domingo, 28 de abril de 2024

Las instalaciones de abastecimiento de agua de la Trinitat (IV). La Central del Besòs (actual ETAP)


Continuando de los anteriores artículos ya publicados y tras haberse explicado la historia de la Casa de l’Aigua de la Trinitat Vella y la Casa de l’Aigua de la Trinitat Nova, ambos actualmente conjuntos patrimoniales, merece la pena conocer unas instalaciones más antiguas que las citadas y que sin embargo, todavía continúan en activo: la Central del Besòs, actualmente Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP). Los orígenes se remontan a la segunda mitad del siglo XIX, con la constitución en Lieja (Bélgica) el 19 de junio de 1867 de la Compagnie des Eaux de Barcelone, formada con las aportaciones de Crédit Général Liégeois, Compagnie Générale des Conduites d'Eau y otros capitales belgas y franceses. Su objetivo era dotar al nuevo barrio del Eixample de la infraestructura de abastecimiento de la que carecía Barcelona hasta entonces. El 14 de mayo y el 15 de octubre de 1881, las sociedades Crédit Général Liégeois y Lyonnaise des Eaux (ahora integrada en Suez Environnement) concluyeron con la Compagnie des Eaux de Barcelone unos acuerdos en virtud de los cuales esta última empresa aportaría todos los sus activos en una nueva sociedad que se fundaría en París. Efectivamente, la Compagnie des Eaux de Barcelone fue adquirida por capital francés y así se constituyó en París (con sede en Rue Grammont, 17-19) el 20 de enero de 1882 la Société Générale des Eaux de Barcelone (SGAB), con un capital social de 4.500.000 francos franceses repartido en 9.000 acciones de 5.000 francos franceses cada una. El 3 de marzo siguiente se aprobaron los estatutos. Poco a poco mediante la progresiva adquisición de distintas sociedades explotadoras y distribuidoras de agua se convirtió en la empresa más capacitada para atender al conjunto de abastecimiento de toda la ciudad. De este modo acabó dominando la totalidad de las empresas privadas y pudo establecer su propia estrategia sin miedo a la competencia.


El conjunto de las captaciones pasó de 15.000 metros cúbicos en 1890 a 81.000 en 1910, completándose el sistema de elevaciones que en 1905 culminaría en la Torre de las Aguas del Tibidabo que garantizaba el agua a cualquier punto del municipio de Barcelona, con independencia de su altura. En 1909 inauguraron la central de Cornellà de Llobregat para impulsar el agua de los acuíferos del río Llobregat, así como la conexión y depósitos de Esplugues de Llobregat y Sant Pere Màrtir en la sierra de Collserola. Esta infraestructura tuvo como resultado la apertura de la carretera de las Aigües.
La Société Générale des Eaux de Barcelone, con el propósito de procurar un aumento en la cantidad de agua disponible, en terrenos del marqués de Santa María de Barberà a caballo de la carretera de Ribes y las vías ferroviarias de la compañía MZA, limitado por el río Besòs, construyó la Central del Besòs. Una Real Orden de 13 de junio de 1879 permitió la extracción de aguas freáticas del río Besòs. Entre 1890 y 1897 se erigió el conjunto, de 2.569 metros cuadrados de superficie que constaba de 13 edificaciones de obra vista, de las cuales 2 eran para viviendas del guarda y empleados (talleres y habitaciones), 4 servían para almacén (carbonera) y las 7 restantes para usos industriales relacionados con la elevación del agua. Además de impulsar las aguas del acueducto de Dos Rius, posteriormente se realizó una conexión con el acueducto del Baix Vallès para aumentar también la impulsión de las aguas de esta otra infraestructura.


Había dos grandes pozos filtrantes y otro reserva con capacidad para aflorar hasta 30.000 metros cúbicos diarios. Actuaba como instalación de extracción y elevación. Un elevador impulsaba de 18.000 a 22.000 metros cúbicos diarios de agua captada del acueducto de Dos Rius y otro más potente de 22.000 a 26.000 metros cúbicos diarios. Un edificio contenía tres grupos elevadores de vapor y una batería de ocho calderas y otro acogía a otro grupo elevatorio de menor potencia para extraer en caso de necesidad una cantidad supletoria de 6.000 a 9.000 metros cúbicos diarios. El carbón que consumían dichas calderas fue inicialmente asturiano e inglés (1901) y posteriormente alemán (1903). La elevación de las aguas se hacía mediante un sifón. En la montaña de Torre Baró había, además, una pequeña estación elevadora destinada a abastecer a los barrios situados geográficamente a mayor altitud, capaz de bombear hasta 2.700 metros cúbicos al día. La nueva Central del Besòs disponía de un apartadero de vías de la compañía ferroviaria MZA para facilitar el transporte de material y combustible por ferrocarril.


El 24 de junio de 1920 la Société Générale des Eaux de Barcelone pasó a manos de capital español tras la adquisición de la totalidad de las acciones de la sociedad francesa. La operación fue gestionada por la Sociedad Anónima Arnús Garí y supervisada por Josep Garí y Gimeno. Contó con el apoyo del antiguo concejal de la Lliga Regionalista y abogado Josep Rogent i Pedrosa y del abogado y consejero de la empresa Amadeu Hurtado. Hubo además el apoyo financiero del Banco Hispano Colonial con un 13% del capital aportado, el Banco de Barcelona con un 18%, el Banco de Bilbao con un 15%, la Sociedad Anónima Arnús Garí con un 29%, la Banca Arnús con un 12% y el Sindicato de Banqueros de Barcelona, S.A. con un 12%. El valor de la compraventa alcanzó los 45 millones de pesetas y la nueva sede se situó en el número 39 del paseo de Sant Joan, iniciando además su cotización en bolsa. Desde entonces cambió su denominación por Sociedad General de Aguas de Barcelona (SGAB). Inicialmente, su gestión se basó en fortalecer la estructura empresarial con el acuerdo de unificación con la concesionaria del Llobregat, la diversificación del ámbito de negocio hacia otros servicios públicos aparte del abastecimiento de agua y la búsqueda de recursos financieros para hacer frente a inversiones y a la modernización de infraestructuras e instalaciones.


A partir de 1914 entraron en funcionamiento los primeros equipos eléctricos dotados de una potencia de 1.700 CV mientras que se mantuvieron en reserva los de vapor. Para ello se habilitó una gran nave que albergaría los nuevos transformadores. A pesar de la modernización de las infraestructuras y el aumento del consumo no se incrementó el suministro ni se planteó la municipalización de la SGAB, la cual vio a partir de 1933 un notable incremento de la demanda de agua debido al aumento del número de abonados.
Al estallar la Guerra Civil la SGAB se colectivizó pasando al control obrero y cambiando la denominación por Sindicato Obrero de las Aguas de Barcelona. Con la nueva gestión se intentó garantizar el abastecimiento en la medida de lo posible, incluso ofreciéndola de forma gratuita para las personas más desfavorecidas. Sin embargo los bombardeos sobre la ciudad dañaron algunas infraestructuras, hecho que dificultó cada vez más el suministro a la ciudad.
Ya en la posguerra el sistema de abastecimiento volvió a ponerse en funcionamiento aunque con problemas técnicos. Después de haber recibido una nueva concesión para captar el agua superficial del río Llobregat, en 1955 la SGAB inauguró la estación de tratamiento de agua potable de Sant Joan Despí y en 1961 fundó el Centro de Estudios e Investigación y Aplicaciones del Agua para contribuir al conocimiento, investigación y divulgación de aspectos relacionados con el ciclo integral del agua. Los acueductos de Dos Rius y del Baix Vallès por su obsolescencia dejaron de funcionar en el momento en que entró en funcionamiento la moderna red de abastecimiento de aguas del río Ter.


