viernes, 25 de abril de 2025

Franciscus: in te, Domine, speravi


En parte por sorpresa, en parte previsible, recibimos la noticia del traspaso de S.S. Papa Francisco el pasado lunes día 21 a los 88 años de edad tras sufrir una larga enfermedad. El mandato de Jorge Mario Bergoglio (Buenos Aires 1936 - Roma 2025) no ha dejado indiferente a nadie sino que ha generado variedad de opiniones, por lo que su marcha hacia la Casa del Padre, como dirían muchos católicos, me lleva a hacer una serie de reflexiones muy personales. Mi valoración, lógicamente subjetiva y, por tanto, criticable y discutible, se basará en mi creencia como deísta, es decir, como creyente no religioso, si bien admito estar inevitablemente influido por la tradición y la cultura cristiana que siempre he defendido como seña de identidad de la civilización occidental europea, así como también reconozco sentir gran respeto y admiración por las enseñanzas de Jesús y fascinación hacia Él.


Desde su llegada al Pontificado el 13 de marzo de 2013 Francisco adoptó una línea aperturista y digamos, entre comillas, “progresista” (término usado con cautela) como lo fueron Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo I, en contraposición a su predecesor Benedicto XVI (conservador severo) y San Juan Pablo II (conservador moderado). Su mandato al frente de la Iglesia Católica se basó en el diálogo y el entendimiento e intentar abordar tanto los problemas que plantea la sociedad moderna como los retos del siglo XXI: luchar contra la pobreza, luchar contra las desigualdades sociales, el diálogo interreligioso, hacer compatible ser persona de ciencia y persona de fe, acabar con la pena de muerte, proteger el medio ambiente, combatir los casos de pedofilia y abusos sexuales en el clero, luchar contra la corrupción en el Vaticano, abogar por un trabajo de calidad y contra la precariedad y la esclavitud, promover un modelo educativo basado en la integración y la cultura del encuentro, mostrar respeto al colectivo LGTBIQ y fomentar la igualdad y equidad de la mujer. Sí que mostró en cambio actitudes contrarias al aborto, a la eutanasia y a ciertas posturas de la ideología de género.


Al igual que Juan XXIII  quiso renovar la Iglesia para hacerla capaz de transmitir el Evangelio en los nuevos tiempos, buscando los caminos de unidad de las Iglesias cristianas, tomando lo bueno de la época presente y estableciendo puentes de diálogo con el mundo moderno centrándose primero en aquello que une y no en lo que separa. Asimismo, consideró que el diálogo era la mejor forma para dar solución a un conflicto, invitando a observadores de las diferentes religiones así como a los miembros de todas las Iglesias cristianas. Al igual que Pablo VI exigió cambios significativos a favor de los pobres en el Tercer Mundo. Se propuso la búsqueda de la paz social y la justicia en el mundo, así como mejorar la comprensión de la Iglesia Católica. En sus visitas a países comunistas, participó en un diálogo con las respectivas para mejorar la situación de la Iglesia en dichos estados. Pidió como el llamado "Papa peregrino" amar no sólo a los católicos, sino también a cismáticos, protestantes, anglicanos, indiferentes, musulmanes, paganos y ateos. Y al igual que Juan Pablo I ofreció la imagen de hombre amable, cercano y bondadoso y quiso aplicar reformas en campos como la economía y las finanzas, la administración, los tribunales eclesiásticos, el derecho canónico, las comunicaciones sociales, la sanidad, el laicado y la familia.


El papado de Francisco ha tenido como consecuencia un aumento del número de católicos en el mundo, pasando de 1.254 millones de personas en 2013 (año en que tomó el Anillo del Pescador) a 1.406 millones en 2025, siendo los continentes africano y asiático donde más se ha experimentado dicho incremento. Igualmente también se ha experimentado un notable crecimiento del número de jóvenes convertidos al catolicismo debido a la pandemia, al auge de Internet y a la búsqueda de alternativas más profundas frente a enfoques religiosos más moderados. Solo el número de vocaciones a cargos clericales continúa a la baja probablemente por culpa del celibato forzoso, algo que no ocurre en otras confesiones cristianas donde los clérigos pueden acceder al matrimonio. Igualmente la prohibición a que la mujer acceda al sacerdocio podría ser un factor que jugara en contra de dicho aumento, salvo en la Iglesia Luterana donde sí se permite la presencia de sacerdotisas.


