consta aproximadamente de 9.000 volúmenes. Incluye las primeras ediciones de todas las obras cervantinas salvo de “La Galatea” de la que hay un ejemplar de la segunda edición. Destacan, entre otras, las seis primeras ediciones de “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha” de 1605 y traducciones de las obras de Cervantes en más de 40 lenguas. En 2016 se incorporó el archivo de la Asociación de Cervantistas.


2. Espacios públicos. En la actualidad Barcelona tiene dedicada una humilde calle de Cervantes (de mediados del siglo XIX) en el Barrio Gótico, además del parque de Cervantes (de 1965) en la zona universitaria al final de la avenida Diagonal, que incluye el paseo de Don Quijote (de 1990). Muy cerca del parque existe un bloque de viviendas llamado “Torre Cervantes”, de 1964, obra de Antoni Bonet Castellana. En la calle de Sant Pere més Baix hay una escuela Cervantes de educación infantil y primaria y en la calle de Mallorca la escuela de idiomas Don Quijote que imparte cursos de castellano o español para extranjeros.
3. Imprentas y editoriales. En Barcelona se editaron las dos partes de la citada novela por primera vez de manera completa en 1617. Posteriormente lideró la producción de numerosas ediciones, muchas de ellas de gran calidad y extraordinaria belleza. Desde entonces la capital catalana impulsó más que nunca su hegemonía como capital de la industria del libro no solo en catalán sino también en castellano. En la actualidad Barcelona concentra más del 50% de la producción literaria de toda España.
4. Instituto Cervantes. Fundado en 1991, es una institución pública que promueve la enseñanza de la lengua española y de las lenguas cooficiales para la difusión de la cultura española e hispanoamericana. En Barcelona ha realizado diversas actividades culturales y ofrece en numerosas academias la enseñanza del castellano o español para extranjeros así como la prueba de Conocimientos Constitucionales y Socioculturales de España (CCSE).


5. Monumentos. La ciudad contiene como homenaje a Cervantes un obelisco en el Poble Espanyol de Montjuïc, un busto en la Fundació Tàpies y una discreta placa conmemorativa ubicada en el parque de Cervantes colocada en el año 2005 en el cuarto centenario de la edición de su mítica novela. Con respecto al personaje de Don Quijote existe en el Ayuntamiento de Barcelona una sala decorada con varias escenas de la obra y una escultura obra de Juli Gargallo expuesta en el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC).
6. Publicaciones. Existen numerosos libros, ensayos y estudios relativos a la estancia de Miguel de Cervantes en Barcelona así como de los capítulos relativos a Don Quijote en la ciudad. Destacan autores como Aureli Capmany, Blanca Bravo, Carme Riera, Emili Pi i Molist, Francesc Carreras Candi, García Espuche, Joan Manuel Soldevila, Joan Suñé Benagues, Jordi Bilbeny, Luis G. Manegat, Manuel de Montoliu, Manuel Durán i Samper, Martí de Riquer y Rubió i Lluch, entre otros. Este hecho demuestra el claro interés desde Cataluña por estudiar e interpretar la figura y genio de Cervantes por parte de historiadores y demás intelectuales.
7. Rutas cervantinas. La presencia de Cervantes en Barcelona ha llevado a definir rutas urbanas de gran interés histórico y cultural que reúne lugares como la montaña de Montjuïc, el Palau de Mar, la Facultad de Náutica, el Pla de Palau, la Casa de Cervantes (en el número 2 del paseo de Colón), el Carrer Ample (Calle Ancha), la Imprenta Sebastián de Comellas, la Catedral de Barcelona, el barrio del Call, el Ayuntamiento de Barcelona, la calle de Perot lo Lladre, la Biblioteca de Catalunya (antiguo hospital de la Santa Creu) y las Drassanes (Reales Atarazanas). Una parte de los citados espacios fueron los escenarios de su magna novela.


8. Sant Jordi, la Diada del Libro. Cervantes es responsable de dar fecha a la diada más tradicional y universal de Cataluña, desde 1995 Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor por la Unesco. Debemos remontarnos al año 1923 cuando el escritor y editor valenciano Vicent Clavel Andrés, entonces establecido en Barcelona y director de la Editorial Cervantes propuso a la Cámara Oficial del Libro de Barcelona y al Gremio de Editores y Libreros organizar una fiesta para apoyar y distribuir libros en Cataluña. La fecha seleccionada fue el 7 de octubre de 1926 y bautizada como Fiesta del Libro Español. En 1929, con motivo de la Exposición Internacional de Barcelona las librerías salieron a las calles a ofrecer una muestra de las publicaciones a la venta. Ello tuvo tanto éxito que el gobierno de Dámaso Berenguer tomó la decisión de cambiar la fecha para el 23 de abril, una efeméride que coincidía con el aniversario de la muerte de Cervantes, si bien está comprobado que eso no es cierto, pues falleció el día 22 de abril de 1616 y el día 23 hace referencia en realidad a su funeral y entierro.


Cervantes, igual que el resto de personajes que se puedan catalogar como universales, al margen de su nacionalidad y de la época en que vivió, es en realidad patrimonio de toda la humanidad y de todos los tiempos. Que nadie se engañe ni ponga excusas injustificables, si personajes extranjeros de la historia que jamás llegaron a pisar Barcelona se les ha hecho un reconocimiento mediante la dedicación de un espacio público o bien un monumento, no hay duda de que Cervantes, que tan bien habló de la capital catalana deshaciéndose en elogios, con muchos más motivos merece ser reconocido con un cálido homenaje y tenido en mayor presencia en el presente y para la posteridad. Por este motivo y por su legado, Barcelona merece ser ciudad cervantina e, insisto, mucho le debe a Cervantes.

Fotos: Biblioteca de Catalunya, Instituto Cervantes, Jaume Pahisse, Jordi Ferré.