martes, 25 de septiembre de 2018

En homenaje a mi padre


Paraules d'amor, senzilles i tendres... igual que dice la canción, así es como os brindaré con un resumen de lo que ha sido la vida de mi padre.

Mi padre Tomás Fernández Cazorla nació el 3 de noviembre de 1929 en Almería, en el mismo año de la Exposición Internacional de Barcelona. Era el hermano mayor de la familia, de los que sobrevivieron cuatro hermanos: Miguel, Juan, Paco y Pepe. Sus padres, es decir, mi abuelo Juan y mi abuela Paca tuvieron que trasladarse a Argelia para ganarse la vida. Ello sucedió en 1930. Allí el norte de África fue donde vivió sus primeros años de infancia, entre moros y cristianos, cuando los franceses eran los colonos. Mi padre combinaba la escuela, entonces en francés, con el oficio de comerciante, por lo que tuvo que aprender a contar en árabe. Su primer trabajo fue de vendedor de zapatos en una tienda de Oran.
Al estallar la Segunda Guerra Mundial comunicaron a mi abuelo que si continuaba allí debía alistarse como soldado y entrar en combate. Por ello, al negarse, prefirió volver a España, ya bajo la dictadura franquista. Fue en 1941. Los años que estuvieron trabajando en Almería mi padre recordaba como los terratenientes y señoritos maltrataban a sus trabajadores. Cansados de aquella mala vida, decidieron finalmente desplazarse a Cataluña para probar suerte y buscar aquella prosperidad deseada y merecida.
Mi padre y mi abuelo a menudo trabajaron juntos. Ambos inauguraron las obras del túnel de Cervera y colocaron la primera piedra de la autovía de Castelldefels. Estuvieron un tiempo viviendo y trabajando por Arenys de Mar, Caldetes y Sant Cebrià de Vallalta. Ya en 1947, tanto mi abuelo como mi padre se fueron a Barcelona y allí encontraron trabajo en la empresa de productos asfálticos y derivados petrolíferos Riegos Asfálticos, que más tarde se denominó Productos Asfálticos (PROAS), en el muelle de Sant Bertran, junto a la estación del Morrot. Allí entró de aprendiz y con el paso del tiempo fue cogiendo oficio hasta que a los poco años de su jubilación llegó a capataz.
En 1949 le tocó ir a hacer el servicio militar. Fue en la marina, en Cartagena. Allí aprendió a hacer todo los nudos marineros, de ahí que siempre sabía manejar las cuerdas a la hora de hacer paquetes. Pero la tuberculosis le pilló por sorpresa y tuvo que ir ingresado al Sanatorio de los Molinos, en Madrid. Lo abrieron por detrás y le extirparon medio pulmón y cuatro costillas. Recuerda que desde la habitación del hospital observaba como los prisioneros republicanos construían el Valle de los Caídos.
Afortunadamente se recuperó, se licenció y volvió a Barcelona, yendo a vivir con sus padres y hermanos en el barrio de Can Tunis, concretamente en las barracas de Jesús y María. Allí fue donde un día, viajando en el tranvía de la línea 48 del Paralelo en Can Tunis, conoció a mi madre, Griselda, hija del barrio. De ahí nació el amor de ambos hasta que contrajeron matrimonio en 1955 en la parroquia de allí, donde casualmente conocieron a un joven escritor y periodista llamado Paco Candel,.
Allí mis padres continuaron viviendo y se hicieron una barraca nueva con materiales que le proporcionó un conocido de la fábrica donde él trabajaba. Allí nació el primer hijo, mi hermano mayor Ismael. Mi padre trabajaba día y noche. De día hacía de camarero en un restaurante del Paralelo y de noche iba a la fábrica PROAS a cargar y descargar bidones de petróleo con mi abuelo.
En 1957 se fueron a vivir a las Viviendas del Congreso, barrio donde nacieron el resto de hermanos: Griselda, Tomás y un servidor. En mi casa mi padre fue también un hombre muy trabajador, un manitas capaz de hacer de carpintero, de albañil, de electricista, de fontanero y de pintor, entre otras cosas, y todo lo que a él le echaran. Su ritual era siempre el mismo, ponerse nervioso pero luego terminar contento de su trabajo. Y así fue como a lo largo de los años fue dando vida a la casa, pues buena parte de lo que hay lo montó él solo.
