sábado, 11 de mayo de 2019

40 años de ayuntamiento democrático en Barcelona (II). Los alcaldes de la ciudad: Narcís Serra (1979-1982)


Tras una visión general y personal sobre lo que han significado cuatro décadas de democracia municipal, merece la pena hacer un breve repaso de la obra de gobierno de los alcaldes que han regido Barcelona desde 1979 hasta la actualidad. El primer alcalde elegido democráticamente fue Narcís Serra i Serra, en las elecciones municipales celebradas el 10 de abril de 1979. En líneas generales, su mandato se orientó en una renovación urbanística moderada y amable cercana a la ciudadanía y alejada de la fuerte especulación inmobiliaria sufrida en años anteriores. Consciente de que los tiempos habían cambiado, Serra supo que bajo un sistema democrático la sociedad barcelonesa demandaría importantes cambios demandados desde hacía mucho tiempo. El hecho de que las entidades vecinales tenían cada vez más fuerza obligaba a descartar proyectos construidos a la espalda ciudadana y escuchar la voz de la calle, atendiendo sus peticiones porque de ello dependía principalmente la popularidad de la figura de un alcalde democrático. Sin embargo, paralelamente a la necesidad de atender las viejas reivindicaciones sociales, Serra supo que hacer realidad una transformación de la ciudad se necesitaba una fuerte inyección de capital económico que permitiese a Barcelona catapultarse como una urbe a la altura de las ciudades medias europeas. Por un lado, abogó por la redacción de la nueva Carta Municipal adecuada a una nueva ordenación jurídica. Y por otro, creyó imprescindible la celebración de un evento importante que sirviera de incentivo para esta renovación consciente de la necesidad de dar a la ciudad una mayor y mejor proyección nacional e internacional. Así, fue el primero en proponer, de común acuerdo con Joan Antoni Samaranch, la candidatura de Barcelona como sede de los XXV Juegos Olímpicos a celebrar en el año 1992.


Las actuaciones consideradas de urgencia se centraron en las áreas de servicios sociales y personales compatibles con unas cuentas municipales austeras, como el establecimiento de una política sanitaria de proximidad y la creación de zonas verdes e instalaciones deportivas, entre otras cosas. Para materializarlo durante los próximos años, primero se tuvo que reformar y mejorar la administración pública, con la elaboración de un plan de austeridad y el saneamiento de las finanzas municipales. Ello supuso obrar con unos bajos costes destinados a paliar en parte el abandono de determinadas áreas de la ciudad. Otro objetivo de Serra fue establecer una conexión económica entre Barcelona y los municipios que formaban parte de su área metropolitana.
Tres años de mandato municipal fueron muy pocos para poder demostrar realmente una buena capacidad de gestión. Eran tiempos difíciles más bien encaminados a reparar daños y a colocar las cosas en su sitio que no precisamente realizar grandes actuaciones, si bien se lograron hacer algunas cosas. Su alcaldía se convirtió en un puente entre el aperturismo de la Transición y el despegue dado por su sucesor, Pasqual Maragall. Como economista de formación, se dedicó más bien a liderar la falta de capacidad financiera municipal que a la inauguración de nuevos espacios, como consecuencia de las circunstancias que obligaron primero a una atención del problema económico para luego resolver el social. Sin embargo, plantó las bases del futuro desarrollo de Barcelona que tendría su máximo apogeo con la celebración de los Juegos Olímpicos de 1992.


En su efímero mandato se hicieron algunas actuaciones destacadas en materia de apertura de plazas y zonas verdes allá donde tenían que ir densos bloques de pisos, algunas mejoras en la red de transporte y la instalación de nuevos equipamientos culturales de gestión municipal en barrios populares. Además de las obras indicadas a continuación, se pusieron en marcha otros equipamientos culturales como los nuevos teatros Regina y Llantiol y espacios lúdicos como el Gran Cafè, la primera champañería de España y el Up & Down, pero al tratarse de iniciativas privadas paralelas no se incluyeron como actuaciones municipales inauguradas por el alcalde.
Durante el año 1979 las principales actuaciones fueron la inauguración de la nueva plaza de la Fundició, en el barrio del Clot; la celebración de la primera cursa atlética de las fiestas de la Mercè; la nueva depuradora del río Besòs; la entrada en servicio de la nueva estación central ferroviaria de Sants; el cambio de nombre de 59 calles que tenían toponimia franquista; la apertura del centro social Erasme de Janer; y el nacimiento en el barrio del Poble Sec de la primera escuela municipal de iniciación deportiva.
En 1980 se celebró el primer carnaval autorizado en Barcelona después de 40 años, se restauraron los Jocs Florals, se instalaron las primeras plantas de energía solar en el barrio de Vallbona y en las piscinas Picornell, y se inauguró el nuevo Museu de la Ciència.


En 1981 se hizo difusión del Full Municipal, se recuperó para el baño público la playa de la Mar Bella del Poblenou; se inauguró la escuela Alexandre Galí en el barrio de la Barceloneta, la nueva plaza de Gaudí en el Eixample, el nuevo polideportivo en el barrio de Can Caralleu; y se instalaron los primeros contenedores para el reciclaje del vidrio.
Y en 1982 se procedió a la ampliación del museo Picasso, la apertura del parque de Les Heures en la Vall d’Hebron, se prolongó la L4 de metro en los tramos "Guinardó-Roquetes" y "Selva de Mar-La Pau"; se abrieron los nuevos jardines de Emili Vendrell, se inauguró el primer centro cívico del Guinardó, se inició la campaña de rehabilitación de fachadas de edificios, se inauguraron los nuevos jardines de Sant Salvador y la nueva plaza de la Trilla en el barrio de Gràcia, se inauguró la plaza de Navas en el barrio del Poble Sec y la plaza de Mossèn Clapés en el barrio de Sant Andreu; y se inauguraron nuevos centros cívicos en los barrios de Hostafrancs, la Sagrera y Sant Andreu.
Narcís Serra, tras ser designado como ministro de Defensa por el entonces presidente del gobierno Felipe González, dejó la alcaldía, dimitiendo el 1 de diciembre de 1982 y dando paso a su sucesor, Pasqual Maragall, del cual hablaré en el próximo artículo.


Fotos: AMDE (Fons Ajuntament de Barcelona), González (El Mundo Deportivo), Joan Comalat (INSPAI), Pérez de Rozas (AFB), Sant Joan de Déu Serveis Socials Barcelona (Creu de Molers).

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