La Central del Besòs, debido a la elevada contaminación del río Besòs, fue clausurando progresivamente sus instalaciones a partir de 1980. Las aguas que captaban sus pozos presentaban niveles de sustancias tóxicas y microorganismos nocivos muy por encima de los establecidos por la legislación de la época. En 1995 dejó de funcionar el acuífero del Besòs y dos años después se puso en marcha un proyecto de reutilización de las aguas subterráneas del río que culminó en 2002 con la inauguración de la nueva estación de tratamiento del acuífero del Besòs ubicada en la misma Central del Besòs. Se aplicó tecnología de ultrafiltración con capacidad para tratar hasta 45.000 metros cúbicos al día. En 2008 llegaron a potabilizarse hasta 28.000 metros cúbicos diarios. Su puesta en servicio permitió controlar el nivel freático del acuífero y ahorrar muchas extracciones necesarias para evitar inundaciones en el metro y en los aparcamientos. Actualmente lo que ha sobrevivido del Rec Comtal preserva el nivel ecológico del río Besòs, mantiene el Parc Fluvial del Besòs gracias a un sistema de reconducción de aguas de la acequia al río y sus aguas pueden ser potabilizadas gracias a los modernos sistemas de ósmosis inversa y nanofiltración de la Central del Besòs.


La última acción ha sido la ampliación de las instalaciones y que una vez las obras estén finalizadas en verano del presente año, con vistas a hacer frente a la actual sequía será posible triplicar la capacidad de regeneración actual produciendo de 300 litros de agua regenerada por segundo a un total de 900.

Fotos: Archivo RTVE, Arxiu Històric de Roquetes-Nou Barris, Associació del Museu de la Ciència i de la Tècnica i d’Arqueologia Industrial de Catalunya, Ricard Fernández Valentí.

martes, 23 de abril de 2024

Feliz Diada de Sant Jordi 2024


Amigos y amigas:

A caballo entre la primavera y el verano volvemos a disfrutar de uno de los días más entrañables del año: Sant Jordi, Diada del Libro y de la Rosa, un acontecimiento que pese a no ser oficialmente festivo contiene todos los ingredientes propios de una festividad.

El 23 de abril es una de las pocas jornadas que se pueden vivir en un sentido más amplio de forma más comunitaria. Y es que a pesar de los intentos de politización y la presencia de elementos políticos, no ha generado división y enfrentamiento social, de modo que todo durante esta diada todo el mundo forma parte de un mismo equipo humano sin distinciones ni exclusiones. Recomiendo por ello a todo el mundo que disfrute del Sant Jordi, que compre y obsequie con una rosa a las personas que más ama como un gesto de amor, de fe, de confianza, de compromiso y de lealtad. Rara vez una tradición tan clásica ha sido capaz de sobrevivir a los tiempos modernos y adaptarse a las convenciones del siglo XXI. Igualmente, invito a visitar los expositores de libros de las ferias y paradas instaladas a pie de calle y que tanto llenan de vida. Recordemos que los libros son el arma más inofensiva y a su vez la más poderosa para combatir la ignorancia y la incultura por otorgar capacidad de criterio, estimular la inteligencia y no dejarse engañar por aquellos que nos quieren tener sometidos a la su voluntad.

En tiempos presentes en los cuales las letras parecen estar desprestigiadas en favor de un mundo tecnificado donde la ciencia quiere acapararlo todo, es necesario fomentar el hábito de la lectura para volver a colocar a las humanidades y las ciencias sociales donde merecen estar y reconocer sus aportaciones a un mundo cada vez más globalizado y artificial, donde se libra una guerra entre quienes defienden la uniformidad y quienes abogan por la diversidad. No necesariamente debemos dejarnos llevar por las modas y las novedades literarias, sino que también es importante poder leer lo que nos gusta, nos motiva y nos estimula, sean libros nuevos o viejos. Cada obra leída constituye un tiempo aprovechado de nuestra vida y un paso más hacia delante en nuestra evolución como personas. A mayor lectura más democracia porque la cultura adquirida de los libros democratiza a la sociedad y la hace más libre.

Desde aquí y a título personal quiero pedir a todas las instituciones que dejen de lado sus diferencias y continúen con la propuesta de convertir la diada de Sant Jordi en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, especialmente por los valores que representa y por los beneficios culturales que tendría socialmente a nivel mundial. Sería, en definitiva, fomentar el crisol de nuestra diversidad cultural y su conservación, una garantía de creatividad permanente y una fuerza motriz para las culturas vivas. No desperdiciemos esta oportunidad.

Aprovecho finalmente la ocasión para agradecer a aquellas personas que leen mis artículos en el blog y compran mis publicaciones y desear a todo el mundo un FELIZ SANT JORDI 2024.

sábado, 20 de abril de 2024

Las instalaciones de abastecimiento de agua de la Trinitat (III). La Casa de l'Aigua de la Trinitat Nova


Continuando de los dos anteriores artículos y tras haberse explicado la historia de la Casa de l’Aigua de la Trinitat Vella correspondería dedicar un capítulo al otro conjunto vecino erigido también como consecuencia de esta urgente modernización de la infraestructura de abastecimiento de agua a raíz de la epidemia de fiebre tifoidea: la Casa de l’Aigua de la Trinitat Nova. Al otro lado de la carretera de Ribes, donde actualmente se encuentra el barrio de la Trinitat Nova, muy cerca del popular Chalet de la Trinidad se construyó el segundo conjunto de edificaciones pensada para que el agua que llegaba por bombeo tuviera suficiente inercia para después ser enviada hacia la red urbana de suministro. El 28 de mayo de 1915 se realizó la compra de unos terrenos a su propietario, Manuel María de Sivatte Llopart. La construcción, bajo la supervisión del arquitecto municipal Pere Falqués i Urpí, corrió a cargo de Fomento de Obras y Construcciones. La recepción de las obras tuvo lugar el 11 de febrero de 1920. El resultado fue un recinto cerrado de 6.800 metros cuadrados con dos edificaciones de obra vista y estilo modernista tardío, de planta baja, colocadas perpendicularmente entre sí. Ambas construcciones tenían como aspectos comunes una cubierta a dos aguas limitadas por sendos cabeceros y por cornisas perimetrales escalonadas de ladrillo visto y coronadas por elementos cerámicos. Las fachadas laterales se abrían mediante una galería de arcos de medio punto enmarcadas por ladrillo visto, mientras que en las fachadas principales la arcada era única.


