Recibo con especial tristeza la noticia del traspaso de Joan Bayén Pérez, propietario del Bar Pinotxo del mercado de Sant Josep (La Boqueria). Tuve el placer y el honor de conocerlo en persona, de eso hará aproximadamente unos 20 años. Paseando por el citado mercado con Carles, un buen amigo mío y compañero de universidad, nos detuvimos inevitablemente ante el establecimiento. Era fácil de encontrar, nada más atravesar el arco modernista se hallaba a mano derecha. Siempre repleto de gente, irradiaba buenas energías. Allá estaba Joan o Juanito al pie del cañón, con esa sonrisa tan característica que era capaz de mantener constantemente. Saludaba a todo el mundo, a clientes y a transeúntes, nacionales o extranjeros. Daba igual que no los conociera de nada. Cuando Carles y yo pasamos por delante enseguida nos saludó, nos soltó un "hola". Ambos le saludamos y le estrechamos la mano.
- Molt de gust de conèixer-lo. - Le dije. Y a ello añadí dirigiéndome a Carles:
- Aquest home que veus aquí és un personatge famós de Barcelona. - A lo que Joan respondió humildemente:
- Home, precisament famós... ja m'agradaria. -
Fue la única vez que intercambié con él cuatro palabras. Me arrepiento de no haber tomado unas tapas acompañadas de un buen vino o un cerveza bien fresca. Me lo perdí. Imperdonable en un barcelonauta como yo. Mea culpa.
Pues aunque él no lo creyera fue famoso. Este hombre, trabajador nato como los de antes, nació en Barcelona en 1934. desde niño, contando con 8 años de edad, ayudaba a su madre Catalina a servir cafés con leche, bocadillos y cruasanes en la parada 465 del mercado de la Boqueria. Sus padres regentaban este negocio desde 1940 que en realidad empezó como una vaquería en la plaza de la Gardunya y luego derivó a bar. Ya de adulto, al ponerse a dirigir el quiosco (como antaño lo llamaban) recibió a partir de 1947 el nombre de Bar Pinotxo en homenaje a su perro que así se llamaba tras haber visto la mítica película de animación de Walt Disney. Al pequeño bar se unieron cinco paradas que dieron lugar al actual local con su característica barra y reorientó la oferta gastronómica. Siempre eran los primeros del mercado en levantar la persiana, a las 6:00h de la mañana. Luego por las tardes, solía ir a correr por la montaña de Montjuïc. Desde siempre fue vecino del Poble Sec.
Juanito, tras finalizar el servicio militar contrajo matrimonio con Carmen Celdrán, aunque no llegó a tener hijos. Precisamente la conoció en el mercado, pues ella y su madre regentaban una parada de fruta. Allá acabaron trabajando la hermana María y los sobrinos. A lo largo de su trayectoria, el Bar Pinotxo se especializó en ofrecer platos típicos catalanes, también nacionales, así como una gran variedad de tapas caseras de excelente calidad, tal y como llegaron a atestiguar todas las personas que por allí pasaron a degustar. Concretamente el capipota, los chipirones con judía de Santa Pau, las croquetas, el pescado fresco y los garbanzos con butifarra negra tienen mucha fama. Igualmente, siempre se dijo que él preparaba unas ensaimadas, unos chuchos y unos cafés excelentes. El carisma, el don de gentes y la extraordinaria capacidad de seducción de Joan lo convirtieron en el alma de la Boqueria y en una institución barcelonesa hasta el punto de que tanto personajes famosos de diversa procedencia como cocineros de reputación nacional e internacional efectuaron parada obligada. Entre otros se pueden citar nombres como Jacquelline Bisset, Jean Paul Gaultier, Richard Gere, Woody Allen, Flavio Briatore, Michael J. Fox, Carles Gaig, Karlos Arguiñano y Ferran Adrià, entre muchos otros.
En 1992 Joan llevó la antorcha olímpica desde la plaza del Portal de la Pau hasta la plaza de Catalunya, un privilegio restringido a personas selectas. Ello no fue casualidad, pues él mismo aseguró haber corrido en dieciocho maratones barcelonesas incluso una vez en la mítica maratón de Nueva York. En 1998 le hubiese correspondido jubilarse, pero sin embargo él se negó y decidió continuar tras la barra del bar. Su presencia apenas varió con el paso de los años. Siempre vistió uniformado con camisa blanca, chaleco y pajarita. Precisamente el primer corbatín que usó se lo regaló el popular gastrónomo Ramon Cabau, cuyo nombre ostenta en la en la entrada principal al mercado.
Tras la reforma del mercado efectuada en el año 2000, se procedió a una remodelación del bar que culminó en el 2013, consistente en concebir el espacio como una sola pieza, cortar y desplazar la zona de lavado ganando así zona de trabajo y unos metros de barra.
En 2016 recibió el Premi Ciutat de Barcelona de Gastronomia y ganó el concurso del programa "Joc de cartes" (emitido por TV3), cuyo premio de 5.000€ lo donó a la ONG Casal dels Infants del Raval. Tras las nefastas consecuencias de la pandemia de Covid-19 que lo obligó a cerrar temporalmente el negocio y consciente de su avanzada edad, finalmente decidió traspasar el bar a la empresa Restaurante Egipcio, S.L.U. A todo ello la salud tampoco le acompañaba.
Por imperativo judicial no es posible mantener el nombre de Bar Pinotxo, si bien sus herederos tienen en proyecto la apertura de un nuevo bar en Barcelona que así se llamaría en homenaje a Joan. Tras su fallecimiento se prevé presentar en breve el libro titulado "La Boqueria de Juanito" que resume su trayectoria en el quiosco, un reconocimiento ganado a pulso y avalado por el sector de la restauración, los vecinos del mercado y las administraciones. Acerca de los conflictos y litigios familiares que tanta polémica han suscitado me abstendré de pronunciarme, pues al no tratarse de una información lo suficientemente transparente, es preferible no juzgar.
Personaje efectivamente famoso, vuelvo a insistir una vez más, su labor y humanidad contribuirán a enriquecer aún más la historia local de Barcelona. La Boqueria está de luto, sin Juanito ya no volverá a ser igual, se cierra una etapa de 75 años. Desde allá donde estés, que tu alma no apague jamás la magia y el hechizo de uno de los mejores mercados del mundo... ello en parte logrado gracias a ti. Etern Joan o Juanito, a reveure i fins una altra.
Fotos: Albert Salamé (El Punt-Avui), Editorial Genco, El Nacional, Metrópoli Abierta, Tapas Magazine, Vilaweb.
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