Amigos y amigas:
Desde mi humilde hogar y honrado negocio en el barrio del Clot de Barcelona, acompañado de mi querida esposa Sayra, quiero felicitaros la Navidad. Y como es tradición en estas fechas tan entrañables, las primeras palabras serán para expresaros mis mejores deseos de paz, amor, felicidad y prosperidad.
Cierro un año difícil marcado por la lucha en mantener vivo el comercio que abrimos el pasado 1 de noviembre de 2018. Al finalizar el presente año hemos podido hacer frente a deudas que durante largo tiempo arrastramos. Han sido meses de tensiones e incertidumbres con numerosos altibajos personales, pero afortunadamente nunca capitulamos porque creímos en nuestra aspiración. Pese a las grandes dificultades, logramos darnos a conocer en el barrio y mantener una clientela fiel que ha avalado la calidad de los productos caseros elaborados por nosotros. Ahora nos corresponde encarrilar las cosas hacia los objetivos marcados porque siempre hemos tenido ambiciones e inquietudes en este proyecto que queremos expandir. Es comprensible que no resulte fácil emprender porque ello requiere perseverancia y dedicación exclusiva.
Sin embargo, en una ciudad como Barcelona que tradicionalmente ha sido cuna de emprendedores, resulta anormal la existencia de tantas limitaciones, dificultades e inconvenientes adicionales cuando el comercio constituye un sector económico fundamental que aporta riqueza, otorga vida a los barrios y atiende a las necesidades de la ciudadanía. Muchas personas que no han podido lograr un puesto de trabajo estable han recurrido a la apertura de un negocio para abrirse un futuro esperanzador como alternativa a un mercado laboral que por desgracia ignora a aspirantes y profesionales de cierta edad. Aunque deba ponerse orden al sector mediante normativas y regulaciones para evitar desequilibrios territoriales, negocios ilegítimos y competencias desleales, ello no debería de tener como contrapartida restar facilidades para brindar una oportunidad a quienes han padecido problemas laborales. En esta Navidad quiero manifestar mi solidaridad hacia los comerciantes que han perdido su negocio, hacia quienes padecen la subida indiscriminada de los alquileres y los impuestos, hacia los restauradores que han visto reducir o desaparecer sus terrazas, y especialmente hacia los comerciantes del centro de Barcelona que, por culpa de los últimos altercados acaecidos, han visto impotentes disminuir su facturación.
Mi querida esposa Sayra es en la base fundamental de mi vida y la mujer que otorga sentido a todo lo que realizo. Las fuerzas para seguir luchando y no rendirme en la consolidación del proyecto que concebimos las debo únicamente a ella que ha demostrado poseer una fe profunda, fuerte e inquebrantable. Pocas veces he tenido la ocasión de conocer a alguien con unas convicciones tan sólidas y que, además, le han funcionado. La convivencia nunca es fácil, y a veces las diferencias entre ambos nos ponen a prueba. Mi experiencia personal me dice que para garantizar una buena estabilidad conyugal es muy importante el entendimiento, potenciar lo que nos une, dialogar, tener paciencia, no ofenderse por pequeñas cosas sin importancia, mostrar optimismo y evitar que tu pareja reciba la negatividad de un momento de resentimiento personal. Las personas somos como somos, con nuestra personalidad, virtudes, defectos, valores y circunstancias que nos han formado y educado. Nadie es jamás como uno desearía que fuera ni se le debe exigir cambiar, sino que todos deberíamos ser aceptados tal y como somos. Ahora bien, ello no exime la oportunidad de evolucionar siendo uno mismo, haciendo balance y autocrítica constructiva, transformando nuestra actitud y la forma de proceder que tanto define nuestra madurez, así como adquirir experiencia y conocimientos.