El edificio más pequeño, de 4,5 por 4,5 metros, se empleó como pequeño almacén para los instrumentos de medida y como casa de vigilancia del guardia. El edificio más grande, de 12 por 4,5 metros, albergaba en su sótano un depósito de primera elevación de 10.000 metros cúbicos de capacidad, 71 metros de largo y 45 de ancho, con 47,5 metros de solera sobre el nivel del mar, una altura de 3,5 metros y una capa de 50 centímetros del suelo por encima. Se dividió en dos compartimentos mediante un muro transversal. Una galería perimetral permitía revisar eventuales filtraciones del agua. El depósito contaba además con una cámara de maniobras y una cubeta de aforo para recibir las aguas provenientes de la galería. El hecho de estar construido con hormigón supuso un gran avance tecnológico para la época. En la planta baja había una piscina con un sistema de muros para sacar del depósito de agua el agua que había entrado en primer lugar evitando así el estancamiento. La tubería metálica de salida recorría 123 metros regresando por la galería hasta encontrar el comienzo de la conducción del acueducto Baix de Montcada. En 1919 se instaló un innovador dispositivo de esterilización del agua que la trataba con una solución de hipocloritos. De la maquinaria interior se encargaron los ingenieros industriales Felip Steva y Joan Sitjes.


Este conjunto de la Trinitat Nova estaba comunicado con el de la Trinitat Vella mediante una galería subterránea bajo la carretera de Ribes y la línea ferroviaria de Caminos de Hierro del Norte de España. La nueva infraestructura de abastecimiento permitió la potabilidad de agua desde Montcada i Reixac hasta Barcelona incrementando la presión, pero el volumen aportado y la distribución continuó siendo prácticamente el mismo, por lo que el Eixample quedó sin suministro municipal. Con el paso de los años se fueron introduciendo mejoras técnicas. A partir de 1935 se sustituyeron las bombas de vapor por nuevas y modernas electrobombas. A pesar de la modernización de las infraestructuras y el aumento del consumo, no se aumentó el suministro ni se planteó la municipalización de la Sociedad General de Aguas de Barcelona (SGAB), que vio a partir de 1933 un notable incremento de la demanda de agua tras aumentar el número de abonados. Al estallar la Guerra Civil la SGAB se colectivizó pasando a manos de control obrero y cambiando la denominación por Sindicato Obrero de las Aguas de Barcelona. Con la nueva gestión se intentó garantizar el abastecimiento de agua en la medida de lo posible, incluso ofreciéndola de forma gratuita para las clases sociales más desfavorecidas. Sin embargo, los bombardeos sobre la ciudad dañaron algunas infraestructuras, lo que dificultó cada vez más el suministro a la ciudad. Ya en la posguerra el sistema de abastecimiento volvió a ponerse en funcionamiento aunque con problemas técnicos. A partir de los años cincuenta, la contaminación progresiva del río Besòs no garantizaba una buena calidad de las aguas, especialmente en lo que se refiere a la captación de aguas subterráneas y su depuración, generalmente mediante la cloración por cloro gas o por derivados del cloro.


El 25 de septiembre de 1962 hubo una riada originada por grandes precipitaciones que desbordaron los ríos Llobregat y Besòs y sus afluentes en las partes más bajas, provocando una avenida torrencial de agua que causó 700 víctimas mortales y muchas pérdidas materiales. Como resultado la mina de Montcada quedó muy dañada y llena de tierra, por lo que tuvo que ser reparada y limpiada, si bien a pesar de los trabajos realizados y la participación económica del Ayuntamiento de Barcelona y la Junta de la Acequia, el agua perdió gran parte de su calidad. El 30 de noviembre siguiente se restableció el suministro hídrico de la mina aunque ello duró poco debido a los problemas de contaminación del río Besòs, obligando así al cierre definitivo de la mina y a depender de las posibilidades ofrecidas por los pozos de Montcada. En invierno de 1964 una fuerte e inusual nevada precipitó el cese de las máquinas de vapor extractoras del agua de las minas de la Casa de l’Aigua de Montcada i Reixac.


Ante la previsión de falta de agua por posibles averías de las instalaciones extractoras se construyó una nueva conducción entre la Casa de l’Aigua de la Trinitat Vella y la central de Sant Adrià de Besòs, propiedad de la SGAB. En 1967 entró en servicio dicha conexión que formaba parte de la infraestructura del río Ter. En ese mismo año, con motivo de las obras de construcción de la avenida Meridiana la casa del guardia fue derribada. Desde ese momento el suministro de la cuenca del Besòs finalizó definitivamente. Para completar la llegada de las aguas del río Ter a Barcelona se construyó en el barrio de la Trinitat Nova la Estación Distribuidora de la Trinidad. El 7 de febrero de 1973, el ministro de Obras Públicas Gonzalo Fernández de la Mora inauguró las nuevas instalaciones. Con un presupuesto de 556 millones de pesetas, tenía por función repartir, regular y entregar a los distintos pisos de presión de la red arterial de Barcelona el agua procedente de la estación de tratamiento de agua potable del río Ter.


A raíz de los informes negativos sobre la calidad del agua de los pozos de Montcada, el 31 de marzo de 1989, la Casa de l’Aigua de la Trinitat Nova dejó de funcionar definitivamente. Sin embargo, permanecieron en buen estado de conservación mientras estuvieron bajo la protección de un vigilante de seguridad que velaba por los dos edificios. El Arxiu Històric de Roquetes-Nou Barris aprovechó la ocasión para organizar una visita y conocer el interior, una experiencia bastante interesante que sirvió para realizar un reportaje fotográfico que reflejara el aspecto original de aquella infraestructura. Desgraciadamente la vigilancia fue retirada y una vez ambos edificios permanecieron abandonados, enseguida cayeron en un proceso de degradación y de ataques vandálicos que ocasionaron importantes destrozos. En el exterior, el muro del recinto también resultó dañado a causa de unas obras que se hacían en el exterior. Tanto el Arxiu Històric de Roquetes-Nou Barris como las entidades de la Trinitat Nova, con el apoyo también de otras asociaciones y entidades vecinales y culturales de Nou Barris, denunciaron al Ayuntamiento de Barcelona la situación de dejadez y reclamaron su recuperación como equipamiento cultural para el barrio.


En 1997 se puso en marcha el Pla Comunitari de la Trinitat Nova, una red de propuestas y actuaciones promovidas por asociaciones vecinales y entidades con la colaboración de algunos servicios y administraciones públicas, cuyo objetivo es conocer las necesidades y potencialidades en todos los ámbitos con el fin de progresar en la mejora de la calidad de vida colectiva de los barrios. La recuperación de la Casa d l’Aigua formó parte de este plan. Años después, las reivindicaciones vecinales y del Arxiu Històric de Roquetes-Nou Barris y las negociaciones con el Distrito de Nou Barris permitieron llegar a unos primeros acuerdos. Por este motivo, se procedió a la limpieza tanto interior como exterior de ambos edificios y también de los alrededores. Después, a partir del 2007 se completó la reforma y se dividieron y sortearon una treintena de parcelas de cultivo entre las personas mayores del barrio. Además se plantó un jardín de flores y hierbas aromáticas sobre la cobertura del depósito de aguas. Después de un año de obras de rehabilitación y una inversión de 3,9 millones de euros, el 21 de marzo de 2015 tuvo lugar la inauguración oficial de la reapertura del conjunto como espacio cultural y cívico y centro de educación ambiental. Ambos edificios se unieron mediante un pasillo de cristal y se cubrió la piscina de cloración de agua para ganar en el interior más espacio para desarrollar actividades. En cuanto a los sótanos, se recuperó el sistema de depósito y canalización de agua y se rehabilitó el túnel que conecta con el conjunto de la Trinitat Vella bajo la avenida Meridiana. Los jardines exteriores se acondicionaron tanto para facilitar el acceso al recinto como para que el vecindario del barrio pudiera realizar actividades y celebraciones al aire libre.