Aficionado al fútbol, iba a menudo con mi abuelo al campo de Les Corts, a disfrutar del Barça de las 5 Copas y de la magia futbolística de Ladislao Kubala. En 1970 ingresó en el club como empleado de la mano del entonces presidente Agustí Montal. Se dedicó a hacer de controlador en el Camp Nou, en la puerta 16, justo donde entraban los jugadores que iban hacia los vestuarios y los periodistas que preparaban sus reportajes. Él en 1984 se hizo socio de la Penya Barcelonista Congrés y me hizo socio del Club, convirtiéndome desde entonces en un culé errante, como el Holandés Errante, yendo de aquí para allá del estadio, sin limitaciones, sin rumbo ni destino, pudiendo pasar por todas partes sólo diciendo "soy hijo de Tomás". Así fue como conocí las entrañas de Can Barça y conocí de cerca algunos de los grandes jugadores de la historia del club, incluso una firma de Enrique Castro "Quini". Los domingos por la mañana hacía de controlador en el campo del Fabra i Coats, en Sant Andreu, lugar donde durante una temporada trabajé en el marcador, mi primer trabajo. Tanto en el Camp Nou como en el Fabra recordaré a los compañeros de mi padre: el señor Bordons, el Franco, el García, el Seguer, el Sallent, el Borràs ... hombres muy entrañables que dedicaron muchos años de su vida al club azulgrana.
Recordaré también mis visitas a Ripollet, en casa de mis abuelos que vivían en un cuarto piso sin ascensor. Íbamos una vez al mes los sábados por la mañana. Mi abuela Paca era quien siempre nos abría la puerta. "Quién es?" preguntaba ella, "tus nietos" decíamos yo y mi hermano Tomás. Cuando le preguntábamos cómo estaba ella siempre decía "regular" o "estoy muy malica". Mi padre siempre tenía por costumbre preguntarle "¿Tiene algo en el fuego?". Aquella mujer, tan vivaracha como era, siempre a mí ya mi hermano nos preguntaba "¿queréis una galletica?", y yo al girar la mirada hacia mi padre ella me respondía "no mires a tu padre". Y siempre acabábamos comiendo algo que ella nos ofrecía. Allí estaba también mi abuelo Juan, a menudo muy despistado pero seguramente lo hacía adrede. "¿Y esta quién es?" "¿Y éstos quienes son?" preguntaba siempre. Pero al irnos siempre nos decía "que tengáis buen viaje".
Cuando mi padre se jubiló, se dedicó a hacer de figurante en series de televisión y en películas de cine, llegando incluso a trabajar bajo las órdenes del director Pedro Almodóvar. Fue una trayectoria larga y muy interesante donde él, que siempre retrataba bien, se disfrazó de todas las maneras posibles.
Ya al final de su vida ha tenido la satisfacción de ver completo su trabajo al estar los cuatro hijos con pareja y en situación estable, encauzados hacia el futuro. Mi madre fue siempre su referente y nunca la olvidó desde que nos dejó en el 2008. De hecho, en el fondo buscaba la manera de reunirse con ella. Y lo consiguió. Se fue con todo lo bueno que él nos podía enseñar y que hemos podido heredar. A menudo soñaba con sus amigos muertos de la fábrica y del Barça, además de con sus padres. Ahora ya no necesita soñarlos porque ya está con ellos. Aunque él tenía muchas virtudes, a veces era cabezón y quería que las cosas fuesen exactamente como él quería. Quién sabe si por ese motivo el mismísimo Dios acabó haciéndole caso y decidió llevárselo con mi madre. Él siempre decía aquello de "nos veremos Hasta el año 2050". Quién sabe, probablemente sí, pues entonces yo tendré 79 años, y tal vez se me aparezca para decirme algo o nos volveremos a encontrar. Si es así no pasa nada, yo ya no tengo ningún miedo a la muerte porque sé que hay después de la muerte, y no os diré por qué estoy tan seguro de ello porque probablemente el 99% no me iba a creer. Así que, papa, nos veremos en el año 2050. Gracias.

