martes, 19 de mayo de 2015

Las SALAS X de Barcelona (1984-2004)


Entre los años 1984 y 2004 existieron en Barcelona las llamadas "salas X" destinadas a la exhibición de películas pornográficas. Estos cines tuvieron su precedente con los filmes clasificados "S", una catalogación que aglutinaba tanto las películas eróticas y "de destape" como las de elevada violencia, cuya vigencia se mantuvo entre los años 1978 y 1983. Con ello se quiso normalizar en la España de la Transición democrática la proyección de cintas cuyo contenido hubiese sido motivo de censura parcial o total bajo el franquismo.
Posteriormente la directora general del Instituto de Cinematografía y las Artes Visuales, Pilar Miró, dentro de su política de cambios estructurales de la cinematografía española o Ley Miró, presentó el Real Decreto 1067/1983 que regularía la realización y exhibición de cine pornográfico en España. El 27 de abril de 1983 el Consejo de Ministros lo aprobó, sometiéndolo a una especial fiscalidad que suponía destinar el 30% de la recaudación bruta obtenida en taquilla a producciones cinematográficas nacionales. Asimismo, el Estado no otorgaría ningún tipo de ayuda, protección o subvención a las películas clasificadas "X", ni su distribución daría derecho a la obtención de licencias de doblaje. Para la exhibición de estas cintas, en base a una debida protección de la infancia y la juventud, se establecieron como requisitos que se circunscribieran a unos determinados locales denominados "salas X", que la publicidad de las películas pornográficas no contuviese representaciones gráficas ni referencias argumentales, y que la entrada en las salas X se limitara únicamente a los mayores de 18 años.


De este modo el cine clasificado "S" desaparecía definitivamente y se permitía el acceso sin restricciones por edad a las salas de cine tanto comercial como de arte y ensayo, sustituyendo la expresión "autorizada para mayores de..." que prohibía la entrada a las salas según la edad, por la nueva "no recomendada a menores de..." que permitía la entrada de todos los públicos, siendo entonces una clasificación de tipo orientativa.
Previo permiso del Ministerio de Cultura, en Barcelona se habilitaron un total de 9 salas destinadas a este tipo de películas. Es decir, nunca abrieron salas X de nueva planta sino que fueron todas ellas producto de la reconversión de antiguos cines de barrio y de reestreno en decadencia que optaron por esta nueva oferta como una salida económicamente rentable al negocio. Para ello tuvieron que efectuar algunas reformas y acatar ciertas disposiciones como anunciar la película únicamente mediante el título, suprimir el antiguo nombre del cine de modo que todas se denominarían "Sala X" por igual, y evitar completamente la exhibición de cualquier fotocromo tanto en la fachada como en el vestíbulo "para no herir sensibilidades".


Las 9 salas empezaron a operar a lo largo del año 1984, ofreciendo generalmente pases continuos desde las 10:00h. de la mañana hasta las 22:00h. de la noche ininterrumpidamente y con la posibilidad de poder repetir la película como en los cines de barrio. Las cintas se exhibirían en versión original subtitulada o directamente en versión original al no estar el doblaje subvencionado (algo que probablemente al público no le debía importar), y el precio de la entrada sería sensiblemente superior al de cualquier otro cine, alrededor de unas 150 o 200 pesetas más cara que la de una sala de estreno.
Los dos primeros cines reinaugurados como salas X fueron el CASTILLA y el DIORAMA, en el barrio del Raval, el 5 de marzo de 1984. El CASTILLA se situaba en el número 10-12 de la calle de los Obradors. Fue abierto el 27 de noviembre de 1939 y disponía de 800 localidades. En su nueva etapa se estrenó con la exhibición de la película "Garganta profunda". El DIORAMA se ubicaba en el número 3 de la calle del Bonsuccés. Fue abierto el 27 de septiembre de 1902 y disponía de 547 localidades. Tras unas reformas se reabrió el 14 de febrero de 1973 con 530 localidades. Su primera película clasificada "X" fue "Exhibition". Ambas salas, tras reformas obligadas, redujeron sus aforos a 200 localidades. En sus inicios tuvieron gran éxito de público, básicamente por el hecho de ser toda una novedad. Era habitual que las salas se llenaran por completo. Durante la primera semana asistieron 8.212 espectadores dispuestos a pagar las 475 pesetas de la entrada, lo que supuso una recaudación de 3.650.000 pesetas, aunque un 40% iría destinado a pagar unos elevadísimos impuestos. El 95% de los espectadores eran hombres, mientras que el 5% restante de mujeres solían venir acompañadas de sus respectivas parejas.