Paralelamente, el paisaje de los alrededores cambió por completo para convertirse en un gran jardín con un mirador que cuelga sobre las autopistas de entrada a la ciudad, junto con la reforma del Puente de Sarajevo que conecta la Trinitat Nova con la Trinitat Vella, ampliando su superficie y ajardinándolo. Desde entonces y hasta la actualidad ha habido distintas empresas encargadas de gestionar este equipamiento para programar actividades culturales y lúdicas así como exposiciones y visitas guiadas.

Fotos: Ajuntament de Barcelona, Gaceta Municipal de Barcelona, Joan Maymó.

jueves, 18 de abril de 2024

Las instalaciones de abastecimiento de agua de la Trinitat (II). La Casa de l'Aigua de la Trinitat Vella


Continuando con el anterior artículo que resumía la historia del abastecimiento de agua en Barcelona por la cuenca del Besòs desde la fundación de la Barcino romana hasta 1914, merece la pena centrarse en aquellas instalaciones surgidas como consecuencia de esta urgente modernización de la infraestructura a raíz de la epidemia de fiebre tifoidea y que actualmente forman parte del patrimonio histórico de la ciudad.
Para la construcción del conjunto posteriormente conocido como Casa de l’Aigua de la Trinitat Vella el Ayuntamiento de Barcelona había comprado en 1891 un solar ubicado entre la carretera de Ribes y el Rec Comtal. Este terreno, de 25.262 metros cuadrados de superficie y rodeado por un muro de 664,34 metros sirvió para emplazar a las instalaciones elevadoras. El portalón de entrada por la carretera de Ribes era una reconstrucción de lo que había existido en uno de los edificios de la Ciutadella y la verja de hierro era la que durante muchos años había sido colocada en la fachada principal de las Casas Consistoriales de la Ciudad.


Las obras se proyectaron pensando en la puesta en servicio del inacabado acueducto Alto de Montcada y que todos los servicios se concentraran en un mismo punto. El conjunto arquitectónico, de obra vista y estilo modernista tardío, fue diseñado por el arquitecto municipal Pere Falqués i Urpí. Todas las construcciones tenían como aspectos comunes una cubierta a dos aguas y por cornisas perimetrales escalonadas de obra vista coronadas por elementos cerámicos. Las fachadas laterales se abrían mediante una galería de arcos de medio punto enmarcados por ladrillo visto mientras que en las fachadas principales la arcada era única. Tanto de la maquinaria como de los aspectos técnicos y mecánicos se encargaron los ingenieros industriales Felip Steva y Joan Sitges. El presupuesto ascendió a 1.027.411,43 pesetas. Dentro del solar se construyeron los siguientes edificios:
1) La caseta de compuertas. Dispuesta para servir también a la segunda elevación, era un edificio bajo, intercalado en la mina antigua de modo que el agua de ésta penetraba en la casita por una de sus paredes y salía por la opuesta. En el otro sentido había aberturas iguales a éstas, todas de la misma sección de la mina que comunicaban con la cubeta de primera elevación. Llegaba el agua proveniente de la mina y los pozos de Montcada. Tenía unas dimensiones internas de 7 metros de largo, 5 metros de ancho y 10 metros de altura. Desde aquí, las compuertas distribuían el agua hacia la casa de máquinas o de primera elevación.


2) La casa de máquinas o de primera elevación. La función de este espacio era la de alojar los mecanismos de impulsión del agua hacia el depósito del conjunto posteriormente conocido como Casa de l’Aigua de la Trinitat Nova. Exteriormente el edificio tenía una altura de 4 metros y medio, pero desde el arranque de armaduras hasta el fondo de la cubeta (excavada en la roca dura, granito) había 12 metros. A ambos lados de la cubeta pasaba un colector para cada grado de elevación. Todo el interior, incluso la cubeta, la mina, los colectores, las paredes y las escaleras se revistieron de baldosas blancas y biselados con el propósito de provocar una sensación de limpieza, asepsia y placidez. La construcción de este edificio fue adjudicada a la empresa de Ramon Miralles Ferran el 14 de mayo de 1915 y la recepción de la obra el 17 de mayo de 1920. Tenía unas dimensiones de 18 metros de largo, 8 metros de ancho y 11 metros de altura, de los cuales 7,5 eran debajo del nivel del suelo. Las electrobombas servían para aspirar el agua e impulsarla hacia la tubería que había en la galería y que conectaba por debajo de la carretera de Ribes y las vías ferroviarias las dos instalaciones de la Trinitat. Las tres bombas en funcionamiento tenían capacidad para elevar 21.000 metros cúbicos de agua al día. El suministro del grupo motor de elevación fue el 28 de mayo de 1915 en F.Vives y la recepción de la obra el 15 de enero de 1919.


3) La casa de los transformadores. Se ubicó junto a la pared del recinto de fondo del solar, colindando con el Rec Comtal, lo cual impedía que las líneas de alta tensión atravesaran los terrenos. La corriente eléctrica se tomó de una línea de 11.000 voltios y se transformaba en el potencial medio de 210. El edificio tenía planta baja para los transformadores y los contadores, y primera planta para los dispositivos de entrada de corriente y los aparatos de protección.
4) La casa de almacén, de oficinas y taller, de estilo sencillo.
5) La casa del guardia. También de estilo sencillo, se ubicó en un espacio más elevado desde el cual se podían vigilar todas las instalaciones, concretamente sobre un muro de contención con escalinatas.
Para el futuro se previó una casa de máquinas de segunda elevación, una torre de agua para el servicio del solar y un pequeño edificio para la instalación meteorológica, todas ellas unas construcciones que, al no considerarse prioritarias, finalmente no se hicieron realidad. La nueva infraestructura de abastecimiento permitió la potabilidad de agua desde Montcada i Reixac hasta Barcelona incrementando la presión, pero el volumen aportado y la distribución continuó siendo prácticamente el mismo, por lo que el Eixample quedó sin suministro municipal.


Con el paso de los años se fueron introduciendo mejoras técnicas. A partir de 1935 se sustituyeron las bombas de vapor por nuevas y modernas electrobombas. A pesar de la modernización de las infraestructuras y el aumento del consumo, no se aumentó el suministro ni se planteó la municipalización de la Sociedad General de Aguas de Barcelona (SGAB), que vio a partir de 1933 un notable incremento de la demanda de agua tras aumentar el número de abonados. Al estallar la Guerra Civil la SGAB se colectivizó pasando a manos de control obrero y cambiando la denominación por Sindicato Obrero de las Aguas de Barcelona. Con la nueva gestión se intentó garantizar el abastecimiento de agua en la medida de lo posible, incluso ofreciéndola de forma gratuita para las clases sociales más desfavorecidas. Sin embargo, los bombardeos sobre la ciudad dañaron algunas infraestructuras, lo que dificultó cada vez más el suministro a la ciudad. Ya en la posguerra el sistema de abastecimiento volvió a ponerse en funcionamiento aunque con problemas técnicos. A partir de los años cincuenta, la contaminación progresiva del río Besòs no garantizaba una buena calidad de las aguas, especialmente en lo que se refiere a la captación de aguas subterráneas y su depuración, generalmente mediante la cloración por cloro gas o por derivados del cloro.


