Tras unos días de vacaciones y de inactividad veraniega, la escandalosa derrota del Futbol Club Barcelona contra el Bayer de Munich en cuartos de final de la Champions por 2 goles a 8 motiva a hacer algunas reflexiones personales acerca de la delicada situación deportiva que vive el club en estos momentos. Los medios de comunicación se empeñan en hablar de una humillación por parte del club alemán, pero en realidad fue el mismo Barça quien se humilló a sí mismo, es decir, se autohumilló. Los llamados Gigantes de Baviera con sus 8 goles sólo marcaron el camino que llevó a evidenciar de una vez por todas el producto de un mal trabajo. El resultado no es más que el reflejo final de una gestión deficiente arrastrada durante estos últimos años. A lo largo de sus 121 años de historia, el club azulgrana ha vivido altibajos, algo inevitable porque todo es una cuestión de ciclos y la fuerte competitividad imposibilita ser anualmente campeón de todo. No se puede exigir que cada temporada se ganen todos los títulos a competir, pues incluso los equipos más galardonados también han pasado temporadas en blanco. Y es que, finalmente, sólo puede quedar uno. Aun con todo, el siglo XXI le ha sido favorable al Barça en cuanto a copas, ligas y champions ganadas, y las cifras no mienten. Desde la llegada de Johan Kruyff al banquillo se abrió una nueva etapa en la cual se han cosechado numerosas victorias y donde, afortunadamente, las crisis han sido menos duraderas. Pero la afición culé, al igual que la de los grandes clubs del mundo, es impaciente y no perdona los altibajos por breves que sean. Cada gol que el Bayern de Munich le marcó al Barça equivale a un cambio que el club barcelonista debería ejecutar si quiere superar esta crisis y volver a estar arriba de todo, al lado de los mejores.
En primer lugar, es urgente la convocatoria de elecciones anticipadas. Por mucho que la actual directiva se proponga cambios para ganarse nuevamente la confianza de la afición, su proyecto ha llegado a una fase de agotamiento. No resulta positivo que un presidente permanezca demasiado tiempo presidiendo, tal y como sucedió con Josep Lluís Núñez. Si el Barça es una institución democrática, sería recomendable que la presidencia quedara limitada a un máximo de dos mandatos y luego se optara por nuevos candidatos, tanto de filosofía continuista como renovadora. Igualmente, se recomienda que el Barça se mantenga como un club de fútbol plural, de todos, y se eviten pronunciamientos partidistas políticos que dividan y enfrenten a la afición, pues entre la masa de socios encontramos personas de todas las ideologías.
En segundo lugar, es fundamental liquidar las deudas que arrastra el club. En estos tiempos de crisis agravados por la pandemia del Covid-19 es importante que la institución elabore un plan de choque e intente generar beneficios. Sin un buen presupuesto no será posible mantener a los jugadores base del equipo ni fichar por nuevas estrellas que ayuden a reforzar la calidad de la plantilla. Desarrollar políticas atractivas permite aumentar el número de socios y estimula la inversión en secciones como la Fundació Futbol Club Barcelona para nuevos proyectos.
En tercer lugar, debe continuar el proyecto de renovación de instalaciones. Tras la aprobación de la remodelación del Camp Nou y de sus alrededores, la construcción del nuevo Palau Blaugrana y la inclusión de otros servicios, así como la reforma urbanística del entorno es clave para mantenerse al día y continuar siendo objeto de atracción no solo para turismo y aficionados, sino también para la ciudadanía en general que pueda disfrutar del ocio y el deporte en un espacio integrado al barrio que, a su vez, constituya un equipamiento de ciudad. Obsérvese los resultados positivos que ha tenido la modernización de los estadios de fútbol estos últimos años en España.
En cuarto lugar, es primordial disponer de un nuevo entrenador. Dentro del ámbito propiamente deportivo se requiere de un personal técnico a la altura de un equipo que aspira a ganarlo todo. Sólo los mejores pueden optar a entrenar al Barça, implantar su filosofía de trabajo y hacerse respetar ante las grandes estrellas futbolísticas. En estos últimos años, salvo Frank Rijkaard, Pep Guardiola y Luis Enrique Martínez, el resto de entrenadores no han dado los resultados esperados a pesar de haber logrado algunos títulos. Últimamente se rumorea acerca del posible fichaje de Mauricio Pochettino, si bien un servidor preferiría la opción de Ronald Koeman.
