Amigos y amigas:
Desde la ciudad de Barcelona, acompañado de mi querida esposa Sayra, quiero felicitaros la Navidad. Y como es costumbre en estas fechas tan entrañables, las primeras palabras serán para expresaros mis mejores deseos de paz, amor, felicidad y prosperidad.
Cerramos un año lleno de incertidumbres debido a desgraciados sucesos como la guerra de Rusia contra Ucrania y el conflicto entre Israel y Palestina, además de la amenaza constante de padecer nuevas crisis económicas, de recursos y sanitarias. A todo ello el cambio climático, la crisis democrática de Occidente y la Agenda 2030 son motivo de división y controversia. El siglo XXI ha puesto en evidencia que el modelo mundial de desarrollo de los últimos setenta años ha llegado a su fin y que urge un cambio estratégico que garantice una evolución más acorde con las necesidades del mundo actual, de lo contrario nos hundirá nuevamente a una situación mucho más grave y difícil de superar. Para ello habrá que hacer frente al egoísmo de quienes se niegan a ese cambio porque solo velan por sus propios intereses y no desean otra cosa más que mantener sus privilegios, aunque ello suponga un perjuicio para los demás y la destrucción irreversible del planeta.
Cerramos un año lleno de incertidumbres debido a desgraciados sucesos como la guerra de Rusia contra Ucrania y el conflicto entre Israel y Palestina, además de la amenaza constante de padecer nuevas crisis económicas, de recursos y sanitarias. A todo ello el cambio climático, la crisis democrática de Occidente y la Agenda 2030 son motivo de división y controversia. El siglo XXI ha puesto en evidencia que el modelo mundial de desarrollo de los últimos setenta años ha llegado a su fin y que urge un cambio estratégico que garantice una evolución más acorde con las necesidades del mundo actual, de lo contrario nos hundirá nuevamente a una situación mucho más grave y difícil de superar. Para ello habrá que hacer frente al egoísmo de quienes se niegan a ese cambio porque solo velan por sus propios intereses y no desean otra cosa más que mantener sus privilegios, aunque ello suponga un perjuicio para los demás y la destrucción irreversible del planeta.
Años atrás vaticiné que el panorama que presenta el mundo en general y las democracias occidentales en particular podría llevar a una tercera guerra mundial o bien a un auge de los partidos extremistas. Desgraciadamente no me equivoqué. Actualmente podemos ver cómo las fuerzas de extrema derecha están gobernando en más países y tienen una notable representación en muchos otros. Ello debería ser motivo de reflexión porque el fenómeno responde a una creciente disconformidad de la sociedad hacia un modelo democrático fallido en el cual una mayoría de ciudadanos se siente desprotegida e ignorada ante los problemas, las amenazas y las injusticias. La inmigración ilegal e incontrolada, la corrupción, la inseguridad y el incivismo, la precariedad, la pérdida de valores, la (in)cultura de la cancelación y la falta de autoridad de padres y maestros hacia la juventud son las principales preocupaciones que llevan a votar a estas formaciones.
Las guerras ideológicas, principalmente causadas por la religión y la política, han sido y siguen siendo una constante a lo largo de la historia, a su vez una herramienta infalible para mantener por intereses a la sociedad constantemente dividida y enfrentada generación tras generación. El gran problema radica en que no se lucha para alcanzar la verdad y lograr ese entendimiento común que nos llevaría a la paz y a la convivencia, sino que el objetivo es imponer unas ideas religiosas y/o políticas determinadas aunque estén equivocadas, es decir, lograr una gran masa social mayoritaria de apoyo a pesar de que dichas ideologías nos lleven por caminos errados o incluso hacia una involución.
