Se cumplen 45 años de la apertura de Studio 54, la primera macrodiscoteca de Barcelona que, pese a su corta vida, fue todo un símbolo de una época y un icono de la década de los años 80. El precedente tuvo lugar en la ciudad de Nueva York cuando los empresarios Steve Schrager e Ian Rubell inauguraron la discoteca Studio 54 el 26 de abril de 1977 en el antiguo teatro Ópera Gallo de 1927, en el 254 West Street, en el barrio de Midtown Manhattan. Su fama se debió a que la frecuentaban numerosas celebridades del mundo del espectáculo tanto de los EE.UU. como de otros países. Sin embargo, los problemas financieros, la evasión de impuestos y la presencia de sustancias ilegales en el local precipitaron su prematura clausura el 3 de febrero de 1980. Tras ser adquirido por el empresario Mark Fleischman reabrió sus puertas en 1981, si bien no volvió a ser lo que fue, por lo que acabó cerrando en 1986. Actualmente el edificio alberga el Roundabout Theatre, un teatro de Broadway que acoge espectáculos y producciones teatrales.
Cuando la sala Studio 54 de Nueva York cerró el empresario y promotor norteamericano Mike Hewitt tuvo la idea de abrir una discoteca en Barcelona a imitación de la neoyorkina, incluido su nombre. Para ello también pensó ubicarla en algún antiguo teatro histórico que pudiese ser transformado. Para ello contactó con Matías Colsada (Madrid 1910 - Barcelona 2000), propietario de entre otros locales del antiguo Teatro Español, en el número 64 de la avenida del Paral·lel, inaugurado el 27 de noviembre de 1909 sobre las ruinas del antiguo Circo Español Modelo de 1892 (después llamado Teatro Circo Español) y que había cerrado sus puertas a finales de marzo de 1980. Para ello se conservaría la estructura del teatro y los tres pisos de palcos alrededor del escenario. El citado empresario teatral aceptó de buen grato. La reforma y adecuación del espacio así como dotar el interior de un buen sistema de sonorización ascendió a 50 millones de pesetas, incluyendo los equipos de iluminación que imitarían las columnas de luz que bajaban desde el techo del local neoyorkino. Como responsable de relaciones públicas estuvo la actriz, empresaria y modelo Teresa Gimpera (Igualada 1936 - Barcelona 2024).
El 10 de octubre de 1980 se procedió a la inauguración oficial de la discoteca. Para ello fue invitada Grace Jones y se incluyó una pasarela y un desfile. Exteriormente la fachada principal de la avenida del Paral·lel se había transformado. Coronaba un gran frontal negro con el logotipo rosado de Studio 54 y unas luces azules de neón que imitaban unos rayos. El interior estaba estructurado a través de una gran pista de baile donde anteriormente hubo el patio de butacas o platea. El centro lo presidía una gran lámpara donde colgaban los globos, una de las atracciones más icónicas de la discoteca. Los tres pisos palcos rodeaban la pista y, concretamente, en la tercera y última planta, había una zona de palcos oscuros especialmente habilitada de este modo donde muchas parejas tuvieron sus encuentros sexuales. Coronaba una barra de bar réplica de la de Studio 54 de Nueva York así como unos puentes colgantes que permitían disfrutar de una vista aérea general de toda la discoteca. A modo de curiosidad, en los baños de caballeros del primer piso era posible orinar y a la vez observar la pista de baile a través de un cristal. El aforo del local llegaba hasta las tres mil personas. Mike Hewitt tenía allá su despacho, de grandes dimensiones e incluso con una pecera llena de pirañas.
Sus inicios fueron flojos pero a partir de 1982 cuando el DJ Raúl Orellana cogió las riendas de la cabina empezó a tener gran éxito de público y pasó a convertirse en local de fiesta de moda en Barcelona. Allá permaneció durante 12 años combinándolo con su profesión de productor discográfico. La cabina que ocupaba incluía la mesa de mezclas, tres platos Technics, una consola para las luces y una estantería para los discos de vinilo. Solía pinchar una vez la sesión ya había empezado. Se dice que podía invertir hasta 300.000 pesetas mensuales en discos para Studio 54, generalmente maxis y de importación. Las tiendas Blanco y Negro, Record Sounds y Raf fueron sus suministradores, pues le presentaban las novedades de la semana y las adquiriera si le convencían. Nunca pinchó un corte de un elepé ni un single. Las listas de las revistas Record Mirror (británica) y Billboard (norteamericana) eran sus guías de referencia.
