Hay cosas que van más allá de lo vergonzoso y generan una profunda indignación personal. Como precedente al tema que voy a tratar, todavía recuerdo años atrás un estúpido anuncio del refresco Kas cuyo lema era “¿Y tu de quien eres? ¿de naranja o de limón?”, que en realidad no hacía otra cosa más que reflejar como en este país la valoración que se hace de las personas en función de sus ideas y creencias es un deporte nacional. Y encima el spot te animaba a “ser de alguien” para poder “ser alguien” y así evitar “ser nadie o nada”.
Más recientemente, hay dos casos muy lamentables que así lo demuestran. Navegando por Internet descubrí una notícia en la que la actriz Marta Torné se manifestó molesta por unas preguntas tendenciosas que un periodista le hizo para el diario El Periódico de Catalunya acerca de las relaciones entre Cataluña y el resto de España. Ella respondió haciendo crítica tanto del nacionalismo catalán como del nacionalismo español, y que se sentía igualmente catalana y española. En algunos foros públicos, como el de Libertad Digital abundaron respuestas brillantes tales como “Esta chica ya me caía de fábula antes de leer esto, pero después de ello mi respeto, cariño y admiración por ella han subido muchos enteros. No sólo porque es guapa y con estas palabras demuestra inteligencia poco común, sino también porque ha demostrado ser valiente exponiendose a lo que se expone”, y otra que decía “Pues a mi esta chica ni me iba ni me venía y oye, ahora, de pronto me cae de cojones.” O sea, que pasas de un día para el otro a ser objeto de pasotismo a ser objeto de idolatría solo por tus ideas, y de ser una persona corriente a ser de pronto alguien magnífico. Bueno, pero... ¿y la inteligencia? ¿y las virtudes? ¿y la cultura? ¿y la humanidad? ¿y la bondad? ¿y la entrega hacia los demás? ¿y la valua personal? ¿y la profesionalidad? Todo eso parece diluirse y dejar de existir en las personas, salvo que compartamos sus ideas y creencias. ¿En qué clase de democracia inmadura vivimos? ¿Que problema personal padece nuestra sociedad? ¿De qué tiene tanto miedo la gente? Hoy día queremos ser demasiado políticamente correctos (yo no lo soy porque eso es censura democrática), procurar quedar bien con todo el mundo, no decir nada malo ni ofensivo hacia nadie, y nos llenamos la boca acerca de valores como la igualdad, la libertad, la tolerancia, el respeto, la solidaridad, la diversidad, la pluralidad, el compromiso y la cohesión. Sin embargo, a la hora de la verdad aflora la intolerancia y la hostilidad hacia quienes se manifiestan diferentes a nosotros pero se les perdona la vida y sus pecados si comparten nuestras ideas y creencias.
Otro caso similar, para llorar, hace referencia al recientemente fallecido Severiano Ballesteros, simpatizante del Barça, por lo que un anónimo de un foro respondió “Bueno, mira, además de culé era un buen hombre. Que Dios lo acoja en su seno”. Sin lugar a dudas, comentarios como este se llevan la palma. Vamos mal si para caer bien a los demás te condicionan tus ideas y tus creencias. Vamos mal si solo vemos cualidades y humanidad solo a quienes piensan y creen como nosotros. Vamos mal si al viajar por otras tierras, sean regiones o sean países, les tenemos simpatía o les tenemos miedo por lo que allí gobierna o lo que han votado en las últimas elecciones. En definitiva, vamos muy mal.
Amiga Marta, respeto tu opiniones personales acerca del encaje de Cataluña dentro de España y tu sentimiento de pertenencia, pero no te creas que a quienes les caes bien por tus comentarios son auténticos amigos y te van a beneficiar, porque para ellos en realidad tu solo eres una chica magnífica y una “catalana buena” por estas declaraciones, por nada más, no por tu valua personal, tus virtudes, tu profesionalidad y tu humanidad. Espero que no les des las grácias porque no se las merecen y porque no te están haciendo favor alguno. No tengas dudas que estos admiradores tuyos no valen nada porque no valoran nada ni a nadie que difiera de sus doctrinas. Y amigo “Seve”, allá donde te encuentres, se llame “cielo” o se llame “más allá”, disculpa a quienes te disculpan porque han descubierto que en vida fuiste simpatizante del Barça, y por consiguiente un “hombre bueno” porque no saben lo que dicen. Igualmente serás merecedor de que Dios te haya acogido en su seno para toda la eternidad. Y yo, con mis ideas y mis creencias que muchos ya conocéis, en paz con todos.