A nivel personal cierro un año complejo lleno de muchos cambios, a menudo inesperados, que han obligado a redefinir mi vida y mis relaciones sociales, incluso familiares. Las verdaderas amistades han sido aquellas que han permanecido a mi lado no solo en los buenos momentos sino también cuando he sufrido adversidades. Por ello, quiero agradecer de todo corazón a todas y a cada una de las personas que me han apoyado y ayudado en la medida de lo posible en los momentos difíciles. A todas ellas, cuando sea el momento, las compensaré. Por contra, quienes sólo se acercaron a mí por conveniencia y me han dado la espalda cuando más los necesitaba, les pido que así continúen y prosigan su camino porque ya no forman parte de mi vida ni de mis planes de futuro. Mi experiencia personal me confirma nuevamente que valores fundamentales como la empatía, la solidaridad y el compromiso no tienen color político o religioso, sino que dependen de la voluntad y el corazón de cada persona.
Este año se ha conmemorado el 45 aniversario de la Constitución Española bajo la cual se rigen nuestros derechos y deberes como ciudadanos españoles. La Carta Magna debe garantizar que toda ley esté al servicio de las personas porque así es cuando la legislación es democrática, satisface las necesidades humanas, defiende y protege al individuo y se convierte en una herramienta útil encaminada al desarrollo. Ello refuerza el sentimiento de autoestima y se percibe la pertenencia a una nación fuerte donde las personas son prioritarias. Las leyes deben de ayudar a ofrecer soluciones que la sociedad sea capaz de asumir e interiorizar como un valor humano, lo cual contribuye al progreso, a superarnos en el día a día y a ser mejores ciudadanos. Ante la ignorancia de quienes juzgan la Constitución a favor o en contra sin haberse leído un solo artículo es importante que el sistema educativo haga pedagogía para permitir a las nuevas generaciones poder hacer una valoración de su contenido con conocimiento y fundamento.
La degradación de los servicios públicos es un fenómeno evidente e innegable de estos últimos años. Por un lado, debe garantizarse un sistema educativo gratuito de calidad que permita a los niños y niñas de familias marginales disponer de los medios y las oportunidades para que en el futuro sean hombres y mujeres de provecho. No es justo que la pobreza lleve a enterrar las aptitudes e impida descubrir el talento interior de cada alumno. Por otro, una sanidad pública de calidad tiene el deber de atender dignamente a aquellas personas con escasos o nulos recursos económicos y el derecho a que reciban los mejores tratamientos médicos disponibles. No se está negando la posibilidad de elegir libremente entre un servicio educativo y sanitario público o privado, sino de evitar la construcción de una estructura social clasista que sólo beneficie a los más privilegiados.
Cataluña tiene que recuperar su talante emprendedor de antaño que tanto la ayudó a ser un referente nacional e internacional en industrias, empresas, cultura, ciencia y educación. Sin embargo, la fractura social de estos últimos años debida a los conflictos políticos e identitarios ha ralentizado y, muy a menudo, impedido avanzar en esta línea. El hecho de haber pasado de ser la primera economía de España a ocupar la cuarta posición y que otras comunidades autónomas vayan recortando distancias debería ser razón de más para la autocrítica, la reflexión y la reacción. La identidad catalana, inevitablemente fruto de la transformación social, evoluciona y evolucionará hacia caminos muy alejados de las concepciones romanticistas que los nacionalismos se empeñan en mantener.
Tras un cambio de gobierno municipal, Barcelona necesita recuperar el prestigio y el pulso perdido durante estos últimos años para volver a ser referente y modelo de otras ciudades, centro de acogida y desarrollo de innovaciones, espacio para emprender, prosperar y, sobre todo, un lugar donde poder vivir y disfrutar. Para el próximo año la celebración del 37º America’s Cup debería de ser una magnífica oportunidad para poner nuevamente en marcha los engranajes de la ciudad que la mayoría queremos. Elementos clave de la economía barcelonesa como el turismo de calidad, un tejido comercial fuerte y diversificado, las empresas de investigación científico-tecnológica y biosanitaria, la celebración de ferias y congresos, la organización de eventos nacionales e internacionales y la mejora de las infraestructuras portuaria y aeroportuaria serían algunos de los parámetros más importantes a desarrollar. Todo ello, no obstante, debe ir acompañado de políticas sociales dirigidas a la construcción de equipamientos deportivos, culturales, educativos, sanitarios y comerciales, más zonas verdes, más vivienda social que alcance la media europea, espacios urbanos remodelados, más transporte público y medidas contra la pobreza y las desigualdades.
