domingo, 15 de septiembre de 2019

Barcelona se alza contra la inseguridad y el incivismo


Lo confieso. El pasado sábado día 14 asistí a la manifestación celebrada en Barcelona contra la inseguridad y el incivismo. Yo también me siento agotado por la situación actual y he querido expresar abiertamente mi disconformidad con la gestión llevada a cabo por el Ayuntamiento en los últimos años. Por este motivo he apoyado tanto a quienes han organizado esta marea social como a las asociaciones y personas anónimas que la han respaldado. Estamos hartos de carteristas, de robos, de violencia callejera, de violaciones, de intimidaciones, de asesinatos, de traficantes, de vándalos y de incívicos. Nos indigna la pasividad de una administración municipal que, además de no haber hecho nada al respecto, ni siquiera ha tenido la humildad de ser crítica y autocrítica, sino que ha preferido achacar la culpa a otras instituciones como la Generalitat y el Gobierno español, relativizando la gravedad del escenario alegando que en realidad se trata de una campaña contra la alcaldesa.
En un anterior artículo del presente blog enumeré a modo de propuesta personal una serie de recomendaciones que deberían llevarse a cabo para paliar este problema:
1. Aumentar el número de efectivos de la guardia urbana, la policía y los vigilantes de seguridad en espacios públicos y sistemas de transporte público.
2. Desarrollar nuevas tecnologías en la localización y prevención de actos delictivos, como el sistema CompStat (aplicado para ubicar agentes, localizar delitos y valorar su impacto) y el HotSpotter (para detectar disparos de armas de fuego).
3. Mejorar la relación social entre los cuerpos de seguridad y la población, de modo que la presencia de los agentes no sea hostilmente percibida.


4. Entablar un diálogo entre cuerpos de seguridad y entidades vecinales, escuchando los problemas aportados por los vecinos y sus sugerencias de actuación, desarrollando así planes conjuntos de barrio.
5. Invertir mayores recursos presupuestarios para desarrollar un programa general contra la inseguridad ciudadana.
6. Controlar los traficantes de droga y de productos ilegales, así como los lugares estratégicos de tráfico (zonas portuarias y aeroportuarias) y la venta ambulante.
7. Modificar las leyes para garantizar la tolerancia 0 y firmeza 10 contra delincuentes, terroristas, traficantes, violadores, criminales e incívicos.
8. Aprobación de una nueva normativa cívica que permita a Barcelona ser una ciudad abierta, acogedora e integradora, pero a la vez fuerte y severa contra la inseguridad y el incivismo, es decir, que garantice tanto a la población de derecho (residentes) como a la de hecho (visitantes y turistas) unos derechos fundamentales pero a la vez unas obligaciones ineludibles.
9. Destinar recursos a la integración, inclusión, reinserción y formación educativa, cultural, deportiva y profesional de personas delincuentes o con riesgo a delinquir, con el objetivo de cultivar habilidades de pensamiento crítico y construir una conciencia de lo que es nocivo para la sociedad.
10. Combatir los desequilibrios territoriales entre barrios mediante el desarrollo de planes de barrio y de planes comunitarios entre administraciones y entidades vecinales para integrar los sectores más marginales como un espacio más de la ciudad.


Sin embargo, la falta de un consenso mayoritario o unánime de todas las fuerzas municipales impide acatar un programa eficiente de actuación. Es importante hallar puntos de convergencia que satisfagan a todos, optar por la fórmula que mejor funcione, mejorándola y corrigiéndola según se vaya aplicando y a partir de los resultados obtenidos, incluso compartir experiencias similares con otras ciudades. La alcaldía vigente, de izquierdas, ha caído una vez más en el error de que aplicar mano dura o la llamada "tolerancia 0 firmeza 10" es una práctica más propia de la derecha o la extrema derecha, lo que a menudo la ha llevado a un buenismo excesivo e irracional en contraposición a acciones que se venden como radicales o incluso reaccionarias cuando en realidad no lo son. Ésta visión ya supone un freno a una política de seguridad eficaz que garantice la paz, el orden y la convivencia.
La manifestación no ha sido apoyada por todo el mundo pero sí por una gran mayoría de barceloneses, incluidas las asociaciones vecinales de comerciantes. Por contra, entidades vecinales afines a partidos políticos como Barcelona en Comú y la CUP, la FAVB, colectivos antisistema o anticapitalistas y simpatizantes de la extrema izquierda la han rechazado. Las principales razones que aducen son la manipulación de la información y el racismo. La primera argumentación se basa en la existencia de una conspiración cuyo fin es desacreditar a la alcaldesa y su modelo de gestión municipal. Además, intentan reforzar su tesis comparando los índices de inseguridad registrados en ciudades como Madrid, Londres y París para demostrar que lo de Barcelona es meramente puntual y mucho menos grave de lo que se dice.


