Terminada la Guerra Civil, España fue sometida al régimen dictatorial del general Franco, hecho que comportó cambios en el panorama político, social y económico. Toda organización política, sindical o cultural de tipo democrático fue abolida y perseguida. El estallido de la Segunda Guerra Mundial terminó de erigir una etapa de aislamiento absoluto. La economía tuvo un carácter autárquico e intervencionista, sin ayudas internacionales imprescindibles, con fuertes restricciones y escasez en los racionamientos. Fueron los años del mercado negro y el estraperlo. La peseta se devaluó, los salarios eran muy pobres, los precios de los productos se incrementaron y el nivel de vida descendió. Barcelona y su entorno metropolitano fueron experimentando un aumento de población, puesto que la capital catalana volvió a ser polo de inmigración de gente procedente del resto de España y el mundo rural fue perdiendo habitantes atraídos por las posibilidades de trabajo que ofrecía la ciudad. La industria se trasladó del centro a los municipios del ámbito metropolitano los cuales empezaron a recibir población recién llegada.
Por lo que se refiere a la red de transportes a partir del 26 de mayo de 1939 (fecha de entrada de las tropas nacionales en Barcelona) las principales empresas intentaron restablecer la situación empresarial anterior a la Guerra Civil, si bien las extremas circunstancias de precariedad lo impidieron. Un importante porcentaje del material móvil se encontraba en un estado muy deficiente debido a la falta de repuestos. Los antiguos propietarios regresaron a sus puestos de trabajo y, además, se incorporó nuevo personal fiel al régimen franquista. La reorganización empresarial de acuerdo con el organigrama y las normas anteriores a la Guerra Civil no resultó nada fácil para la nueva dirección porque se echaban de menos técnicos cualificados, ya que las trabajadoras que habían ocupado diferentes cargos no pudieron continuar al ser relegadas nuevamente a la situación anterior a la Segunda República, siendo además despedido el personal contratado durante la Guerra Civil. La primera medida del nuevo régimen fue la prohibición de los sindicatos con la única excepción de la Organización Sindical Española (OSE, más conocida como CNS). Después se pondría en marcha un proceso de depuración de personal, es decir, un proceso de limpieza ideológica mediante el cual se privaba de sus puestos de trabajo a todo aquel personal que, por su ideología política, era contrario a las ideas del franquismo y, por tanto, podían influir negativamente en el desarrollo del nuevo Estado que pretendía instaurar el régimen franquista. La depuración de personal en las empresas de metro fue un largo proceso que duró hasta el 1 de septiembre de 1939.
El servicio del Gran Metro se restableció el 2 de febrero de 1939, primero a cargo del Servicio Militar de Ferrocarriles y después nuevamente por GMB. En 1942 el tramo “Urquinaona-Jaime Iº” pasó a tener vía doble para mejorar las frecuencias de paso. Para ello se adquirieron nuevas unidades las cuales se incorporaron entre los años 1944 y 1949, también construidas por Euskalduna. El 15 de abril de 1946 se inauguró la nueva estación “Fernando”, situada a sólo 145 metros de distancia de “Liceo”. En 1953 se estrenaron los nuevos coches de la serie 200B. El 26 de junio de 1956 se inauguró el pasillo de enlace entre las estaciones "Cataluña" del GMB y del Transversal, un primer paso decisivo para la unificación de las dos compañías. Además los trenes se empezaron a pintar con los colores azul y crema para unificarlos con los del Transversal, del mismo color. A partir de 1959 fue posible la circulación definitiva de trenes de cuatro coches, ya que en el Gran Metro las composiciones eran de tres coches y en el Transversal de uno o tres coches.
En cuanto al Transversal, la entrada en vigor en 1941 de las Bases de Ordenación Ferroviaria y de los Transportes por Carretera que hacía efectiva el 1 de febrero la nacionalización y agrupación de todas las líneas ferroviarias de ancho ibérico, motivó que la empresa acabara en manos de la nueva sociedad Red Nacional de los Ferrocarriles Españoles (RENFE) hasta que el 24 de septiembre de 1943 pasó nuevamente a manos de Ferrocarril Metropolitano de Barcelona a raíz de los recursos que había presentado la citada compañía. Para reforzar el servicio en 1944 entraron en servicio las nuevas unidades de la serie 200 conocidas popularmente como “Pajaritos”, con nuevo color corporativo azul y crema. Años después, se empezaron a modernizar los trenes de la serie 100 con los mismos colores exteriores y en 1958 se estrenaron los nuevos coches de la serie 400. Durante los años cincuenta y sesenta, el Transversal se amplió hacia el distrito de Sant Andreu debido al crecimiento de la población hacia los barrios populares. Las obras se inauguraron el 25 de octubre de 1948, coincidiendo con los actos conmemorativos del Primer Centenario del Ferrocarril Español: el 23 de junio de 1951 se inauguraron las nuevas estaciones "Glorias" y "Clot", el 8 de mayo de 1953 entró en servicio la estación "Navas de Tolosa", el 26 de enero de 1954 la estación "Sagrera" y el 15 de mayo siguiente la estación "Fabra y Puig". Todas estas estaciones, de tres andenes, tenían en común su diseño monumental, conocido como tipo «Barcelona».
El 21 de julio de 1959 entró en servicio la nueva Línea II de metro con cinco nuevas estaciones: “Sagrera”, “Viviendas del Congreso”, “Maragall”, “Virrey Amat” y “Villapiscina”. La explotación corrió a cargo de Ferrocarril Metropolitano de Barcelona (Transversal).
Fotos: Brangulí, Carlos Pérez de Rozas, Fundació TMB.
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