jueves, 20 de octubre de 2016

Por favor, no perdamos la cabeza


Entre el 18 de octubre y hasta el 8 de enero próximo El Born Centre Cultural i Memòria ofrece la exposición que lleva por título "Franco, Victòria, República. Impunitat i espai urbà". Ante el gran alboroto que se ha generado nada más anunciarse no he podido evitar ser uno de esos gatos curiosos (al que la curiosidad no ha matado, por ahora) y por ello me he acercado a visitarla. Nada mejor que comprobar por uno mismo hasta qué punto es realmente tan grandilocuente, provocativo y escandaloso lo que se ofrece al público.
A la derecha de la entrada principal en la calle de Comerç presiden a modo de "bienvenida" a la exposición la estatua ecuestre (y decapitada) de Franco y la estatua femenina del monumento a la Victoria. La primera, de 1963, obra de Josep Viladomat, no escapa de las pintadas ni de los lanzamientos de huevos. La segunda, de 1939, obra Frederic Marès, se mantiene intacta y recubierta de la pátina verde natural del paso del tiempo, y a modo de curiosidad merece explicar que esa estatua fue candidata al monumento de la República y luego se aprovechó para la nueva alegoría, modificada con los pechos tapados.


Entro en el recinto del que fue el antiguo mercado. El acceso a la exposición es gratuito hasta el próximo 1 de noviembre, pero aun así me indican que debo ir a obtener una entrada. Luego me adentro en ese presunto pasaje del terror y empieza la aventura. La sala es oscura. Un plafón con una introducción en trilingüe nos da la bienvenida y nos explica qué veremos. Seguidamente se observan tres secciones adecuadamente iluminadas. Las dos primeras están dedicadas al monumento a la República, luego refundado como monumento a la Victoria y actualmente los Cinc d'Oros. Acompañan textos explicativos, numerosas fotografías, portadas de periódicos, recortes de prensa, unas maquetas muy cucas e incluso hay instaladas unas pequeñas pantallas donde emiten algún NO-DO relativo al tema del cual se trata. Nos hablan de los primeros proyectos de 1915 y 1917, del concurso convocado en 1932, de los candidatos y del ganador, de la inauguración oficial de 1936, de la reconversión y refundación de 1939 y de su recuperación en democracia con la inauguración del nuevo monumento de 1990 en la plaza de Llucmajor, rebautizada el presente año como plaza de la República.


La tercera sección, más pequeña, nos explica con el mismo esquema de textos y complementos gráficos la historia de la estatua ecuestre de Franco, desde su colocación en el castillo de Montjuïc el año 1963 hasta su retirada al público en el 2001 y posterior decapitación en el 2008 en el almacén de Via Favència, donde habitualmente se halla guardada tras el cierre del museo Militar. Hay referencias a las cesiones del castillo de Montjuïc, al uso de esta fortaleza como represora de la ciudad, de las últimas ejecuciones antes de la muerte de Franco y de las luchas por la democracia.
El resto de la sala está decorada a modo de ambientación con grandes imágenes de las estatuas y los monumentos protagonistas. Poco antes de la salida se exhibe una cabeza del caudillo hecha de poliéster y resina, de extraordinario realismo, obra del escultor Eugenio Merino, procedente de su controvertida obra "Always Franco" que reproducía una escultura del dictador dentro de un frigorífico con el logo de Coca-Cola.


Se trata de una exposición pequeña, sencilla pero no pobre como algunos indican. Contiene lo suficiente para ofrecer al público la visión de síntesis necesaria, pues en caso contrario un exceso de contenido tiende a desorientar y a agotar a los visitantes. Se centra especialmente en la historia de un monumento y de una estatua, de su simbolismo, de lo que representaron, de los contextos bajo los cuales se materializaron, de los episodios más relevantes que vivieron ambos elementos y cuáles ha sido sus destinos actuales. No hay ni un solo elemento expuesto que no resulte atractivo para visualizar o leer. El resultado invita a reflexionar sobre la necesidad o no de conservar simbología franquista en Barcelona y bajo qué criterios, así como sobre la presencia todavía presente entre nosotros de la figura de Franco en la actualidad. Dos escultores, Josep Viladomat y Frederic Marès personificaron la actitud que tomó el bando perdedor ante la dictadura, es decir, o adaptarse a los nuevos tiempos o vivir bajo la resignación.


