jueves, 10 de abril de 2014

SUBIRACHS: la modernización de la escultura en Barcelona


Cuando la escultura vanguardista empezó a decorar y a conquistar definitivamente el espacio público de Barcelona, ello debe atribuirse al recientemente fallecido Josep Maria Subirachs i Sitjar. Desde entonces, la escultura urbana barcelonesa jamás volvió a ser igual, estableciéndose así una ruptura definitiva con las décadas anteriores. Escultor, grabador, pintor, escenógrafo y crítico de arte, este polifacético artista ha pasado a engrandecer la historia del arte contemporáneo catalán. Su obra es visible por Cataluña, por el resto de España e incluso en algunos países del mundo, desde los Estados Unidos hasta Corea del Norte, hecho que lo convierte en figura universal.
La primera obra que conocí de él fue el monumento a Narcís Monturiol, ubicado en la avenida Diagonal a la altura de la calle de Girona. Por su singularidad en general, por el hecho de contener reproducción del submarino Ictíneo a escala 1:7 en particular me llamó especialmente la atención. Sencillamente era una escultura diferente a las demás que había visto, acostumbrado a las clásicas de la plaza de Catalunya y del parque de Montjuïc. Desde mis ojos de niño me parecía un juguete colocado en un conjunto escultórico, y por lo visto también desde los ojos de un adulto, pues en más de una ocasión algunos intentaron llevarse el submarino. Por aquél entonces también conocía el friso del edificio Novísimo del Ayuntamiento de Barcelona en la plaza de Sant Miquel, y los relieves en la fachada del edificio del Banco de Sabadell en la rambla de Catalunya.


Sin embargo, no fue hasta 1986 que empecé a conocer con detalle la obra de Subirachs, gracias al polémico conjunto escultórico para la fachada de la Passió, en el templo expiatorio de la Sagrada Família. Fueron muchos quienes criticaron su trabajo aduciendo que transgredía el proyecto original de Gaudí. Permítanme entonces que tenga la osadía de defender todo lo contrario y decir que esta afirmación por parte de sus críticos, incluso por quienes se oponen a continuar los trabajos de construcción del templo, es rotundamente falsa. Pocos saben que el mismo Gaudí, consciente de no verla jamás terminada en vida, estableció su continuidad en base a sus dibujos y maquetas que había dejado. Consciente también de que en vistas de su gran envergadura y complejidad tardaría muchos años en concluirse, ello implicaría la introducción de nuevos estilos arquitectónicos y escultóricos propios de la evolución futura del arte, adaptados e integrados al templo, siempre y cuando no se rompiera el espíritu y el concepto original ideado desde un principio. En definitiva, para el insigne arquitecto la Sagrada Família terminada sería inexorablemente el resultado de un agregado de diferentes corrientes y estilos reflejados en su conjunto arquitectónico, tanto del pasado como del presente. Es decir, una obra suya pero a su vez, conjunta. Además, algunas partes del templo se han podido hacer realidad en la actualidad mediante modernas técnicas de construcción que en época de Gaudí no existían, por lo que se avanzó a su tiempo diseñando algo que antaño no se hubiese podido hacer. Teniendo en cuenta todo este apunte, se puede afirmar que el conjunto escultórico de Subirachs es totalmente legal y legítimo. Incluso en realidad, la Sagrada Família, también es una obra vanguardista como casi toda la obra del mismo Gaudí, el cual jamás afirmó ser modernista aunque las guías turísticas se empeñen en encasillarlo.


Si bien anteriormente a Subirachs existieron en Cataluña diversos escultores vanguardistas, todos ellos expusieron sus obras en galerías, museos o edificios civiles importantes, mientras que aquél fue el primero en exponer para edificios, calles y plazas públicas de la ciudad. Su obra llamada Forma 212, instalada en las Llars Mundet, es la primera escultura vanguardista de la historia de Barcelona que ocupó un espacio público. Se inauguró en 1957 y no por casualidad, pues ese mismo año coincidió con el nombramiento de Josep Maria de Porciones i Colomer como nuevo alcalde de Barcelona. A partir de entonces, la presencia de la obra de Subirachs por toda la ciudad fue progresivamente a más porque su estilo se necesitaba. Y es que la gran modernización de la capital catalana durante el desarrollismo tras dos décadas grises debidas a la Guerra Civil y a la posguerra tenía que ir acompañada de una renovación en todos los ámbitos, incluido el arte. Así, los estilos clasicistas de las décadas anteriores fueron cada vez a menos en favor de obras abstractas o bien figurativas pero claramente enmarcadas bajo el vanguardismo del siglo XX. En definitiva, la construcción de modernos inmuebles y edificios singulares iría acompañada, o mejor dicho, complementada, de este nuevo arte público, siendo Subirachs el primero en estrenarlo por las calles y plazas barcelonesas. Aquellos fueron años fructíferos de su labor escultórica.

