jueves, 30 de abril de 2015

Colón contra Colom: las contradicciones de un conflicto irracional e innecesario


Las teorías acerca de la nacionalidad de Cristóbal Colón se han convertido por muchas razones en objeto de polémicas y controversias, siendo mucho más agudas en nuestro país al sumarse el conflicto identitario. Sobre el tema se ha escrito mucho y existen hipótesis que van desde las más disparatadas hasta las más (presumiblemente) coherentes. A estas alturas solo falta esperar que algún iluminado demuestre su origen extraterrestre, y si no, tiempo al tiempo.
En relación al tema, existe un libro muy interesante y bien elaborado titulado Colom of Catalonia: origins of Christopher Columbus revealed, escrito por Charles J. Merril, profesor de la Mount Saint Mary University, y que ha sido traducido a varias lenguas. En ésta obra se argumentan unas teorías acerca de la posible catalanidad de Colón en base a una larga investigación histórica de veinte años. La obra realmente no confirma ni demuestra el origen catalán del descubridor del continente americano, pero pretende demostrar que de todas las teorías habidas y por haber enunciadas hasta ahora ésta es la más sólida. El trabajo resultante, en absoluto un panfleto nacionalista como algunos pueden creer, nada despreciable y basado en documentos históricos, es de lectura recomendada tanto para quienes defienden como para los que rechazan la hipótesis.


Explicar los argumentos que justifican la presunta catalanidad de Colón no es ahora mi objetivo. Además del citado libro se puede hallar información muy completa en numerosos blogs y páginas web, motivo por el cual es preferible no repetir con otras palabras lo que ya está recurrentemente escrito. Que cada cual saque libremente sus propias conclusiones tanto a favor como en contra.
En la vertiente identitaria llama mucho la atención la actitud que los nacionalismos, tanto catalán como español, adoptan con respecto al asunto, puesto que ambos caen en una actitud contradictoria y de conveniencia al no ser coincidente con sus principios y porque es tranquilamente cambiante de parecer.
Por lo general y siempre salvo excepciones, una parte del catalanismo defiende el origen catalán de Cristóbal Colón, mientras que una parte del españolismo lo rechaza contundentemente. No siempre es así, puesto que existen catalanistas que prefieren rechazar la hipótesis por lo que representó este personaje, es decir, por mera conveniencia. Otros, incluso españolistas, estarían dispuestos a aceptarlo siempre y cuando se aportaran pruebas evidentes e irrefutables, excluyendo cualquier connotación partidista.


¿Dónde se hallaría la contradicción en ambos bandos? Muy sencillo. Por un lado, si esos catalanistas aborrecen y rechazan todo aquello que les huele a español y tenga que ver con España ¿por qué entonces reivindicar la catalanidad de alguien que contribuyó a expandir el concepto y los valores de la Hispanidad por el mundo, y que gracias al descubrimiento del continente americano la lengua castellana o española (o como quieran ustedes llamarla) es la segunda más hablada del mundo por más de 400 millones de personas? ¿acaso el catalanismo debería sentirse orgulloso de ello? Paralelamente acusan al sector más españolista de esconder por motivos políticos o anticatalanistas una realidad que dice contar con muchos indicios certeros. Tal vez sí, pero quienes acusan luego no dan ejemplo, puesto que ninguno de esos catalanistas es capaz de reconocer que, por ejemplo, la festividad del 12 de Octubre o Día de la Hispanidad fue ideada por un grupo de burgueses catalanes para estrechar relaciones con América. Dicho de otro modo, la Fiesta de España se debe gracias a catalanes, pero a algunos siempre les interesa esconder verdades incómodas.


