jueves, 31 de diciembre de 2009

Mensaje de Año Nuevo

Amigos y amigas. Una vez más vamos a despedir el año para dar la bienvenida a otro nuevo. Termina el 2009 y empieza el 2010. El tiempo pasa muy deprisa y eso es algo de lo que te das cuenta cuando por ejemplo ves como tus sobrinos, a los que has visto recién nacidos, van creciendo y te van alcanzando. Pero a pesar de todo, la vida es muy larga y ese tiempo que tan deprisa nos pasa hay que aprovecharlo lo mejor posible. Debemos de estar contentos con nuestra trayectoria, pues siempre se tiene la sensación de creer que en los años que hemos vivido no hemos sacado el suficiente provecho de todas las cosas, y eso no es así, solo es un tópico común a nuestra especie. Hay que aparcar la sensación de insatisfacción y hacer un balance positivo de todo aquello que hemos aportado en la vida. Ninguna vida es inútil. Todas las personas somos útiles y servimos para algo. Nadie está de relleno. La vejez física hay que combatirla con la juventud espiritual para poder llegar con la máxima vitalidad posible a una edad avanzada. Mi madre a menudo me decía que siempre seré un niño, y es cierto. Siempre he sido un niño y siempre lo seré, cumpla los años que cumpla, aunque asuma cargos propios de un hombre responsable, adulto y maduro. Es aquella infancia a la que nunca renunciaré y que todo el mundo debería conservar para hacer un mundo mejor. Es la clave para resolver los problemas de la humanidad y llegar a ese utópico equilibrio social tan imposible de alcanzar.
El año 2010 será un nuevo reto. El futuro es un gran interrogante y a menudo contemplarlo nos da miedo, pero es lo que inexorablemente nos va a llegar. Nadie sabe como va a ir porque por mucho que nos predigan las cartas del tarot y los horóscopos nunca podremos averiguar lo que va a suceder. Sin embargo yo, deseo de todo corazón que el próximo año sea todavía mejor que este. La salud, el trabajo y las amistades son las tres fuentes de estabilidad más importantes a conservar. Estoy seguro de que va a ser positivo, de que el esfuerzo de nuestra labor dará sus frutos y de que sucederán muchos eventos agradables que nos llenarán de alegría y de satisfacción.

Para el 2010 tengo algunos deseos personales. Como presidente del Arxiu Històric de Roquetes-Nou Barris, espero que podamos disfrutar de un nuevo local en el Centre Cívic Via Favència que nos permita expandirnos como entidad y atender con más calidad tanto a los socios como a quienes nos visitan y consultan. Nuestras actividades estarán enfocadas a conmemorar el 40º aniversario de la creación de las asociaciones vecinales de Nou Barris. Como historiador del transporte, para el próximo mes de mayo será presentado mi nuevo libro “Destinació Nou Barris. Un viatge per la història dels transports a Nou Barris”. Pero sobre todo deseo que pueda ver la luz mi libro dedicado a los funiculares y teleféricos de Montjuïc, dedicado a la memoria de mi madre. Consciente de la crisis económica y de la necesidad de invertir en ámbitos prioritarios muy necesarios para nuestro bienestar social, apelo al optimismo y a la esperanza de poder recibir las anheladas ayudas que contribuyan a hacer realidad esta obra tan especial y significativa para mí.
Y en un nivel más personal, espero mantener una buena salud física y mental e incluso mejorarla, tener garantizada una estabilidad económica, seguir disfrutando de las amistades e incluso ampliar el círculo y, quien sabe, tal vez conozca a alguien muy especial que cambie mi vida y le dé otro sentido y otro rumbo.
Con mis mejores deseos y mis más sinceros sentimientos, FELIZ AÑO 2010.


