Uno de los acontecimientos extraordinarios acaecidos en la Barcelona en la década de 1950 fue la visita, aunque fugaz pero nada desapercibida, del trompetista y cantante estadounidense Louis Armstrong (Nueva Orleans 1901 – Nueva York 1971), también conocido cariñosamente como Satchmo y Pops. Su llegada sucedió en un contexto histórico todavía difícil, pues la música de jazz, bajo el régimen franquista había quedado arrinconada por considerarse decadente y algo más bien propio de la gente de otras razas. Sin embargo, la capital catalana estaba viviendo un momento álgido desde el año 1948 gracias a la organización creciente de matinées musicales y jam-sesiones, así como al hecho de que jazzistas, rumberos y flamencos conviviesen en un mismo escenario. De este modo el jazz se fue difundiendo cada vez más, ganando mayor aceptación entre el público. Esta actividad se tradujo en la apertura de nuevos locales y en la creación de programas de radio.
Dentro de esta dinámica cultural barcelonesa, el Hot Club de Barcelona tuvo la iniciativa de invitar a Louis Armstrong para que brindara cuatro conciertos en la ciudad, aprovechando una gira europea. Este club de jazz, fundado en 1934 y hecho al estilo de los modelos franceses y belgas, fue iniciativa de un grupo de aficionados al género, con el objetivo de fomentar y difundir el interés por el jazz mediante la publicación de una revista, la celebración de audiciones de discos y la organización de conferencias y festivales. Sus miembros destacados en aquellos años fueron Felip Garcia Solà (presidente), Pere Casadevall, Alfredo Matas y Alfredo Papo. El Hot Club, bajo su tutela y con la colaboración de mecenas y promotores de la vanguardia artística fundó en 1949 el llamado Club 49, una asociación de artistas e intelectuales que promovía actividades para difundir la creación contemporánea, convirtiéndose en la institución catalana más dinámica e imaginativa para la promoción del arte nuevo y emergente.
El Hot Club y el Club 49 colaboraron estrechamente con la ambición de programar la actuación de importantes y destacados músicos e intérpretes nacionales e internacionales del mundo del jazz. Así fue como contactaron con Joe Glaser, manager de Louis Armstrong, para hacer las gestiones pertinentes. Finalmente se acordó la estancia del artista en Barcelona durante los días 22 y 23 de diciembre de 1955, en los cuales haría un total de cuatro conciertos, los primeros a las 18:45h. de la tarde y los segundos a las 22:45h. de la noche. El local previsto para las actuaciones fue el majestuoso y elegante cine teatro Windsor Palace, situado en el número 474 de la avenida Diagonal.
El 29 de noviembre de aquel año se pusieron a la venta las entradas anticipadas para los cuatro conciertos previstos, que enseguida se agotaron. Sin embargo, por circunstancias inesperadas del destino, el avión en el cual viajaba Louis Armstrong procedente del aeropuerto de Ciampino (Roma) no pudo despegar por razones de seguridad debido a la espesa niebla que abundaba sobre las pistas. Se trataba de un aparato con hélices muy sensible a estos fenómenos atmosféricos. El vuelo se vio obligado a salir mucho más tarde de lo previsto, llegando al aeropuerto de El Prat de Llobregat a una hora demasiado tardía como para hacer los dos primeros conciertos. Ante la situación, se propusieron alternativas compensatorias, como realizar tres actuaciones en un mismo día, a lo que Armstrong respondió de mal humor a su manager Joe Glaser: "Man, be human?".
Hubo entonces otro intento para que se quedara un día más en Barcelona y recuperar así los dos conciertos suspendidos, pero para el día 24 tenía prevista una actuación en Ostende (Bélgica) que se lo impidió. Finalmente se llegó a un esforzado acuerdo en el que ofrecería tres conciertos para el día 23, dos por la tarde (a las 16:00h. y a las 18:45h.) y uno por la noche (a las 22:45h.), noticia que se publicó en la prensa del mismo día, con la posibilidad de canjear una entrada por otra o bien recibir la devolución del importe.
Armstrong salió cansado del avión aunque con aires de triunfador para no decepcionar a los numerosos admiradores que allí le esperaban para recibir un autógrafo. Los periodistas también estuvieron presentes en la terminal aeroportuaria para entrevistarle. A todos ellos el Rey del Jazz les comentó que sus seguidores solían ser buenos fans, que sin emocionarse sería incapaz de interpretar tal y como lo hacía y que casi cada día actuaba salvo cuando rodaba películas. Pero lo que más gustó fue su comparación entre el jazz y el flamenco, a lo cual respondió que existían diversos puntos en común porque ambos géneros expresaban muchos sentimientos.
Acerca de la breve estancia de Louis Armstrong en Barcelona se tienen muy escasos datos, pues tanto su llegada como su marcha se produjeron con una gran discreción. Además, los medios de comunicación de la época no hicieron especial eco de su presencia a pesar de ser una estrella de fama y prestigio mundial. Por ejemplo, se desconoce en qué hotel se hospedó.
El concierto, celebrado en el Windsor Palace fue un éxito, con numeroso público que aclamó a Louis Armstrong y a sus All Stars formados por Trummy Young (trombón), Edmond Hall (clarinete), Billy Kyle (piano), Arvell Shaw (bajo), Barrett Deems (batería) y Velma Middleton (cantante).
Los temas que se interpretaron fueron: When It's Sleepy Time Down South (Opening Theme), (Back Home Again In) Indiana, Basin Street Blues, Tin Roof Blues, My Bucket's Got a Hole in It, All the Things You Are, Dardanella, Gypsy, On the Sunny Side of the Street, How High the Moon, Undecided, Velma's Blues, Ko Ko Mo (I Love You So), Mop Mop, When It's Sleepy Time Down South, When the Saints Go Marching In, Black and Blue, Ole Miss, All of Me, St. Louis Blues, Struttin' With Some Barbecue, Some Day, Perdido, Sweet Georgia Brown, Margie, That's My Desire, C'est Si Bon, Vie en Rose, Royal Garden Blues y When It's Sleepy Time Down South (Finale).
Tras el segundo concierto, para levantar sus ánimos y recobrar fuerzas, Armstrong pidió comer una buena paella con mucho arroz. Con el estómago lleno, recobró el aliento y salió a dar su tercer concierto. Al finalizar, el público le agradeció su esfuerzo con vítores y el lanzamiento de sombreros y gabardinas.
Al día siguiente marchó hacia la ciudad flamenca de Ostende. Louis Armstrong no volvió a pisar suelo barcelonés hasta el 13 de octubre de 1960. Su llegada se anunció en la prensa como un gran acontecimiento. Pepsi-Cola le había contratado para hacer unos conciertos en Ghana y Nigeria con motivo de la inauguración de cinco factorías de la marca de refrescos. Se preveía una estancia en Barcelona acompañado de sus All Stars. Sin embargo, solo permaneció unas pocas horas en el aeropuerto, entre dos vuelos, reunido con amigos y periodistas. Luego tomó el avión, voló y se esfumó para siempre. Posteriormente, el jazz continuó su ascenso imparable en Barcelona. Pocos años después abrieron nuevas salas que contribuyeron a la proyección del género como la Jamboree, la Jazz Cava, la Cova del Drac, la Zeleste y la Harlem Jazz Club, entre otras.