Por otro lado, si esos españolistas sienten tanto fervor patriótico hacia España y hacia los personajes españoles que han escrito gloriosos episodios de la historia ¿por qué entonces rechazar la posibilidad de un origen catalán, y por tanto, español, de Colón? ¿que el responsable de expandir la Hispanidad por el mundo pudiese ser español no debería de ser acaso motivo de orgullo para un españolista de pro, en vez de preferir a un extranjero de origen genovés? ¿por qué debería pesar su origen catalán o generar incomodidades si Cataluña es parte de España?
Vista la contradicción, veamos ahora la cuestión de conveniencia referida anteriormente. Para ello supongamos por un momento que, efectivamente, Cristóbal Colón fuese catalán, que las investigaciones llevadas a cabo por el profesor Charles J. Merril se demostraran como ciertas y que el mítico descubridor incluso se hubiese hecho llamar Cristòfor Colom en Cataluña. ¿Qué sucedería entonces ante tal escenario? Sencillamente todo lo contrario. Es decir, para los catalanistas Colón que tanto lo reivindican de pronto sería un botifler y un traidor a Cataluña ignorado y olvidado tanto en los libros de texto como en la nomenclatura, tal y como ha pasado con muchos catalanes de la historia. Es más, quién sabe si el militante de Terra Lliure que en 1990 quemó la réplica de la nao Santa María del puerto de Barcelona se hubiese animado a derribar el monumento a Colón. Bueno, mejor no dar ideas.


Y un caso homólogo para los españolistas, la figura de Colón al que tanto lo prefieren extranjero sería de pronto un gran referente, tal vez el principal y más importante de la historia de España, venerado como una gloria nacional, incluso para los mismos que ahora increpan a los catalanes que se dejen de ilusiones porque el descubridor no era catalán sino genovés. En definitiva, un asunto de pura conveniencia por parte de ambos bandos, haciendo prevalecer lo irracional y decir siempre blanco cuando el otro dice negro, o al revés.
Es asunto de la historiografía y no de la política descubrir el verdadero origen de Cristóbal Colón, un trabajo que debe acatarse desde la mayor imparcialidad posible y, a ser posible, eliminando la visión romántica a la cual estamos mal acostumbrados. El resultado final nunca podrá ser del agrado de todo el mundo, ni siquiera de quienes realizan las investigaciones porque ello supondría modelar y reinterpretar los hechos históricos en base a una ideología determinada. Es la realidad objetiva de los hechos documentados la que deberá de asumirse, evitando convertirlo en una arma para el conflicto.

Fotos: Cercle Català d'Història, Sebastià Giralt.

martes, 21 de abril de 2015

Evolucionamos, pero no cambiamos


Hace tiempo que nos hemos acostumbrado a ver ante el televisor aquellas trágicas noticias en las que un alumno adolescente de una escuela norteamericana se encierra con una escopeta de caza y dispara indiscriminadamente contra sus compañeros y docentes. Esta vez nos ha tocado vivir una tragedia homóloga en Barcelona, de las que hasta ahora muchos creían que solo sucedían en la otra punta del globo porque "en los Estados Unidos están chiflados". La reacción popular es afirmar que nos estamos americanizando, que vivimos malos tiempos, que la juventud está peor y que ya no hay valores como los de antes. Todo ello es falso. No se puede atribuir lo sucedido al fenómeno de la globalización ni a los defectos del sistema capitalista porque en realidad se trata de una cuestión de la condición humana, en tanto que esta es idéntica en cualquier rincón del planeta, a la vez que todos compartimos rasgos universales propios de nuestra especie.


Tampoco tiene que ver con los tiempos que vivimos. Entre la gente adulta y especialmente anciana se suele oír que el mundo es ahora peor que antes y que cualquier tiempo pasado fue mejor. Y en ese sentido no falta la célebre frase de "con Franco esto no pasaba" que todavía pregonan algunos. Pero la historia del mundo nos demuestra que las tragedias no son causa de la crisis o de los malos tiempos, sino que se trata de un hecho habitual dado desde siempre. Para quien lo dude, por favor, que tome un libro de texto de historia universal y observará que la historia de nuestras civilizaciones es una historia de guerras, destrucción y matanzas. Cualquier tiempo pasado fue peor. ¿Acaso los tiempos actuales, a pesar de todos sus defectos, en los que hay más tecnología, menos pobreza (a pesar de la crisis económica), mayor esperanza de vida, mayor acceso a la educación y a la cultura, más democracia y más avances en medicina son peores que hace cien años o que la Edad Media?.