miércoles, 23 de diciembre de 2009

MENSAJE DE NAVIDAD DEL AÑO 2009

Amigos y amigas. Una vez más nos congregamos para celebrar la Navidad, una época mágica llena de ilusiones y de felicidad y un fenómeno mundial que va más allá de ser una fiesta porque es la expresión humana de un sentimiento común que une a todas las creencias y a todas las culturas del planeta. Acercándose el final del año 2009 y a punto de entrar en el año 2010, me corresponde hacer como es tradición un balance de lo que han sido estos últimos doce meses, marcados por una crisis económica que todo y haber dejado huella, no ha impedido seguir con nuestra vida.
En el ámbito familiar, la estabilidad personal y la continuación de nuestras rutinas han ido ganado terreno al dolor y a la tristeza, debidas como muchos ya sabéis por la desaparición de mi madre, que continúa estando muy presente entre nosotros y en ningún momento hemos podido dejar de pensar en ella. Las situaciones personales más críticas son las que nos demuestran el gran valor de tus familiares y de todo lo que pueden llegar a aportar. Por ello, la familia es la institución más sagrada y la base fundamental de la formación humana, donde se alberga la ayuda, la solidaridad, la comprensión, el consuelo y el amor verdadero. Y ello no solo es válido para la familia tradicional, sino también para los nuevos modelos de familia aparecidos por los cambios en las pautas de comportamiento de nuestra sociedad.

Paralelamente a la familia, las amistades son un regalo muy preciado que contribuyen a enriquecer nuestra vida social. La verdadera amistad reside en aceptar y respetar a las personas tal y como son, a no forzarlas a cambiar y a no darles la espalda cuando realmente te necesitan. La amistad con personas de diferente signo contribuye al respeto y a la tolerancia, y a aceptar las diferencias. Nuestra experiencia familiar es un ejemplo real de ello. Siempre agradeceremos a la familia Sanglas todo lo que hicieron por nosotros porque gracias a ellos mis antecesores pudieron escapar de la pobreza. Lamentablemente, son pocas las personas capaces de congeniar con las gentes análogas, y ello se traduce a menudo en la intolerancia y el prejuicio. El uso de las nuevas tecnologías como el Faceboock ha permitido reencontrarme con antiguas y añoradas amistades y ampliar el círculo formando una excelente comunidad.

La inmigración es un nuevo colectivo a conocer. La experiencia personal me afirma de la poca diferencia real que existe entre personas de diferentes razas y culturas cuando los llegas a conocer. El peor enemigo de la inmigración es la clase política, tanto defensores como detractores, por el uso pervertido destinado al propio beneficio efectuado hacia este colectivo. Una integración en el territorio que no destruya las raíces personales es positiva y enriquecedora para todos. En caso contrario, se desembocará al conflicto social y al etnocidio. Por ello, a los nuevos vecinos del mundo involucrados en nuestro territorio les quiero decir en catalán que “moltes gràcies per respectar i estimar la nostra llengua, la nostra cultura i les nostres tradicions, per voler aprendre de nosaltres, per enriquir-nos amb la vostra cultura, i fer de Catalunya la vostra terra d’acollida i la vostra pàtria xica. Moltes gràcies per voler ésser ciutadans de Catalunya”.

En el ámbito personal, el presente año ha tenido dos recompensas. Por un lado, desde el pasado mes de mayo soy el nuevo presidente del Arxiu Històric de Roquetes-Nou Barris, y represento a una entidad sin ánimo de lucro donde este cargo que ostento es para mí una recompensa por mis diez años de trabajo voluntario al servicio del patrimonio, la historia y la cultura de los barrios populares. Para el próximo año, dispondremos de un nuevo local más grande para seguir creciendo y poder ofrecer una mejor atención personal, y nuestras actividades estarán dedicadas a conmemorar los cuarenta años de existencia de las asociaciones vecinales de Nou Barris. Por otro, mi nuevo libro de transportes sobre la figura de Magí Roca i Sangrà es una realidad después de cinco largos años de espera, gracias a la voluntad, a la colaboración y a las gestiones de la familia Roca. En una magnífica y multitudinaria fiesta celebrada en Tàrrega, ciudad natal de este insigne personaje tan querido por quienes le conocieron, ha recibido un merecido homenaje y reconocimiento cerrando así una asignatura pendiente desde hacía sesenta y dos años. En el próximo año, saldrán a la luz dos nuevas publicaciones. Para el mes de mayo presentaré mi libro dedicado a la historia de los transportes de Nou Barris, y en una fecha indeterminada le corresponderá otra obra sobre la historia de los funiculares y teleféricos de Montjuïc, que tiene para mí un valor personal muy especial al estar dedicado a la memoria de mi madre. A nivel laboral, la crisis económica ha ocasionado un descenso en las ventas, pero gracias a la exclusividad del negocio y a las demandas recibidas por todo el país, se mantiene en óptimas condiciones. Agradezco una vez más a la familia Costantini Urue todo lo que han hecho por mí.