El 4 de junio siguiente se incorporó un tercer cine, el MONTSERRAT, situado en el número 241 de la avenida de la Mare de Déu de Montserrat, en el barrio del Guinardó y muy cerca de "Los Quince". Fue abierto en octubre de 1952 y disponía de 834 localidades, un aforo bastante grande que se vio drásticamente reducido a solo 200 butacas en su nueva etapa. Se estrenó con la exhibición de la película "Conejo en salsa picante". Tres días después se incorporaron dos cines más: el AVENIDA DE LA LUZ y el PRINCIPAL PALACIO 2. El AVENIDA DE LA LUZ estaba situado en el número 12 de la subterránea avenida de la Luz, bajo la calle de Pelai, en el centro de la ciudad. Fue abierto el 30 de octubre de 1940 y disponía de 350 localidades. Tras su habilitación se suprimieron 150 butacas. La primera película clasificada "X" que estrenó fue "Historia de Joanna". El PRINCIPAL PALACIO 2, integrado dentro del edificio del teatro Principal, tenía su entrada en el número 27 de la Rambla. Fue abierto como cine Latino el 24 de abril de 1943 y disponía de 490 localidades. El 10 de septiembre de 1979 cambió su denominación por la de Principal Palacio 2, reduciendo su aforo a 400 localidades y luego a la mitad para adecuarla a sala X. La primera película de su nueva etapa fue "Amanda de noche", con un récord de permanencia en cartel de ocho semanas.
En el mismo mes de junio, el día 28 se reconvirtió el antiguo cine ATLANTA, con el estreno del filme "El último pecado de la burguesía". Situado en el número 2-4 de la calle de Trafalgar, en el centro de Barcelona, fue abierto el 7 de marzo de 1945 y disponía de 560 localidades que pasarían posteriormente a 200 tras las reformas pertinentes.
El 16 de julio de 1984 se reconvirtió el antiguo cine DUCAL con el estreno de la película "El sexo ardiente". Situado en el número 24-30 de la calle de Besalú, en el barrio del Camp de l'Arpa, este cine abrió en septiembre de 1956 y disponía inicialmente de 700 localidades, luego reducidas a 200.


Tres días después se incorporaron las dos últimas salas: el MARYLAND y el ROMA. El cine MARYLAND se ubicaba en el número 6 de la plaza de Urquinaona. Fue abierto el 9 de noviembre de 1934 con 519 localidades. El 17 de julio de 1940 fue renombrado como cine Plaza, recuperando nuevamente su nombre original el 8 de diciembre de 1946. En su nueva etapa se estrenó con la película "Casanova II". El cine ROMA, situado en el número 195-197 de la calle de Aragó, en la Esquerra del Eixample, fue abierto el 8 de febrero de 1940 como cine Oriente y disponía de 450 localidades. Tras ser reformado, reabrió como cine Roma el 14 de julio de 1976. Se estrenó en su nueva modalidad con la película "Colegialas porno". Ambos locales limitaron también su capacidad a 200 personas, tal y como exigía la normativa para adecuar su oferta a la nueva demanda.
Poco después, tras haber recibido la Generalitat de Catalunya las competencias en materia de este sector, las concesiones para la apertura de nuevos cines pasarían a manos de la Direcció General de Música, Teatre i Cinematografia del Departament de Cultura. Por ello las empresas que gestionaban las salas X se vieron obligadas a regular su situación burocrática.


