jueves, 10 de octubre de 2019

20 años colaborando en el Arxiu Històric de Roquetes-Nou Barris


El tiempo pasa tan rápido que apenas me he dado cuenta de que llevo 20 años colaborando en el Arxiu Històric de Roquetes-Nou Barris. Ésta entidad cultural sin ánimo de lucro fue fundada en 1983 por unos alumnos de la escuela de adultos Freire sensibilizados por la necesidad de crear un centro de documentación popular que recogiera la memoria histórica de los barrios del norte de Sant Andreu, lo que un año después se conocería como Nou Barris. Nació así el Centre d'Estudis Populars de Roquetes, con sede en dicha escuela, situada en la Via Favència (Verdum). En sus inicios sólo ocupaba una habitación en desuso del centro escolar, pero con el paso de los años la documentación fue llenando los armarios y estanterías y ya se planteó la posibilidad de trasladarse. Además de archivar prensa, revistas, boletines, periódicos, dossieres, fotografías, mapas, planos, carteles, libros y otro tipo de documentación variada, también recibió importantes e interesantes donaciones por parte de particulares y entidades, un fondo a menudo inédito y de un valor extraordinario. Igualmente se empezó a editar un boletín que sería el embrión de la futura revista semestral "L'Arxiu", aumentaron año tras año los socios y se desarrollaron actividades varias destinadas a dar a conocer y a difundir la memoria histórica así como concienciar en la defensa del patrimonio local. Por ello se empezaron a organizar itinerarios de barrio, rutas por Collserola, tertulias y exposiciones, además de colaborar activamente con otras asociaciones y entidades tanto de dentro como de fuera del distrito e incluso puntualmente con la administración local.


En 1994 la entidad, ya conocida como Arxiu Històric de Roquetes-Nou Barris, se trasladó al Ateneu Popular de 9 Barris, en la calle de Portlligat (Trinitat Nova), cuyo edificio se había reformado y adecuado recientemente. Allí dispuso de dos habitaciones de mayores dimensiones y parte de un pasillo central, además de poder celebrar algunas actividades en el bar o el teatro. Entre ambas entidades siempre hubo un vínculo muy fuerte, pues algunos fundadores y socios del Arxiu lucharon contra la planta asfáltica y reivindicaron el ateneo en 1977. Esta etapa fue muy prolífica y supuso un incremento de socios, actividades, colaboraciones, publicaciones y entrada de fondo documental. Año tras año la gente iba depositando su confianza y la entidad fue cogiendo prestigio, llegando a ser referente para la creación de otros archivos y centros de documentación populares por Barcelona. Incluso el fondo documental superaba en cantidad y calidad al del Arxiu Municipal del Districte de Nou Barris.
Finalmente, tras largas e inacabables gestiones, se consiguió una sede más grande y con las condiciones merecidas: el Espai Via Favència, a caballo entre Verdum y Roquetes, muy cerca de la escuela Freire donde nació. El nuevo local, de dos plantas, se inauguró en 2011 y permitió dotar de las modernas instalaciones que tanto se requerían para poder trabajar cómodamente y ofrecer mejor atención al público visitante que venía a consultar.


La planta inferior está destinada a almacén de documentación con previsión de crecimiento para los próximos años, y la planta superior incluye las salas de consulta y de trabajo. El vestíbulo, que se comparte con las otras dos entidades vecinas (Nou Barris Televisió i 9 Barris Acull) sirve para el desarrollo de actividades como tertulias, seminarios, presentaciones y exposiciones. A todo ello debe sumarse la incorporación de nuevas tecnologías que han permitido la digitalización y la conexión con Internet con las ventajas que ello supone en cuanto a difusión se refiere (correo electrónico, blog, Instagram, Facebook y Twitter).
Fue en septiembre de 1999 cuando descubrí la existencia del Arxiu por pura casualidad. Me dirigí a una copistería (ya desaparecida) de mi barrio, sita en la calle de la Riera d'Horta para hacer unas fotocopias. Mientras hacía cola observé sobre la mesa un conjunto de revistas tituladas "L'Arxiu". Me acerqué, hojeé un ejemplar y me llamó la atención su contenido. Me gustó, tomé nota de la dirección y envié un currículum. Eran años en los que buscaba trabajo. Al poco tiempo un día que llegué a casa mi madre me explicó que una tal María Luisa había llamado por teléfono preguntando por mí porque habían recibido un currículum y una carta de presentación y que, por tal motivo, me ofrecían colaborar desinteresadamente a cambio de adquirir experiencia profesional. Acepté de buen grato la propuesta y pronto me dirigí al Arxiu, cuya sede estaba entonces en el Ateneu.


Entré por primera vez muy cauto y algo tímido, pregunté por la entidad y enseguida me recibieron con los brazos abiertos. El primer día había tres personas: Vicenç Bassachs, Miquel Tormos y Sílvia Alfonso, la que precisamente se encargó de enseñarme las instalaciones.
Al haber tenido buena impresión decidí continuar y así fue como empecé. Mi primera tarea fue clasificar y dar entrada el fondo cartográfico. A los pocos días fui conociendo al resto de colaboradores de entonces: María Luisa Serralta, Maria Rosa Martínez, Francesc Pujol, Neus González, Marta Grau, y Arnaldo Gil. Otros colaboradores ocasionales eran Roberto Lahuerta, Manuel Villén, Mercedes Hidalgo, Lourdes Ferrando, Antonio Silva, Juanjo Martos y Pepe Cosano. Con los años hubo altas y bajas. Entraron nuevos compañeros como Dani Álvarez, Jordi Vilalta, Sofía Bengoetxea, Montse Argente, Antonio Pascual, Gemma Mateo, Jesús Aguilar, Jordi Sànchez y los matrimonios Josep Maria Babí y Carmen Ríos y Albert Montaner y Marga Sánchez. También se incorporaron Núria Climent, Montse Massot y Eugenia Álvarez las cuales formaron el grupo de "las chicas del miércoles", en realidad chicas de oro (jubiladas) que colaboran todos los miércoles dando entrada a la documentación y amenizando las tardes con una merienda.