En el ámbito deportivo, los seis títulos conseguidos por el Futbol Club Barcelona han hecho del presente equipo el mejor de toda su historia. El entrañable “Barça” del cual soy socio y aficionado desde hace veinticinco años gracias a mi padre que dedicó al club muchos años de trabajo, es la única entidad capaz de congregar a personas muy diferentes, tanto catalanas como del resto del mundo, en un gesto de compañerismo y eximiendo prejuicios. Ojala algún día este entusiasmo pueda extrapolarse en todos los ámbitos y sectores porque así se contribuiría a la paz mundial.

En el ámbito medioambiental, la cumbre de Copenhague ha sido un fracaso, poniendo en evidencia la falta de voluntad de unas minorías dominantes abducidas por un egoísmo que les lleva a unas políticas autodestructivas que no tienen presente el futuro de la humanidad. Por ello, invito a la sociedad mundial mayoritaria que en su día a día haga un gesto individual a favor de frenar el cambio climático, que sumado será colectivo y una manera de vencer a unas minorías estancadas en un modelo caducado basado en el automóvil y el petróleo.

En el ámbito político, la degradación de la clase política es cada día más latente y aumenta el nivel de desconfianza hacia los líderes, cuyo empeño se basa sobre todo en discutirse y dividir a la sociedad. Muy polémicos son los recientes referendos sobre la independencia de Cataluña. La mayoría conocéis mi postura, así que bajo mi respeto a la diversidad de ideas y de sentimientos personales, estoy seguro de que el pueblo catalán sabrá encontrar una solución positiva que evite graves consecuencias. Nuestra historia debe de servir de lección para no volver a cometer los mismos errores del pasado. La apuesta por utopías llevó a los desgraciados hechos de octubre de 1934 que comportaron una represión militar, la abolición de la Generalitat y del Estatut de 1932 y al encarcelamiento de los políticos catalanes. El diálogo, la conciliación, la tolerancia y el entendimiento deben de imponerse a los prejuicios, a los tópicos, al victimismo y a la hostilidad.

El presente año no ha quedado exento de momentos de dolor. Por estas fechas es inevitable recordar a aquellas personas que nos han dejado. Porque se lo merecen, quisiera hacer un merecido homenaje a Jordi Abarca, compañero de trabajo de mi padre y persona de una gran humanidad; a Hugo Costantitni, padre de Roberto, dueño de mi trabajo, ejemplo de vitalidad espiritual que ha vivido y ha muerto a los 94 años de edad como un auténtico “cavaliere”; y a Licínia Hallado, madre de mi cuñada Mari Carmen, la cual la ha cuidado con el ejemplo de que es un deber la atención hacia los padres. De ellos, se aprende lo bueno y lo malo, lo que hay que hacer y lo que no se debe de hacer. Bajo mi respeto a la diversidad de creencias, no puedo evitar decir que tengo la convicción de que un día los volveremos a ver de otra manera, en otro sitio, en otro estado se ser, en paz y para siempre.

Con la buena intención y voluntad de que podamos ir a más en nuestra labor, con un mensaje positivo, constructivo, de amistad y de concordia, os deseo a todos unas felices fiestas y un próspero año nuevo en compañía de vuestros seres más queridos. FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO 2010.