La familia es una institución fundamental en todas sus modalidades, desde la tradicional a las surgidas en estos últimos años, un patrimonio personal al que convendría depositar nuestra confianza, sentirnos acompañados, amparados, defendidos, comprendidos y, sobretodo, amados. Las discrepancias ideológicas o políticas, de personalidad y los asuntos económicos relacionados con herencias han sido la semilla de conflictos entre muchas familias cuando no deberían ser motivo de confrontación. La tolerancia, el entendimiento y la resolución de malos entendidos son fundamentales para que las diferencias unan a sus miembros y se sientan valorados porque, finalmente, todos valemos por igual y somos capaces de contribuir en algo bueno. De nuestros antepasados que ya no están con nosotros nos gusta quedarnos con todo lo positivo que nos dieron y enseñaron, con los momentos más felices y entrañables que vivimos con ellos. Los recuerdos, tanto los buenos como los malos, han incidido decisivamente en nuestra educación, madurez, formación humana y personalidad. Por ese motivo, siempre los llevaremos con nosotros y nunca podremos borrarlos porque, inevitablemente, incluso estando faltados de reliquias familiares o viajando lejos de nuestra tierra natal, formarán parte de la historia de nuestra vida.
Las buenas amistades con mayúsculas en estima y lealtad se aproximan a convertirse en miembros de tu propia familia por todo lo que pueden llegarte a aportar. Tanto yo como mi pareja hemos tenido la suerte de rodearnos de personas de gran confianza que nos han ayudado en los momentos más difíciles y a las cuales les hemos podido corresponder como merecían. Afortunadamente soy capaz de entablar amistad con gente muy diferente una de otra, con la cual me puedo enriquecer. Sólo quienes son inflexibles, radicales o tóxicos nos pueden perjudicar. Personalmente nunca he valorado a nadie por sus ideas o creencias, sino por sus cualidades y su humanidad. Desgraciadamente vivimos tiempos en los que la manera de pensar preocupa en exceso y prevalece sobre las virtudes y la obra personal, lo cual es peligroso porque eso lleva a priorizar a unos y a demonizar a otros. Conocer a gentes de diversas razas, culturas y países ha sido una experiencia muy interesante porque, una vez tratas con ellos, descubres que en realidad no somos tan diferentes unos de otros sino que compartimos rasgos universales que nos hacen iguales.
Este año me ha preocupado e inquietado especialmente la situación política y social que está atravesando Cataluña. Por primera vez en mi vida tengo serias dudas acerca mi porvenir hasta el punto de llegar a plantearme la posibilidad de emigrar a otro lugar en busca de un futuro mejor. Sin embargo, mi corazón permanece en mi tierra natal y, provisionalmente, aguardaré con la esperanza de que a corto plazo las cosas se estabilicen y evite así tomar una drástica decisión. Lamentablemente veo a la sociedad catalana más dividida, desorientada y enfrentada que nunca, y a ello se suma la escasa voluntad política para reconducir la situación hacia una reconciliación y un entendimiento. Los altercados provocados por grupos radicales de los que incluso muchos independentistas se han mostrado contrarios, podrían llevar a una situación de conflicto civil y de hundimiento económico que tendría para Cataluña graves consecuencias en todos los aspectos.
Siempre he dicho que todas las ideologías tienen cabida en una democracia, y sin intención de pecar de ingenuo quiero creer que todo el mundo, desde su punto de vista personal, sea independentista, nacionalista, constitucionalista o unionista, desea lo mejor para Cataluña. El problema surge cuando una ideología se cree superior a las demás, se impone aun no siendo mayoritaria, habla en nombre de todo el pueblo, adoctrina, manipula la historia, tergiversa la realidad, fabrica enemigos, actúa impunemente desobedeciendo las leyes establecidas, blanquea la violencia y demoniza a quienes piensan diferente. Cataluña ha sido históricamente una tierra hospitalaria, abierta e integradora, cuya sociedad se ha caracterizado por ser trabajadora, emprendedora, inquieta y ambiciosa. Esa es la verdadera identidad catalana frente a las identidades inventadas por una parte de la clase política. Sea cual sea la deriva venidera, deberíamos evitar perder esa esencia que nos caracteriza.