Tras el gran éxito inicial de estas salas, la decadencia no tardó en llegar. Por un lado, el negocio del videoclub también acaparó entre otros géneros el erótico y pornográfico, siendo el alquiler de una cinta mucho más económico que la entrada del cine, con la comodidad adicional de visionarlas en casa. Por otro, la progresiva apertura de sex-shops generó un nuevo mercado que poco a poco marginó a estas salas de cine, siendo la opción de la telecabina más asequible y variada, a la vez que preservaba la intimidad del cliente.
Paralelamente, el perfil del público cambió. Tras la euforia inicial de la novedad el número de usuarios empezó a bajar porque quienes ya tenían satisfecha su curiosidad optaron por otras alternativas como las antes citadas. El número de jóvenes descendió notablemente, muchos de los cuales acudían una sola vez solos o en grupo como si se tratara de un ritual iniciático al mundo de los adultos una vez cumplidos los 18 años. Luego difícilmente repetían la experiencia, pero ya podían presumir ante los amigos y los compañeros de escuela de haber ido a un cine porno. Personas de mediana edad, mayormente hombres (por no decir absolutamente todos) y también jubilados, acudían para contactos sexuales sin tener importancia alguna la película que se exhibiera. Pero no solo se convirtieron en lugares de encuentros para homosexuales y bisexuales: algunas prostitutas, a modo de modernas pajilleras, acudían a las salas X con sus clientes como lugar de cita. Igualmente, otros clientes tenían por costumbre "darse un homenaje" mientras visionaban la película. En ese aspecto era habitual ver condecoraciones en el suelo y la tapicería de las butacas, además que algún otro preservativo, papeles usados e incluso prendas interiores femeninas. Por todo ello, muchos espectadores, sintiéndose inseguros, acosados e intimidados ante el sórdido panorama que se ofrecía y viendo a este público "en plena faena" una vez se apagaban las luces, decidieron dejar de acudir definitivamente.


En 1985 cerraron las dos primeras salas X: el DUCAL (el 1 de diciembre) y el MONTSERRAT (el 9 de diciembre). El motivo principal en ambos casos fue el estrepitoso rechazo popular que generaron estas modalidades por parte del vecindario, conllevando a una escasez de usuarios. Sin embargo, con la intención de volver a resucitarlo, el cine MONTSERRAT reabrió nuevamente como cine de reestreno, pero la crisis de las entrañables salas de barrio conllevó inexorablemente a su cierre definitivo el 2 de agosto de 1987.
La tercera sala X en cerrar fue el ATLANTA el 8 de noviembre de 1987. Le siguió un año después el CASTILLA, el 27 de junio 1988, que anunció su cierre por vacaciones, pero las dificultades económicas propiciaron que la clausura temporal fuese definitiva. En el mismo año, el 2 de octubre le tocó el turno al PRINCIPAL PALACIO 2, que se vio perjudicado por la seria competencia que le hacía un moderno sex-shop instalado unos pocos metros más abajo, en el número 17, que entre otras cosas incluía una pequeña sala de cine porno.
Habiendo desaparecido poco más de la mitad de estas salas, en febrero de 1991 el cine MARYLAND incorporó un nuevo sistema de proyección que suprimía el celuloide por la cinta de video. Para ello se dotaron de un proyector con tres tubos de 7" y 3 lentes, que permitía una reproducción de la película con una definición de imagen superior a la convencional.
El 22 de noviembre de 1992 cerró el cine AVENIDA DE LA LUZ, el último local que quedaba abierto de este mítico boulevard subterráneo que ya había cerrado todos sus locales comerciales dos años antes, el 21 de mayo de 1990. Se apagó así la última luz de la avenida.


A pesar de ser la sala X más "decente" de Barcelona, el 26 de febrero de 1999 cerró sus puertas el MARYLAND, el 1 de septiembre de 2000 lo hizo el Diorama, y el 30 de noviembre de 2004 la última, el ROMA. Barcelona se había quedado sin sus salas X, un producto de un tiempo y de unas circunstancias históricas. De hecho ya ni siquiera se otorgan licencias para futuras aperturas. Posiblemente, en vistas de que los usuarios ya habían dejado de ser meros espectadores de cine porno para buscar contactos carnales, precipitó esta decisión. A cambio, el mercado que ofrece Internet impuso su hegemonía y venció. Actualmente, las únicas salas X que existen son las pequeñas salas de exhibición integradas en algunos sex-shops, como el Erotic Palace de la calle de Sants nº 225, el Blue Box de la calle de Aragó nº 249, el Big Ben de la calle de Londres nº 82, el Snow Drems de la calle de París nº 199 y el BCN Sex Center de la ronda de la Universitat nº 23, entre otros. A diferencia de antes, el precio de la entrada es más económico que el de una sala de cine comercial, alrededor de 5 euros.

Fotos: Archivo La Vanguardia, Joan Munsó, Miquel Barcelonauta, Pepe Encinas, Xavier Cassio.

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