domingo, 20 de diciembre de 2009

Cataluña no es culpable de la antitauromaquia

Por lo visto, cualquier tema polémico que se debate en Cataluña siempre es más visible que si sucede en otro lugar de España. Es la manera de politizar todas las cosas y que los demás puedan hacer lo que quieran mientras las miradas y los dedos señalen hacia el pueblo catalán.
Esta vez le ha tocado al mundo de la tauromaquia. En relación a la ignorancia supina de determinados colectivos que disfrutarán acusando a los catalanes del movimiento contrario a las corridas de toros e identificándolo con el debate identitario, merece la pena repasar la memoria histórica objetivamente fuera de las fronteras de Cataluña.
Las críticas hacia las corridas de toros existen desde la fundación del llamado “arte de la tauromaquia” en el siglo XVIII en España. Incluso fuera del país son mucho más antiguas. Tenemos el ejemplo de filósofos como Cicerón, escritores cristianos como Prudencio, Sasiodoro, San Agustín y San Juan Crisóstomo, y de papas como Pío V y Gregorio XIII. Dentro de la península, tenemos a reyes Borbones como Felipe V (que consideraba las corridas de toros como algo indigno y propio del populacho), Carlos III y Carlos IV, que las prohibieron. Algunos intelectuales también se mostraron contrarios, como el ilustrado Gaspar Melchor de Jovellanos, que consideraba las corridas de toros como espectáculos poco didácticos. Otros casos serían los de Eugenio Noel (quien lo consideraba un crimen de raza y una fiesta que se reducía a sangre, crueldad y porquería, y un síntoma de que el pueblo podía hacer lo que le daba la gana) y Miguel de Unamuno (quien dijo aburrirles y repugnarles). Además, el naturista Félix Rodríguez de la Fuente afirmó que la fiesta nacional era la exaltación máxima de la agresividad humana.
Y como estos ejemplos aquí expuestos existirían muchos más personajes históricos contrarios precisamente muy españoles. Estadísticamente, más del 72% de la población española ha reconocido no tener ningún interés por la tauromaquia. Por comunidades autónomas, una ley autonómica de 1990 ha prohibido las corridas de toros en las Islas Canarias, y las comunidades de Galicia, Asturias y Aragón, junto con Cataluña, encabezan los territorios donde hay mayor rechazo hacia las corridas de toros. Incluso en Andalucía, tierra taurina por excelencia, han perdido público y han cerrado algunas plazas.

En definitiva, el movimiento antitaurino viene de muy lejos y la memoria histórica demuestra que va mucho más allá de las fronteras catalanas y que por consiguiente no es culpa de los catalanes como algunos ignorantes quieren hacer creer.
A nivel personal, considero que cualquier fiesta o celebración (sea española o catalana o de donde sea) que suponga hacer daño o abuso de un animal es mala, y el hecho de que se trate de una tradición y un hecho cultural y folclórico muy antiguo no es excusa para defenderla. Son muy demagógicas las opiniones de quienes creen que el movimiento antitaurino es una hipocresía aduciendo que en cambio permiten la matanza de animales en los mataderos para consumo alimentario e incluso el exterminio de moscas y mosquitos con insecticida. Como solución intermedia, sería aconsejable modernizar los estatutos reglamentarios para las corridas de toros y evitar que al final de la faena el animal muriese, tal y como sucede en algunos países como Portugal, donde el animal es indultado y el torero es igualmente un héroe para el público. En resumen, CORRIDAS SÍ siempre y cuando no se dañe, se humille o se mate al animal, y CORRIDAS NO si ello comporta la tortura, la humillación y la muerte del animal. Queda así muy claro que no se trata de una postura identitaria o antiespañola.
Sin embargo, no estoy en absoluto de acuerdo que en Cataluña se quieran prohibir las corridas de toros y sin embargo se blinden fiestas típicas catalanas como el Correbou. Eso es sin duda una incongruencia, una hipocresía y algo inadmisible porque eso es hacer trampa y girar el tema hacia un debate identitario. Si se prohíbe la fiesta nacional, también debería de hacerse con algunas fiestas catalanas, incluidas las que tengan que ver con otras especies animales.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Memorias de un cinéfilo de estreno II: REGIO VISTARAMA PALACE

Si una sala cinematográfica de Barcelona merece ser descrita como el palacio, el templo o el coloso del séptimo arte, sin duda alguna es el Regio Vistarama Palace, que tan buenos recuerdos me trae y que solo por su grandeza mereció ser conservado.
Magnífico cine situado en el número 50 de la avenida del Paral·lel, abrió el 15 de mayo de 1962 por obra y gracia de Pere Balañà i Espinós y Lluís Coma i Cros, en una “inauguración única en los anales del séptimo arte”, como dijo la prensa de la época. Es obra de los arquitectos Santiago Casurellas, Josep Rodríguez i Lloveras y Pere Ricart i Biot. Parece que la idea inicial era la de construir el mayor cine ecuestre del mundo, pero por razones que se desconocen el Ayuntamiento desestimó la propuesta. Sin embargo, la empresa Balañà promocionó este cine como “el mejor local del continente”. A los dos años de su inauguración, el 5 de febrero de 1964, un cortocircuito producido por el mecanismo de los cortinajes ocasionó un severo incendio que destruyó buena parte del local, aunque afectó más a la decoración que no a la estructura del edificio. El arquitecto Antoni Bonamusa se encargó de su reconstrucción, y el 29 de marzo del mismo año reabrió nuevamente con el aspecto que tuvo hasta su desgraciada desaparición, a finales de la década de los noventa. En su corta trayectoria, inicialmente se dedicó a la exhibición de películas de estreno acompañadas de un complemento de reestreno. Luego, pasó a ser sala exclusivamente de estreno, llegando a exhibir filmes de gran espectacularidad y grandes obras clásicas de la historia del cine.

