domingo, 20 de marzo de 2011

40 años de la despedida del tranvía en Barcelona (1971-2011)

Se han cumplido cuarenta años de la supresión de las últimas líneas urbanas de tranvía en Barcelona. El 18 de marzo de 1971 se despidieron los servicios números 49 (Atarazanas-Horta) y 51 (Atarazanas-Vía Julia). De este modo, se eliminaba un medio de transporte que prestó servicio en la capital catalana durante 99 años, 3 meses y 8 días. Sólo sobrevivió como transporte de ocio el “Tranvía Azul” como testigo viviente de una red que fue referencia europea durante las tres primeras décadas del siglo XX.
El acto de despedida, en el que asistieron centenares de personas, se hizo al atardecer y participaron varios vehículos de tranvía de las citadas líneas. En la plaza de la Puerta de la Paz estaba previsto que los tranvías de las líneas 49 y 51 efectuaran sus últimos viajes con destino a Horta y a Vía Julia. Acompañaban para la rúa vehículos históricos previstos para un futuro museo del transporte y un autobús de la línea 51 que simbolizaba el relevo definitivo de un medio a otro. La línea 49, en cambio, desaparecería definitivamente. El desfile lo encabezó el tranvía jardinera 129 escoltado por la Guardia Urbana que salió de la cochera de Borbón, conducido por un antiguo tranviario y que transportaba a los invitados y asistentes, entre ellos: el consejero y presidente del Consejo de Administración de Tranvías de Barcelona, Ramon Torres Muñoz; el vicepresidente y consejero, Joan Ros Picañol; el director de Tranvías de Barcelona, Manuel Conde Cabeza, acompañado otros directivos; la nieta del primer director de la Compañía, Josefa de Chopitea; y el artista de variedades Miquel Palou “Flori”, el cual, una vez llegados a los astilleros, cantó el cuplé “El tranvía” que popularizó Pilar Alonso.

En la misma cochera de Borbón se encontraban concentrados varios aficionados a los transportes preparados con sus cámaras de fotos. Precisamente serían ellos quienes pidieron una especial protección de los vehículos históricos ante cualquier posible acto de vandalismo. Saliendo de la cochera, los vehículos recibieron aplausos por parte de la gente que había presente por la calle. Además de la jardinera, había un tranvía de la línea 51 conducido por el señor Brañas, un veterano conductor de la Compañía, dos tranvías de la serie 800, el tranvía 547, dos tranvías de la línea 49 y dos tranvías más modernos de las series 1200 y 1600. Cerraron el desfile varios autobuses. Los tranvías fueron conducidos por los empleados señores Membrado, Bonet, Gascuña, Bofarull, Lozano, Alguacil y Feijó, que iban acompañados de los cobradores señores Blanco, Landa, Ginés, Novo y Dorado. Mucha gente, desde el balcón de su casa, esperaba ver pasar el que sería el primer y último desfile tranviario. Varios coches y motos que seguían la fiesta callejera terminaron congestionando el tránsito de la ciudad. Cuando los vehículos ya llegaron al paseo de Colón, un grupo de vándalos los asaltaron, y ante la inoperancia de la policía, los aficionados a los transportes los tuvieron que defender. Al final del trayecto, después de cuatro horas de duración, llegados a la plaza de la Puerta de la Paz, todos los vehículos iban llenos de gente. Allí esperaba el director general de Coordinación de la Compañía, Miquel Cabré y Llistosella. Un montón de personas esperaban impacientes la llegada de la comitiva. Se podían leer algunas pancartas como “Se despide alegremente con nostalgia de la gente. No me marcho por mi gusto, me marcho por lo más justo”. Para el público se repartieron hasta 15.000 boletines especiales sobre los tranvías de Barcelona y se expidieron 80.000 billetes conmemorativos.

Acabado el acto, a las 3:30h de la madrugada entró en el depósito de la cochera de Borbón el último tranvía. Resultado de este acto tanto cívico y ejemplar, cuatro tranvías llegaron casi desguazados y cuatro más con graves desperfectos: ventanas reventadas, bombillas arrancadas y fundiciones, agarraderos cortados, asientos arrancados, letreros sustraídos... Pero los medios de comunicación se encargaron de inventar y extender su versión de los hechos. En el Boletín Informativo número 49 de abril de 1971 editado por Tranvías de Barcelona, un reportaje gráfico titulado “El Tranvía ha muerto... ¡VIVA EL TRANVÍA!!!” decía que “hubo mucha alegría dentro de una gran prueba de civismo y cultura popular y también hubo nostalgia y tristeza al despedir al ULTIMO TRANVIA. Fue realmente una fecha importante para la ciudad. La ciudad que se queda sin tranvías. La muerte del querido Tranvía fue honrosa y no tiene que resultar baldía. El último tranvía murió a las tres de la madrugada del 19 de marzo de 1971... ¡VIVA EL TRANVÍA!”.
Las administraciones, conscientes del grave error que supuso eliminar la red de tranvías de la ciudad, treinta y tres años después, ha regresado concebido como un nuevo y moderno sistema de transporte público para corredores de demanda intermedia entre el metro y el autobús, desarrollando nuevas funciones acorde a los tiempos que hoy día vivimos, y contribuyendo a la regeneración urbana y a la reducción del vehículo privado. El 5 de abril de 2004 entró en servicio la red del “Trambaix” y el 8 de mayo siguiente, la del “Trambesòs”. Actualmente, el tranvía en Barcelona se ha constituido como un transporte muy eficaz y eficiente que en un futuro no muy lejano enlazará a través de la avenida Diagonal ambas redes, las cuales es un deseo que se extiendan por el territorio metropolitano. “El Tranvía ha resucitado… ¡VIVIA EL TRANVÍA!!!”.

2 comentarios:

Daniel dijo...

Hola, Ricard!

Estic escrivint una entrada sobre els tramvies pel meu blog i he trobat informacions molt interessants en el teu. Em preguntava si puc fer servir algunes de les teves dades, naturalment acreditant-ne l'origen.

Salutacions,
Daniel

http://documentbarcelona.blogspot.com

Anónimo dijo...

Dejar claro , que la atrocidad de la supresión de tranvías en Barcelona, fue algo calculado y decidido desde 1966-67, momentos en que Porcioles, el tranviaricida alcalde de BCN a la sazón, lo hizo por razones nada claras y cargadas de excusas que nunca convencieron a muchos ciudadanos, a pesar de unas campañas feroces contra el tranvía desde el mismo ayuuntamiento. Podría explicar muchas cosas, pero sería muy largo. Hoy , ver de nuevo tranvías en BCn, es un consuelo, a pesar de aun recordar la indignidad en que murió un sistema de rtransporte tan querido como detestado, por los menos, pero muy chillones al respecto.
Saludos , Giménez