
Primero. Hace unas semanas, un amigo se quejaba de que en todos los canales de televisión siempre se ofrece la misma imagen de España. Se refería a que cuando emiten programas como “Gran Hermano” te enseñan concursantes de estética “chusca” tipo “El Yoyas”, de trasfondo fachenda, chulillos, quijotescos y envalentonados ante sus hermosas “jacas” y endiosados a la hora de mostrar experiencias de la vida. En resumen, el perfil del típico españolito ignorante pero que lo sabe todo y puede con todo. También se quejaba de los programas culturales ofrecidos por la televisión, donde para variar emitían sevillanas, flamenco y corridas de toros, o el inefable “Cine de barrio” para recodar aquellos viejos tiempos.
Segundo. El F.C.Barcelona ha logrado hacer la mejor temporada de su historia al conseguir el triplete. Sin embargo, para la nueva temporada, el Real Madrid C.F. ha logrado hacer por gloria y gracia de Florentino Pérez unos fichajes archimillonarios en plena crisis económica gracias a un dinero que no se sabe de dónde ha brotado pero que de repente ha pasado a existir. Paralelamente, de repente y por sorpresa, el Comité Futbolístico Italiano ha reabierto el caso de dopaje de Pep Guardiola alegando que sus argumentos de defensa no eran admisibles, y se acuerdan de decirlo precisamente ahora que el Barça está en su mayor apogeo. Existen voces que hablan de una conspiración secreta del Real Madrid para desestabilizar al club blaugrana para ponerlo nervioso y así no gane títulos en beneficio del club blanco. Y con respeto al dinero para fichar estrellas del fútbol, se habla de un favoritismo hacia el Real Madrid porque “por decreto” el F.C.Barcelona nunca debe alcanzarlo. Ya se especuló años atrás de que al club merengue le sentaban muy bien los gobiernos nacionalistas españoles (en alusión al franquismo y al PP) porque es cuando más títulos de Liga y Champions gana como rosquillas.
Y tercero. Tras años de arduas discusiones, finalmente el presidente de Aragón ha decidido que las llamadas lenguas catalana y aragonesa no serán oficiales en dicha comunidad autónoma sino que se reconocerán como singularidades regionales, con lo cual se podrán hablar, rotular, usar en las administraciones y enseñar voluntariamente en las escuelas. Es decir, una “bajada de pantalones” para no perder votos de nadie y de paso con un pequeño premio de consolación, y todos contentos.

No hay duda. la respuesta está en que la “España del cambio” en realidad no existe y nunca ha existido. Seguimos con los mismos “tics” heredados del franquismo, es decir, uniformidad cultural (siempre toros, sevillanas, rumbas y flamenco, recordar nuestro glorioso y rancio cine nacional en “Cine de barrio” y el Real Madrid como el mejor club del mundo al que jamás se permitirá que otro equipo lo alcance), lingüística (miedo a reconocer y a enorgullecerse de la variedad lingüística como una riqueza), social (el español quijotesco como la mejor raza del mundo, incluso el más ignorante) y regional (donde España es centralista y los catalanes son separatistas, quieren todo el dinero del Estado para ellos solitos y prohíbe el castellano). ¿Por qué los políticos y los medios de comunicación se empeñan en mantener esa España vieja y rancia y venderla como la España real? ¿A qué se debe esa falta de renovación ideológica y cultural, que en realidad ha sido solo aparente mediante la colocación de nuevos ídolos para jóvenes como los Estopa y El canto del loco? (grupos musicales que en realidad demuestran que no ha habido ningún cambio sino una “modernización y rejuvenecimiento” de ese viejo y tópico folklore de siempre).

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