viernes, 15 de abril de 2016

El Museo Hermitage de Barcelona: ¿qué modelo de museo necesita la ciudad?


Se negocia el proyecto de construcción de una sede del Museo Hermitage en Barcelona. La empresa rusa Cultural Development, tras recibir al entonces presidente de la Generalitat Artur Mas en el año 2012, ha negociado con la Autoritat Portuària de barcelona la ubicación de este equipamiento cultural cuya inauguración se prevé para el 2018. Acerca de la colección solo se sabe que el proyecto museístico pertenece al investigador Jorge Wagensberg y que el hilo conductor será la relación entre ciencia y arte, pero sin especificar qué y cuántas piezas se expondrán. Como beneficios se prevé la creación de 70 puestos de trabajo y la llegada de unos 500.000 visitantes anuales.
Ante tan ambicioso proyecto, un importante sector vecinal de la Barceloneta se ha puesto en pie de alerta por el posible impacto que puede tener sobre el barrio, aquejado estos últimos años de un turismo incívico, de borrachera y masificado que ha traído conflictos y malestar. Mientras urge solucionar este problema, paralelamente deberíamos plantearnos si este museo es necesario y en caso afirmativo cómo debería ser. La información existente apunta a un equipamiento cultural cuya principal clientela serían los turistas, pues se hallaría relativamente cerca del Hotel Vela o W Barcelona.


Se quiere apostar por un nuevo modelo de turismo, más sostenible, menos incívico, en la que Barcelona no sea tanto una ciudad para turistas sino una ciudad turística. Para ello es fundamental que los espacios y sus equipamientos sean accesibles a todo el mundo, y en particular los museos. Por contra, cuando se privatiza el espacio público o un equipamiento en verdad se está destinando para el disfrute de un único colectivo, excluyendo a los demás. Ello fabrica dos Barcelonas que evolucionan a distinto ritmo, fagocitando progresivamente una a la otra, la turística a la ciudadana, haciendo crecer una y decrecer la otra. Un claro ejemplo de estos últimos años lo tendríamos en la obra de Gaudí, más abierta para el turismo y más cerrada para los barceloneses, de modo que su obra vive de espaldas a Barcelona aun perteneciendo a ésta, algo que el mismísimo Gaudí jamás hubiese consentido. ¿Irá por el mismo camino el Museo Hermitage?
Apostar por un nuevo modelo museístico es decisivo para esta transformación positiva del espacio y revertir la gentrificación que, no olvidemos, antes del "boom" del turismo ya iniciaron las clases sociales más elevadas. La construcción del nuevo Museo Hermitage en Barcelona es positiva porque un equipamiento cultural enriquece y supone un beneficio pedagógico. Pero no debería destinarse únicamente a los turistas como principales clientes sino que también debe de estar abierto a la propia ciudadanía barcelonesa, que tiene derecho a acceder y disfrutar. Un artículo publicado en el blog evemuseografia.com resume perfectamente en siete apartados el contenido que debería tener un museo moderno.


En primer lugar, tiene que enunciarse claramente con el tema sobre el cual trata, de modo que así se define claramente su temática y resulta más fácil tener una idea de su contenido.
En segundo lugar, y en parte en relación con el hecho de evitar que se destine solo para turistas, debe ser una entidad activa en tanto que el dinamismo, la flexibilidad y la gestión tendrían que generar espacios culturales, artísticos y científicos con participación ciudadana. 
En tercer lugar, hay que promover una fusión entre la arquitectura, la museología y la museografía, de modo que arquitectos, museólogos y museógrafos trabajen en equipo. ¿Es la Barceloneta un espacio idóneo para ubicar el nuevo Hermitage? ¿Responde realmente a una necesidad o más bien a una conveniencia? Inicialmente se preveía aprovechar unas naves industriales de mediados del siglo XIX catalogadas como Patrimonio, aunque luego se ha optado por la construcción de un nuevo edificio. Al final de la Rambla existe un bello edificio del siglo XVII conocido como Foneria de Canons, inicialmente una fundición de cañones y campanas, posteriormente sede bancaria del Banco de Barcelona tras ser adquirido por el famoso banquero Manuel Girona y finalmente instalación del Gobierno Militar. Desgraciadamente se halla abandonado desde hace varios años a la espera de un nuevo uso. Con una superficie interior de 3.380,91 metros cuadrados, dispone de un vasto espacio apto para acoger el nuevo museo.


En cuarto lugar, el itinerario del museo debe adaptarse los intereses de los visitantes en tanto que éstos son decisivos para definir y adaptar contenidos.
En quinto lugar, el espacio urbano circundante al museo toma cada vez mayor importancia en cuanto a integración se refiere, hasta el punto que el paisaje pasa a ser un óptimo instrumento de difusión del conocimiento. En este aspecto opto por reafirmar mi apuesta personal por la Foneria de Canons, ubicado en la Rambla, en pleno casco antiguo e histórico de Barcelona, cuna de la cultura, el arte y la historia de la ciudad.
En sexto lugar, el museo debe defender y difundir valores universales que no generalistas y difusos. Tal como nos dice en el citado blog Ricardo Cano, museólogo y museógrafo y director de EVE Museografía, los temas varían adaptándose a los tiempos que corren y a nuestra forma de ver el mundo que nos está tocando vivir.
Y en séptimo lugar, el nuevo museo debería convertirse en un espacio amable y pedagógico al alcance de un público para todas las edades, con un buen contenido y una interesante programación de todo tipo de actividades didácticas con un discurso que contenga un principio, un desarrollo y un final.


La aplicación de estas siete premisas debería extenderse además al resto de museos existentes en la ciudad como una forma de renovarlos y actualizarlos, potenciando los que ya son rentables y volviendo atractivos los que son más minoritarios. Creando nuevos museos para todos y redefiniendo los actualmente abiertos Barcelona podría convertirse en un referente tanto a nivel español como europeo de fomento y reaprovechamiento de su infraestructura museística, mucho más allá de una rehabilitación de los edificios y de la reclasificación de las colecciones expuestas al público.
En esta importantísima proyección de Barcelona como ciudad del arte y la cultura que ya he mencionado en anteriores artículos, es un objetivo primordial reconciliar a la sociedad barcelonesa con sus museos. Por ello, no pararé de aprovechar la ocasión de reivindicar para el beneficio de todos la apertura de nuevos museos relacionados con la movilidad, como serían los dedicados al transporte, a la Hispano-Suiza y a la Pegaso, así como un gran museo de la industria que reivindique la memoria histórica de dos grandes motores industriales barceloneses como fueron Sants y Poblenou.

Fotos: Bob Masters, EFE, El País, paisajetransversal.org, permisodepaternidad.com.

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