lunes, 25 de enero de 2021

Helena Cambó i Mallol (1929-2021), una mujer con mayúsculas

 

El pasado día 22 del presente mes de enero falleció Helena Cambó i Mallol a los 91 años de edad. Probablemente la mayoría desconoce quien fue esta persona, si bien su apellido da una pista muy clara. Nos deja una mujer con mayúsculas, no solo porque fue la única hija del político Francesc Cambó i Batlle, sino también porque desaparece una gran mecenas del arte de referencia nacional e internacional.
Nacida en Zúrich (Suiza) en 1929, al estallar la Guerra Civil española se exilió con su familia a Italia, Suiza y EE.UU., países donde prosiguió con sus estudios. Aunque su padre financió el bando franquista, con el tiempo se desengañó al descubrir que el propósito de la guerra no era restituir la monarquía parlamentaria sino instaurar una dictadura. Por ese motivo, al finalizar la Guerra Civil él y su familia no regresaron a España sino que se trasladaron a vivir a Buenos Aires en 1941. Fue en la capital argentina donde Helena completó el bachillerato y los estudios superiores de Humanidades, además de conseguir las diplomaturas que acreditaban su dominio del francés y del inglés. Al fallecer su padre en 1947 ella contaba con tan solo 17 años de edad. En 1951 contrajo matrimonio con el abogado y directivo Ramon Guardans Vallès con quien tuvo 14 hijos, uno de ellos el político Ignasi Guardans. A su regreso a Barcelona pasó a vivir en el número 30 de la Via Laietana, donde residió toda su vida, precisamente en el edificio que su padre hizo construir. Desde entonces se dedicó intensamente a continuar las actividades culturales y de mecenazgo de su antecesor. Su carácter, su valentía y sobre todo su inteligencia fueron las cualidades con las que se hizo respetar en tiempos difíciles como el franquismo donde las mujeres tenían grandes problemas para destacar.


Continuó la labor de la Fundació Bernat Metge (fundada por Francesc Cambó en 1922) dedicada a la traducción al catalán y a la edición bilingüe de los clásicos grecolatinos. A ello siguió de muy cerca la tarea editorial de la Col·lecció dels Clàssics Grecs i Llatins, una de las colecciones literarias más prestigiosas del mundo. En 1996 ingresó como académica protectora de la sección de escultura de la Reial Acadèmia Catalana de Belles Arts Sant Jordi, una elección que ella consideró una muestra de gratitud hacia su padre. En 1997 donó una importante colección de obras pictóricas al Museu Nacional d'Art de Catalunya. Igualmente donó varias obras al Museo del Prado de Madrid. Esta colección, empezada por su padre, destaca por su heterogeneidad y por ser una muestra representativa de todas las escuelas europeas de pintura. En 1999 fundó junto a su marido el Institut Cambó que ella misma presidió para dar continuidad a la obra de mecenazgo. Dicha institución sirvió para propiciar estudios relativos a Cataluña, proseguir con la obra de la Fundació Bíblica Catalana, revitalizar la Fundació Hebraico-Catalana y continuar las ediciones de la Editorial Alpha. En 2012 fue miembro de honor del patronato del Museo del Prado y patrona del Museu Nacional d'Art de Catalunya. A todo ello apoyó también otros proyectos artísticos y culturales como miembro de la Junta Constructora del Temple de la Sagrada Família y del patronato de la Fundació Pro-Vida de Cataluña.
Entre sus distinciones que han reconocido su excelente trayectoria profesional recibió en 1954 el Lazo de Dama de la Orden de Isabel la Católica; en 1984 el premio Jaume I d'Actuació Cívica Catalana y La Llave de Barcelona otorgada por el Club de Amigos de la Llave de Barcelona; en 2010 fue condecorada con la Creu de Sant Jordi y en 2014 con la Cruz de la Orden del Fénix de la República Griega. En 2017 S.M. el Rey Felipe VI le otorgó el título de Marquesa de Cambó.


Hablar de Helena Cambó me lleva, inevitablemente, a hacer una breve referencia a la figura de su padre, Francesc Cambó. Aunque no soy nacionalista ni independentista, siempre he manifestado una especial debilidad y admiración por este gran político de convicciones catalanistas, junto con Josep Tarradellas. Estadista como los de antes, de él merece destacar su inteligencia, su carisma, su carácter, su diplomacia y su sólida cultura. Muy precoz, a los 18 años de edad ya hizo sus primeros discursos políticos. De convicciones muy religiosas y tradicionalistas, fue un gran conservador, a menudo rozando la frontera del autoritarismo. De ahí su especial enemistad con los partidos Estat Català y Esquerra Republicana de Catalunya, y sus críticas hacia personajes como Francesc Macià (de quien destacó su mal genio) y Lluís Companys (del cual llegó a considerar justa su ejecución). A diferencia del nacionalismo presente que ha derivado hacia el independentismo, Cambó apostó por un nuevo modelo de entendimiento entre Cataluña y el resto de España. Partiendo de la idea de que el sistema político español estaba obsoleto y que en los municipios abundaba el caciquismo y la corrupción, planteó la modernización de la política y la reestructuración del Estado reconociendo su plurinacionalidad y la posibilidad de descentralizar el Gobierno mediante el autogobierno de las nacionalidades históricas. Jamás se proclamó independentista, un movimiento que siempre criticó. Todo lo contrario, al desempeñar cargos tanto en Cataluña como en Madrid (en calidad de diputado y de ministro de Fomento y de Hacienda) combinó una curiosa mezcla de catalanismo y españolismo a pesar de la (aparente clara) incompatibilidad y rivalidad entre ambos sentimientos. A ello decir que mantuvo estrecha amistad con líderes políticos conservadores del calibre de Antonio Maura, pues precisamente los partidos españolistas de derechas veían con buenos ojos los planteamientos políticos de Cambó. A diferencia, los sectores anticatalanistas procedían de la izquierda porque el concepto de catalanismo se asociaba a la burguesía catalana.


Su hija Helena heredó de su padre la perseverancia, una extraordinaria sensibilidad por la cultura y el arte, así como sus convicciones religiosas y conservadoras. Aún así, jamás manifestó simpatías hacia algún partido político concreto, quedando al margen de cualquier campaña. Una de sus grandes cualidades fue evolucionar y adaptarse a los nuevos tiempos manteniendo a la vez sus ideas, sus principios, sus valores, sus creencias y, en definitiva, su personalidad. Es un deseo encomiable que la memoria histórica no se olvide de quién fue esa mujer con mayúsculas.

Fotos: Arxiu Institut Cambó, Josep Garcia, Ricardo Gutiérrez.

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