Recibimos la noticia del traspaso de Jorge Mario Pedro Vargas Llosa (Arequipa 1936 - Lima 2025) el pasado domingo día 13, a los 89 años de edad. Más allá de haber sido un escritor universal, personaje ineludible dentro de la literatura hispanoamericana del siglo XX y uno de los exponentes centrales del llamado boom latinoamericano, residió en Barcelona durante cuatro años. Al margen de su paso por la Ciudad Condal su vida personal estuvo claramente marcada por numerosas polémicas sentimentales e ideológicas que él protagonizó, si bien ello no debería mezclarse con su faceta artística y literaria. No es objetivo del presente artículo adentrarse en su biografía o bien en asuntos controvertidos, algo de lo que las redes sociales está harto repleto.
Para persuadirle de que residiera en la capital catalana hubo dos personajes clave, a la vez grandes referentes, a los cuales el literato peruano siempre estuvo tremendamente agradecido. El primero fue Carlos Barral, poeta y memorialista de la llamada Generación del 50 y editor responsable de la conocida editorial Seix Barral; el segundo fue Carmen Balcells, agente literaria (llamada Superagente Literaria 009 por Manuel Vázquez Montalbán), pionera en la profesionalización del mundo editorial e impulsora del ya citado boom latinoamericano.
Su primer contacto con Barcelona fue en 1958. Llegó en barco procedente de Lima. Habiendo pisado tierra firme, desde el monumento a Colón caminó por la Rambla y pasó la noche en la Pensión Fernando, sita en la calle de Ferran. Al siguiente día tomó un tren hacia Madrid donde cursaría el doctorado en la Universidad Complutense. Allá en la misma capital de España conoció al crítico literario y poeta Enrique Badosa y al estomatólogo Esteve Padrós, ambos miembros del jurado del premio Leopoldo Alas de Narrativa Breve, convocado por la barcelonesa Editorial Rocas, la cual le publicó su libro titulado “Los Jefes” (1959), su primer relato, siendo galardonado con dicho premio. Ello le animó a encauzarse en el mundo de la escritura. De Madrid viajó a París donde publicó su primera novela “La ciudad y los perros”, la cual antes de salir a la luz fue leída previamente por el hispanista francés Claude Couffon, profesor en La Sorbona, quien le recomendó que la presentara al Premio Biblioteca Breve, convocado por la barcelonesa Seix Barral. Tras un informe muy negativo de los asesores de la editorial Carlos Barral leyó un facsímil y le entusiasmó tanto que decidió viajar a París para conocer personalmente a Vargas Llosa y manifestarle su clara intención de publicar su novela. Tras ganar el Premio Biblioteca Breve en 1962 Seix Barral logró salirse con la suya y la publicó en 1963, no con pocas dificultades debido a la censura franquista. Al siguiente año ganó el Premio de la Crítica Española.
En 1966 se trasladó de París a Londres donde ejerció de profesor universitario en el Queen Mary College. En un vuelo de Londres a Barcelona conoció a Carmen Balcells, cuya amistad fue decisiva para el futuro del escritor. Ella misma lo convenció para que dejara la docencia a cambio de asentarse en Barcelona y dedicarse exclusivamente a escribir, recibiendo a cambio una buena compensación económica. Cedió a la oferta y aceptó el trato. Tras algunos viajes ocasionales a la capital catalana (a veces invitado por Carlos Barral en su casa de Calafell) en verano de 1970 decidió establecer su residencia fija, primero durante un año en la Via Augusta y poco después en el número 50 de la calle de Osi, en el barrio de Sarrià. Muy cerca tenía como vecino a otro grande de las letras hispanoamericanas, Gabriel García Márquez, que vivía en el número 6 de la calle de Caponata. Ambos ya se habían conocido en 1967 en el aeropuerto de Caracas (Venezuela) y emprendieron una estrecha amistad junto con Julio Cortázar y José Donoso, entonces máximos representantes del boom latinoamericano que convirtieron Barcelona en capital de la literatura latinaoamericana. A todo ello mantuvo contacto con los personajes de la llamada Gauche Divine Barcelonesa, con cuyos miembros entabló amistad si bien no acudía regularmente a los locales que ellos frecuentaban.
Dio clases en la Universidad Autónoma de Barcelona, no en el campus de Bellaterra (Cerdanyola del Vallès) sino en un edificio sito en el centro de Barcelona. En 1974 su mujer Patricia Llosa Urquidi dio luz a su hija Wanda Ximena Morgana, en la clínica Dexeus.