Tras salir de la exposición no sucedió nada anormal. Sobreviví. No me transformé. "¿Eso es todo?" me pregunté al salir. Nadie salió adoctrinado ni cantando el "Cara al Sol". No hubo traumas, ni desmayos ni presencia de ambulancias atendiendo al público asistente. En la calle solo llovía. Siguió siendo otoño. Todavía me continúo preguntando qué problema hay, por qué razón se ha levantado tanta polémica y por qué algunos incluso quieren prohibirla. Solo veo juicios de valor de quienes ni siquiera han ido a visitarla, por lo que desconocen completamente su contenido. Incluso me han sorprendido algunas declaraciones políticas que afirmaban que se trataba de una provocación e incluso que reabría viejas heridas. Por favor, que alguien me diga dónde se halla la exaltación a Franco y al régimen franquista y en qué parte de la exposición se expresan ofensas hacia las víctimas de la dictadura.


Desgraciadamente continuamos con el afán de esconder una parte muy importante de nuestra historia como si nada hubiese pasado a cambio de exaltar otras como si fuesen las únicamente válidas. Y ello es un claro indicativo del nivel de madurez democrática al cual nos hallamos. La historia es la que es y lo que sucedió en el pasado ni nada ni nadie lo puede cambiar. Sencillamente debemos asumir las cosas tal y como pasaron, sin avergonzarnos, para que sirva de referente en tanto que jamás deban repetirse ciertos episodios por las consecuencias que tuvieron. Ignorar una etapa tan controvertida del siglo XX no hace un buen favor a nadie, ni a los demócratas ni a los antifranquistas, y mucho menos alimentar polémicas artificiales bajo el desconocimiento solo por el afán de llevar la contraria como ha sido el caso de algunas formaciones políticas.


Según fuentes municipales, la exposición recibió el apoyo público de las principales entidades de la sociedad civil que trabajan desde hace años en la recuperación de la memoria histórica, como la Amical de Mauthausen, la Associació Catalana d'Expresos Polítics o el Memorial Democràtic de trabajadores de la SEAT. Es por ello que censurarla atenta contra la memoria histórica y favorece esa impunidad del franquismo, incluso por parte de quienes se profesan como los principales demócratas y antifascistas. En definitiva, estamos ante una exposición en la que no hay exaltación al caudillo sino más bien todo lo contrario, donde no existe ni un solo elemento que pueda suscitar ofensa alguna, a la vez muy recomendable para quienes se interesen por la memoria histórica. Por favor, no perdamos la cabeza como la figura del caudillo.


Fotos: Ricard Fernández Valentí

lunes, 10 de octubre de 2016

Roger Moore en Barcelona

Roger Moore posando junto a los también galardonados con el "Premio Ondas"
de 1967 en el Hotel Ritz de Barcelona

Si afirmamos que "El Santo" y el agente "007" se citaron en Barcelona y en ambos personajes buscamos un nexo común solo podemos referirnos al mítico y querido actor de cine y televisión Roger Moore que tanto deleitó a jóvenes, adultos y a la mayoría de cinéfilos. Sir Roger George Moore, nacido en Londres en 1927, empezó su carrera artística a partir de 1945 con numerosos papeles secundarios en la gran pantalla y no fue hasta 1958 que alcanzó mayor fama como protagonista de "Ivanhoe". Esta serie se vio en España por primera vez en 1974 aprovechando el inicio de su nueva etapa cinematográfica encarnando a James Bond en su primera película "Vive y deja morir" estrenada en 1973. Pero antes de interpretar al agente "007" más simpático y desenfadado la fama y el protagonismo le llegó por primera vez gracias a la serie televisiva británica "El Santo", donde interpretaba al agente Simon Templar. Estrenada en el Reino Unido en 1962, se emitieron hasta 1969 un total de 118 episodios distribuidos en 6 temporadas. En España se emitió por primera vez en 1964 y desde entonces pasó a convertirse en la serie más exitosa de la televisión española y Roger Moore en la más potente estrella del momento, con un gran número de fans atraídos no tanto por su interpretación sino más bien por su agraciado carisma y su extraordinaria presencia física.

Roger Moore y su esposa Dorothy Squires a su llegada al aeropuerto del Prat de
Llobregat, el 12 de noviembre de 1967

Su fama y prestigio fueron lo que lo llevó a viajar a Barcelona en el año 1967. Aceptó con gusto la invitación para recibir el "Premio Ondas" como mejor actor por su interpretación en la serie televisiva "El Santo". La ocasión sirvió además para protagonizar un spot televisivo del coñac "103", tras haber firmado un contrato con la empresa Bobadilla y Cía. a través de la agencia de publicidad Carvis, por el que cobraría un millón y medio de pesetas.
El domingo 12 de noviembre del citado año a las 15:00h. llegaron Roger Moore y su esposa Dorothy Squires al aeropuerto del Prat de Llobregat en un vuelo procedente de Londres. Allí fueron recibidos por unas 2.000 personas, buena parte fans femeninas jóvenes vestidas con minifalda y medias de color, que hicieron todo lo posible para acercarse al actor y lograr un autógrafo o cualquier otro recuerdo.

