El siguiente tema del que voy a tratar a continuación resulta actualmente polémico y controvertido porque trae consigo numerosas disputas y confusiones conceptuales, debido básicamente a la constante lucha ideológica entre quienes tienen distintos sentimientos de pertenencia y distintos modelos de estado dentro de un territorio no soberano como es Cataluña. Acerca del catalanismo, del nacionalismo y del independentismo se podrían decir muchísimas cosas, pues sería una larga historia y este no es aquí el objetivo a exponer, sino a definir brevemente para aclarar un poco qué es cada cosa.
Del mismo modo que muchos creyentes, creyentes religiosos, agnósticos y ateos confunden los conceptos de Dios, Iglesia, religión y cristianismo y son incapaces de aceptarlos por separado, lo mismo sucede entre nacionalistas y antinacionalistas cuando relacionan los conceptos de nacionalismo, catalanismo e independentismo como si fuesen sinónimos. Y eso no es así.
Definiríamos el catalanismo como aquella doctrina de pensamiento político orientada a preservar y promover los valores propios y distintivos de la personalidad de Cataluña, como son sus tradiciones, sus valores culturales, su lengua local, sus derechos históricos y su autonomía respecto al resto de España en el terreno político, pero sin definir a Cataluña como nación. Históricamente, el catalanismo era inicialmente regionalista, federalista o autonomista, y aspiraba a preservar la autonomía de Cataluña y el restablecimiento de sus instituciones, contribuyendo a la construcción de un nuevo modelo de estado español descentralizado. En cambio, el nacionalismo catalán sería una corriente de pensamiento derivada del catalanismo y conformada con posterioridad, a principios del siglo XX, que absorbe los objetivos del catalanismo pero con la diferencia añadida de concebir a Cataluña como nación, introduciendo los conceptos de soberanía nacional y nacionalidad en tanto la posibilidad de que Cataluña pudiese definir sus propias fronteras.
En cuanto al independentismo se refiere, esta es una corriente derivada generalmente del nacionalismo (aunque algunos rechazan definirse como nacionalistas) que propugnaría la independencia del territorio catalán respecto del Estado español, bajo la tesis de que resultaría el único camino posible para alcanzar la máxima plenitud cultural, social o económica, objetivos imposibles mientras Cataluña continúe formando parte de España, país al cual, según los independentistas, le niegan la existencia de cualquier forma democrática. Es decir, que España es igual a fascismo y cualquier elemento de españolidad es fascista.
Vistos los tres conceptos, queda clara la diferencia y la posibilidad de ser catalanista no nacionalista ni independentista, incluso ser nacionalista no independentista.
Otro concepto que conlleva polémica es de aceptar a Cataluña como nación. Para ello hay que plantearse a qué nos estamos refiriendo cuando hablamos de “nación catalana”. Existe la llamada nación histórica y la nación administrativa. La primera hace referencia a una concepción nacional a título histórico y honorífico, como forma de reconocer un pasado glorioso y una realidad catalana diferente de otras realidades. Sin embargo, yo creo y a la vez no creo en la existencia de ese “hecho diferencial catalán”. Me explico. Creo en tanto que a nivel particular, todos los territorios del mundo son hechos diferenciales porque no pueden existir dos territorios iguales, y por consiguiente, cada región de España sería también un hecho diferencial aunque compartan una misma historia y una misma lengua. Y a la vez no creo en el hecho diferencial en tanto que ni Cataluña ni cualquier otro territorio pueda ser más diferente de lo que ya son. Sería, de algún modo aquella expresión que dice “todos iguales, todos diferentes”. Y puestos a añadir, también me atrevería a decir que el llamado “problema catalán” jamás ha existido. ¿Qué es el “problema catalán”? ¿Dónde está ese problema? ¿A qué se refiere? Personalmente, como catalán que siempre he vivido en Cataluña desde que nací, puedo asegurar que ese “problema catalán” nunca lo he visto. En Cataluña existen problemas en tanto que todas las personas tenemos problemas y todos los territorios del mundo tienen sus problemas porque un mundo sin problemas no existe. Ahora bien, un “problema catalán” más diferente que sea más problema que los demás, os puedo asegurar que no existe ni es peor que el de otros territorios. Eso es un mito inventado surgido por la estúpida pugna entre nacionalistas y antinacionalistas para dividir a la sociedad catalana.
Volviendo al tema, la “nación administrativa” haría referencia a una concepción burocrática que tendría efectos estatales. Está claro que si Cataluña es de España, la nación catalana administrativa no existe pero sí la nación catalana histórica, del mismo modo que se habla del “Principado de Asturias”, del “Reino de Navarra”, del “Reino de Castilla y León”, de nacionalidades históricas como Andalucía, las Illes Balears, Galicia, etc. o sea, que tienen los títulos históricos de “nacionalidad histórica”, “reinado” y “principado”, entre otros, pero no dejan de ser comunidades autónomas de España. A mi parecer, creo que esto es una solución intermedia que puede satisfacer a la mayoría de gente (salvo excepciones) porque a la vez, se acepta el concepto de nación (la histórica en este caso) y el de región o comunidad autónoma.
