Se cumplen nueve décadas de la entrada en servicio del "Aeri" de Montserrat, el primer teleférico de España y el más antiguo en funcionamiento. Para conocer los orígenes de este sistema de transporte deberíamos remontarnos a los años veinte del pasado siglo, cuando un grupo de empresarios liderados por Josep Marsans i Claramunt, tras observar el avance de las obras de construcción del tramo entre Martorell y Manresa de la Compañía General de los Ferrocarriles Catalanes, propusieron la creación de un sistema de transporte rápido y seguro para acceder al Monasterio de Montserrat enlazando con el ferrocarril. Por este motivo se elaboró un proyecto donde se eligió como modalidad el teleférico o funicular aéreo por resultar más económico, práctico y novedoso. El 29 de octubre de 1922 entró en servicio el tramo ferroviario Martorell-Monistrol de Montserrat y el 22 de agosto de 1924 se completó hasta Manresa, con lo cual ya se podía viajar hasta y desde Barcelona. A todo ello el 27 de mayo de 1926 se abrió el ramal hasta la plaza de España (clausurándose a cambio la estación de Magoria) facilitando el enlace con el metro (Transversal).
En 1926 se ejecutó el proyecto inicial del teleférico, encargado al ingeniero Ricardo López en colaboración con la empresa alemana Adolf Bleichert & Co, con sede en Leipzig, la firma de ingeniería más prestigiosa en este tipo de instalaciones con su sistema Bleichert-Zuegg. Se encargaron de los planos, los cables y la maquinaria, así como del montaje. El ingeniero jefe fue Frederick Gründell Krause, responsable de la construcción del transbordador aéreo de Miramar a la playa de San Sebastián de Barcelona que se inauguraría en 1931. De las instalaciones eléctricas se encargó Siemens-Schuckert Industria Eléctrica, S.A. de Barcelona. Los trabajaos de contrata los realizaron contratistas barceloneses. El proyecto inicial incluía dos apeaderos intermedios que jamás llegaron a construirse, uno en la torre situada justo al lado del camino de la Santa Cova y el otro junto a la carretera que actualmente enlaza Olesa de Montserrat y Monistrol.
En junio de 1928 se otorgó a Josep Marsans i Claramunt la concesión del teleférico como ferrocarril secundario por Real Orden. El 8 de octubre siguiente se iniciaron las obras de construcción, cuyo contratista principal fue la empresa de Estanislau Llobet Ferran. Para ello se procuró hacer uso máximo de materiales de construcción nacionales. El 29 de diciembre siguiente se constituyó en Barcelona ante el notario Cruz Usatorre y Gracia la sociedad Funicular Aéreo de Montserrat, S.A. encargada de explotar el teleférico, con un capital social de 2.000.000 de pesetas repartidos en 20.000 acciones de 100 pesetas nominales cada una. El financiero Josep Valls i Farrés fue decisivo en su aportación para hacer realidad el nuevo sistema de transporte. A lo largo de 1929 se realizaron diversas gestiones con la Compañía General de los Ferrocarriles Catalanes para acordar la construcción de un apeadero de la línea Barcelona-Manresa justo al lado de la estación inferior del teleférico de Montserrat para facilitar el transbordo. Los acuerdos llegaron a buen puerto.
A pesar de las dificultades de construcción el 23 de diciembre del mismo 1929 se terminaron las obras y procedió a ensayar pruebas de funcionamiento sin pasajeros, las cuales fueron satisfactorios. Finalmente, el 17 de mayo de 1930 el teleférico se abrió al público, previa bendición del entonces abad de Montserrat Antoni Maria Marcet i Poal y la asistencia de las principales autoridades. Desde su puesta en servicio y a lo largo de todo aquel año el funcionó plenamente con muy buen éxito de público que optó por usarlo y vivir la experiencia.
La estación inferior se ubicó al lado del apeadero "Montserrat-Aéreo" de los Ferrocarriles Catalanes, el cual abrió también el día de la inauguración del nuevo teleférico. La estación superior se erigió sobre un peñasco saliente de la montaña junto a la vía del tren cremallera Monistrol-Monasterio de Montserrat, muy cerca de la estación terminal y junto al camino de la Santa Cova. Ambas eran de diseño completamente funcional. La nueva línea tenía un recorrido horizontal de 1.350 metros, un recorrido vertical de 1.243 metros y una pendiente media de 45º. Los cables portadores tenían dos torres de hormigón armado fundamentados en unos espolones de la montaña. Desde el río Llobregat hasta la primera torre distanciaban 900 metros, de la primera a la segunda torre 300 metros y la de la segunda torre a la estación superior 200 metros. Superaba un desnivel de 544 metros entre la estación inferior (a 139 metros) y la superior (a 683 metros). La infraestructura disponía de cuatro cables: dos portadores de 59 Mm de diámetro con dos cables de tensión de 75 Mm de diámetro; uno tractor de 27 Mm de diámetro; uno contratractor de 21 Mm de diámetro con un cable de tensión de 38 Mm de diámetro; y uno auxiliar de 22 Mm de diámetro con un cable de tensión de 38 Mm de diámetro.
