lunes, 11 de enero de 2010

El islamismo ejemplar del señor Harish

El otro día me quedé perplejo ante el televisor por las declaraciones de un abogado musulmán residente en Holanda opinando sobre el islamismo en Europa. De entrada, aparte de no aceptar la cultura occidental, hacía una proclamación a la no integración, invitando al pueblo musulmán que viviese en el continente europeo exactamente igual que en sus países de origen, haciendo de cada comunidad un pequeño país dentro de otro país. Por ello, se mostró crítico con el islamismo europeo porque lo consideraba demasiado occidentalizado en tanto que se alejaba de las leyes islámicas. Defendía, además, el derecho a la diferenciación entre hombres y mujeres, y como ejemplo declaró que a ellas no les daba la mano. Sin embargo, también decidió no darla tampoco a los hombres para, según él, demostrar que no hacía discriminación sexista sino que cumplía con los principios de su doctrina.
Y después de estas declaraciones, empezó a hablar sobre derechos humanos, la defensa de la multiculturalidad y de sus simpatías hacia el presidente de los Estados Unidos Barak Obama por haber afirmado que no es enemigo del Islam.
El tema merece una reflexión porque es una cuestión delicada en la que caer en la demagogia o en el racismo es muy fácil. De entrada, es cierto que nunca es justo calificar a todos los miembros de un mismo colectivo de iguales tanto si se alaban como si se criminalizan. Dicho familiarmente, no hay que meter a todos en el mismo saco. Está muy claro que existen muchas clases de musulmanes. Se trata de una cultura, una religión y una forma de vida desconocida para la sociedad occidental, lo que alienta fácilmente los prejuicios, el miedo y el rechazo. El Islam es, sin duda alguna, lo que es, y el radicalismo o la moderación la definen las personas comulgantes. Es decir, no podemos hablar de islamismo moderado o radical, sino de islamitas o musulmanes moderados o radicales. Las gradaciones y el nivel de aplicación de las leyes las marcan los creyentes porque la doctrina es la que es, ni más ni menos.

Siempre se debe de buscar aquel punto de equilibrio que garantice una buena convivencia entre personas diferentes, especialmente si se es inmigrante y se reside en un país con una cultura y una tradición distinta u opuesta. Los musulmanes moderados existen, pues existen muchos casos de quienes practican la fe islámica con buenas intenciones sin el deseo de molestar o provocar a nadie, respetan a quienes tienen otras ideas o confesiones religiosas, respetan al sexo opuesto y no imponen su doctrina ni sus costumbres. En mi barrio, por ejemplo conocí un caso. Se trataba de una familia hindú musulmana que regentaba una tienda de “todo a cien”. El marido, el señor Harish, lo recuerdo como un hombre encantador, muy agradable y cordial. A veces nos dejaba en DVD películas de Bollywood. Tenía dos hijas adolescentes mayores de edad, y vestían al estilo occidental, con pantalones tejanos y no llevaban ni pañuelo ni velo ni prenda alguna que las tapara. Solo la esposa vestía al estilo tradicional. Al cabo de unos meses, tuvieron que cerrar el negocio y trasladarse en el barrio de Sants porque no les fue rentable. Al hacer la despedida, el señor Harish no tuvo inconveniente alguno en que mi madre le diera dos besos. Estoy seguro que como Harish, existen muchos más musulmanes de buena fe, que dejan elegir a sus hijas sus creencias y sus atuendos sin imponerles doctrina alguna, que no obligan a su futura esposa a llevar el velo o a convertirse al Islam, y que son demócratas. Esta clase de musulmanes merecen un respeto por mi parte y no deben de ser discriminados, y es la prueba de que la moderación existe y la convivencia es posible entre personas de distinta fe y cultura.

Sin embargo, el ejemplo del abogado musulmán residente en Holanda es el polo opuesto al que siento inevitablemente rechazo, porque significa un deseo de no integrarse en el territorio de acogida, sino de que nosotros nos integremos a ellos para que puedan vivir y hacer exactamente igual que en su país pero en Europa, y eso es una falta de respeto y una manera de manifestar que los europeos importamos un rábano. El respeto es mutuo. No es posible que nosotros tengamos que ceder y ellos no. Casos de musulmanes que afirman que la mujer que se case con ellos deberá de convertirse al Islam o llevar velo es inaceptable. ¿Qué sucedería si una mujer exigiese a un musulmán que se convirtiese al cristianismo o que vistiese con pantalones tejanos y una camiseta negra con un logo de Iron Maiden? ¿Acaso ellos valen más que nosotros para darse el derecho a exigir? Eso no es amor, sino posesión. Si se ama a otra persona la aceptas tal como es y no le exiges que cambie, porque nadie es perfecto como para pedir a otra persona que sea lo que le pida. Por ello, yo rechazo a este sector de islamistas que no desea integrarse, exige y somete a la mujer, pretende expandir su doctrina territorialmente e intentan que la sociedad occidental cambie sus pautas de comportamiento, por ejemplo, rechazando a los homosexuales y exigiendo que las mujeres que van a la piscina se cubran para no ofender a la vista. Si una mujer quiere cubrirse con un velo u otro atuendo por su propia voluntad me parece bien, del mismo modo que quienes quieran llevar una cresta de punk en la cabeza o cuatro aros en la oreja lo puedan hacer. Ahora bien, si en una escuela o en otro lugar exigen una forma de vestir, eso ineludiblemente se debe de respetar. Si en una escuela piden quitarse el velo se debe de acatar, del mismo modo que en una boda o en un acto oficial se debe de ir de traje y corbata.

Y estas críticas no son islamofobia porque solo hago referencia concreta a ese sector radical e inflexible, y no a la totalidad. Argumentos como que los occidentales tampoco se integran en África o Asia porque quieren occidentalizar el mundo, que judíos, chinos, italianos, japoneses y negros viven en ghettos en las ciudades norteamericanas, que el catolicismo ha hecho y hace muchas atrocidades y que en España también hay machismo y episodios de violencia de género no son respuesta al problema sino una evasiva. Insisto en que no se debe de tomar la parte por el todo ni criminalizar al colectivo musulmán, porque creo en los moderados, en los islamistas abiertos, integradores, respetuosos, conciliadores y demócratas de verdad, que no juegan con nosotros, ni hacen chantaje racial cuando les surge un problema, ni usan la democracia para boicotear y salirse con la suya, y que creen en la igualdad de derechos y oportunidades. Ese es el modelo de musulmán que debe de existir, del cual el señor Harish es un ejemplo a seguir.

1 comentario:

Anónimo dijo...

a ver cuando se quitan el velo o ese trapo que se ponen en la cabeza.
Eso yo lo llamo NO INTEGRARSE