Roger Moore agasajado por sus fans firmando autógrafos en el aeropuerto del
Prat de Llobregat

Tal fue la presión de sus admiradoras que incluso el automóvil que trasladó a la pareja al hotel sufrió desperfectos, pues poco pudo hacer el cuerpo de seguridad ante tal expectación. A ello se sumó el acercamiento de numerosos fotógrafos y reporteros de la prensa y periodistas de la radio para proceder a efectuarle las preguntas de rigor. A pesar de la presión el buen humor le acompañó, pues afirmó a los medios de comunicación que sentía simpatía por el personaje de "El Santo", que le gustaba el tenis y la natación, que nunca se despeinaba en las escenas porque disponía de un buen peluquero, y que le agradaba todo lo "español", incluido el coñac. Tras lograr "huir", por decirlo de algún modo, del aeropuerto, al pisar Barcelona se hospedó en el Hotel Ritz (actual Palace), sito en la Gran Vía con Roger de Llúria. A su llegada, en los cines de estreno de la ciudad se proyectaba "Sólo se vive dos veces", protagonizada por Sean Connery como el agente James Bond 007.

Roger Moore concediendo una rueda de prensa para los periodistas congregados en el
plató de la empresa Carvis, donde rodaría el anuncio del coñac "103"

El lunes día 13 se dirigió a las oficinas de Carvis, sitas en el número 463bis de la avenida Diagonal, entre las calles de Villarroel y Casanova, donde realizó una rueda de prensa en la que respondió muy amablemente a las peticiones de todos los medios de comunicación allí presentes e informó acerca del inminente rodaje de un spot publicitario del coñac "103". Explicó además que tras su desafortunado accidente en el rodaje de la película "El magnífico Tony Carreras", dirigida por José Antonio de la Loma, rescindió su contrato y a cambio el nuevo protagonista sería el actor Jeffrey Hunter. El martes día 14 empezó a rodar el anuncio del coñac "103" en el plató de las oficinas de Carvis bajo la cámara de Antonio Amorós. Además del spot televisivo, se sometió a numerosas sesiones fotográficas para anuncios destinados a revistas, periódicos y vallas publicitarias. Fue una jornada intensiva que tuvo como consecuencia su llegada con dos horas de retraso al Hotel Ritz para asistir como invitado especial al "Día de la Radio". Al llegar Roger Moore y su esposa en automóvil soportaron la presión de unos 2.000 fans allí congregados a pesar de la lluvia ante la puerta del hotel hasta el punto que él estuvo a punto de caer al suelo por el fuerte agasajo de quienes esperaban recibir un autógrafo.

Roger Moore tomándose un vermouth cerca de la avenida Diagonal tras salir de
las oficinas de Carvis, inevitablemente rodeado de sus fans

El "Día de la Radio", iniciativa nacida en 1953 por obra del director de Radio Barcelona Ramón Barbat, fue concebido con el objetivo de conmemorar el nacimiento de la decana de las radios españolas (todo y los precedentes fallidos de 1923) y premiar con una dotación económica a las emisoras de radio, ampliándose poco después a la televisión, tanto las de ámbito nacional como internacional en ambos medios de comunicación. Así surgieron los "Premios Onda". Por tradición se suele celebrar cada día 14 de noviembre, coincidiendo justamente con el aniversario de la puesta en marcha de Radio Barcelona (EAJ-1), el 14 de noviembre de 1924. El certamen del martes día 14 en cuestión, culminó con una espectacular cena de gala ofrecida a las 22:00h. en el salón restaurante a beneficio de la Asociación Española de la Lucha contra el Cáncer contó con la asistencia de 1.500 personas según cifras de la época.

Roger Moore en la cena de gala del "Dia de la Radio" en el Hotel Ritz de Barcelona. Detrás se observa a José María Bayona, director de la revista "¡Hola!" en Cataluña