No obstante, la teoría se desploma inmediatamente cuando por un lado se niega la existencia de una crisis de seguridad y por otro se demanda urgentemente un mayor número de efectivos policiales y de agentes de seguridad privada para hacer frente a la delincuencia. Si realmente esos niveles de inseguridad no existen o son una burda campaña de desprestigio de la derecha y la extrema derecha, lógicamente no sería necesario demandar más Mossos d'Esquadra, ni vigilantes jurados, ni culpar a la Generalitat y al Gobierno español de haber abandonado Barcelona a su suerte. El aumento de la inseguridad y el incivismo o es real o es falso, pero no ambas cosas a la vez. La comparativa con Madrid, Londres y París resulta absurda si tenemos en cuenta que se trata de unas urbes con el triple de población y superficie urbanizada, y que Barcelona ha acortado distancias con un incremento de un 30% en menos de un año.
La segunda razón, el racismo, aunque puede ser verdad, es a la vez demagógica. No es una cuestión de color de piel o de nacionalidad, sino de la gravedad del delito cometido. Tampoco radica en asociar el hecho de ser extranjero o inmigrante con ser delincuente cayendo así en los clásicos rumores y prejuicios. Ciertamente siempre habrá quien utilizará el incremento de la inseguridad como excusa perfecta para atacar y criminalizar a los que son de otra raza, otro país, otra religión u otra cultura. Fuera de estas minorías intolerantes, quienes denunciamos lo que está sucediendo en Barcelona sabemos que la delincuencia no tiene fronteras y al margen de particularismos debe combatirse.


Respondiendo a los nos tachan de racistas o "fachas" por querer acabar con los carteristas del metro o con los atracadores de las calles, e incluso los defienden asegurando que "roban por necesidad", apuntamos que el dinero en efectivo que contienen las carteras robadas es un valor de cambio ganado a pulso por personas honradas y honestas, por ciudadanos anónimos que no trabajan precisamente por deporte o por afición, sino que de lunes a viernes (y a veces fines de semana y festivos) madrugan, hacen jornada completa de 8 horas (a veces más) para ganarse el pan de cada día y poder hacer frente al pago de la hipoteca o al alquiler del piso, abonar los suministros, mantener a los hijos y, sobretodo, alimentarse. Es por ese motivo que duele tanto perder el capital ganado con el sudor de tu frente, un esfuerzo diario de años que de un plumazo n esas "víctimas del sistema" (como los llaman sus defensores) te lo sustraigan de las manos.
La manifestación ha tenido un gran éxito de público. Desde Correos hasta la plaza de Sant Jaume por la Via Laietana y la calle de Jaume I más de un millar de personas han transcurrido de manera cívica y festiva, con las ideas muy claras, en un acto popular cuyos principales protagonistas han sido los vecinos de los distintos barrios de Barcelona. Ante el Ayuntamiento y la Generalitat se ha leído un manifiesto que supone un toque de atención a la clase política que dirige nuestras instituciones. El ágora barcelonesa fue el punto de congregación de todos los grupos de manifestantes. Corrieron rumores de que simpatizantes de Colau y contrarios a la manifestación intentarían boicotearla, lo cual de haberse producido hubiese sido un atentado a la libertad de expresión, a la democracia y una forma de coacción contra los disidentes ideológicos.


Afortunadamente no pasó nada y todo transcurrió pacíficamente tal y como estaba previsto. Probablemente (y por suerte) la noticia era un fake. La experiencia transmitió buenas vibraciones y un aliento de esperanza por una Barcelona mejor. Afortunadamente aún somos mayoría quienes queremos una ciudad cosmopolita, abierta e integradora, amable con sus visitantes, habitable, cívica y segura, emprendedora, capital del Mediterráneo, capaz de compatibilizar crecimiento económico con calidad de vida y que apueste por un equilibrio entre políticas sociales y proyección internacional.
Esta manifestación, en términos generales, ha puesto de relieve la división social que existe actualmente en la ciudad entre quienes apuestan por dos modelos de desarrollo totalmente contrapuestos. Pero esa ya es otra historia que merecerá dedicarle una entrada.

Fotos: Ricard Fernández Valentí

4 comentarios:

Luís Carmelo dijo...

Artículo correcto pero con dos puntualizaciones, y habiendo apoyado en principio yo esta manifestacion.

Una, el hecho de achacar la culpa, como comenta, el Ayuntamiento al resto de instituciones, también ha sido transmitida por el propio manifiesto de la convocante.

Y dos, el presunto fake que comenta usted sobre la contramanifestacion o boicoteo, existió pero pasó desapercibido, ya que se lo pensaron dada la ingente cantidad de manifestantes que llegaron a Plaza Sant Jaume, de hecho estaban a las puertas de la Generalitat.

Anónimo dijo...

Buen día.
Lo primero decir que escribo desde otro ordenador y por eso no sale Miquel (Tot Barcelona).
Le tengo a ud. en el lateral derecho de la portada de Tot, y es porque su página es para mi muy interesante. Y a lo que voy.
Mire, falta un punto muy importante a mi entender. ¿Cómo se permite que se pueda robar hasta 400 euros diarios sin ir a prisión?. Si ud hace números verá que eso significa 12.000 euros mes, siendo el SALARIO MÍNIMO INTERPROFESIONAL de 900 mes.
O sea, el punto es, si se sustraen más de 900 euros al mes, (30 euros diarios), se aplica la prisión sin más.
Lo que aquí hay es un reglamento laxo y una permisividad sin parangón.
No hay más.

Un abrazo
Miquel (Tot Barcelona)

Ricard dijo...

Hola Luís:

Agradezco que te haya gustado mi artículo y que hayas aportado estas dos puntualizaciones que tendré en cuenta para poder efectuar una pequeña corrección del escrito.
Un cordial saludo.

Ricard

Ricard dijo...

Hola Miquel:

Gracias por tu comentario. Ciertamente estoy de acuerdo contigo. Efectivamente las leyes son demasiado permisivas en estos aspectos y eso es algo que debería modificarse. En otros países no van con tonterías y no tienen reparos en intentar arreglar estos problemas. Agradezco tu interesante aportación.
Un cordial saludo.

Ricard