Desgracias como la acaecida en el IES Joan Fuster, en el barrio barcelonés de La Sagrera suceden sencillamente porque en nuestro mundo hay individuos de todas clases y de todas las cataduras, siendo inevitable la existencia de sujetos que sientan pasión exacerbada por la destrucción, el caos y el crimen. El causante de la sangría ha sido un alumno de 13 años de edad, lo que da alas a criminalizar a la juventud como si esta etapa de la vida se tratara de una enfermedad pasajera cuyo remedio es el simple paso del tiempo. Una vez alguien dijo textualmente que "Los jóvenes de hoy en día adoran las cosas lujosas; tienen malos modales y desprecian la autoridad; muestran una falta de respeto hacia los mayores y les encanta platicar en donde estén. Los jóvenes son hoy en día unos tiranos y no son serviciales en sus casas. Nunca se levantan cuando los mayores entran en la casa. Les llevan la contraria a sus padres, hablan delante de la gente, comen golosinas en la mesa, cruzan sus piernas y les faltan al respeto a sus maestros". Fue Aristóteles, en el año 400 antes de Cristo. La conclusión es que nada ni nadie ha cambiado.


Hay adultos y ancianos desmemoriados de que una vez también fueron jóvenes, que odian a la juventud como si de una lacra social se tratara y fuese la causa de los problemas sociales. ¿Acaso un mundo solo de adultos y ancianos funcionaría mejor? Afortunadamente la realidad nos dice otras cosas, como la existencia de jóvenes repletos de ambiciones e inquietudes, con ganas de cambiar el mundo corrigiendo los errores cometidos por las viejas generaciones, con un anhelado deseo de regenerar los valores democráticos, y con un claro sentido de la solidaridad y el compromiso. Es esa gente la que permite una reconciliación con este colectivo y alienta esperanzas de forjar un mundo mejor, más justo y sostenible. Esa juventud es la que permitirá otro nuevo paso en la evolución del mundo, como siempre ha pasado y pasará. A menudo y por desgracia, tras una persona joven y conflictiva existe una población adulta incapaz de educar, enseñar, asumir y valorar. De ahí que los típicos jóvenes maleducados (o mejor dicho, ineducados), violentos y con problemas de adaptación o de drogas no sean más que el espejo de unos adultos con un alma pobre y desnaturalizada, con la desgracia añadida de que no lo saben y probablemente jamás lo sabrán.


Los sectores más conservadores y religiosos atribuyen de manera oportunista (y a menudo populista) estos sucesos a la falta de valores tradicionales y a la imposición del laicismo. Sin embargo, nos olvidamos de que muchas personas reaccionarias, intolerantes y violentas se han formado bajo el paraguas de esos buenos valores ejemplares y que las religiones, a pesar de pregonar el bien y el amor, han sido capaces de engendrar diablos con piel de ángeles que matan y tiranizan en nombre de Dios. Luego si los valores tradicionales y la religión eran los antídotos contra la maldad humana, algo ha fallado en la fórmula.


Paralelamente, ante la situación actual hay quienes defienden una teoría muy singular, demasiado discutible y cuestionable. Se parte de la idea de que los hijos deseados son bien educados y asumidos y, por consiguiente, alcanzan la madurez siendo buenas personas. Por contra, los hijos no deseados, al ser ignorados e ineducados por sus padres, crecen sin valores, se sienten desgraciados y al ser incapaces de encontrar su lugar en el mundo se convierten en criaturas indeseables. Así, los que creen en esa premisa atribuyen la marginación, la delincuencia y la criminalidad a este hecho, y proponen como solución el aborto de todos ellos y que únicamente nazcan los hijos deseados, con la creencia de que así el mundo sería mejor y se reduciría notablemente la maldad. Dicha teoría daría mucho de qué hablar.