El 25 de septiembre de 1962 hubo una riada originada por grandes precipitaciones que desbordaron los ríos Llobregat y Besòs y sus afluentes en las partes más bajas, provocando una avenida torrencial de agua que causó 700 víctimas mortales y muchas pérdidas materiales. Como resultado la mina de Montcada quedó muy dañada y llena de tierra, por lo que tuvo que ser reparada y limpiada, si bien a pesar de los trabajos realizados y la participación económica del Ayuntamiento de Barcelona y la Junta de la Acequia, el agua perdió gran parte de su calidad. El 30 de noviembre siguiente se restableció el suministro hídrico de la mina aunque ello duró poco debido a los problemas de contaminación del río Besòs, obligando así al cierre definitivo de la mina y a depender de las posibilidades ofrecidas por los pozos de Montcada. En invierno de 1964 una fuerte e inusual nevada precipitó el cese de las máquinas de vapor extractoras del agua de las minas de la Casa de l’Aigua de Montcada i Reixac.


Ante la previsión de falta de agua por posibles averías de las instalaciones extractoras se construyó una nueva conducción entre la Casa de l’Aigua de la Trinitat Vella y la central de Sant Adrià de Besòs, propiedad de la SGAB. En 1967 entró en servicio dicha conexión que formaba parte de la infraestructura del río Ter. En ese mismo año, con motivo de las obras de construcción de la avenida Meridiana la casa del guardia fue derribada. Desde ese momento el suministro de la cuenca del Besòs finalizó definitivamente. Para completar la llegada de las aguas del río Ter a Barcelona se construyó en el barrio de la Trinitat Nova la Estación Distribuidora de la Trinidad. El 7 de febrero de 1973, el ministro de Obras Públicas Gonzalo Fernández de la Mora inauguró las nuevas instalaciones. Con un presupuesto de 556 millones de pesetas, tenía por función repartir, regular y entregar a los distintos pisos de presión de la red arterial de Barcelona el agua procedente de la estación de tratamiento de agua potable del río Ter.


A raíz de los informes negativos sobre la calidad del agua de los pozos de Montcada, el 31 de marzo de 1989 la Casa de l’Aigua de la Trinitat Vella dejó de funcionar definitivamente. Una vez clausurada, la Ley de Barrios de la Generalitat de 2006 incluyó la recuperación del conjunto patrimonial. Así, bajo el proyecto del arquitecto Alberto Aguirre se procedió a la rehabilitación de la casa de máquinas y la casa de compuertas. El 31 de mayo de 2008 se celebró la inauguración oficial. Concretamente la casa de máquinas se convirtió en una de las sedes de Trinijove, una fundación privada nacida en el barrio de la Trinitat Vella en 1985 especializada en la formación e inserción de colectivos con dificultades para acceder al mercado laboral y en riesgo de exclusión social. Con el paso de los años, la situación de abandono hizo que la casa del guarda acabara "okupada" por colectivos del Ateneu Llibertari, una entidad histórica en el barrio de la Trinitat Vella que ocupaba el edificio de forma irregular por compartir el espacio. El Ayuntamiento de Barcelona ofreció entonces la posibilidad de remodelar la casa mediante un taller ocupacional de Barcelona Activa sufragado con fondos del Pla de Barris de la Trinitat Vella. La operación incluyó, además de la restauración tanto del interior como del exterior, la mejora de los accesos al edificio que estaban muy deficientes.


El 27 de febrero de 2011 se inauguró en la casa del guarda con el nombre de Centre Cultural Frederica Montseny y desde entonces combina las actividades del Ateneu Llibertari con el de centro de interpretación histórica del suministro de agua a la ciudad, gestionado por el Museu d’Història de la Ciutat de Barcelona (MUHBA). Esta institución, de forma individual o conjunta con otras entidades colaboradoras, se encarga de programar actividades culturales y lúdicas como rutas guiadas, conferencias y exposiciones, generalmente con reserva previa.

Fotos: Ajuntament de Barcelona, Gaceta Municipal de Barcelona, Frederic Ballell, Memòria de Trinitat Vella (A.C.R.D.M.T.V.), Rafael Escudé, Ricard Fernández Valentí.

domingo, 14 de abril de 2024

Las instalaciones de abastecimiento de agua de la Trinitat (I). Los precedentes: del acueducto romano a la epidemia de 1914


Los orígenes del abastecimiento de agua en Barcelona se encuentran en la Barcino romana. La primera infraestructura hídrica fue un acueducto construido durante el siglo I el cual captaba las aguas del río Besòs y las llevaba hasta el castellum aquae ubicado en la torre izquierda de la puerta occidental de la muralla romana, donde actualmente se encuentra la Casa de la Ardiaca. El punto de captación se situó entre el Turó de Sant Joan, en Montcada i Reixac y el mismo río, efectuándose mediante surgencias (fuentes). Una presa o esclusa donde se acumulaba el agua iniciaba el recorrido del acueducto, en gran parte subterráneo, lo cual ayudaba a regular la pendiente y a la buena conservación del agua. El trazado seguía aproximadamente por el actual barrio de Can Sant Joan de Montcada i Reixac, por los actuales barrios de Vallbona y la Trinitat Vella, serpenteaba el llano de Barcelona por el actual trazado ferroviario comprendido entre Sant Andreu, La Sagrera y el Clot hasta adentrarse en la parte oriental del barrio de Sant Pere para llegar a la colonia romana de Barcino. Esta infraestructura probablemente se abandonó entre los siglos VIII y IX.

Restos del acueducto romano

A partir del siglo X se construyó una nueva infraestructura fruto de una nueva demanda de agua. Su origen se atribuye al conde Mir Geribert (954-966), hermano pequeño del conde Borrell II, de ahí que la conducción se conociera como Rego Mir. En esa época el principal abastecimiento hidrológico de la población barcelonesa procedía de los pozos que aprovechaban las aguas freáticas del subsuelo de la ciudad. Su recorrido se iniciaba en una esclusa que desviaba las aguas superficiales del río Besòs, atravesaba los futuros términos municipales de Sant Andreu de Palomar y Sant Martí de Provençals hasta adentrarse en la ciudad de Barcelona, cerca del Portal Nou, para desaguar entre la actual estación de Francia y el parque de la Ciutadella. Tenía una longitud de unos 11 kilómetros, una anchura de cauce de unos 2 metros con márgenes en ambos lados para inspección y mantenimiento más una pendiente entre el 1% y el 2%. Sus muros estaban construidos con sillares de piedra de Montjuïc unidos con mortero y el cauce en muchas zonas carecía de revestimiento. Las curvas de la canalización, coincidentes en buena parte con el recorrido del acueducto romano, seguían aproximadamente el trazado del desnivel geológico que dividía el llano de Barcelona en dos mitades, una más elevada hacia Collserola y otra más plana hacia el mar.