Barcelona, la urbe donde nací y he desarrollado toda mi vida personal, académica, cultural y laboral, es también motivo de preocupación personal, especialmente por las estrategias desarrolladas durante los últimos años que me han generado serias dudas. Es fundamental el impulso de políticas sociales que garanticen una buena calidad de vida en los barrios y para las personas. La construcción de equipamientos culturales, deportivos, educativos y sanitarios; la creación de espacios peatonales, la expansión de zonas verdes, la mejora del transporte público, la construcción de vivienda social, la lucha contra la pobreza y la integración de la inmigración son fundamentales para que la ciudad sea un espacio donde vivir y convivir. Pero para hacer realidad las demandas vecinales es imprescindible no ignorar ni demonizar sectores económicos que generan riqueza y cuyos beneficios son parte importante de los presupuestos destinados a luchar contra los desequilibrios territoriales. El sector público y el sector privado deberían colaborar más frecuentemente para hacer realidad aquellos proyectos que defienden y satisfacen los intereses de la ciudadanía. La ciudad no puede devenir provinciana y cerrarse económicamente y culturalmente a oportunidades venidas del exterior porque además su cosmopolitismo es parte de su identidad.
Durante éstos últimos años se ha demonizado injustamente al turismo, especialmente por parte de entidades vecinales politizadas, la extrema izquierda y los movimientos anticapitalistas. Todos en alguna ocasión hemos sido turistas y viajado más allá de nuestras fronteras a conocer mundo. Por tanto, sabemos lo que significa ser forastero en tierra ajena y nos gusta recibir un trato cordial de sus gentes. La gran mayoría de visitantes procedentes del resto del mundo que vienen a conocer nuestro patrimonio histórico, a enriquecerse con nuestra cultura, a disfrutar de nuestra gastronomía y a consumir nuestros productos deberían ser motivo de orgullo porque refleja el interés internacional que la ciudad provoca. Y ello es una oportunidad para atraer empresas innovadoras que generen puestos de trabajo, intercambiar experiencias de gestión ciudadana, importar y exportar talentos, firmar convenios para investigación y desarrollo, celebrar ferias y congresos, organizar eventos nacionales e internacionales, fomentar la cultura, proteger el patrimonio y estimular tanto el comercio como la restauración y la hotelería. Solo una minoría de los turistas y recién llegados es incívica y genera inseguridad. Por eso Barcelona debería demostrar que es una metrópoli fuerte e implacable contra el desorden y la injusticia.
Para el futuro siempre esperamos un mundo mejor. España lleva algunos años de inestabilidad política por la imposibilidad de llegar a acuerdos de gobierno. Nuestro país contiene muchos ingredientes de excelente calidad para convertirla en una gran nación a la altura de las grandes potencias europeas, pero ello lleva trabajo, fuerza de voluntad y sacrificio. En ese sentido es fundamental crear políticas que contribuyan a que el pueblo crea en su país y en sus posibilidades. Las diferencias entre el centro despoblado y la periferia desarrollada deberían resolverse mediante el establecimiento de una red de mancomunidades interprovinciales que generen vínculos económicos de manera recíproca ayudando así a la creación de riqueza estable y a redistribuir tanto la población como los recursos. A ello el fomento y modernización de la red ferroviaria convencional electrificando tramos sin electrificar, instalando vía doble en tramos de vía única y reforzando los servicios de trenes, mejoraría los flujos interregionales, fomentaría la movilidad sostenible y la convertirían en factor de expansión económica y demográfica, tal y como sucede en países desarrollados como Francia y Alemania que no dependen únicamente de la red de alta velocidad.
La diversidad cultural y lingüística es algo que nos caracteriza y un patrimonio único e irrepetible que deberíamos aprovechar, valorar y sentirnos orgullosos. Y por ese motivo, tomando la idea anterior, sería muy importante complementar esa red económica con una red intercultural nacional que ayudara a todos los españoles a conocernos mejor, a acercar posiciones, a entendernos más y a eliminar los prejuicios y rumores que tanto han dañado la convivencia generando rivalidades estériles. A menudo el cumplimiento de las leyes es motivo de controversia. La Ley debe de estar al servicio de las personas para garantizar derechos, libertades, oportunidades y estabilidad. La Constitución, como declaración de principios perfectamente reformable y actualizable, la entiendo como una herramienta que facilita la evolución social, económica, democrática y de valores, cuyo uso nos defiende, nos ampara y nos ayuda a labrarnos un futuro mejor, incluso avanzándose al presente. De lo contrario, cuando somos nosotros quienes estamos sometidos al servicio de la Ley y ésta se estanca chocando contra el progreso social, se genera un divorcio entre el pueblo y sus gobernantes y un retroceso democrático.