También dotaba de cuatro contrapesos: dos de los cables de tensión de los portadores, de 50.000 Kg. cada uno; uno del cable de tensión del cable contratractor de 7.600 Kg.; y uno del cable de tensión del cable de socorro formado por dos bloques independientes de 5.000 Kg. cada uno. El material móvil lo formaban dos cabinas dodecaédricas con dos puertas manuales de acceso con cerradura de seguridad y diez ventanas, habiendo en su interior ocho asientos y capacidad para 27 pasajeros de pie más un operario. Viajar de Barcelona a Montserrat duraba 70 minutos. El billete de ida y vuelta costaba 8,75 pesetas y se podía adquirir en la estación de "Plaza España" de los Ferrocarriles Catalanes y en las estaciones de "España", "Universidad" y "Cataluña" del metro Transversal. Había de tres a cinco trenes diarios desde Barcelona y cinco trenes desde el apeadero de "Montserrat-Aéreo". El tiempo de viaje en el teleférico era de 9 minutos y cada cabina admitía un máximo de 25 pasajeros. Para romerías y agrupaciones había precios especiales.
El 5 de julio de 1931 se abrió al público el nuevo puente sobre el río Llobregat, una infraestructura metálica de jácena sujetada mediante dos puntales de piedra que facilitó el acceso desde la carretera e Collbató a Manresa hasta la estación inferior del teleférico. Durante los años treinta los almacenes Jorba de Barcelona y Manresa obsequiaban a sus clientes en función de la cuantía de sus compras con viajes gratis al Monasterio de Montserrat con los Ferrocarriles Catalanes y el teleférico, incluida una comida en el hotel. En 1932 la sociedad aumentó su capital social llegando a 3.000.000 de pesetas y efectuó una mejora de la oferta reduciendo el tiempo de viaje a 7 minutos y aumentando la capacidad de cada cabina a 35 pasajeros.
Tras estallar la Guerra Civil el teleférico fue colectivizado para pasar a formar parte de la Red Ferroviaria del Estado. A lo largo de esta etapa, el servicio quedó limitado a transportar personas que se desplazaban hasta el hospital que se había instalado en el Monasterio de Montserrat, cuya actividad religiosa había quedado suspendida.
En enero de 1939, las tropas republicanas en retirada procedieron a la voladura de la estación inferior del teleférico, destrozando maquinarias e instalaciones (rompiendo especialmente uno de los cables carriles y la cabina que sostenía) y del puente sobre el río Llobregat, hundiéndose casi en su totalidad. Fue entonces cuando el servicio del teleférico se suspendió. Durante la postguerra la empresa se vio obligada a superar constantemente las dificultades presentadas. La tarea fue compleja, sobretodo ante la falta de recambios originales que no se pudieron adquirir de Alemania debido a su participación en la Segunda Guerra Mundial. Por ese motivo algunos aparatos se tuvieron que fabricar con la ayuda de la Comisión de la Armada para el Salvamento de Buques y la sociedad Ferrocarril Aéreo de San Sebastián-Miramar, S.A. que cedió una cabina del transbordador aéreo de Barcelona al ser del mismo constructor y de casi idénticas características. Los trabajos de reconstrucción permitieron reiniciar el servicio al público el 1 de julio de 1940. Para sufragar los costes la sociedad explotadora se vio obligada a ampliar su capital. Ramon Soler, propietario del teleférico de Sant Jeroni, compró el 51% de las acciones.
En 1949, tras tres años de trabajos se restituyó nuevamente el puente sobre el río Llobregat. Se habían aprovechado los puntales de piedra para sujetar la nueva estructura formada por tres grandes arcos de hormigón que sustituyeron las jácenas metálicas. El entonces abad de Montserrat Aureli Maria Escarré i Jané se encargó de bendecirlo.
