lunes, 18 de enero de 2016

El cine comercial versus el cine de arte y ensayo: reflexiones sobre una antagonía absurda


Leo con gran satisfacción que "Mad Max: furia en la carretera", cinta dirigida por George Miller, ha sido nominada a 10 premios Óscar de la Academia de Hollywood, incluido el de "Mejor película". La noticia me agrada especialmente no sólo porque se reconoce la buena calidad de un filme cuya historia va más allá de límites imaginarios, sino porque en particular ello supone un mazazo al público presuntamente "intelectual" que alardea de visionar únicamente el cine denominado "de qualité".
En ese sentido se acostumbra a diferenciar entre cine comercial y cine de arte y ensayo. El primero es considerado tradicionalmente de entretenimiento, de calidad variable, destinado a las grandes masas de público de todas las edades. El segundo, por contra, se concibe como "cine serio", de alta calidad, de autor, realista, de mensaje pedagógico y destinado a un público minoritario presumiblemente de nivel cultural e intelectual superior al promedio de la "plebe". Cine de "palomiteros" y de "pijoprogres", respectivamente, como se les suele llamar irónicamente a los dos grandes perfiles de consumidores del séptimo arte y que tan enfrentados se encuentran unos con otros.


Sin embargo, mi experiencia como aficionado al cine me confirma una realidad más bien distinta a la establecida, llegando a la conclusión de que la diferenciación entre cine comercial y cine de arte y ensayo es errónea, si bien admito la existencia de numerosos géneros cinematográficos así como películas de consumo de masas o bien muy minoritario. Todo es cuestión de puntos de vista, y no por ello pretendo tener la razón. Probablemente muchos me discutirán o incluso afirmarán que no soy un entendido en la materia. Pero aún así, quisiera hacer una reflexión personal acerca de esta polémica que tanto trae de cabeza a cinéfilos y a críticos de cine, y contestar a quienes creen ser los más sibaritas.
En primer lugar, toda película se distribuye generalmente en salas de proyecciones llamadas cines, unos lugares cerrados que constan de una gran pantalla y numerosas butacas donde el público paga una entrada que le da derecho a acceder, a acomodarse y a disfrutar del visionado del filme. Es decir, que una película necesita obtener un rendimiento económico que luego se traduce en la recaudación, o sea, el beneficio, el cual será mayor o menor en función del número de espectadores. Este indicativo determinará su éxito comercial. Y ello sucede tanto en las salas comerciales como en las de arte y ensayo, también llamadas "de cine no comercial", luego todos los cines son de pago salvo casos muy excepcionales. ¿Qué es entonces el cine llamado "no comercial" si también se comercializa?


En segundo lugar, toda película ha sido rodada por un director, es decir, la persona que dirige la filmación, da instrucciones a los actores y actrices, decide la puesta de cámara, supervisa el decorado y el vestuario, y demás funciones necesarias para llevar a buen término el rodaje. No existen películas sin director, en definitiva autor de la cinta. Por consiguiente ¿a qué se refieren algunos cuando hablan de "cine de autor" cuando todo filme es obra de un director, o sea, de un autor? ¿Acaso existen películas que se rueden solas o novelas que se hayan escrito solas?
En tercer lugar, el cine es arte como lo es también la arquitectura, la escultura, las artes visuales, la música, la literatura, las artes escénicas, la fotografía y la historieta. No olvidemos que el periodista y dramaturgo italiano Ricciotto Canudo, en su "Manifiesto de las siete artes" publicado en 1911 denominó al cine como el séptimo arte. Y a la vez el cine es ensayo en tanto que se desarrolla un tema determinado de una manera libre y personal, al gusto de los productores y del director en función de sus pretensiones.
En cuarto lugar, toda película contiene un argumento cuyo objetivo es narrar al público espectador una trama con una finalidad determinada. Y esa historia se pretende que sea interesante, que atraiga al público, luego el interés supone un entretenimiento. Paralelamente todo guión transmite un mensaje, y ello nada tiene que ver con la calidad del filme, ni aun tratándose de una cinta minimalista, abstracta o de vanguardia. Para consumir una película no es necesario tener una visión preconcebida de la vida o del arte como algunos creen.


Y en quinto lugar, el arte, aunque a veces pretenda ser objetivo y quiera copiar la realidad, a efectos prácticos termina siempre e inevitablemente copiando los sentimientos personales y subjetivos del artista. Nunca se puede copiar la realidad porque la mano del artista siempre prevalece. El arte es un sentimiento, y la única realidad que copia es la mental de quien ha hecho esa creación. La razón es porque el arte es un hecho humano, no de la naturaleza. Lo mismo sucede con el cine. Si bien una película de género fantástico se aparta fácilmente de lo real, el llamado "cine realista", "cine social", "cine comprometido" o "cine intelectual" termina siendo el reflejo de un modo de pensamiento y de un punto de vista personal de la vida. A fin de cuentas ¿qué es la realidad objetiva? ¿Acaso existe?
En definitiva, y a modo de conclusión, independientemente e indiscutiblemente de la calidad de unas determinadas películas u otras, todo el cine es comercial, es entretenimiento, es arte y ensayo, es de autor, contiene un mensaje y jamás copia la realidad. Que cada persona extraiga libremente sus propias conclusiones.


Fotos: bolsamania.com, ccaa.elpais.com, decine21.com, ecartelera.com.

1 comentario:

Jaume Capcigrany dijo...

Buffff, massa profund, m'he perdut a mig article...