Barcelona, además, debería de ser un referente cultural en tanto la cuna de nuevas corrientes artísticas que permitan el crecimiento de artistas emergentes que dispongan de un espacio para su creatividad. La capital catalana sufre un grave problema de masificación que impide a menudo poder disfrutar de la ciudad como merecemos. Esto es debido a un desajuste entre la oferta y la demanda, a un exceso de población para tan pocos servicios, lo cual provoca crispación, incomodidades y que nos degrademos como personas. A todo ello, se vive por encima de las posibilidades reales, pues cada vez resulta más difícil acceder a una vivienda y a los productos de consumo con los salarios ofertados. Ambos problemas son retos que deberían de solventarse, pues en más de 40 años de democracia apenas se han aplicado soluciones factibles, a la vez que parece existir una cierta resignación social.
Inevitablemente la Navidad es también para muchas personas una época de tristeza cuando se recuerdan a los seres queridos que nos han dejado. En este 2023 quisiera rendir un homenaje a Ginés Cuesta, Isabel Surís, Josep Manel Paino, Josep Bosch, Miguel Esteban, Ole Thorson, Vera Cruz Kinson y Vicenç Bassachs. A sus familiares les quiero hacer saber que comprendo perfectamente su profundo dolor por haber vivido una experiencia similar y les mando un fuerte abrazo. Como creyente tengo la fe de que esto no es el final y que algún día todos nos volveremos a reencontrar. En estas fiestas os invito a que brindéis en su recuerdo.
Durante este año he continuado colaborando en la medida de lo posible en el Arxiu Històric de Roquetes-Nou Barris, una entidad cultural sin ánimo de lucro que trabaja por la recuperación y difusión de la memoria histórica y la preservación del patrimonio del distrito de Nou Barris. Ofrece mensualmente numerosas actividades y dispone de un rico fondo documental de gran interés. En este 2023 ha conmemorado el 40 aniversario de su fundación y, por todo lo que he aprendido tanto a nivel profesional como humano a lo largo de mis 24 años de socio y colaborador, quiero dar las gracias a las personas que allá colaboran por la oportunidad brindada, mandarles un fuerte abrazo y animarlas a que prosigan en el futuro con su magnífica labor. A todo ello, es importante asegurar un relevo generacional que garantice la continuidad de este magnífico proyecto.
A nivel de publicaciones ha salido a la luz mi nuevo libro titulado "Històries dels transports a Barcelona", una obra divulgativa la cual espero que sea de interés general. Para el próximo 2024 puedo prometer y prometo interesantes publicaciones que no voy a desvelar pero que serán del agrado del público. Espero y deseo ofrecer nuevas entradas en mi blog, más de las que he podido hacer durante el presente año si las circunstancias personales y profesionales me lo permiten. Os avanzo que publicaré sobre todo artículos dedicados a conmemorar el primer centenario del metro de Barcelona. Una vez más agradezco la fidelidad, el apoyo y la renovación de la confianza depositada hacia mí por parte de quienes siguen la presente bitácora a lo largo de los 365 días del año.
Para terminar mi mensaje quisiera recomendar a todo el mundo que disfrute de la Navidad, una fiesta entrañable la cual, más allá de la trascendencia religiosa, es una tradición y un patrimonio cultural intangible compartido por una heterogénea pluralidad. No es cierto como algunos aseguran que ofende a quienes comulgan otras confesiones religiosas, pues gentes de otros credos e incluso ateos y agnósticos la respetan y la comparten como un motivo de reencuentro, de concordia y de fiesta. Sólo ofende a quienes afirman dichas mentiras porque detestan la Navidad y pretenden destruirla usando perversamente la diversidad cultural y religiosa como excusa.
Finalmente, deseo cordialmente de todo corazón con mis más humildes y sinceros sentimientos que paséis una FELIZ NAVIDAD y tengáis un PRÓSPERO AÑO NUEVO 2024.
MUCHAS GRACIAS Y FELICES FIESTAS
2 comentarios:
Feliz Navidad y feliz futuro, 'a pesar de todo'.
Igualmente. A acabar de pasar unas felices fiestas.
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