¿Qué naturaleza hay tras alguien capaz de fabricarse una ballesta para matar? La psicología lo atribuirá al hecho de que este muchacho formaba parte de una familia desestructurada, con un padre amante de las armas y seguidor de la serie "The Walking Dead". Sin embargo, mi madre vivió su infancia y juventud en las barracas de Can Tunis, entre la miseria extrema, con vecinos formados por rateros, borrachos y prostitutas del Barrio Chino, y bajo el calvario de una madre viuda que la maltrataba y tenía problemas de alcoholemia. ¿Por qué mi madre, entonces, fue tan buena persona y absolutamente nada de todo esto le influyó? Nada es fácil ni tan simple. Y lo sucedido en esta escuela se debe a que la humanidad es más compleja de lo que parece, y todavía nuestra propia especie nunca deja de sorprendernos. Dejemos de lado los tópicos y entremos en acción para hacer entre todos un mundo mejor. Pero que nadie se engañe: lo ocurrido ha pasado, pasa y volverá a pasar. Evolucionamos, pero no cambiamos.

Fotos: Emilio Morenatti (La Vanguardia), Faro (www.e-faro.info), Federico González, Ferran Nadeu (El Periódico) Getty Images (Perú), Marta Pérez (El País).

viernes, 10 de abril de 2015

Réquiem por el último expreso


El expreso "Costa Brava" ha muerto. El último tren nocturno convencional de larga distancia que recorría nuestra red ferroviaria ya no existe. Su último viaje de honor entre Madrid-Chamartín y Portbou lo efectuó la noche del pasado 6 al 7 de abril. Desaparece todo un símbolo de una época, una forma de viajar por España y un clásico que antaño llegó a ofrecer excelente servicio a millones de pasajeros durante más de cincuenta años. Eran tiempos en los que viajar en tren podía ser una aventura y una experiencia inolvidable, incluso con cierto regusto romántico si se quiere. Los más privilegiados viajaban en los cómodos coches de primera clase y luego dormían en los coches-cama. Los que optaban por algo más asequible se conformaban con dormir en los coches-litera, con lechos más estrechos y cuyos compartimentos daban cabida hasta seis plazas. Nunca faltaba el coche-cafetería para tomarse un café o cualquier otra bebida y un bocadillo a elegir entre la variedad. Sin embargo muchos preferían traerse la cena de casa porque era más cómodo y más económico. La opción más barata era viajar en segunda clase y resistir estoicamente todo un largo trayecto nocturno sentado en aquellas butacas. Quien tenia el sueño fácil solo le bastaba con apoyar la cabeza en una de las orejeras del reposacabezas del asiento. Sin embargo, era necesario levantarse para estirar las piernas o ir al servicio. Hasta mediados de los años noventa en los trenes expresos era muy habitual ver a jóvenes uniformados o cargados con el petate con destino a su cuartel para hacer el servicio militar obligatorio. Por ese motivo estos largos convoyes de color verde oliva fueron también los "trenes de la mili".


Los expresos fueron una modernización de los populares "borregueros" o "transmiserianos" de los años cuarenta y cincuenta, de aquellos destartalados trenes a vapor que arrastraban coches de madera repletos de gentes de todas clases cuyo destino era asentarse en un lugar del país donde poder prosperar. El viaje era largo, lento e incómodo pero el optimismo y la esperanza de conseguir una vida mejor ayudaban a soportarlo. Quienes han viajado en ellos tienen un imborrable recuerdo y a menudo les gusta narrar con orgullo sus experiencias. Mi padre fue pasajero del llamado "Expreso de Andalucía", cuyo viaje de Sevilla a Barcelona tardaba un día entero. La mayoría del pasaje iba sentado en duros bancos de madera mientras que otros se conformaban con ir de pie, algo posible porque eran los tiempos en que se permitía la venta de un numero de billetes superior al de plazas sentadas, ahora algo impensable. Esas gentes eran las viejas generaciones, tan endurecidas, tan curtidas y que a veces parecían a prueba de bombas. ¿Quién soportaría ahora un viaje así? Eran los tiempos de los coches de 3ª clase, donde se acumulaba la plebe honrada y humilde, embutida como ganadería humana, un cuadro que inevitablemente evocaba un ambiente de tristeza, miseria e injusticia similar al que Víctor Hugo describía en Les misérables.