En quinto lugar, urge una renovación del vestuario dando de baja a quienes ya no resulten piezas fundamentales efectivas en el campo y fichando nuevas promesas. Los grandes cracks del equipo acusan cansancio y, por su edad, a pesar de haber mantenido óptimos niveles de calidad, ya no tienen el rendimiento de años anteriores. La media de edad de la plantilla debería rebajarse nuevamente conservando, a la vez, las mismas cotas de aptitud. La política de fichajes de estos últimos años ha resultado bastante mediocre, por lo que se han dejado escapar a jugadores de gran interés que hubiesen podido aportar decisivamente en el equipo.
En sexto lugar, por la rentabilidad y rendibilidad del equipo es mejor la formación de una base conjuntada. La era de Pep Guardiola representó más que nunca dicha conjunción, donde cada jugador era importante por igual y desarrollaba sobre el césped un papel fundamental y clave para alcanzar las victorias. Por contra, cuando el equipo se apoya en las estrellas que marcan la diferencia en el campo se crea una dependencia hasta el punto que, en el momento que ellos fallan, el resto no son capaces de coordinarse y luchar a la misma altura. En estos últimos años la dependencia hacia Leo Messi se ha hecho evidente, siendo los peores partidos jugados cuando él se hallaba ausente.
En séptimo lugar, hay que potenciar nuevamente la cantera como fábrica de talentos. Fichar nuevos jugadores tanto nacionales como extranjeros no resulta suficiente, así que a través de la cantera es fundamental e ineludible el descubrimiento y formación de nuevas promesas que constituyan una generación joven potencialmente capaz de reemplazar a los más veteranos y mantener así el equipo en lo más alto de la cúspide deportiva.
Y en octavo lugar, debe evitarse el encasillamiento en una única filosofía de juego y ser más flexible por la introducción de nuevos estilos. En estos últimos años se apostó por conservar un mismo estilo de juego llamado "de la casa" que con Pep Guardiola hasta Luis Enrique Martínez (incluido el malogrado Tito Vilanova) dio magníficos resultados tanto a nivel de juego como en número de títulos. Sin embargo, la conservación de esta filosofía ha sido excesiva y ello ha impedido la introducción de nuevas técnicas deportivas eficientes que podrían haber dado buenos frutos. Esta actitud inflexible provocó, por ejemplo, el descarte del fichaje para el Barça de un excelente entrenador de fútbol como Jürgen Klopp, que tan óptimos logros ha dado en el Liverpool. No debe temerse por la incorporación de un entrenador con una filosofía de trabajo distinta a la vigente si a cambio se alcanzan los resultados esperados.
Ocho goles, que son ocho consejos para renovar un club que ha tocado fondo y ahora le urge levantar cabeza para volver a lo más alto en los próximos años.
5 comentarios:
Que se centre en el futbol y ganar titulos.
Y menos silvidos a ciertos himnos y dejar la politica a un lado.
Aunque si viene el que yo me se la cosa se va a poner mas calentita.
Con Anónimo, pero lo mio con firma.
Salut
Gracias por vuestros comentarios. De acuerdo con lo que opináis. Veo que han fichado a Ronald Koeman como nuevo entrenador. A ver si trae nuevos aires y nuevamente títulos. Un abrazo.
RICARRD: Mal veo las cosas cuando hay luchas interiores por ocupar la presidencia con fines que no son los exclusivamente deportivos. Llevarán al club por derroteros que no son los que agradan. No sólo de Barcelona y sus ciudadanos vive el club. En el resto peninsular haban muchos simpatizantes.
Temo que esto ya sea pretérito.
Salut
Tot Barcelona tienes toda la razón. Desgraciadamente los intereses deportivos han quedado en un segundo plano. Esperemos que no venga una larga etapa de sequía para el Barça, que a lo sumo dure una o dos temporadas y luego volvamos a estar nuevamente arriba. Seguiremos de cerca a ver qué pasa. Un abrazo.
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