En 1950 se hizo una gran inversión en tecnología y maquinaria para aumentar la velocidad del teleférico. La nueva maquinaria es la que ha llegado hasta nuestros días y consta de un motor eléctrico de 84 CV de potencia y 730 rpm que hace funcionar la máquina principal y avanzar las cabinas a una velocidad de 5 m/s, reduciendo el tiempo de viaje de 7 a 5 minutos. Un motor eléctrico de 38 CV de potencia y 725 rpm que hace funcionar la máquina auxiliar permite avanzar las cabinas a 2 m/s. Ambas máquinas son totalmente independientes. En caso de falta de suministro eléctrico dos grupos electrógenos con motores diesel de 130 CV y 205 CV se conectan a las barras generales del edificio, pudiendo alimentar toda la maquinaria.
El 12 de mayo de 1957, tras un grave accidente, el cremallera de Montserrat fue clausurado, de modo que el teleférico se convirtió en el único sistema de transporte de acceso al Monasterio. Desde entonces experimentó un aumento de pasajeros al incorporar a los asiduos al antiguo cremallera.
A partir de los años sesenta, año tras año se mejoraron los edificios de las estaciones y los accesos y se incrementó la publicidad dirigida tanto al público local como extranjero.
El 7 de noviembre de 1982 el teleférico volvió a experimentar un uso masivo de miles de pasajeros con motivo de la visita al Monasterio de Montserrat de S.S. Papa Juan Pablo II.
En 1983 el ingeniero Frederick Gründell Krause, padre de los teleféricos de Barcelona y Montserrat, falleció a los 81 años de edad tras una larga enfermedad y haber quedado en el olvido.
El teleférico también fue utilizado en situaciones de emergencia como la producida en 1986 cuando se evacuaron a los monjes del Monasterio a causa de un grave incendio provocado que se declaró en la montaña en verano.
El 11 de junio de 2003 Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC) reinauguró el cremallera de Montserrat, convirtiéndose en un medio de transporte complementario y alternativo de acceso al Monasterio. Ello no perjudicó especialmente la rentabilidad al teleférico, pues de hecho se promocionó y recomendó a los visitantes que usaran ambos sistemas de transporte, uno para la ida y el otro para la vuelta. En ese mismo año se empezó a vender el billete "Tot Montserrat" que permite efectuar el viaje de ida y vuelta en metro hasta "Espanya", en los FGC de Barcelona hasta Monistrol de Montserrat, en el cremallera y en el teleférico, además de poder usar ilimitadamente los funiculares de Sant Joan y de la Santa Cova, visitar el museo y comer en el restaurante autoservicio.
En diciembre de 2008 el teleférico también sirvió para evacuar a 1.500 personas que se encontraban en el Monasterio de Montserrat cuando se produjo un desprendimiento de rocas que cortaron los accesos por carretera a la montaña.
Durante estos últimos años el teleférico ha gozado de numeroso público, pues el Monasterio de Montserrat como icono de Cataluña y referente mundial continua siendo un lugar de interés de primer orden. A ello debe sumarse el fomento del llamado turismo religioso y de peregrinación que atrae a este perfil de visitantes tanto nacionales como extranjeros. La compañía FGC también ha sido decisiva en las mejoras introducidas durante estos últimos 25 años en la línea del Llobregat-Anoia aumentando la oferta de trenes con frecuencias de 30 minutos entre Barcelona y Manresa, con paradas en "Aeri de Montserrat" (enlazando con el teleférico) y "Monistrol de Montserrat" (enlazando con el cremallera). Actualmente constituye un transporte singular de ocio e interés turístico, además de constituir un servicio de pasajeros para acceder cómodamente a la montaña sagrada. Completamente rehabilitado tanto las cabinas como la maquinaria y las estaciones se mantienen en perfecto estado de conservación y bajo las mayores garantías de seguridad gracias a un equipo formado por 15 empleados cuya filosofía de trabajo es hospitalidad, ofrecer buen servicio e introducir mejoras constantes.
Fotos: AFB, Bernat Borràs Pujol (www.trenscat.cat), Grupo de Facebook Aeri de Montserrat, Fons Sagarra, Louis Rivard, Ripol O.S.B., Soberanas, www.aeridemontserrat.com, www.totmontserrat.cat.
Referencias: Hemeroteca de La Vanguardia, http://esgarrapacrestes.blogspot.com, Revista "La energía eléctrica" (nº19, 10/10/1930), www.aeridemontserrat.com, www.totmontserrat.cat.