En la mesa presidencial estuvieron presentes las principales autoridades: el capitán general de la IV Región Militar y duque de la Victoria; el alcalde accidental Luís Asmarats; en representación del presidente de la Diputación Provincial el señor Pich Salarich; el delegado del Ministerio de Información y Turismo, Manuel Ortiz; el director de Radio Barcelona, Manuel Tarín; el jefe de programas de Radio Barcelona, Jaime Torrents; el director general de Radio señor Manuel Aznar, en representación del Ministerio de Información y Turismo; el vicepresidente del Consejo de Administración de la Cadena SER, Joaquín Garrigues; el director general de la Cadena SER, Eugenio Fontán; en representación de la Asociación Española de la Lucha contra el Cáncer, María Marta de Moragas; el subdirector general de Televisión, Luís Ezcurra; el presidente del Grupo Nacional de Radio, Ramón Varela; y María Teresa de Salisachs, esposa de Juan Antonio Samaranch, entre otras personalidades. La velada fue retransmitida en directo por las cincuenta emisora de radio que tenía Cadena SER. Participaron también para diferido otras emisoras de radio y televisión francesa, la RAI italiana, el Instituto de Radiodifusión, Radio Caracas, la Voz de Alemania, Radio Colonia, Radio Baden-Baden, Radio Canadá, Cadena HOU de Huston y la WGN de Chicago.

Roger Moore sirviendo un poco de cava en una mesa de invitados durante la cena
de gala del Hotel Ritz de Barcelona

Tras el correspondiente menú y una especial degustación final de más de cien pasteles cada uno de ellos con cuarenta y tres velas, es decir, los años que en aquel entonces cumplía Radio Barcelona, se procedió a la entrega de los "Premios Onda" concedidos por la Sociedad Española de Radiodifusión. Los premios fueron leídos por el locutor y periodista Ángel Armengol y conforme eran citadas las personas agraciadas éstas pasaban a recoger el trofeo y el título ante la mesa del jurado. El turno a Roger Moore fue el más esperado y ovacionado, momento en que una orquesta hizo sonar el tema principal de la serie "El Santo". El trofeo, la estatuilla plateada de un águila con las alas plegadas hacia arriba sobre un pedestal, lo recibió de manos de María Teresa Salisachs. En un español muy básico el actor se esforzó a dedicar unas breves palabras de agradecimiento al público. A las 0:30h. de la noche la gala terminó con un espectáculo musical con baile incluido y luego una fiesta amenizada con música flamenca.
Finalmente, tras haber rodado unos días en Barcelona el jueves día 16 ya se encontraba hospedado en Jerez de la Frontera para continuar en calidad de actor el rodaje del spot televisivo del coñac "103" y como figurante principal en anuncios publicitarios para la misma bebida en las Bodegas Bobadilla y Cía.

Maria Teresa Salisachs entregando a Roger Moore en el Hotel Ritz de Barcelona el
"Premio Onda" que lo reconocía como mejor actor por la serie "El Santo"

Tras haber estrenado en 1985 "Panorama para matar", la última vez que encarnó en la gran pantalla al agente "007" después de haberlo hecho en siete ocasiones, Roger Moore visitó Barcelona por segunda vez en 1988. Esta vez fue invitado por el periodista Ángel Casas para participar en el programa "Àngel Casas Show" emitido por TV3, el último tras haber permanecido en pantalla durante cuatro años. El martes 28 de junio del citado año llegó al aeropuerto del Prat de Llobregat acompañado de su hijo Christian Moore de 15 años. A las 21:5h. se emitió el programa en directo. Durante la entrevista a Roger Moore, se hizo un repaso a toda su trayectoria y a aspectos de su vida personal: reconoció que nunca se consideró buen actor y que Hamlet fue su interpretación frustrada; nunca se creyó un hombre guapo ni atractivo; le gustaba jugar al tenis y esquiar; guardaba un buen recuerdo encarnando a los personajes de "Ivanhoe" y "Simon Templar" (El Santo); reconoció que haberse puesto en la piel del agente "007" le sirvió para pedir y ganar más dinero; confesó su admiración por los directores David lean y Billy Wilder; y consideró a Laurence Olivier como el mejor actor del mundo.

Roger Moore con su hijo Christian tras su llegada a Barcelona el 28 de junio de 1988

Su paso por Barcelona fue muy fugaz y mucho menos llamativo que su estancia en 1967. Su entrevista en directo con Ángel Casas coincidió justamente con el inicio de la segunda edición del Festival de Cinema de Barcelona y con un concierto de la cantante Whitney Huston en la plaza de toros de la Monumental. Al día siguiente él y su hijo volaron nuevamente hacia Londres. Buenos recuerdos le quedaron de Barcelona y también de Madrid, Sevilla y Jerez de la Frontera, las otras ciudades que visitó. Con más sinceridad que por diplomacia, confesó su agrado por la gente, la gastronomía y el folklore del país. Sólo destacó como pequeños defectos la impuntualidad y el comer demasiado tarde, muy propio de la diplomacia inglesa.

Fotos: Archivo Hola, Archivo La Vanguardia, Diario de Barcelona, Juana Biarnés, Pérez de Rozas, Salvador Sansuan.