El cine Regio no estaba integrado en los bajos de un bloque de viviendas como suele pasar a menudo, sino que tenía un edificio propio. La fachada era funcional, acristalada, con un remate metálico en la parte superior en el que iba el nombre del local. La parte central era a menudo aprovechada para colocar grandes carteles artísticos, es decir, pintados artesanalmente a mano, como los de antes. Quienes dedicaron su vida a pintar carteles cinematográficos merecerían un homenaje y un reconocimiento por su excelente trabajo. El vestíbulo era un preludio de lo que era el interior de la sala, de diseño muy funcional donde el mármol era el material predominante pero con buenos acabados. En una de las paredes había unos relieves escultóricos obra de Lluís Saumells. Unas escalinatas daban acceso a los anfiteatros, y el techo estaba coronado por unas lámparas esféricas agrupadas. En un lateral había el servicio de bar y cafetería, de proporciones superiores a otras salas de estreno. El interior de la sala era espectacular e impresionante. El diseño era el típico de los cines de la cadena Balañà: butacas rojas, lámparas esféricas laterales y suelo y paredes enmoquetados de color rojo. La platea tenía 770 butacas y había dos anfiteatros, el primero para 462 personas y el segundo para 369. En total 1.600 localidades. La sala tuvo la novedad de ser la primera en dotar de butacas con pié de aluminio fundido.

Lo más espectacular, sin duda alguna, era la pantalla de proyecciones, formada por la unión de tres pantallas, de ahí el término “vistarama”, un sistema que superaba al del cinerama en cuanto a dimensiones se refiere, y nada que envidiar al actual sistema “omnimax” como el del cine Imax del Port Vell. Por supuesto, no faltaban las elegantes cortinas de apertura y cierre, que tanto se echan de menos hoy día y daban un toque de glamour a las salas de cine. De niño recuerdo que en los intermedios de las largas películas me levantaba del asiento y me iba andando hasta colocarme delante de la pantalla para ver su grandiosidad. Nunca he tenido palabras para describir la impresión que daba. La pared donde estaba ubicada la pantalla tenía forma de letra “C”, bastante curvada dando así al local una imagen de auditorio o de teatro, algo en lo que se podía haber convertido en vez de derribarlo para hacer oficinas.
La verdad es que no llegué a ir a menudo a este cine, pero por razones obvias, las veces que asistí fueron memorables. Durante un tiempo estrenaban por Semana Santa o Navidad películas épicas, muy indicadas para un cine como el Regio porque eran cintas proporcionales al tamaño del local en cuanto a duración y espectacularidad. Recuerdo haber visto “Ben-Hur”, “Los Diez Mandamientos”, “Espartaco” y “La conquista del oeste”, pues eran los añorados tiempos en que a veces reponían piezas de esta índole, algo que hoy día se ha dejado de hacer y solo queda en la memoria histórica de quienes lo hemos vivido. La pérdida de este cine es una muestra de lo que no se debe de permitir, pues reciclado a los tiempos actuales hubiese contribuido a la revitalización del Paral·lel como avenida de los espectáculos.

martes, 8 de diciembre de 2009

¿Todos los nacionalistas son iguales?