Texto leído al público asistente durante la ceremonia de despedida de mi padre celebrada en el tanatorio de Sancho de Ávila, el 25 de septiembre de 2018.

jueves, 6 de septiembre de 2018

130 años de "Las Golondrinas"


Se cumple un siglo y tres décadas de la puesta en servicio de "Las Golondrinas", unas embarcaciones motoras destinadas al servicio de pasajeros que circulan por la zona portuaria barcelonesa y que actualmente se han convertido en el transporte de ocio y turismo más antiguo de la ciudad.
El primer precedente se remonta en el año 1884 cuando el indiano Leopoldo Herrera Jué puso en servicio una línea regular de vapores-ómnibus entre la Puerta de la Paz y los Baños San Sebastián, previo pago de 12.100 pesetas. Disponía de tres embarcaciones llamadas "Ómnibus Primera", "Ómnibus Segunda" y "Ómnibus Tercera", todas ellas construidas en un astillero de la Barceloneta, impulsadas por un motor a vapor y con capacidad para sesenta pasajeros sentados en el mismo nivel y en una cubierta de madera que los protegía de los elementos atmosféricos.
Al tratarse de un servicio poco rentable, en 1887 fue adquirido por Feliciana Goñi, la cual al año siguiente fundó una nueva empresa llamada Las Golondrinas, S.A. La denominación de la sociedad se debió a que popularmente las embarcaciones fueron conocidas con este nombre, el cual se le atribuye a Leopoldo Herrera Jué, de padre catalán y madre francesa, en recuerdo a las golondrinas, un ave muy típica de Cuba, isla en la cual residió hasta que las guerras le obligaron a marchar.


A los pocos días de la inauguración oficial merece rescatar la descripción que en el diario "La Vanguardia" del miércoles 28 de marzo de 1888 hizo de las nuevas embarcaciones: "Ayer tarde tuvimos ocasión de visitar los nuevos vaporcitos «Golondrinas», que se hallan fondeados frente la antigua playa de Pescadores, y que, como saben nuestros lectores, deben prestar en breve el servicio de pasajeros en el interior de nuestro puerto. A pesar de hallarse trabajando a su bordo los carpinteros de ribera, pintores y maquinistas, la impresión que nos causó la vista del interior de dichos buques fue excelente. La cubierta, convertida en salón, tiene cabida para 70 personas, que pueden viajar cómodamente sentadas en elegantes bancos por el estilo de los primitivos coches del ferrocarril de Villanueva. En caso necesario, y utilizando las plataformas de popa y proa, pueden acomodarse, hasta 140 pasajeros. La máquina de los nuevos vaporcitos es del sistema Compound, de 2 cilindros, que desarrollan una fuerza de 28 á 30 caballos indicados, lo cual les da una velocidad aproximada de 8 millas por hora. Está construida en los acreditados talleres de la Maquinista Terrestre y Marítima, cuya factoría tiene actualmente en construcción los juegos de máquinas de dos cruceros de alto bordo que deben formar parte de nuestra futura escuadra de combate. El casco de las «Golondrinas», construido por el carpintero de ribera señor Espríu, de la Barceloneta, mide 15'50 metros de eslora;  4'20 de manga y 1'70 de puntal. El calado de los buques es de 6'50 pies ingleses. Interinamente harán el servicio desde las escaleras de la Paz hasta las de la Sal (Barceloneta) a cuyo efecto se están construyendo los respectivos embarcaderos. La empresa ha dispuesto que se verifique la inauguración el próximo sábado, y cómo deben empezar a prestar servicio desde el domingo, nos reservamos ampliar estos detalles, una vez hecha la prueba oficial".


Tras haber efectuado pruebas de navegación previas con resultados satisfactorios, el 31 de marzo de 1888 por la tarde se procedió a la inauguración de las nuevas embarcaciones. Al acto asistieron las principales autoridades portuarias y municipales, y al día siguiente se abrió oficialmente el servicio al público.
El 16 de enero de 1900 éstas embarcaciones trasladaron hasta tierra a los prisioneros repatriados de la guerra de Filipinas. El peor accidente sucedió el 26 de noviembre de 1922 cuando una de las embarcaciones fue embestida por un barco, con el resultado de diez muertos y numerosos heridos.
Paralelamente, el 8 de diciembre de 1923 los empresarios Macià Casadevall, Rafael Gasch y Manuel Roca estrenaron unas nuevas embarcaciones conocidas como "Las Gaviotas", con un recorrido entre la Puerta de la Paz y la escollera. Surgió así un serio competidor de "Las Golondrinas" hasta el punto que la nueva sociedad Las Gaviotas, S.A. las acabó absorbiendo mediante la adquisición de acciones. Sin embargo ambos nombres siguieron coexistiendo y ambas sociedades mantuvieron su propia identidad y autonomía.
Al estallar la Guerra Civil tanto "Las Gaviotas" como "Las Golondrinas" fueron colectivizadas por la CNT y las embarcaciones que conformaban el parque motor se amarraron justo delante de la torre de San Sebastián del transbordador aéreo a Miramar. Ello se debió a la falta de combustible, lo que obligó a una suspensión indefinida. Aunque los bombardeos no las afectaron, algunas de las embarcaciones terminaron por hundirse debido a la falta de mantenimiento y luego se tuvieron que reflotar.


