Empezamos bien al año nuevo. Una vez más, la hipocresía del puritanismo ha vuelto a hacer de las suyas. Recientemente, la red social Facebook ha decidido censurar la mayoría de imágenes que muestran a mujeres amamantando a sus bebés. El motivo de tal acción se debe a que diversos usuarios las han tachado de inapropiadas u obscenas y es por ello que se han visto obligados a suprimirlas. Como reacción, algunos usuarios de la red social decidieron organizar una protesta virtual y realizaron una pequeña manifestación frente a la oficina de Facebook en Palo Alto, California.
La cuestión es qué clase de gente encuentra desagradable una cosa tan natural como es amamantar a un bebé, para mí una de las imágenes más hermosas que nos ofrece la madre naturaleza.
Hay gente que padece una ceguera irreversible del alma, espiritualmente desnaturalizada y que hace un mal uso de los valores conservadores, los cuales, bien entendidos y aplicados no tienen nada de malo. Se puede ser religioso y conservador y a la vez demócrata, tolerante, respetuoso y favorable a los buenos progresos de la humanidad en todos sus campos. Sin embargo, quienes practican sus ideas encerrándose dentro de una burbuja de cristal se estancan y perjudican a quienes les rodean. Según la Biblia, “Dios creó al hombre a imagen y semejanza”. Sin embargo, los puritanos se escandalizan al ver los atributos sexuales de hombres y mujeres. O sea, que por un lado veneran al Altísimo pero por el otro se avergüenzan de lo que Dios les ha dado, es decir, unos pechos y unos órganos sexuales. Si son tan ciegamente gente de Dios, ¿por qué se avergüenzan de su obra? ¿Quiénes son para cuestionar y esconder un don que la naturaleza y que la máxima divinidad les ha otorgado? ¿Estará Dios satisfecho de que quienes le rezan a su vez se avergüencen de su obra? Me parece algo contradictorio. Otra cuestión a plantear es si realmente ellos son tan castos y puros como alardean. Es decir, ¿Quién nos asegura que estos colectivos tan rectos y contrarios al sexo y que se escandalizan al ver a una mujer dando el pecho a su bebé, luego no son los primeros en irse de putas, montarse orgías con travestis o chicos menores de dad en la intimidad y que no son infieles a sus esposas? No puedo evitar de recordar aquel refrán que dice: “dime tú de qué alardeas y te diré de qué no eres.”
Sinceramente, ello demuestra que nunca hay que fiarse de una persona que se autocalifica de puritana, pues son las primeras en traicionarse. Todo merece un equilibrio, pues esta crítica tampoco debe conllevar a irse al otro bando, pensar que todo vale en el sexo y que todo se puede mostrar eliminando por completo el sentido del pudor.
La cuestión es qué clase de gente encuentra desagradable una cosa tan natural como es amamantar a un bebé, para mí una de las imágenes más hermosas que nos ofrece la madre naturaleza.
Hay gente que padece una ceguera irreversible del alma, espiritualmente desnaturalizada y que hace un mal uso de los valores conservadores, los cuales, bien entendidos y aplicados no tienen nada de malo. Se puede ser religioso y conservador y a la vez demócrata, tolerante, respetuoso y favorable a los buenos progresos de la humanidad en todos sus campos. Sin embargo, quienes practican sus ideas encerrándose dentro de una burbuja de cristal se estancan y perjudican a quienes les rodean. Según la Biblia, “Dios creó al hombre a imagen y semejanza”. Sin embargo, los puritanos se escandalizan al ver los atributos sexuales de hombres y mujeres. O sea, que por un lado veneran al Altísimo pero por el otro se avergüenzan de lo que Dios les ha dado, es decir, unos pechos y unos órganos sexuales. Si son tan ciegamente gente de Dios, ¿por qué se avergüenzan de su obra? ¿Quiénes son para cuestionar y esconder un don que la naturaleza y que la máxima divinidad les ha otorgado? ¿Estará Dios satisfecho de que quienes le rezan a su vez se avergüencen de su obra? Me parece algo contradictorio. Otra cuestión a plantear es si realmente ellos son tan castos y puros como alardean. Es decir, ¿Quién nos asegura que estos colectivos tan rectos y contrarios al sexo y que se escandalizan al ver a una mujer dando el pecho a su bebé, luego no son los primeros en irse de putas, montarse orgías con travestis o chicos menores de dad en la intimidad y que no son infieles a sus esposas? No puedo evitar de recordar aquel refrán que dice: “dime tú de qué alardeas y te diré de qué no eres.”
Sinceramente, ello demuestra que nunca hay que fiarse de una persona que se autocalifica de puritana, pues son las primeras en traicionarse. Todo merece un equilibrio, pues esta crítica tampoco debe conllevar a irse al otro bando, pensar que todo vale en el sexo y que todo se puede mostrar eliminando por completo el sentido del pudor.
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