La Foradada de la Trinitat Vella, con la caseta de la compuerta
que desviaba el agua hacia el río Besòs

No fue hasta el año 1076 que por primera vez se le llamó Rec Comtal (Aqüeductum Comitale), siendo también conocida en el siglo XI como Rego Molinario debido a que a lo largo de su curso se instalaron numerosos molinos. A partir del siglo XIII se permitió el incremento de los cultivos, la producción artesanal y la actividad de los molinos. En el siglo XIV hubo preocupación por la contaminación de la acequia debido a los vertidos, lo que obligó a extremar su salubridad. En el siglo XV los terrenos regados superaban las 400 hectáreas y en 1458 se podían contabilizar 13 molinos harineros y 2 traperos, además de curtidurías y textiles en los barrios de la Ribera y de Sant Pere. Durante el período comprendido entre los siglos XV y XVII no hubo grandes transformaciones destacadas. La Alcaldía General, institución titular del Rec Comtal encargada de administrar el Real Patrimonio en Cataluña bajo la dinastía real de los Austria impulsó reformas en la acequia para conservar y mantener la conducción.

El Rec Comtal a su paso por la Monumental

En el siglo XVIII hubo un desarrollo productivo y comercial así como un incremento de la población. Ante la insuficiencia de caudal de agua y la imposibilidad de mejorar el rendimiento de las minas de Collserola el Consell de Cent aprobó en 1703 la construcción de un conducto cubierto desde el Rec Comtal a la altura del molino superior del Clot hasta el depósito de Canaletes en la torre de Sant Sever, después ampliado para atender el barrio del Raval. Pese a ello continuó el déficit hídrico porque la demanda superaba la oferta. Los problemas de escasez motivaron que el Real Patrimonio, el Ayuntamiento de Barcelona, los propietarios de las tierras de regadío y los concesionarios de los molinos acordaran en 1776 un nuevo sistema de captación para aumentar el caudal de la acequia. El maestro de obras Josep Mas propuso la construcción de una mina de agua filtrante bajo el río Besòs de 2.350 metros de longitud que aprovechara la corriente del agua y la permeabilidad de los terrenos del cauce fluvial. Las obras empezaron en 1778 y finalizaron en 1786. Desde entonces, el Rec Comtal trasladó su origen al Reixagó de Montcada donde se producía el reparto de las aguas entre el Ayuntamiento de Barcelona, los regantes del Rec Comtal y los propietarios de los molinos.

El Rec Comtal a su paso por Sant Andreu

A partir del siglo XIX el trazado vio modificado levemente su recorrido original debido al crecimiento urbanístico e industrial. Se mantuvo el cultivo intensivo pero la industria empezó a notar la falta de energía hidráulica, por lo que sólo se empleaba el agua para determinadas operaciones productivas. En 1822, gracias a que el momento político (el Trienio Liberal) lo hizo propicio, hubo un acuerdo entre los Ayuntamientos de Barcelona, Sant Andreu de Palomar y de Sant Martí de Provençals y los propietarios de las tierras de regadío para ampliar la mina de Montcada y construir un nuevo acueducto cubierto para mejorar el abastecimiento. Sin embargo, en 1823, con el retorno del régimen absolutista se paralizaron las obras, pero la urgente necesidad de atender el déficit hídrico obligó a conceder una ampliación de los metros cúbicos diarios de agua y a construir el citado acueducto, el cual se finalizó en 1826. El trazado se iniciaba en el Reixagó, en Montcada i Reixac, continuaba bajo los terrenos de la Horta La Ponderosa en Vallbona y proseguía bajo la actual calle del Torrent de Parera y la carretera de Ribes, en la Trinitat Vella. Seguía bajo la actual calle de Bartrina, la avenida Meridiana, las calles de Concepción Arenal y Freser y entre las actuales calles de Mallorca y Valencia hasta el repartidor de Jesús, ubicado entre el actual cruce de las calles del Consell de Cent y de Pau Claris, desde donde un par de ramales se dirigían hacia el casco antiguo de Barcelona y otro hacia Gracia, El Coll, Vallcarca y Els Penitents mediante ramificaciones.

El Reixagó, en Montcada i Reixac

En 1838 se constituyó la Sociedad de Propietarios Interesados en el Aprovechamiento del Agua de la Acequia Condal y sus Minas, formada por el Ayuntamiento de Barcelona, los propietarios de las tierras de regadío y los concesionarios de los molinos, salvo el Real Patrimonio. Una vez se aprobaron las Ordenanzas de 1842 y el Reglamento del 12 de junio de 1846 finalizó la despatrimonialización del agua de Montcada, si bien los interesados mantuvieron discrepancias entre ellos en cuanto a la gestión del agua y su dotación para la ciudad, los regadíos y los molinos. Durante el período de 1838-1839 se hizo una nueva ampliación de la mina de Montcada a pesar de la oposición del Real Patrimonio. En 1853 surgió un conflicto con Caminos de Hierro del Norte de España que exigió el desvío del trazado de la acequia, la construcción de puentes y la expropiación de tierras de cultivo. Incluso, en la década de los setenta del siglo XIX llegó a ser usuaria de las aguas del Rec Comtal y propietaria de tierras de regadío. Algo similar ocurrió con los terrenos por los que atravesaban las vías ferroviarias de la Compañía del Ferrocarril de Madrid, Zaragoza y Alicante (MZA).

La mina de Montcada en estado original

Con la aprobación del proyecto del Eixample en 1859 se planteó la construcción de un moderno sistema de abastecimiento de agua para la ciudad así como una nueva red de alcantarillado, pero a pesar de que surgieron varias propuestas ninguna se pudo materializar. El Ayuntamiento de Barcelona aprobó el 12 de febrero de 1878 la construcción de tres pozos cerca de la mina de Montcada para compensar el déficit hídrico que durante los meses de verano sufría el acueducto Baix de Montcada. El proyecto fue obra del arquitecto municipal Antoni Rovira i Trias. Las obras empezaron el 7 de abril siguiente y la inauguración oficial tuvo lugar el 21 de junio de 1879. El resultado fue el conjunto de la Casa de l'Aigua de Montcada, un recinto de unos 1.000 metros cuadrados ubicado entre las vías del ferrocarril de la compañía MZA y el río Besòs que incluía la casa del maquinista, la casa de los pozos, la casa de máquinas, y la sala de control. La nueva instalación al no estar sometida al régimen jurídico impuesto por la Junta de Prolongación de la Mina de Montcada ésta interpuso una demanda. Por todo ello, el suministro de agua en el Eixample continuó desatendido, lo que propició a la aparición de numerosas empresas privadas de explotación y abastecimiento de agua.

La Casa de l'Aigua de Montcada i Reixac

A raíz de la epidemia de cólera de 1885 se aceleraron los proyectos de mejora del abastecimiento de agua tomando como ejemplo las soluciones aportadas de otras ciudades europeas. Con motivo de la Exposición Universal de 1888 este interés se puso de manifiesto y en sesión del 29 de enero de 1891 el Ayuntamiento de Barcelona aprobó el "Proyecto para la unificación y elevación de aguas de Moncada", con un presupuesto de 1.140.259 pesetas. El proyecto, obra del arquitecto municipal Pere Falqués i Urpí, pretendía aprovechar todos los caudales municipales de Montcada i Reixac y construir una nueva red de conducción más segura que evitara las filtraciones y mejorara las condiciones de potabilidad del agua, la cual llegaría con mayor presión para distribuirla. Por tanto, era necesaria la construcción del nuevo acueducto Alt de Montcada, el cual se iniciaría en una estación elevadora ubicada sobre terrenos de la Trinitat. Cruzando bajo la carretera de Ribes y las vías ferroviarias de Caminos de Hierro del Norte de España llegaría a un depósito de primera elevación y finalizaría en un depósito de 30.000 metros cúbicos ubicado en Vallcarca, a 100 metros sobre el nivel del mar.