No estaba él solo, pues mientras mezclaba los discos su hermano controlaba las luces. Sin embargo con quien más trabajó fue con Alex Turner sincronizando efectos visuales, láseres y focos con la música, creando así distintas atmósferas en la pista de baile. De este modo ambos no sólo creaban una atmósfera musical sino también sensorial. Orellana y Turner llamaban a la cabina como "la cabina del millón" porque entre los dos cobraban al mes un millón de pesetas.
Uno de los personajes más icónicos de la discoteca fue el de Vicente Córdoba, conocido popularmente como “La Vicenta”. Vestía faldas y se subía a la barra para rociar al público con una manguera de soda entre el delirio colectivo. Polifacético por haber sido camarero, animador y relaciones públicas, también llegó a trabajar en Studio 54 de Nueva York. Quienes lo conocieron destacaron que fue un hombre de estilo irreverente y sarcástico, alegre, de humor ácido y especialmente carismático para conectar con toda clase de gente.
Amenizaban el espectáculo musical las lluvias de confeti, los globos, los cañones de humo, el sonido cuadrafónico, la luz láser de color verde, el efecto megatrón y las “gogos” que bailaban dentro de unas jaulas. Studio 54 fue pionera no solo en el acid sino en la cultura de club. De hecho, fue la primera discoteca en la que se eliminaron los temas lentos. El local de Barcelona recogió el espíritu del local neoyorkino. Mike Hewitt tenía la máxima de que la gente entrara bailando desde el principio hasta el final.
A menudo había actuaciones en directo, fiestas y celebraciones de todo tipo. Entre los muchos conciertos que esta sala ofreció destacaron especialmente grupos y cantantes nacionales e internacionales como Ultravox, Depeche Mode, Spandau Ballet, Stevie Wonder, Tina Turner, Duran Duran, Boy George, BZN, The Smiths, Nina Hagen, Lene Lovich, ABC, Miguel Ríos, Loquillo y los Trogloditas, Duncan Dhu, Gabinete Caligari, Hombres G, Martirio, Ilegales, Objetivo Birmania, La Unión, Brighton 64, Willy Deville, Joe Jackson, All Jarreau, Jimmy Cliff, Soft Cell, Simple Minds, Pixies, Texas, Divine, The Psychedelic Furs, The Residents y New Order, entre otros.
En 1983 Mike Hewitt dejó la dirección de la discoteca y regresó a los EE.UU. pasando a ostentar el mando Damià García Puig (Barcelona 1956 - 2000), cargo que ejercería hasta 1992. Fue entonces cuando se inició una progresiva decadencia. En 1994 la discoteca se vendió al Grupo Chic, S.L. que cambió el nombre de Studio 54 por el de Chic Studio y poco después por Chic Gallery, pero el local ya no tuvo en absoluto aquella esencia tan auténtica de los años 80. En septiembre de 1996 fue parcialmente derribado manteniendo solo la estructura del antiguo teatro así como la fachada de la calle del Abat Safont, y se construyó la fachada moderna que actualmente ha llegado hasta nuestros días. Tras la adquisición del local por el empresario Josep Maria Callís en mayo del año 2000 pasó a ser el Scenic Barcelona, el cual tuvo poco éxito y funcionó hasta el año 2001. Una vez clausurado hubo un proyecto por parte de los propietarios del Club Riviera de Castelldefels de convertir el antiguo teatro en el prostíbulo con show girls más grande de España, algo que alertó a los vecinos de los barrios colindantes, por lo que hubo fuertes protestas hasta el punto de que, finalmente, la idea se canceló.
Tras el arrendamiento del local en 2006 por la SGAE (Sociedad General de Autores y Editores) en septiembre de 2010 reabrió nuevamente sus puertas transformado en la sala de espectáculos Artèria Paral·lel. En 2013 su gestión fue a parar a manos de la compañía The Project de los empresarios Tito Ramoneda y Joan Roselló, que lo convirtieron en la sala BARTS (Barcelona Arts on Stage). Finalmente, tras ser adquirido el local por el Ayuntamiento de Barcelona el 21 de octubre de 2022 reabrió bajo la denominación Paral·lel 62 como espacio de programación cultural.
Fotos: Archivo La Vanguardia, Blanco y Negro, Enric Fontvila.
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