Tras la muerte de Francisco se debate quién debería de ser el nuevo Papa y qué línea debería adoptar. En la actualidad son presentes diferentes posiciones en el seno de la Iglesia Católica, desde la conservadora hasta la progresista, desde la línea dura hasta la línea moderada, y desde la tradicionalista hasta la aperturista. Siempre he creído absurdo la existencia de estas diferencias si tenemos en cuenta que el mensaje que nos ofrece la Biblia es claramente objetivo. Es falsa aquella afirmación de que los textos sagrados tienen muchas interpretaciones, pues no creo que quienes los escribieron jugaran a los dados. Así, cuando Jesús predicó sus enseñanzas jamás lo hizo con la intención de que cada uno lo entendiera a su libre razón. Por poner un ejemplo, que nos amáramos los unos a los otros significa exactamente lo mismo tanto si eres conservador como progresista, radical, moderado, tradicionalista o aperturista y no hay más que una sola interpretación. Punto. El problema lo tenemos en el momento en que la religión se politiza, se usa para hacer partidismo y lo más grave de todo: se modela, se tergiversa y se manipula a intereses e ideologías personales, es decir, se inventa un Dios a la medida de uno para ponérselo de su parte y así justificar ciertas acciones, decisiones e incluso barbaridades. Todo ello no hace sino alejarnos de la palabra de Dios y del verdadero mensaje que Jesús nos dejó.


De todos los candidatos se plantea cuál de ellos sería el más adecuado para convertirse en nuevo Papa. Supongamos que Jesús regresara a la Tierra en carne y hueso y se paseara por las calles de las ciudades ahora en pleno siglo XXI, veamos entonces los siguientes supuestos: 1) si se encontrara frente a un homosexual: ¿lo abrazaría como a un hijo suyo o bien lo repudiaría al grito de “fuera maricón de mierda”?; 2) si se encontrara frente a una mujer que aspirara a un alto cargo mayoritariamente ocupado por hombres: ¿la felicitaría y la alentaría a seguir adelante o la mandaría a la cocina a fregar platos?; 3) si se encontrara a un grupo de personas de otras razas, religiones y culturas: ¿los saludaría como a hermanos o los deportaría a su país?; 4) en una guerra entre dos países: ¿mediaría por la paz y porque ambos bandos se amaran los unos a los otros o bien bendeciría los tanques (como hizo el Papa Pío XII) y firmaría sentencias de muerte?; 5) ante la contaminación del medio ambiente: ¿pediría que se respetara los animales y las plantas como criaturas de su Padre o mostraría indiferencia ante la destrucción del sistema natural?; 6) frente a las personas de otras confesiones religiosas: ¿abogaría por un diálogo interreligioso, el entendimiento entre todos y la puesta en común de valores fundamentales o bien decretaría una guerra entre religiones?; 7) en los casos de abusos sexuales hacia menores por parte de clérigos: los condenaría o bien los encubriría?; y 8) ¿Estaría Jesús contento de ver una Iglesia multimillonaria y elitista llena de tesoros mientras hay hambre y pobreza en el mundo, de ver cómo cada uno interpreta sus enseñanzas a su libre albedrío y las adapta a sus intereses egoístas, y de cómo el mundo ha asesinado y oprimido (y lo sigue haciendo) en nombre de su Padre?. Parece ser que en todas las cuestiones expuestas las respuestas de cada caso son claras, pues he aquí cómo debería de actuar el nuevo Papa y, por consiguiente, hacia dónde debería orientar la Iglesia Católica. Sin duda, Jesús sería ineludiblemente el referente a seguir, ya que bastaría imaginar cómo reaccionaría ante los retos que plantea el mundo actual.

Fotos: ATLAS, Buena Voz Católica, EFE, Infobae, Observatore romano, Prensa del Vaticano, Tribuna de la Bahía, 

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Será un Papa negro

Anónimo dijo...

Ahora escriba sobre el nuevo papa. Venga . Vamos.

Ricard dijo...

Nunca se sabe. No digo que no. Se dice que lo quieren invitar a Barcelona, sobre todo cuando terminen (un año de estos) las obras de la Sagrada Familia.

Ricard dijo...

Al final fue norteamericano. Pero bueno, todo es un juego de intereses. A ver hacia dónde vira este nuevo Papa.