Foto: Canaan

Además de su primera obra urbana Forma 212 antes citada, también es autor de Evocación marinera, en el paseo de Joan de Borbó (entonces Nacional), en el barrio de la Barceloneta (1960); el monumento al inventor del submarino Narcís Monturiol, también mencionado antes (1963); y su particular Homenaje a Barcelona, en el parque de Montjuic (1969). Años después, en 1991 instaló su no menos polémico monumento a Francesc Macià en la plaza de Catalunya. Además de contribuir al arte urbano, su estilo le permitió decorar paredes y fachadas de modernos edificios singulares contribuyendo a reforzar un nuevo concepto de arquitectura contemporánea. Precisamente Subirachs fue un escultor que supo apreciar y valorar los diferentes estilos arquitectónicos de los últimos decenios como el modernista, el novecentista, el clásico y neoclásico hasta llegar al racionalista. Sin embargo, debo remarcar que una vez llegué a discrepar seriamente con él cuando afirmó, tras el (misterioso) incendio en el Gran Teatre del Liceu de 1993, que la reconstrucción debía ser funcionalista en vez de reproducir nuevamente su estado original. A mi parecer, esto no me pareció en absoluto acertado por su parte tratándose de un conocedor del arte tan prestigioso como él. Excepción puntual y natural al no haber casi nunca coincidencias absolutas.

Foto: www.paseodegracia.com

Sus trabajos destinados a embellecer edificios civiles o religiosos eran generalmente grandes relieves cargados de contenido, básicamente simbología e historias. Otras veces eran medallones o bien estatuas destinadas a crear o buscar una determinada estética de una sala, salón, vestíbulo o patio. Sus obras abstractas suelen integrarse como un elemento arquitectónico más, pues su presencia no rompe con la armonía del entorno aunque este sea clásico. Y sus obras figurativas se caracterizan por un fuerte expresionismo, con una gran carga de sentimiento reflejado en el rostro y las posturas de los personajes, a menudo de forma exagerada. Para el Ayuntamiento de Barcelona Subirachs esculpió los escudos de la ciudad (1966) y su Materia-Forma (1984), ambos elementos ubicados en la Casa de la Ciutat. De 1969 es su friso perteneciente a la fachada del llamado edificio Novísimo. En el Palau de la Generalitat, en 1976 realizó la puerta para la sacristía de la capilla de Sant Jordi, así como el relieve de Sant Jordi Tesseu en la galería que une el Palau con la Casa dels Canonges. En el Pati dels Tarongers, hay expuestos los bustos de cuatro presidentes de la Generalitat: de Francesc Macià (1984), de Lluís Companys (1990), de Josep Tarradellas (1999) y de Josep Irla (2001), los cuales pude contemplar tras una visita el 11 de septiembre de 2012, día de puertas abiertas. En el Parlament de Catalunya tiene una obra fechada de 1981, llamada Homenatge a la Resistència Catalana.