 
La sala de calderas y la sala de máquinas de la Casa de l'Aigua de Montcada

La canalización bajaría por debajo de la avenida de la República Argentina y el paseo de Gràcia donde se repartiría mediante la red independiente de las diferentes compañías suministradoras de agua potable. En el transcurso del proyecto surgieron varios problemas por derechos de paso y uso de terrenos así como contenciosos administrativos derivados de los pueblos del llano. En 1894 se desestimaron 19 recursos interpuestos por vecinos de Barcelona a cambio de que el proyecto se considerara obra pública, lo cual obligó al Ayuntamiento de Barcelona a someter el proyecto a aprobación del Gobierno. Ello dificultó el inicio de las obras pero gracias a la agregación de la mayoría de municipios del llano a la capital catalana muchos problemas se desencallaron. En 1904, el Ayuntamiento de Barcelona solicitó al Ministerio de Fomento la perforación del túnel bajo la carretera de Ribes y las vías ferroviarias de Caminos de Hierro del Norte de España. Por otra parte, la Société Générale des Eaux de Barcelone se negó a que se realizaran obras entre los acueductos del Baix Vallès y de Dos Rius. Además, pidió una concesión minera que impidiera realizar obras en terrenos de su propiedad, así como derechos preventivos sobre las aguas del Rec Comtal y en otros de la ciudad.

Construcción del Puente de los Tres Ojos

La construcción del acueducto comportó un pacto presupuestario entre los interesados. El primer tramo, de 6.642,61 metros de longitud, se materializó progresivamente mediante la subasta de 34 secciones, una de las cuales la construyó el Ayuntamiento de Barcelona. El último tramo de galería que daba al torrente de Calau, en la actual Trinitat Nova, obligó a salvar el desnivel del barranco mediante la construcción de un acueducto conocido como Puente de los Tres Ojos porque contenía tres aperturas circulares de 8, 10 y 6 metros de diámetro. Los materiales de construcción se transportaron por el interior del túnel mediante un pequeño ferrocarril Decauville arrastrado por una locomotora de vapor, desde 2.200 metros, punto en el que la infraestructura limitaba con la riera de Sant Andreu. En 1910 finalizaron los trabajos constructivos aunque todavía faltaban elementos como la estación elevadora, la central eléctrica, el depósito regulador, el depósito de Vallcarca y la red de distribución, además de otro tramo de galería y la instalación de las tuberías. Los concursos derivaron en recursos, discusiones sobre el precio y formas de adquisición, incertidumbre técnica sobre la cantidad de agua a soportar y estudios posteriores. A los problemas burocráticos el hecho de que los caudales de agua resultaran insuficientes impidió su puesta en funcionamiento.

Construcción del túnel bajo la carretera de Ribes

En otoño de 1914 Barcelona sufrió una epidemia de fiebre tifoidea en la que perecieron 1.877 personas. La principal causa fue la filtración de aguas fecales y residuales en la red de agua potable de Ciutat Vella y el Eixample. Se descubrió que afectó concretamente a la red de distribución de Montcada. Como consecuencia el 21 de noviembre siguiente se suprimió provisionalmente su suministro público y el Ayuntamiento de Barcelona elaboró con carácter de urgencia un proyecto de remodelación de la red de abastecimiento, eliminando la conducción por agua rodada. Las obras de modernización del servicio municipal de aguas de Montcada fueron adjudicadas en subastas a diferentes empresas para estimular la competencia entre ellas y abaratar los precios. El suministro de agua partiría del Reixagó, en Montcada i Reixac, que era el partidor de agua ubicado entre el Rec Comtal y la antigua mina de Montcada, donde finalizaban las galerías de captación de agua del río Besòs y empezaba el cauce abierto hacia el Rec Comtal. La Casa de l'Aigua de Montcada extraería y bombearía el agua de los tres pozos.

Perforaciones en el solar de la Trinitat Vella

Se conservaría el acueducto Baix de Montcada, cuyos primeros 2.791 metros (entre su origen y la Trinitat) se revestirían de cemento armado, quedando sin servicio el resto del tramo hasta el repartidor de Jesús, en el Eixample. Entre la Casa de l'Aigua de Montcada y la casa de registro del acueducto Baix de Montcada habría una tubería de alimentación suplementaria. En la Trinitat se recuperaría el tramo construido del inacabado acueducto Alt de Montcada que se completaría con el depósito de primera elevación y una nueva tubería de cemento que, partiendo del centro de la galería bajo la carretera de Ribes y la línea ferroviaria de Caminos de Hierro del Norte de España, recorrería el Eixample, Ciutat Vella y la Barceloneta, sustituyendo el tramo inoperante del acueducto Baix de Montcada. Se preveía finalizar la infraestructura del acueducto Alt de Montcada con la construcción de un depósito de segunda elevación ubicado junto al Puente de los Tres Ojos. Las obras de renovación duraron entre 1914 y 1920.

Tubería de la nueva galería de agua

Fotos: Agrupació Excursionista de Catalunya, Ajuntament de Barcelona, Frederic Ballell, Gaceta Municipal de Barcelona, La Il·lustració Catalana, Museu d'Història de Barcelona (MUHBA), Xavier Casinos (La Vanguardia).

viernes, 23 de febrero de 2024

Adiós al autobús biarticulado (2013-2024)


Desde el pasado 24 de enero los tres autobuses biarticulados que circulaban por las calles de Barcelona han dejado definitivamente de prestar servicio. La decisión fue tomada poco tiempo atrás por Transports Metropolitans de Barcelona (TMB), pues en realidad desde diciembre de 2023 se hallaban apartados en una campa de Mercabarna, cerca de la cochera (C.O.N.) de la Zona Franca. Para quienes lo desconozcan un autobús biarticulado es un autobús formado por tres secciones rígidas o módulos unidos entre sí por dos juntas articuladas en la que los compartimentos para viajeros de cada una de las partes se comunican entre sí y permiten el paso de los viajeros de una a otra. En definitiva, es un derivado del autobús articulado pero de mayor longitud. En algunos casos pueden ser bidireccionales, es decir, con dos módulos motores y un remolque o bien unidireccionales, o sea, con un módulo motor y dos remolques, incluso incorporar puertas de acceso en ambos lados. A menudo a esta modalidad también se la llama metrobús o tren de carretera e incluso (tendenciosamente) trambus o autobús pseudo-tranvía.
En pleno proceso de implantación de la nueva red ortogonal de autobuses iniciado el año 2012 se pensó en dotar de unidades de gran capacidad a aquellas líneas que circularan por corredores de alta demanda de pasajeros como la Gran Via, el eje Sants-Paral·lel o la avenida Diagonal. Concretamente en esta última arteria hubo (y de hecho todavía perdura) el debate político acerca de si era más viable implantar el tranvía o bien el autobús eléctrico, ofreciéndose en este segundo caso el biarticulado como un posible competidor por velocidad comercial y capacidad para la proyectada (y jamás estrenada) línea D30 "Diagonal Mar/Fòrum-Zona Universitària".


