miércoles, 22 de mayo de 2019

40 años de ayuntamiento democrático en Barcelona (IV). Los alcaldes de la ciudad: Joan Clos (1997-2006)


Consciente del final de una etapa y con el propósito de abandonar el Ayuntamiento por la puerta grande y ser recordado en la posteridad como el gran “alcalde olímpico”, el 26 de septiembre de 1997 Pasqual Maragall cedió la alcaldía a su teniente de alcalde, Joan Clos i Matheu, que se erigió como nuevo “Batlle” de la “Casa Gran”.
Su mandato en el bienio de 1997 a 1999 fue el mejor gracias a la ejecución de una serie de actuaciones urbanísticas muy cercanas a la ciudadanía y encaminadas a mejorar la calidad de vida de los barrios populares, especialmente en el distrito de Nou Barris. El barrio del Raval se sometió a un proceso de remodelación y esponjamiento con la rehabilitación de edificios antiguos, el derribo y construcción de nuevas viviendas, la construcción y concentración de equipamientos culturales y la apertura de la rambla del Raval. Sin embargo, esta regeneración urbana no quedó exenta de polémica debido a la pérdida de identidad, de espacios históricos y de patrimonio arquitectónico. Igualmente, sectores concretos de otros barrios del distrito de Ciutat Vella perecieron ante las excavadoras y la especulación. En el distrito de Nou Barris se transformaron en bulevares los paseos de Fabra i Puig, Doctor Pi i Molist, Verdum y Valldaura, viéndose fomentados como grandes ejes comerciales. La plaza del Virrei Amat dobló su superficie y se estrenó el nuevo parque Central de Nou Barris. La avenida Meridiana, entre el paseo de Fabra i Puig y la calle de València amplió sus aceras para convertirse en bulevar y se abrió la avenida Diagonal por completo, desde la plaza de les Glòries hasta el Besòs.


En materia de transporte público se completó al apertura de la nueva L2 de metro desde Paral·lel hasta La Pau, la L4 llegó hasta la Trinitat Nova y se procedió a reestructurar diversas líneas de autobús para racionalizar la red y ampliar la cobertura territorial. Y en otros barrios populares y de la periferia barcelonesa, especialmente en núcleos históricos se continuó con el proceso de ampliación de aceras, peatonalización de calles, pacificación del tráfico y rehabilitación de fachadas de edificios. A nivel económico, el turismo fue año tras año adquiriendo más fuerza, lo que originó un notable y progresivo aumento de visitantes tanto nacionales como extranjeros, repercutiendo en un importante beneficio económico para Barcelona. En definitiva, buena parte de las actuaciones llevadas a cabo satisficieron a la sociedad barcelonesa y supuso para Joan Clos obtener la mayoría absoluta en las elecciones municipales de 1999.
El mandato de 1999 a 2003, a diferencia del anterior bienio, supuso un importante descenso de su popularidad como alcalde de Barcelona por el radical cambio de orientación de su gestión, especialmente centrada en grandes macroproyectos económicos y empresariales de muy poco o nulo carácter social. Imitando a su predecesor Pasqual Maragall, intentó repetir la fórmula de organizar un evento internacional que inyectara una importante dotación económica para el desarrollo de grandes obras urbanísticas. Descartada la posibilidad de celebrar una Exposición Internacional, Clos optó por la creación del llamado Fòrum Universal de les Cultures, un evento trienal destinado a promover la cultura de la paz, el desarrollo sostenible y la diversidad cultural.