Vargas Llosa dedicó mucho tiempo a la escritura, llegando a trabajar incansablemente hasta 10 horas diarias frente a su máquina de escribir. En Barcelona se publicaron sus obras "Historia secreta de una novela" (1971), el ensayo "García Márquez: historia de un deicidio" (1971), casi íntegramente la novela "Pantaleón y las visitadoras" (1973), totalmente "La orgía perpetua: Flaubert y Madame Bovary" (1974), parcialmente "La Tía Julia y el escribidor" (1977), además de unos prólogos para obras de Georges Bataille y otros textos breves.
A mediados de 1974 Vargas Llosa abandonó Barcelona con su mujer y sus tres hijos por lo que decidieron tomar un barco y marchar nuevamente a Lima. El escritor jamás concretó por qué razón dejó atrás la ciudad. En sus numerosas entrevistas calificó la Ciudad Condal de los años 70 como capital cultural de España, bella, culta y divertida; como punto de encuentro de jóvenes de Latinoamérica, escritores latinoamericanos y de Madrid; y como ciudad cosmopolita que congregaba gente de toda España que anhelaba sentirse europea. En síntesis, una visión que se ciñe a la realidad, si bien desde una perspectiva personal entrañable y, en ciertos aspectos, idealizada.
Posteriormente a 1974 regresó ocasionalmente a Barcelona, ciudad de la cual pasó del entusiasmo a la decepción desde una perspectiva política, ya que siempre se mantuvo firmemente y abiertamente crítico con el nacionalismo catalán y el independentismo: lo hizo en 1993 cuando ganó el Premio Planeta por su obra Lituma en los Andes; en 2004 en el Festival Internacional de Literatura Kosmopolis, celebrado en el CCCB; en 2012 tras haber ganado el Premio Nobel de literatura, por lo que el Cercle del Liceu le rindió un homenaje y le otorgó la Medalla d’Or; en 2016 en el homenaje a Carmen Balcells en el Palau de la Música Catalana; y en 2017 en la manifestación organizada por la entidad Societat Civil Catalana donde realizó un discurso muy aplaudido como reacción al referéndum ilegal por la independencia de Cataluña.
Tras su traspaso algunas formaciones políticas solicitan que Barcelona le dedique un espacio público (calle, plaza o jardines) por su vínculo con la ciudad que lo catapultó, así como por su contribución a la cultura y a la literatura. Otros lo rechazan por haber mostrado (según aseguran) actitudes reaccionarias y catalanófobas, un alegato del cual un servidor, humildemente y amablemente, discrepa por completo, puesto que nunca he estado de acuerdo con la idea (más bien un tópico) de que ser de derechas sea sinónimo de fascista o que tener diferencias tanto con el nacionalismo catalán como con los movimientos independentistas implique ser anticatalán.
Por poner algunos ejemplos, Vargas Llosa se opuso a las dictaduras de Fidel Castro en Cuba a partir de 1971, a la de Franco en España (participó en el encierro de intelectuales en Montserrat) y a la de Manuel Odria en Perú. Él mismo afirmó en una entrevista que "todas las dictaduras son inaceptables, sin excepción". A ello defendió la lengua y la cultura catalana durante los años 70, si bien posteriormente criticó la política lingüística aplicada por los gobiernos nacionalistas al considerar que se hacía de la lengua un uso politizado y partidista, pero nunca se opuso al derecho de usarla o enseñarla. No olvidemos, además, que él y Carlos Barral se habían llegado a cartear ocasionalmente en catalán y que su hija Wanda Ximena Morgana nació en Barcelona.
Hasta el momento presente ningún miembro del boom latinoamericano tiene dedicada una calle, una plaza o bien unos jardines, todo y su estrecha relación con la ciudad, ni siquiera la catalana Carmen Balcells a pesar de su labor intachable y de haber sido una mujer moderna y avanzada a su época. El tiempo dirá y que la memoria histórica (a menudo memoria selectiva) los ubique allá donde merezcan estar, entretanto que cada uno haga sus propias reflexiones.
Fotos: Agencia Balcells, Agencia EFE, César Malet, Colita, Quique García.
2 comentarios:
Un artículo muy interesante y ponderado, estos días leo muchos insultos absurdos dirigidos al escritor
Muchas gracias Julia. Ciertamente su figura genera división de opiniones. Un saludo.
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