De todos ellos nada malo puedo decir, sino todo lo contrario. Han sido y continúan constituyendo un excelente equipo de trabajo, bien avenido, sin discriminación por edad o formación académica, hombres y mujeres que, además de ser buenas personas, en común poseen infinidad de cualidades. Cada uno está especializado en una tarea determinada de la cual es experto. Todo el mundo sirve para desarrollar alguna función y ello convierte la entidad en un ejemplo de inclusión donde se forman día a día profesionales y personas.
Algunos de ellos por motivos laborales, jubilación, cambio de vida u otras causas dejaron de colaborar en el local, mientras que otros desgraciadamente fallecieron como fue el caso de Francesc Pujol y Jordi Vilalta. Francesc fue un referente de primer orden cuya pérdida prematura resultó un daño irreparable. Dejó un legado fundamental para el funcionamiento del centro y se convirtió en el primer gran historiador de Nou Barris, personificando su frase "fem cultura als barris". Gracias a él muchos hemos tomado ejemplo de sus enseñanzas y decidimos desarrollar esa historia local que hace tan grande Nou Barris. Lo recuerdo un hombre tranquilo, siempre contento, cordial, capaz de hallar soluciones inmediatas a los problemas planteados.


En cuanto a Jordi decir que fue mi mejor amigo, quien más me comprendió y mejor me valoró. Con él tuve animosas conversaciones de todas clases pero lo más importante es que escuchándolo aprendí muchas cosas. Lástima que la E.L.A. acabara prematuramente con su vida. Su legado fue la base de datos informatizada que permite dar entrada cómodamente la documentación y abandonar el sistema manual.
En mis inicios empecé muy reservado e introvertido, pero poco a poco me fui abriendo y cogiendo seguridad, lo cual me permitió ser más participativo no sólo dando entrada toda clase de documentación, sino también atendiendo a estudiantes e investigadores que venían a consultar, colaborando en la revista "L'Arxiu" publicando artículos, participando en seminarios como ponente, presentando y clausurando actividades, ejerciendo de guía en itinerarios de barrio y en rutas por Collserola e incluso como conferenciante tanto en la entidad como en jornadas culturales a nivel de Barcelona. Dos décadas me han ayudado a conocer Nou Barris, a comprender la realidad de unos barrios periféricos y descubrir la riqueza asociativa y cultural del distrito. En definitiva, he aprendido a observar de otra manera el mundo que me rodea en general y la ciudad de Barcelona en particular.


Y eso no es todo, pues gracias al Arxiu he podido desarrollar mi faceta como historiador local mediante publicaciones. En el año 2010 vio la luz mi libro "Destinació: Nou Barris. Un viatge per la història dels transports a Nou Barris", editado por el Ayuntamiento de Barcelona. Éste trabajo fue una promesa a la entidad cuando supieron que mi especialidad era la historia de los transportes y servicios urbanos de Barcelona. Tres años después la editorial Temporae me encargó "Así era Nou Barris", un pequeño libro fotográfico que resume la historia del distrito y que tuvo un gran éxito de ventas. En 2017 publiqué el segundo monográfico del Arxiu titulado "L'aigua a Nou Barris. Infraestructura i patrimoni", y este año presentaré el tercero llamado "60 anys de metro a Nou barris (1959-2019)". De manera conjunta participé en la redacción de libros como "Sant Sebastià de Verdum. Mig segle d'una parròquia de barri" (2008) junto a varios autores, "L'abans a Nou Barris" (2015) junto a Marta Grau y Jordi Sànchez y el monográfico "Història del castell de Torre Baró" (2016) junto a Jordi Sànchez. Igualmente, he sido ocasionalmente protagonista de pequeños reportajes televisivos en Betevé en los cuales he explicado historias del distrito.


Dos décadas han dado mucho de sí y eso se tiene que agradecer. No han sido en vano sino que han permitido formarme profesionalmente en el ámbito de la historia y la cultura y sobretodo como persona humana. Gracias a la experiencia adquirida en el Arxiu pude trabajar en la tienda de periódicos antiguos "A la Premsa d'Aquell Dia" que tan buenos recuerdos me trae, así como en otros trabajos puntuales remunerados. Igualmente he podido certificar experiencia demostrable como escritor, archivero, conferenciante y guía urbano hasta haber alcanzado un nivel cualitativo idéntico al de profesionales titulados. Llegué a jefe de documentación, tesorero e incluso brevemente fui presidente entre los años 2009 y 2011. En la actualidad, debido a mis compromisos laborales he tenido que restringir mi colaboración, si bien continúo activo como socio, redactando artículos para la revista "L'Arxiu", elaborando ocasionalmente algún boletín "Petit Arxiu", participando como guía en alguna ruta urbana y sobretodo enviando las actividades a los socios y actualizando el blog. Y así seguiré, siempre fiel a ese archivo que cambió mi vida y me convirtió en un hombre nuevo. Gràcies Arxiu.


Fotos: Arxiu Històric de Roquetes-Nou Barris

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