Ello conllevó a la transformación de la zona del Besòs y de la fachada marítima entre la Vila Olímpica y Sant Adrià de Besòs, con la construcción de nuevas viviendas, hoteles, zonas verdes, edificios de oficinas y una gran superficie comercial. Paralelamente, el barrio del Poblenou inició un profundo proceso de transformación urbana con la remodelación y apertura de calles hasta entonces cortadas por viejas fábricas de antaño, la construcción de viviendas y oficinas y la rehabilitación de antiguas fábricas como patrimonio histórico destinadas a nuevos usos sociales y empresariales. Este proyecto se denominó 22@BCN y estaba destinado a hacer del Poblenou un barrio empresarial destinado al desarrollo de nuevas tecnologías.
Todos estos proyectos urbanísticos fueron muy criticados por parte de diversas asociaciones y entidades vecinales por impopulares. La zona del Fòrum fue considerada una excusa para generar una gran macroespeculación urbanística e inmobiliaria con grandes viviendas de lujo que rompía completamente con el popular PERI de 1989. El proyecto del 22@BCN en Poblenou se percibió como una remodelación que llevó a la expulsión de antiguos vecinos y a la escasez de equipamientos sociales en favor de la instalación de grandes empresas y viviendas a precios inasequibles para muchos bolsillos. Además, a pesar de la catalogación de diversos edificios fabriles con mucha historia, se perdió la gran oportunidad de materializar un museo de la industria tras el derribo de algunas y la expoliación y desaparición de numerosos ejemplos de maquinaria antigua, a menudo piezas únicas e irrepetibles.


La anterior gestión le supuso un voto de castigo y una fuerte crítica de los partidos de la oposición, si bien ganó nuevamente las elecciones municipales del 25 de mayo de 2003 aunque con mayoría simple. La renovación de su mandato significó una continuidad de una gestión encaminada a grandes proyectos de carácter poco popular, a pesar de sus promesas de hacer una labor de carácter más social y cercana a la ciudadanía. Al proceso de configuración del distrito 22@BCN en Poblenou habría que añadir las obras de ampliación del puerto de Barcelona y del aeropuerto, la ampliación de la Fira de Barcelona, la remodelación de la montaña de Montjuïc y el proyecto de urbanización de la zona de la Sagrera con la construcción de una gran estación ferroviaria y la llegada del tren de alta velocidad. Entre el 8 de mayo y el 26 de septiembre de 2004 se celebró sobre unos terrenos ganados al mar el Fòrum Universal de les Cultures, de cuyo éxito del certamen siempre se ha discrepado llegando a generar mucha controversia política y social. A nivel de infraestructuras, se inauguró la nueva L11 de metro, la L3 llegó hasta Canyelles, se reintrodujo nuevamente la red de tranvías con las líneas del Trambaix y del Trabesòs y se implantó como servicio de proximidad en barrios de difícil accesibilidad el llamado “Bus del Barri” de pequeñas dimensiones.
El aumento del incivismo y la inseguridad en Barcelona lo llevó a aprobar una ordenanza cívica para intentar paliar los problemas relacionados con la prostitución, la venta ambulante, el vandalismo y las actitudes incívicas. A efectos prácticos, su aplicación fue poco efectiva, además de tener la oposición de algunas formaciones políticas (unos por excesiva y otros por insuficiente) y de determinados colectivos.


Un año antes de las elecciones municipales, tras el fuerte desgaste del alcalde y ante la apuesta por parte del PSC de efectuar una renovación generacional, se planteó la sustitución de Clos. Tras ser nombrado por parte del presidente del Gobierno José Luís Rodríguez Zapatero como nuevo ministro de Industria, Comercio y Turismo, dimitió de alcalde de Barcelona, siendo oficialmente sustituido el 8 de septiembre de 2006 por Jordi Hereu. Pocos meses antes del traspaso, Clos logró la aprobación de la nueva Carta Municipal de Barcelona, una declaración de principios que ofrece a la ciudad un régimen especial en diferentes materias así como mayor autonomía y capacidad de competencia. Y desde febrero de 2006 la Feria de Barcelona acoge el Mobile World Congress, una feria internacional de la telefonía móvil en la que anualmente se presentan las novedades mundiales en tecnología sobre dicho ámbito.

Fotos: Carles Ribas (El País),  JAE (informativos.net), Maite Cruz (El Periódico), Marcel·lí Sáenz (El País).

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