Se cumplen 100 años de la llegada del ferrocarril de Sarrià a Les Planes de Vallvidrera, motivo por el cual se han hecho diversos actos conmemorativos. La importancia de este transporte ferroviario fue tal que su trascendencia ha ido mucho más allá de ser simplemente un servicio público de pasajeros. La ciudad de Barcelona vivía un proceso de crecimiento económico y de población y para ello era imprescindible disponer de buenas infraestructuras de transporte que facilitaran la expansión territorial. Más allá del derribo de las antiguas murallas medievales a finales del siglo XIX, fue necesario superar una segunda barrera, en este caso natural, que suponía la sierra de Collserola, un espacio que a su vez se estaba reivindicando como pulmón verde de acuerdo con las corrientes higienistas del momento. Entonces el ferrocarril constituyó el sistema de transporte más factible para transportar pasajeros y mercancías, siendo su infraestructura la más adecuada para penetrar bajo la montaña y extenderse desde las comarcas vallesanas hacia el resto del territorio catalán. Para ello se contó con el carisma de los ingenieros Carlos Emilio Montañés y Frederick Stark Pearson, cuya apuesta por desarrollar la industria eléctrica fue clave para la modernización de Cataluña que llevó realmente y no virtualmente al nuevo siglo XX. La creación de la empresa Ferrocarriles de Cataluña Sociedad Anónima y la nueva conexión ferroviaria Barcelona-Vallès supuso que a partir del año 1916 este ferrocarril pasara a convertirse en un claro precedente del metro, pues a su paso por Barcelona cumplía esta función, a la vez que era un suburbano destinado inexorablemente a devenir un metro regional.
El Mina-Grott, el tren miniatura cuyo conflicto acerca de su legalidad llevó a la prolongación del ferrocarril de Sarrià hasta Les Planes. Foto: autor desconocido
Ello fue posible gracias a la adquisición de los magníficos automotores eléctricos de la firma J.G. Brill & Company de Filadelfia (EE.UU.) idénticos a los que prestaban servicio por numerosas ciudades norteamericanas, aptos para circular a mayor velocidad en tramos rurales y a menor velocidad en tramos urbanos. Estos vehículos causaron gran impacto y sus excelentes prestaciones lograron situar a Barcelona como la ciudad europea con el ferrocarril suburbano más moderno. La conversión al ancho de vía internacional no fue por casualidad sino porque hubo una apuesta por la conexión internacional con el continente europeo a través de Francia, algo que desgraciadamente no se materializó pero reflejó el talante claramente europeísta de la sociedad de aquella época. Aun así, la expansión más allá de Les Planes de Vallvidrera (Sant Cugat en 1917, Rubí en 1918, Terrassa en 1919 y Sabadell en 1922) contribuyó a la proliferación de nuevas urbanizaciones residenciales y a la implantación de zonas industriales y de servicios, lo que repercutió a un incremento de la economía. Pero lo más importante de este ferrocarril es que estimuló la ordenación territorial de Barcelona y sus alrededores, siendo el mismo doctor Pearson quien plantó la semilla de la llamada Gran Barcelona: la ciudad comercial (Barcelona capital desde el Llobregat hasta el Besòs), la ciudad residencial (Collserola) y la ciudad industrial (las comarcas vallesanas).
Tren inaugural del ferrocarril hasta Les Planes estacionado en Barcelona.
Foto: Irene Codina Sorolla
Foto: Irene Codina Sorolla
El origen de este ferrocarril se debe al Mina-Grott, un tren miniatura inaugurado el 3 de junio de 1908 que a través de una mina de agua comunicaba el pantano de Vallvidrera con la parte alta del municipio de Sant Vicenç de Sarrià para acceder al Lake Walley Park, un parque deportivo proyectado por el joven empresario de 25 años de edad Heribert Alemany. Sin embargo, a pesar del éxito de pasajeros, problemas legales derivados por el recelo del director del funicular de Vallvidrera ante la amenaza que suponía el nuevo competidor, logró que la Guardia Civil por orden del gobernador civil de Barcelona lo cerrara temporalmente. Ante la situación de duda acerca de si se trataba de una atracción o de un ferrocarril de pasajeros, intervino la figura de Carlos Emilio Montañés, ingeniero experto en materia ferroviaria y centrales eléctricas que trabajó en la Compañía General de Tranvías y en la Barcelona Tramways Company Limited. El mismo prometió al Gobierno Civil de Barcelona que a cambio de restablecer el servicio del Mina-Grott, presentaría un proyecto de explotación mediante una concesión ferroviaria, idea considerada favorable que finalmente llevó el día 6 del mismo mes y año a la reapertura al público del servicio. La explotación a manos de Montañés resolvió la situación legal mediante la constitución de una empresa llamada Ferrocarril Metropolitano Miniatura de Vallvidrera, poco después bautizada como Ferrocarril Metropolitano de Las Planas a Vallvidrera. La concesión ferroviaria tuvo que pasar por trámites complicados como ajustarse a la Ley de Ferrocarriles de 1877 y al hecho de que el túnel de la mina transcurría bajo terrenos de propiedad particular no revertibles al Estado. Por ello, el Gobierno Civil de Barcelona acordó como solución definitiva al conflicto burocrático que el señor Montañés estaría obligado a presentar un proyecto de ferrocarril de características normales que enlazara Barcelona con el Vallès circulando por terrenos revertibles al Estado, cuya inauguración comportaría el cierre definitivo del Mina-Grott.
