Últimamente el laicismo se ha convertido en tema de debate por su implantación y extensión. Es algo que genera mucha controversia, sobre todo en nuestro país donde la Iglesia se ha configurado como un lobby muy poderoso desde hace muchos siglos y todavía hoy día ejerce esta presión para tratar de influir en la sociedad, en la política, en la cultura y en la ciencia. Es decir, que en la práctica la separación entre la Iglesia y el Estado es más virtual que real.
Un estado laico consiste en un país cuya organización, estructuración y funcionamiento queden exentos de cualquier influencia religiosa. Es decir, que todo debe de emanar del mundo civil, y las creencias sagradas deben de quedar limitadas a nivel personal, pudiéndose expresar únicamente en el ámbito familiar y en los templos dedicados al culto. Ahora bien, hay que plantearse qué clase de laicismo queremos en tanto a qué nivel se debe de aplicar.
Un estado laico consiste en un país cuya organización, estructuración y funcionamiento queden exentos de cualquier influencia religiosa. Es decir, que todo debe de emanar del mundo civil, y las creencias sagradas deben de quedar limitadas a nivel personal, pudiéndose expresar únicamente en el ámbito familiar y en los templos dedicados al culto. Ahora bien, hay que plantearse qué clase de laicismo queremos en tanto a qué nivel se debe de aplicar.

En el ámbito legislativo no se pueden, mejor dicho, no se deben formular leyes ni normativas influidas por la religión. Los más fanáticos afirman que la Constitución española debería de ser más cristiana. A ello se debe de responder que cualquier declaración de principios nunca debe de basarse en una doctrina fundamentada sobre una hipótesis sobrenatural. La religión y Dios son una cuestión de fe, y una ley jamás debe de cimentarse sobre algo que puede que exista o no. Personalmente, creo en la existencia de vida extraterrestre, y elaborar una ley o una normativa para la ciudadanía en base a una fe sería como si por ejemplo dichas leyes o normativas se aprobaran en base a la creencia de alienígenas en un planeta determinado de nuestro cosmos. ¿Verdad que sería absurdo?

Respecto a los símbolos religiosos, cada persona tiene derecho a llevar consigo el suyo y ser respetado por los demás. Sin embargo, si en una escuela, en un trabajo o en un local cualquiera exigen que estos no se lleven, hay que aparcarlos y respetar la normativa. Hay una especial polémica acerca del velo islámico. Pues bien, las mujeres que quieran llevarlo no deben de tener inconveniente alguno en tanto que cada uno por la calle puede ir vestido como le dé la gana, pero si en un lugar determinado le exigen que se lo quite, deben de hacerlo, del mismo modo que si en un trabajo o en una convención o bien para recibir a una autoridad importante te exigen ir de traje y corbata no tendrás la osadía de presentarte con zapatillas deportivas, tejanos rotos y camisa sin mangas. Ello no debería de generar polémica. Otra cosa es que exista una intención islamófoba o racista encubierta por parte de algunos.

Vamos a poner un ejemplo más claro y entendedor especialmente dirigido a los sectores más catalanistas de la población. Si aplicamos un laicismo severo entonces exterminamos el 80% de la cultura catalana y reducimos el entrañable “Costumari Català” a poco o nada. Así, ya podemos decir adiós a la Fira de Pessebres, al “Caga Tió”, a las Fires de la Puríssima, a la Diada de la Immaculada o de la Verge Fumadora, a la Cavalcada dels Reis Mags, a la Navidad, a Sant Esteve, a la Festa del Pi, a la Fira del Gall, als Pastorets, a la Fira de Santa Llúcia, a la Setmana dels Barbuts, a los Tres Tombs, a la Candelera, a las Festes de la Llum, a la Processó, a la Pasqua de Rams, a la Pasqua Florida, a la Pasqua Granada, a las Colles de Sant Medir, a la Festa de Sant Josep, al Sant Jordi, a la Diada del Corpus, a la Revetlla de Sant Joan, a la Revetlla de Sant Pere, a la Festa de Sant Jaume, a la Festa de Sant Magí, a la Festa de Sant Fèlix, a la Festa dels Difunts o de Tots Sants… También podemos decir adiós a una parte de nuestra gastronomía de origen religioso o de consumo en fiestas religiosas, como los turrones, los mantecados, los polvorones, el tortel de Reyes, el pollo o el pavo de Navidad, los canelones de Navidad, la sopa de galets de Navidad, el tocinillo de mazapán, l’escudella de Santa Llúcia, l’arrossada de Sant Guillem, la Mona de Pasqua, la crema de Sant Josep, las coca de Sant Joan, los Panallets, las castañas y moniatos de Todos Santos… Y si vamos más lejos, ¿qué diríamos del arte religioso? Pensemos en la arquitectura, la escultura, la pintura y la literatura catalana influenciada por la religión. ¿Derribamos todos los edificios de Gaudí porque los diseñó bajo inspiración religiosa? ¿Lo destruimos absolutamente todo para no ofender a quienes creen en otras cosas, o establecemos una concordia entre todos y un equilibrio entre las diferentes formas de fe?

1 comentario:
Aquí l´única religió "correcta" es la católica i la de creure en el nostre senyor Jesús......sino adeú pessebres, reis mags....i una tradicíó tan rica com la nostre.
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