jueves, 30 de octubre de 2025

Lluís Permanyer: el cronista que nunca quiso ser "oficial"


Las cosas como son. Últimamente el presente blog parece más un obituario que un relato de Barcelona y sus transportes. Sin embargo se ha dado esta triste serie de traspasos de una serie de personajes que han tenido que ver con la ciudad y hablar de ellos resultaba inevitable. Esta vez el turno va para Lluís Permanyer i Lladós, que nos dejó el pasado viernes día 23 a los 86 años de edad. Cronista de Barcelona, aunque no oficial, él rechazó este título que ostentaron Víctor Balaguer i Cirera (1853-1901), Gabriel Miró i Ferrer (1919-1922), Tomás Caballé Vallado (1950-1961), Joaquím María de Nadal i Ferrer (1953-1972), Ricard Suñé Álvarez (a título póstumo), Andreu-Avel•lí Artís Tomàs “Sempronio” (1972-2006), Josep Tarín Iglesias (1973-1996) y Joan Olivé i Vagué (1973-1980). Tras la muerte de “Sempronio” el Ayuntamiento de Barcelona le ofreció tal honor pero él declinó la propuesta alegando que comprometía su independencia y que la gente podía llegar a pensar que a cambio cobraría un sueldo municipal, por lo que quiso evitar posibles confusiones a la opinión pública. Desde el año 2006 la plaza sigue vacante.


Periodista, escritor y ensayista, nació en Barcelona en 1939, en pleno inicio de la postguerra. Desde su infancia manifestó especial interés por la cultura, pues la casa de sus padres estaba llena de libros que él leía y, además, con su padre iba los domingos a ver alguna exposición. Estudió y se licenció en Derecho, si bien enseguida se decantó por el periodismo, razón por la que colaboró primero en la editorial Luís de Caralt, luego en la revista “Destino” y en 1966 en el diario “La Vanguardia” (entonces “La Vanguardia Española”), primero como corresponsal internacional para evadir la censura franquista y luego como cronista. Sus artículos trataban acerca del arte, la cultura, el urbanismo, la historia y la sociedad barcelonesa. También trabajó en la editorial Aymà y brevemente en el diario “El Correo Catalán”. La pasión por escribir sobre Barcelona no le vino de inmediato, pues aseguraba que aborrecía la ciudad. Sin embargo a partir de la Transición empezó a tomar interés, por lo que se empapó de una cantidad ingente de libros que trataban acerca de la capital catalana. De hecho llegó a tener hasta 3.000 libros sobre el tema. Ya con una base sólida que cultivó hasta el final de sus días, empezó a publicar libros.


Su obra fue prolífica, divulgativa en su redacción en tanto al alcance de todo el público en general pero a su vez, verdaderos trabajos de investigación muy ricos en contenido e información. Tanto en sus libros como en sus crónicas, buscaba siempre la componente didáctica, la anécdota como valor por su capacidad de explicar y la mirada crítica, así como ciertos toques de  ironía. Y es que como buen cronista, al igual que los oficiales, inevitablemente narró sus relatos acerca de Barcelona desde su punto de vista personal y subjetivo, pues la objetividad tanto en la historia como sobretodo en el periodismo, aunque muchos lo quieran negar, no existe. Incluso la presunta (y en verdad inexistente) neutralidad ya es también una posición personal y subjetiva. Un servidor es un claro ejemplo de ello en todos y cada uno de los artículos publicados en el este blog, incluido el presente. En total publicó 80 libros entre los cuales figuran mayormente los dedicados a Barcelona, además de algunas obras sobre escritores y artistas, e incluso una novela. Igualmente dirigió y protagonizó 8 documentales emitidos en televisión.


Su prestigio le permitió codearse con personajes famosos como Josep Tarradellas, Joan Miró, Stephen Hawking, Antoni Tàpies, Antoni Clavé, Joan Brossa, Salvador Dalí, Antonio Saura, Eduardo Chillida, Josep Maria de Sagarra, Joan de Sagarra, Asha Miró, Juan Marsé, Eduardo Mendoza, Miquel Roca y Félix de Azúa, entre otros. No quedó exento de recibir premios como fueron el Luca de Tena (1969), el Ciutat de Barcelona de periodismo (1987), el Pere Quart de humor y sátira (2006), el Nacional de Cultura de Periodisme de Catalunya (2008), el Trajectòria de l’Associació d’Editors en Llengua Catalana (2012) y el Nacional de Periodismo Cultural del Ministerio de Cultura (2022). En 2009 recibió, además, la medalla del Col·legi d’Enginyers de Camins, Canals i Ports de Catalunya.


Acerca de Barcelona expresó abiertamente su opinión. De los alcaldes admiró a Pasqual Maragall a quien consideró el mejor, mientras que mostró más desagrado hacia sus sucesores Joan Clos y Jordi Hereu. De Xavier Trias dijo que pasó “sin pena ni gloria” y de Ada Colau afirmó que ha sido la peor de la democracia. Defendió la obra de Ildefons Cerdà y su modelo de Eixample. Le gustaban arterias como la rambla y el paseo de Gràcia y edificios como la Casa Milà (La Pedrera) por ser históricamente el más admirado y a su vez, criticado. Fue en cambio bastante crítico con la presencia de franquicias, la reforma de la plaza de les Glòries, las “superilles” del Eixample e incluso con el tranvía de la Diagonal, del cual afirmó que su implantación era como instalar un wáter en el salón de casa. Acerca del turismo, aun considerando que debería de cambiar el actual modelo, siempre fue defensor. En sus últimas entrevistas declaró que Barcelona vive actualmente una etapa basada en la distancia corta y faltada de un urbanismo estratégico y que de cara al futuro ignoraba hacia dónde irá. En síntesis, contra gustos, colores. La controversia está servida.


Barcelona pierde a un gran cronista, a un referente fundamental abierto y cercano a la gente, gran profesional pero con un trasfondo humilde y sensato por encima de todo. Su obra es cita inevitable en las referencias bibliográficas de cualquier trabajo de investigación sobre la ciudad. Que su legado perdure para siempre y siga enriqueciendo esa memoria histórica que jamás debemos perder para las generaciones presentes y futuras. Tras 19 años vacante ¿volverá a ocuparse en breve el cargo de cronista oficial de Barcelona? De ser así quedaremos a la espera de un digno sucesor.

Fotos: Amics de la Rambla, Arxiu La Vanguardia, Consuelo Bautista, Llibert Teixidó, Salvador Sansuan.