El mundo se halla en un momento crucial y es ahora cuando decidirá su porvenir y el bienestar de las nuevas generaciones. La economía debe evolucionar y adaptarse a los nuevos tiempos, posicionándose al servicio de la sociedad, siendo muy importante evitar mantener aquellos modelos económicos que nos han llevado a la crisis porque, de lo contrario, podríamos volver a recaer y a tener mayores dificultades de recuperación, con las nefastas consecuencias que ello tendría sobre la sociedad. Conservar el medio ambiente es decisivo para garantizar el bienestar y la superviviencia de nuestra especie. Frente al egoísmo de los países que niegan la realidad, la mayoría de estados del mundo deberían consensuar y acatar de una vez por todas medidas factibles para revertir los problemas actuales. Afortunadamente la conciencia ecológica es cada vez mayor incluso en los territorios más contaminantes, lo cual abre una ventana de esperanza cuyo fruto dependerá sobretodo de las nuevas generaciones. El mundo también desea avanzar en la igualdad de derechos y oportunidades de la mujer, colectivos LGTBI, inmigrantes y personas discapacitadas. Durante muchos años en mi infancia sufrí el acoso de algunos compañeros de escuela sólo por hecho de ser un chico tímido e inseguro, es por ello que comprendo perfectamente lo que algunos de dichos colectivos están sufriendo cuando les hacen sentirse diferentes a los demás.
El final del año también pasa por recordar a aquellas personas que durante estos últimos doce meses nos han dejado. En estas fechas es inevitable recordarlas y emocionarse. Todos hemos vivido alguna vez la experiencia de la pérdida de seres queridos y, por ese motivo, quiero homenajear los que ya no están. A título personal deseo honrar la memoria de los luchadores vecinales Manuel Rodríguez, Rafael Juncadella y Josep Pujol; de mi amigo de Facebook e historiador José March, del padre de mi amigo Jordi Ardid, de la madre de mi amiga Mercedes Hidalgo y de la hija de mi amigo Armando Padilla y nieta de mi amiga Manuela Muñoz. Desde aquí, envío un fuerte abrazo a los que lo estén sufriendo y, como creyente que soy, tengo la convicción de que, algún día, todos nos volveremos a encontrar y que allá donde iremos tendremos una misión especial y la mejor compensación.
Como cada año, la Navidad es, para mí, la época del año más esperada que más intensamente disfruto y de la que siempre he tenido un apego muy especial. No es cierto que esta fiesta ofenda a otras culturas como algunos han pretendido hacer creer. Todo lo contrario. La Pascua navideña es celebrada en la gran mayoría de países de mundo y por gente de diferentes creencias religiosas, incluso entre agnósticos y ateos por ser una festividad de carácter cultural que ha trascendido mucho más allá de cualquier concepción divina o de ser una fiesta de católicos.
Durante el próximo año continuaré escribiendo artículos, publicando nuevos trabajos, celebrando conferencias y organizando rutas de barrio, si bien mis compromisos conyugales y laborales no me permiten desarrollarme lo que desearía, pero en la medida de lo posible intentaré alcanzar mis objetivos marcados. Aprovecho esta ocasión para dar las gracias de todo corazón a aquellas personas que regularmente me siguen en el blog, leen mis escritos, valoran mi trabajo y me animan a continuar en la labor.
Desde el barrio del Clot de Barcelona, con mis mayores y sinceros sentimientos, quiero desear de todo corazón a mis familiares, amistades, seguidores y a cualquier persona ciudadana del mundo que paséis una FELIZ NAVIDAD y tengáis un PRÓSPERO AÑO NUEVO 2020.
5 comentarios:
FELIZ NAVIDAD!!!
Buen año
salut
Felices fiestas.
Amigo Ricard los negocios de barrio a partir del año 2000 siempre han sido montañas rusas sube baja sube baja.
Paciencia - Saludos
Bon Nadal i feliç any 2020! I sobretot moltes gràcies per les teves aportacions històriques, culturals i curioses de Can Fanga
Muchas gracias a todos por vuestras felicitaciones. Os deseo un feliz y próspero año 2020 y os mando un abrazo.
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