Navegando por la red porque soy una persona curiosa, me doy cuenta de las barbaridades que se llegan a colgar en Internet, sobre todo por parte de una pandilla de energúmenos incendiarios que no pretenden otra cosa más que dividir a la sociedad. Solo son permisibles porque hay una libertad de expresión a respetar, te gusten o no sus opiniones. Otra cosa es criminalizar a las personas por tener unas ideas determinadas. Bastante crispada está la cosa como para encima tener que echar más leña al fuego. O tal vez no, y solo se trata de una sensación difundida por algunos políticos y medios de comunicación. Y es que hace unos años salió una encuesta en el periódico La vanguardia donde se decía que un 14% de los españoles se consideraban anticatalanes. De hecho no se trata de una cifra alarmante, porque si miramos la botella medio llena y no medio vacía podríamos afirmar que un 86% de los españoles no son anticatalanes. Yo prefiero declinarme hacia la segunda opción, reforzada por la experiencia de muchos catalanes que han viajado por todo el país sin haber tenido problema alguno.
Sin embargo, es de alertar la existencia de minorías que, movidas por un resentimiento, generan cizaña allá donde no hay. Son colectivos peligrosos, convencidos de su talante democrático y progresista, creídos de tener la razón absoluta en todo lo que dicen e irritables si se les contradice. No voy a citar el nombre de esos blogs ni de esas páginas Web, realmente alucinantes. Hablan de la sociedad catalana como si estuviese enferma, cuando los enfermos son ellos porque sus discursos rozan el populismo y van cargados de una ira y una obsesión como si se tratara de algo personal. Psicológicamente hablando, no hay duda de que quienes tienen odio e ira obsesiva hacia algo o alguien muy concreto es porque padecen un problema personal. Estad seguros de que en sus cabezas algo no les funciona bien.

Hago referencia a las declaraciones que suelen hacer determinados sectores antinacionalistas, algunas de las cuales cuestan de creer. Para empezar, existe una diferencia entre un no nacionalista y un antinacionalista. El primero hace referencia a quien no comparte las ideas nacionalistas pero respeta a quienes las tienen sin enfrentamientos y las tolera como una forma más de pensamiento. El segundo, en cambio, se dedica a criminalizar severamente a los nacionalistas con el fin de hacerlos desaparecer. Y ese es el problema. Yo creo que es bueno tanto ser nacionalista como no nacionalista, pero es malo ser antinacionalista en tanto que también lo sería ser anti-no nacionalista. Un ejemplo enfermizo es el plasmado por Federico Jiménez Losantos en su libro “Barcelona la ciudad que fue”. La obra resulta sin duda curiosa, y aunque admito que tiene razón en algunas cosas, no comparto determinados puntos de vista. Habla de la etapa de la Transición como una época idílica porque, según él, todo el mundo se entendía y era solidario, y luego atribuye todos los problemas de Cataluña al nacionalismo, como si no existieran otros problemas que este. Creo que se trata de una visión muy simplista de esta época tan compleja y difícil por ser que el autor la ha vivido tan intensamente, y parece dar a entender que en aquellos territorios españoles donde no hay nacionalismos se vive idílicamente como si nada pasara y todo el mundo estuviese libre de pecado.

A mi modo de ver, no hay ningún lugar idílico en nuestro planeta porque la condición de imperfecto del ser humano hace que el mal forzosamente esté presente. Y si existe esta sociedad idílica, por favor quiero verla de inmediato. Por lo que se refiere a Cataluña, son otros los problemas a resolver, y puedo asegurar que su origen no procede del nacionalismo. No se puede, en definitiva, definir al nacionalismo como el mal de Cataluña o como “el problema” con mayúsculas. Para empezar, quienes desconocen a la sociedad catalana no saben que todos los nacionalistas no son iguales. No todos son cerrados y excluyentes, separatistas y antiespañoles. Meter a todo el mundo en el mismo saco como si fuesen la misma mierda y encima llamarles fascistas es completamente irracional. Con independencia de compartirlo o no, el nacionalismo es un sentimiento que forma parte de miles de ciudadanos de Cataluña, y contra el talante de un pueblo no se puede ir ni se debe cambiar. Los partidos políticos antinacionalistas nunca ganan las elecciones autonómicas precisamente por lo que son. Yo abogo por una fuerza no nacionalista, pero no antinacionalista, porque de lo contrario se divide a la sociedad y rechazas a la mitad. ¿Quién es nadie para decir que un pueblo está enfermo y equivocado con su manera de pensar y debe de cambiar?
Nunca se debe de valorar a una persona por sus ideas, ni fabricar estereotipos. Así, pues, yo conozco a gente nacionalista muy tolerante con todo el mundo (incluso muy respetuosa con España y con el castellano) y a gente conservadora muy noble. Ello no excluye en absoluto la existencia de nacionalistas estúpidos y a conservadores rancios y desagradables porque los hay. Pero en cambio, conozco también a gente presumiblemente demócrata y de izquierdas con la que es mejor andarse con mucho cuidado.