http://vestigiosdebcn.wordpress.com

Subirachs, aparte de la fachada de la Passió de la Sagrada Família, también decoró algunos templos religiosos como los altares mayores de las iglesias de las Llars Mundet (1958) y de Santa Cecilia en Sant Gervasi (1964). En el cementerio de Montjuïc, sus obras Sant Francesc y Bernat Metge decoran el panteón de Francesc Cambó desde 1977.
La presencia de su arte por Barcelona llegó hasta lugares inesperados como el metro. En el vestíbulo de enlace de la L3 a la L5 de Diagonal, existe un singular mural llamado también Diagonal que, junto con otras obras, contribuyen a extender el arte por las instalaciones del suburbano. En 1979 colocó un friso en la fachada de la estación ferroviaria de Sants.
Para la Universidad de Barcelona, en 1959 colocó sus Tablas de la Ley en el moderno edificio de la Facultad de Derecho, y en 1986 un relieve dedicado a Salvador Espriu en el edificio central de la plaza de la Universitat. Dos edificios del Banco de Sabadell cuentan con decoración de Subirachs: los relieves de las oficinas de rambla de Catalunya (1971) y su obra Ariadna y Hermes, en la antigua sede del paseo de Gràcia (1985), ahora ocupada por una tienda de la firma Mango. En 1975 colocó su Sant Jordi en la sede de Caixa d'Estalvis de Catalunya (actual Catalunya Caixa), en la plaza de Antoni Maura.

Foto: Enfo

Otras obras barcelonesas fueron La medida del espacio-tiempo (1967), en el edificio Mercuri, en la Via Augusta; Comunicación y computación (1971), en la fachada del edificio Macià, en la plaza de Francesc Macià (entonces de Calvo Sotelo); la Porta de Sant Jordi (1975), en el Palau del Lloctinent de la plaza Reial; y el busto dedicado a la pianista Rosa Sabater (1986), en el Palau de la Música Catalana. Igualmente, deseo mencionar como otra obra suya los relieves de las entradas de parking situadas en el paseo de Gràcia y en otras situadas por el Eixample, algunas de las cuales han desaparecido y que merecerían ser conservadas e integradas dentro de los procesos de remodelación urbana.
En el momento en que Subirachs extendió su arte por Barcelona, algunos artistas contemporáneos como Josep Cañas, Claudi Tarragó, Josep Ricart y Domènec Fita decidieron imitarlo y tomar ejemplo con la instalación de obras escultóricas de estilo vanguardista en el espacio público. Sin embargo, la escultura figurativa clásica no desapareció, siendo representantes de la vieja escuela autores como Roberto C. Vasconcell, Jacinto B. Vasallo, Núria Tortras, Joaquim Ros, Josep Granyer i Sebastià Badia.
Sus esculturas por calles, plazas y edificios serán un recuerdo permanente de su existencia, iconos de una parte de la personalidad y la historia de Barcelona. Para siempre Subirachs, un escultor que quiso aproximar el arte contemporáneo a la ciudadanía, más allá de la élite y los intelectuales, y contribuir a hacer de la ciudad un espacio para las personas y para expresar un sentimiento y un valor humano como es el arte.

Foto: http://www.reocities.com

6 comentarios:

El niño vampiro dijo...

Una entrada muy interesante. No me imaginaba que la obra de Subirachs en la ciudad fuera tan abundante, y se dejara ver en detalles tan modestos como la entrada de un parking.
Me llama la atención cuando describes el incendio del Liceu como "misterioso". Yo también lo vi así. Quizá algún día te aventures a escribir una entrada al respecto. Mi teoría suena tan descabellada, y además no tengo más pruebas que lo que sucedió y se dijo antes del siniestro, que prefiero callármela.
Un saludo.

Canet Bernat dijo...

Aquest paio és el que va fotre enlaire la Sagrada Familia. L'havíen d'haver afussellat quan va projectar al façana aquesta tant horrible.

Canet Bernat dijo...

Aquest paio és el que va fotre enlaire la Sagrada Familia. L'havíen d'haver afussellat quan va projectar al façana aquesta tant horrible.

Anónimo dijo...

Hola, sería genial si escribieses un artículo dedicado al Pla Ribera; gracias

richy dijo...

Hola Ricard. Como siempre muy en tu línea, sin torcerte 1 mm. Excelente trabajo.
Gracias por compartirlo con Nosotros

Ricard dijo...

Hola:
Gracias por vuestros comentarios. Efectivamente, el incendio del Liceu siempre olió a conspiración porque interesaba sí o sí hacer la ampliación.
Veo que sobre la obra de Subirachs hay gustos para todos. Sobre el Plan de la Ribera, algún día lo investigaré y haga un artículo. Buena idea.
Gracias Richy, un abrazo.
Un saludo a todos. A disfrutar de las vacaciones de la Semana Santa.