Por lo tanto, se puede ser catalanista no nacionalista y concebir a Cataluña como nación histórica y comunidad de España..
Del mismo modo que muchos creyentes, creyentes religiosos, agnósticos y ateos confunden los conceptos de Dios, Iglesia, religión y cristianismo y son incapaces de aceptarlos por separado, lo mismo sucede entre nacionalistas y antinacionalistas cuando relacionan los conceptos de nacionalismo, catalanismo e independentismo como si fuesen sinónimos. Y eso no es así.
Definiríamos el catalanismo como aquella doctrina de pensamiento político orientada a preservar y promover los valores propios y distintivos de la personalidad de Cataluña, como son sus tradiciones, sus valores culturales, su lengua local, sus derechos históricos y su autonomía respecto al resto de España en el terreno político, pero sin definir a Cataluña como nación. Históricamente, el catalanismo era inicialmente regionalista, federalista o autonomista, y aspiraba a preservar la autonomía de Cataluña y el restablecimiento de sus instituciones, contribuyendo a la construcción de un nuevo modelo de estado español descentralizado. En cambio, el nacionalismo catalán sería una corriente de pensamiento derivada del catalanismo y conformada con posterioridad, a principios del siglo XX, que absorbe los objetivos del catalanismo pero con la diferencia añadida de concebir a Cataluña como nación, introduciendo los conceptos de soberanía nacional y nacionalidad en tanto la posibilidad de que Cataluña pudiese definir sus propias fronteras.
En cuanto al independentismo se refiere, esta es una corriente derivada generalmente del nacionalismo (aunque algunos rechazan definirse como nacionalistas) que propugnaría la independencia del territorio catalán respecto del Estado español, bajo la tesis de que resultaría el único camino posible para alcanzar la máxima plenitud cultural, social o económica, objetivos imposibles mientras Cataluña continúe formando parte de España, país al cual, según los independentistas, le niegan la existencia de cualquier forma democrática. Es decir, que España es igual a fascismo y cualquier elemento de españolidad es fascista.
Vistos los tres conceptos, queda clara la diferencia y la posibilidad de ser catalanista no nacionalista ni independentista, incluso ser nacionalista no independentista.
Otro concepto que conlleva polémica es de aceptar a Cataluña como nación. Para ello hay que plantearse a qué nos estamos refiriendo cuando hablamos de “nación catalana”. Existe la llamada nación histórica y la nación administrativa. La primera hace referencia a una concepción nacional a título histórico y honorífico, como forma de reconocer un pasado glorioso y una realidad catalana diferente de otras realidades. Sin embargo, yo creo y a la vez no creo en la existencia de ese “hecho diferencial catalán”. Me explico. Creo en tanto que a nivel particular, todos los territorios del mundo son hechos diferenciales porque no pueden existir dos territorios iguales, y por consiguiente, cada región de España sería también un hecho diferencial aunque compartan una misma historia y una misma lengua. Y a la vez no creo en el hecho diferencial en tanto que ni Cataluña ni cualquier otro territorio pueda ser más diferente de lo que ya son. Sería, de algún modo aquella expresión que dice “todos iguales, todos diferentes”. Y puestos a añadir, también me atrevería a decir que el llamado “problema catalán” jamás ha existido. ¿Qué es el “problema catalán”? ¿Dónde está ese problema? ¿A qué se refiere? Personalmente, como catalán que siempre he vivido en Cataluña desde que nací, puedo asegurar que ese “problema catalán” nunca lo he visto. En Cataluña existen problemas en tanto que todas las personas tenemos problemas y todos los territorios del mundo tienen sus problemas porque un mundo sin problemas no existe. Ahora bien, un “problema catalán” más diferente que sea más problema que los demás, os puedo asegurar que no existe ni es peor que el de otros territorios. Eso es un mito inventado surgido por la estúpida pugna entre nacionalistas y antinacionalistas para dividir a la sociedad catalana.
Volviendo al tema, la “nación administrativa” haría referencia a una concepción burocrática que tendría efectos estatales. Está claro que si Cataluña es de España, la nación catalana administrativa no existe pero sí la nación catalana histórica, del mismo modo que se habla del “Principado de Asturias”, del “Reino de Navarra”, del “Reino de Castilla y León”, de nacionalidades históricas como Andalucía, las Illes Balears, Galicia, etc. o sea, que tienen los títulos históricos de “nacionalidad histórica”, “reinado” y “principado”, entre otros, pero no dejan de ser comunidades autónomas de España. A mi parecer, creo que esto es una solución intermedia que puede satisfacer a la mayoría de gente (salvo excepciones) porque a la vez, se acepta el concepto de nación (la histórica en este caso) y el de región o comunidad autónoma.