Más recientemente, hay dos casos muy lamentables que así lo demuestran. Navegando por Internet descubrí una notícia en la que la actriz Marta Torné se manifestó molesta por unas preguntas tendenciosas que un periodista le hizo para el diario El Periódico de Catalunya acerca de las relaciones entre Cataluña y el resto de España. Ella respondió haciendo crítica tanto del nacionalismo catalán como del nacionalismo español, y que se sentía igualmente catalana y española. En algunos foros públicos, como el de Libertad Digital abundaron respuestas brillantes tales como “Esta chica ya me caía de fábula antes de leer esto, pero después de ello mi respeto, cariño y admiración por ella han subido muchos enteros. No sólo porque es guapa y con estas palabras demuestra inteligencia poco común, sino también porque ha demostrado ser valiente exponiendose a lo que se expone”, y otra que decía “Pues a mi esta chica ni me iba ni me venía y oye, ahora, de pronto me cae de cojones.” O sea, que pasas de un día para el otro a ser objeto de pasotismo a ser objeto de idolatría solo por tus ideas, y de ser una persona corriente a ser de pronto alguien magnífico. Bueno, pero... ¿y la inteligencia? ¿y las virtudes? ¿y la cultura? ¿y la humanidad? ¿y la bondad? ¿y la entrega hacia los demás? ¿y la valua personal? ¿y la profesionalidad? Todo eso parece diluirse y dejar de existir en las personas, salvo que compartamos sus ideas y creencias. ¿En qué clase de democracia inmadura vivimos? ¿Que problema personal padece nuestra sociedad? ¿De qué tiene tanto miedo la gente? Hoy día queremos ser demasiado políticamente correctos (yo no lo soy porque eso es censura democrática), procurar quedar bien con todo el mundo, no decir nada malo ni ofensivo hacia nadie, y nos llenamos la boca acerca de valores como la igualdad, la libertad, la tolerancia, el respeto, la solidaridad, la diversidad, la pluralidad, el compromiso y la cohesión. Sin embargo, a la hora de la verdad aflora la intolerancia y la hostilidad hacia quienes se manifiestan diferentes a nosotros pero se les perdona la vida y sus pecados si comparten nuestras ideas y creencias.
Otro caso similar, para llorar, hace referencia al recientemente fallecido Severiano Ballesteros, simpatizante del Barça, por lo que un anónimo de un foro respondió “Bueno, mira, además de culé era un buen hombre. Que Dios lo acoja en su seno”. Sin lugar a dudas, comentarios como este se llevan la palma. Vamos mal si para caer bien a los demás te condicionan tus ideas y tus creencias. Vamos mal si solo vemos cualidades y humanidad solo a quienes piensan y creen como nosotros. Vamos mal si al viajar por otras tierras, sean regiones o sean países, les tenemos simpatía o les tenemos miedo por lo que allí gobierna o lo que han votado en las últimas elecciones. En definitiva, vamos muy mal.
Amiga Marta, respeto tu opiniones personales acerca del encaje de Cataluña dentro de España y tu sentimiento de pertenencia, pero no te creas que a quienes les caes bien por tus comentarios son auténticos amigos y te van a beneficiar, porque para ellos en realidad tu solo eres una chica magnífica y una “catalana buena” por estas declaraciones, por nada más, no por tu valua personal, tus virtudes, tu profesionalidad y tu humanidad. Espero que no les des las grácias porque no se las merecen y porque no te están haciendo favor alguno. No tengas dudas que estos admiradores tuyos no valen nada porque no valoran nada ni a nadie que difiera de sus doctrinas. Y amigo “Seve”, allá donde te encuentres, se llame “cielo” o se llame “más allá”, disculpa a quienes te disculpan porque han descubierto que en vida fuiste simpatizante del Barça, y por consiguiente un “hombre bueno” porque no saben lo que dicen. Igualmente serás merecedor de que Dios te haya acogido en su seno para toda la eternidad. Y yo, con mis ideas y mis creencias que muchos ya conocéis, en paz con todos.
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