A partir de 1939 los antiguos empresarios pudieron regresar y restablecer los servicios portuarios, pero para ello fue necesario reparar y restaurar la flota superviviente. Finalmente, el 6 de mayo de 1945 se constituyó la nueva empresa Sirenas, S.A. destinada a la explotación tanto de "Las Palomas" como de "Las Golondrinas" y que sustituyó a las dos anteriores sociedades. Poco después, todas las embarcaciones recibieron únicamente el nombre de "Las Golondrinas", denominación que nos ha llegado hasta nuestros días y que ha hecho olvidar completamente la de "Las Gaviotas".
En 1953 se hizo la botadura oficial de los buques "Lolita" y "María del Carmen" que habían sido reconstruidos aprovechando parte de los elementos de las anteriores embarcaciones. A partir de 1955 se suprimió el servicio a los Baños de San Sebastián, quedando únicamente el del rompeolas, concebido definitivamente como transporte turístico y de ocio. Y en 1959 se realizó la botadura del buque "Encarnación" de aspecto similar a los dos anteriores. Las nuevas embarcaciones eran más grandes, de dos pisos, con motor diésel y dos puentes de gobierno para facilitar la maniobra en ambos sentidos.
En 1992 se estrenó una nueva embarcación tipo ferry llamada "Escua", que efectuaba el recorrido entre el Portal de la Pau y el Port Olímpic. Ello supondría el inicio de una nueva etapa empresarial en la cual llegaría material motor de nueva generación. Se apostó por mantener las viejas e históricas embarcaciones de siempre, pero ampliando la oferta a nuevas posibilidades para sobrevivir y asegurarse el futuro del negocio en base a las nuevas formas de ocio.


En 1995, con motivo de la inauguración de la rambla de Mar, el centro comercial Maremagnum, el Ímax y L'Aquàrium se estrenó un nuevo servicio entre el Portal de la Pau y el remodelado Port Vell. Sin embargo, dado el escaso éxito de pasajeros al poco tiempo fue suprimido. En 1997 se incorporó el catamarán "Trimar", construido en fibra de vidrio, con grandes ventanales que permite la visión submarina. Ello supuso la retirada definitiva del "Escua", que durante mucho tiempo permaneció estacionado en el Port Vell. Ya al final del siglo, en el año 2000 entró en servicio otro catamarán bautizado como "Omnibus". En el 2003, con motivo de la apertura de la bocana norte del puerto de Barcelona, se extendieron los recorridos hasta las playas de la Mar Bella y de la Nova Mar Bella, incluido el Port Olímpic.
En 2004 el Ayuntamiento de Barcelona solicitó la colaboración de la empresa Sirenas, S.A. en el evento del Fórum Universal de les Cultures 2004 para transportar a los visitantes desde el Portal de la Pau a la reciente apertura del Port Fórum Sant Adrià. Con motivo de este evento, "Las Golondrinas" entregaron a las autoridades marítimas un barco de madera, desintoxicado adecuadamente, como biotopo. Posteriormente fue hundido frente a las playas de la Vila Olímpica para facilitar la regeneración de la vida marina.
En 2008 se puso en servicio un buque monocasco llamado "Antina G", construido en fibra de vidrio pero con mejoras respecto a sistemas de comunicación, seguridad y gobernabilidad.


En la actualidad se ofrecen seis recorridos: "Barcelona Port", que recorre toda la zona portuaria durante cuarenta minutos; "Barcelona Mar", que recorre toda la fachada marítima barcelonesa hasta el puerto del Fórum durante una hora y media; Music-al Mar, con un recorrido de una hora de duración en el cual se puede disfrutar de música en directo; "Nit electrobeats", un paseo nocturno con música en directo y proyecciones cinematográficas; "Las Golondrinas+L'Aquàrium", idéntico al "Barcelona Mar" pero con la posibilidad de visitar L'Aquàrium; y "Skyline Colón-Fòrum", con visita a la fachada marítima barcelonesa y desembarque en el puerto del Fórum, especialmente dirigida a los más pequeños. Además, también existen rutas para grupos organizados y para escuelas, con guías, material pedagógico y profesores incluidos.

Fotos: Arxiu Fotogràfic de Barcelona, Archivo La Vanguardia, Archivo Sirenas, S.A., J. Barquet Ribatallada, Oriol 199.