Me resulta oportunista relacionar los últimos casos de corrupción política en Cataluña y de robos como el caso Millet al hecho de ser nacionalista. ¿Acaso en los sectores no nacionalistas o antinacionalistas no existe la corrupción? La falta de honestidad y de honradez no se debe al hecho de ser nacionalista, sino a la naturaleza de aquella persona. Y me resulta muy demagógico afirmar que en Cataluña el dinero se gasta en nacionalismo y en la lengua catalana en vez de usarlo para construir hospitales, escuelas y bibliotecas, así como quienes creen que los fondos destinados para la inmigración solamente se emplean en que aprendan catalán y no en ayudas sociales. Nada de todo eso es cierto. Basta con observar en qué se gastan las inversiones otras comunidades autónomas no nacionalistas y monolingües para comprobar que no es así.
Que yo defienda el derecho de una parte de la población catalana a ser nacionalista porque lo sienten no significa que yo también lo sea, solo digo que los sentimientos de cada uno (nacionalistas o no nacionalistas) hay que respetarlos y no por el hecho de no compartir ciertas ideas me voy a enfrentar con mi propio pueblo. Puedo admitir las críticas hacia un nacionalismo cerrado y excluyente, pero nunca a uno abierto e integrador, el cual existe aunque algunos quieran negarlo. Pero algunas críticas ofenden aunque sea hacia algo que no compartas, porque en mi caso tengo amistades y familiares con sentimientos nacionalistas y no quiero que nadie se meta con ellos. Sin ir más lejos, mi madre y mi padrino, por ejemplo.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

En el fútbol, ni banderas ni política: solo deporte

El fútbol, deporte nacional por excelencia en nuestro país, es motivo de polémica por la guerra de las banderas y los estúpidos tópicos políticos que se suelen atribuir al aficionado que confiesa ser seguidor de un club determinado.
¿Cuántas veces no habremos oído decir que ser del Barça equivale a ser catalanista y separatista, que ser del Madrid equivale a ser españolista y un fascista, y que el Espanyol es el club catalán de los charnegos y de los residentes en Cataluña que no se sienten catalanes? ¿O la afirmación de que todos los que no son del Barça no son catalanes? También habremos oído algunas veces comentarios sobre por qué en el Camp Nou no hay colgadas banderas españolas. ¿Y qué me decís de los cánticos que se hacen en los estadios? ¿Y de las peleas (algunas mortales) entre hinchas de un club y del otro? ¿Es el fútbol un reflejo de los sentimientos reales de unas personas hacia otras? ¿Quienes fomentan la politización del deporte? ¿Es el clásico Barça-Real Madrid un Catalunya-España? Y eso no solo pasa aquí, sino también en los otros países y con otros deportes.
Resulta muy difícil ser aficionado de un club sin que te cuelguen etiquetas. Parece que si sientes los colores de un equipo es porque en el fondo sientes las ideas de un determinado partido político. Sin embargo, las veces que he ido al Camp Nou veo gente de todas las lenguas, de todas las procedencias, de todas las creencias y de todas las ideas, sin pelearse, unidas por un sentimiento común que son los colores del Barça. En Canaletas, veo incluso a la inmigración, a gente de diferentes razas celebrando los títulos ganados. Eso es algo bonito porque por unas horas todo el mundo aparca sus diferencias. Ojala más allá del fútbol esa magia perdurara y las diferencias entre personas no continuaran siendo objeto de conflictos. Siempre he dicho que si alguna vez existe un partido político capaz de conciliar a todo el mundo como ha sido capaz un club como el Barça, no dudaré en votarlo.
Por ello, es mejor que los presidentes de cada club deportivo, si quieren expresar sus ideas políticas, que lo hagan porque están en su derecho, pero que no metan ni asocien al club que presiden porque ello supondría destruir a la inmensa heterogeneidad humana que lo hacen a nivel mundial una gran institución. Es el “Barça més que un club”, que jamás debe morir.
Y si a mí me preguntan por qué no llevo una bandera española al Camp Nou, la respuesta es muy simple: no la llevo del mismo modo que tampoco llevo la catalana, porque voy a ver fútbol, a ver deporte, a divertirme y a deleitarme con un espectáculo, y no a hacer política identitaria ni a mostrar de qué partido soy.
En el fútbol: deporte sí, banderas no, y política menos todavía.