Por lo tanto, se puede ser catalanista no nacionalista y concebir a Cataluña como nación histórica y comunidad de España..
A pesar de todo lo explicado, todavía existen quienes se resisten a aceptar las cosas como son y se muestran escépticos. Por parte de los nacionalistas e independentistas, argumentan que ya en al año 1915 la revista Renaixença definía el catalanismo como "la exaltación del sentimiento nacional, el reconocimiento, por los catalanes, de la Patria Catalana y la doctrina que lucha por las reivindicaciones políticas de Cataluña, son llamados catalanismo". De ahí aseguran que catalanismo y nacionalismo son la misma cosa, y rechazan cualquier otra variante e incluso una posible refundación del catalanismo que integre al colectivo castellanohablante y a las personas procedentes de otras tierras y culturas para enmarcarlas dentro de un proyecto común, y considerando a España como territorio amigo. En resumen, consideran que quien es catalanista no nacionalista no es un verdadero catalanista
Por parte de los antinacionalistas, el motivo es muy simple. Creen que quienes se autodefinen como “catalanistas no nacionalistas” o definen la “nación histórica” como algo compatible con la comunidad autónoma de España son en realidad simplemente nacionalistas (y antiespañoles) encubiertos o que “no han salido del armario” para guardar las apariencias, porque no quieren aceptar su forma de pensamiento o su rechazo hacia lo español por un motivo de orgullo o porque “está feo admitirlo abiertamente”. Incluso rechazan aún más la idea de concebir una “nación histórica” en contraposición a la “nación administrativa” como si también se tratara de otra excusa barata, o bien “un intento de meter un gol a los no nacionalistas o de tomarles el pelo” como si se les pretendiese engañar.
Sin embargo, creo yo que en la mayoría de gente no nacionalista existe un sentimiento catalanista, el cual se ha ido transformando y adaptando a los nuevos tiempos. Además, en una parte conceptual del catalanismo actual convergen tanto los nacionalistas como los no nacionalistas. Hoy día, este concepto, a pesar de mantener las principales estructuras que lo caracterizan, se ha ido refundando él solo a medida que la sociedad catalana ha evolucionado, de ahí que creo innecesario que un partido político o una institución deba de “inventar” una definición para que todo el mundo la acate. Todo y la parte fija y objetiva, existe también una parte flexible y subjetiva porque el catalanismo es el “mundo de Cataluña”, y teniendo en cuenta que cada persona es un mundo y existen por tanto tantos mundos como personas, hay tantos catalanismos como personas residentes en Cataluña.
Por parte de los antinacionalistas, el motivo es muy simple. Creen que quienes se autodefinen como “catalanistas no nacionalistas” o definen la “nación histórica” como algo compatible con la comunidad autónoma de España son en realidad simplemente nacionalistas (y antiespañoles) encubiertos o que “no han salido del armario” para guardar las apariencias, porque no quieren aceptar su forma de pensamiento o su rechazo hacia lo español por un motivo de orgullo o porque “está feo admitirlo abiertamente”. Incluso rechazan aún más la idea de concebir una “nación histórica” en contraposición a la “nación administrativa” como si también se tratara de otra excusa barata, o bien “un intento de meter un gol a los no nacionalistas o de tomarles el pelo” como si se les pretendiese engañar.
Sin embargo, creo yo que en la mayoría de gente no nacionalista existe un sentimiento catalanista, el cual se ha ido transformando y adaptando a los nuevos tiempos. Además, en una parte conceptual del catalanismo actual convergen tanto los nacionalistas como los no nacionalistas. Hoy día, este concepto, a pesar de mantener las principales estructuras que lo caracterizan, se ha ido refundando él solo a medida que la sociedad catalana ha evolucionado, de ahí que creo innecesario que un partido político o una institución deba de “inventar” una definición para que todo el mundo la acate. Todo y la parte fija y objetiva, existe también una parte flexible y subjetiva porque el catalanismo es el “mundo de Cataluña”, y teniendo en cuenta que cada persona es un mundo y existen por tanto tantos mundos como personas, hay tantos catalanismos como personas residentes en Cataluña.
1 comentario:
Creo que te has liado un poco, no todos los independentistas definen a España como un estado fascista, simplemente no quieren formar parte de él.
Independentista y nacionalista es lo mismo, ambos desean una nación independiente, mientras que los catalanistas prefieren mantenerse dentro del Estado español.
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