Para la prolongación del tren de Sarrià hasta el Vallès con el reto de superar la barrera física que suponía la montaña de Collserola y poder disponer de apoyo financiero, contó con la ayuda de su inestimable amigo Frederick Stark Pearson, ingeniero y financiero canadiense que visitó la capital catalana en junio de 1911. Entusiasmado de su experiencia, fundó en Toronto en el mismo año la Barcelona Traction Light and Power Company Limited (La Canadiense) y adquirió a través de dicha sociedad las acciones de Ferrocarril de Sarriá a Barcelona Sociedad Anónima (que incluía el tren y el funicular de Vallvidrera) para la constitución el 1 de abril de 1912 de la nueva compañía Ferrocarriles de Cataluña Sociedad Anónima. Al iniciarse las obras del nuevo tramo ferroviario que incluía la perforación de un túnel bajo la montaña de 1.625 metros de longitud, esporádicamente el Mina-Grott se utilizó tanto para el transporte de obreros como para el traslado de pequeños materiales de construcción. Los trabajos no quedaron exentos de problemas, pues al estallar la Primera Guerra Mundial quedó afectado el capital de procedencia británica, y algunos tramos del nuevo túnel tuvieron filtraciones de agua que provocaron el hundimiento de una parte ya construida. Pero el peor suceso se dio en 1915, cuando el ingeniero Pearson murió a bordo del transatlántico Lusitania en el que viajaba, al ser torpedeado y hundido por un submarino alemán en el océano Atlántico. A pesar de las consecuencias que ello comportó, las obras se pudieron continuar. Finalmente, el 28 de noviembre de 1916 se inauguró oficialmente el tramo Sarrià-Les Planes. Al día siguiente, el Mina-Grott dejó de funcionar.
Restaurante Eléctrico, al lado de la estación de Les Planes. Actualmente es un centro
cívico municipal. Foto: L. Roisin
Mucho más se podría explicar acerca de la historia de esta línea, explotada desde 1979 por Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya y que actualmente se conoce como el Metro del Vallès, cuya red de ancho internacional conecta el centro de Barcelona con Sant Cugat del Vallès, Cerdanyola del Vallès, Sant Quirze del Vallès, Sabadell, Rubí y Terrassa. Por su indiscutible calidad ha vuelto a posicionarse como uno de los servicios ferroviarios suburbanos más modernos de Europa, tal y como lo fue hace justo 100 años. Para más información histórica y técnica recomiendo la lectura de los libros de Carles Salmerón i Bosch “El tren de Sarrià” y “El tren del Vallès” (volúmenes 13ª y 13B, respectivamente, de la colección Els trens de Catalunya, editados por Tèrminus), de los cuales ha sido posible la redacción de la parte histórica del presente artículo. Igualmente, y con motivo de este centenario, recomiendo la adquisición del libro “Els trens Brill i els Ferrocarrils de Catalunya. Cent anys d’història entre Barcelona i el Vallès” (editado por Tèrminus), escrito por Joan Carles Salmerón, hijo del anterior autor y que afortunadamente continúa con el magnífico legado de su padre, el cual fue (y siempre será) un referente de primer orden dentro de la historia de los transportes y su patrimonio (y mi maestro).
Portada del nuevo libro de Joan Carles Salmerón i Fernández con motivo del centenario de la llegada del ferrocarril a Les Planes. Foto: Agrupament Ferroviari de Barcelona
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