Tras estudiar el mercado de vehículos de esta modalidad y ante distintas opciones finalmente TMB optó por la adquisición de tres autobuses biarticulados de la firma belga Van Hool del modelo ExquiCity 24, ya que a diferencia de otras marcas y modelos presentaba una carrocería más aerodinámica similar a la de un tranvía, un interior ergonómico, líneas fluidas, iluminación difusa, pasillos y accesos amplios, mayor capacidad de pasajeros e incluso la posibilidad de que combinara un motor de propulsión convencional con un motor eléctrico, es decir, propulsión híbrida. Estos vehículos ofrecían además una capacitación de hasta un 36% superior a la de un articulado convencional de 18 metros y por tanto permitían reducir en la misma proporción el número de autobuses que operan en una línea para el mismo número de los viajeros. El precio de cada unidad fue superior a los 800.000€, una cifra bastante elevada para una apuesta experimental arriesgada.
El martes 5 de marzo de 2013 con la presencia del entonces alcalde de Barcelona Xavier Trias y la directiva de TMB se hizo la presentación a los medios de comunicación en la avenida de la Reina Maria Cristina del primero de los tres vehículos adquiridos por TMB. Se trataba del coche 3901 (matrícula E6041BGC). De este modo Barcelona se convirtió en la primera ciudad de España en dotar de autobuses biarticulados y en una de las primeras de Europa. Tras pasar las pruebas correspondientes, la homologación (punto 4 del artículo 4 del Real Decreto 750/2010 de 4 de junio) y la ITV se autorizó la circulación de esta modalidad de autobús con la condición de que fuese considerado como vehículo especial y en las rutas que los correspondientes ayuntamientos indicaran, en este caso Barcelona y L’Hospitalet de Llobregat porque irían destinados a la línea H12 “Gornal-Besòs/Verneda”.


En el aspecto mecánico el sistema híbrido diesel eléctrico era de tipo combinado en tanto que la tracción era eléctrica mientras que el motor de combustión, además de funcionar como impulsor también podía operar como generador y cargar las baterías. El motor diesel era de la firma alemana MAN tipo D 0036 LOH60 EEV con una potencia de 213 kW (290 CV) a 2.300 rpm. El motor eléctrico de tracción era Siemens tipo PEM 1DB2022 con una potencia de 240 kW (326 CV) a 600 rpm y el generador eléctrico también de la firma Siemens tipo 1FV5168-8WS24 con una potencia de 180 kW (245 CV) a 3000 rprn. En cuanto al sistema de almacenaje de energía disponía de baterías de fosfato de litio de la firma ACTIA con capacidad de 2 x 18 kWh, tensión nominal de 600 V, corriente nominal de 100 A (200 A pie 30s) y una potencia de descarga de 60 kW (120 kW pic 30s).
Cada vehículo medía 23,80 metros de longitud, pesaba 22,7 toneladas y dotaba de cuatro ejes, pudiendo girar éste último como el primero para facilitar la maniobrabilidad. Aunque ha sido el autobús de mayor longitud de la historia del transporte barcelonés, no superó los 26,96 metros de longitud que formaban las dobles composiciones de tranvías de la serie 900, más popularmente conocidos como “Tanques”. A todo ello, las unidades del Trambaix y del Trambesòs alcanzan los 30 metros y albergan hasta 220 pasajeros, por lo que aquí se rompe el mito de que el autobús biarticulado pueda competir con el tranvía moderno. Constaba además de cuatro puertas de acceso: las dos delanteras se usaban para entrada (cada una con una máquina canceladora) y las dos traseras para salida. Además, el acceso a personas de movilidad reducida se efectuaba por la primera puerta que disponía de la correspondiente rampa. En relación a la seguridad había un sistema de interfonía de emergencia que permitía contactar con el conductor y un sistema de megafonía de emergencia que permitía al conductor dar mensajes al pasaje en caso de necesidad.


El interior estaba decorado en base a los criterios corporativos de TMB, con suelo azul “mar bella”, paredes grises, barras de acero inoxidable y asientos Fainsa con tapicería gris y roja. Incorporaba conexiones usb para cargar teléfonos móviles y en el techo cámaras de videovigilancia y monitores de información de próxima parada y de emisión del canal MouTV. Tenían una capacidad para 40 plazas sentadas y 164 de pie además de dos espacios para sillas de ruedas. A diferencia de otros autobuses, la cabina de conducción se hallaba físicamente separada y contaba con una instrumentación muy completa y un sistema de videocámaras para facilitar las maniobras y supervisar la subida y bajada del pasaje.
Un mes y medio después de su presentación el coche 3901 empezó a circular a modo de prueba sin pasajeros a partir del 24 de abril siguiente en la línea H12 “Gornal-Besòs/Verneda” y desde el 14 de mayo prestando servicio comercial, si bien al siguiente día sufrió una avería que obligó a retirarlo durante , un incidente que se atribuyó al hecho de que se trataba de un vehículo experimental. En mayo siguiente llegó el coche 3902 (matrícula E7263BGC) y el 10 de junio del mismo año se incorporó el coche 3900 (matrícula E0272BGD). Para la conducción de estos autobuses TMB procedió a formar a 12 conductores que serían destinados a los citados vehículos. En el año 2015 se instalaron unas máquinas expendedoras de billetes adaptadas para personas invidentes. Aunque siempre estuvieron circulando en la línea H12 el 9 de agosto de 2017 una de estas unidades se destinó a la línea D20 “Pg.Marítim-Enrest Lluch”, si bien su presencia fue siempre ocasional en momentos de alta afluencia de pasaje. Igualmente se previó para la línea 150 “Pl.Espanya-Castell Montjuïc” aunque jamás llegó a circular a pesar de que el Ayuntamiento de Barcelona lo autorizó.


Finalmente, Tras una década en funcionamiento se comprobó que los autobuses biarticulados no tenían la fiabilidad esperada y además consumían bastante combustible. Sin embargo, a pesar de ello y de su elevado precio de adquisición se han dado por amortizados. No solo Barcelona sino también otras ciudades europeas han vivido experiencias similares que han obligado a retirar esta modalidad de vehículos, apostando nuevamente por el autobús articulado de 18 metros y en los corredores con demanda superior a 8.000 pasajeros por hora y sentido, por el tranvía. En la actualidad Van Hool fabrica autobuses biarticulados ExquiCity 100% eléctricos que eliminan el inconveniente del consumo de gasoil, incluso en versión trolebús. Paralelamente Mercedes Benz apuesta por el autobús articulado de 21 metros Citaro CapaCity L con capacidad para hasta 191 pasajeros, una solución a caballo entre el articulado y el biarticulado que no sería utópica en un futuro no muy lejano como respuesta a la elevada demanda de algunas líneas de la red ortogonal de Barcelona.

Fotos: Ajuntament de Barcelona, Arxiu TMB, David Llorca, El Periódico, Europa Press, Mr. Ibou.

Referencias principales: www.autobusesbcn.es y www.tmb.cat.