Con la llegada del desarrollismo los expresos empezaron a modernizarse gracias a la adquisición de los nuevos coches de la serie 8000, conocidos como "alemanes" porque su diseño estaba basado en unos modelos idénticos a los que circulaban en dicho país desde 1952. Fueron construidos entre 1961 y 1973, primero en la República Federal Alemana y Holanda, y posteriormente en España. En total circularon 883 unidades, de las cuales 706 eran coches de pasajeros (de primera y segunda clase, cafetería y literas) y 177 furgones (convencionales y correos).
Fue precisamente en este periodo cuando se inauguró el nuevo tren expreso bautizado como "Costa Brava". Su puesta en servicio fue un 1º de julio del año 1964 y desde un principio se le auguró gran éxito de público. Y así fue, porque apareció bajo un contexto muy propicio y en el momento oportuno. En primer lugar, la renovación del parque motor de RENFE hacía más atractivo viajar en tren. Los viejos convoyes formados por coches de madera arrastrados por locomotoras de vapor dieron paso progresivo a las modernas unidades de tracción eléctrica y ambas generaciones convivieron durante poco más de una década. Aquél año 1964 coincidió con el estreno de los nuevos automotores TER y del moderno Talgo III. En segundo lugar, el tren se convirtió en un medio de transporte cada vez más asequible y popular para todos, sumado a una mejora general del bienestar socioeconómico y laboral del país. Ello motivó un incremento de la movilidad regular por ferrocarril y el consiguiente establecimiento de nuevos servicios. Y en tercer lugar, el apogeo del turismo estimuló el uso del tren para efectuar desplazamientos vacacionales.


El "Costa Brava" efectuaba parada en Madrid-Chamartín, Alcalá de Henares, Guadalajara (desde 1965), Sigüenza, Arcos de Jalón, Calatayud (desde 1967), Zaragoza, La Puebla de Hijar (desde 1967), Caspe (desde 1965), Móra la Nova, Reus, Tarragona, Sant Vicenç de Calders (desde 1967), Barcelona-Sants, Mataró, Arenys de Mar, Calella, Blanes, Caldes de Malavella, Girona, Flaçà, Figueres, Llançà y Portbou. Durante el periodo estival efectuaba parada en Sitges. A partir de 1972 modificó su recorrido dejando de circular por la comarca del Maresme para hacerlo por el interior y efectuar parada en Granollers-Centre. A nivel publicitario su atractivo fue venderlo como el tren de largo recorrido que permitía conectar con aquellos municipios que daban acceso directo a la Costa Brava. Por ese motivo, al expreso se le bautizó con este nombre. Más allá de Portbou, el recorrido finalizaba en Cerbère gracias a un acuerdo entre los gobiernos español y francés. Ello permitió acercar a la población francesa a nuestro país y, al contrario, a la población española a Francia, una relación históricamente y lamentablemente interrumpida por una mera diferencia de ancho de vía. En sus inicios también viajaban en dicho tren los trabajadores de la vendimia que se dirigían al sur del país galo. Entre Madrid y Barcelona circulaba toda una composición completa formada por coches de  1ª y 2ª clase, cafetería y camas. Desde Barcelona hasta Cerbère solo las plazas sentadas, pero el gran éxito de público motivó a mantener toda la composición para el trayecto completo, es decir, camas hasta la frontera francesa. En diciembre del mismo año incorporó coches-literas. Inicialmente invertía un tiempo de viaje de 16 horas, desde 1970 se acortó a 14 horas y en 1983 pasó a 13 horas.


Con la llegada de los nuevos coches "Estrella" de la serie 10000, el "Costa Brava" pasó a ofertarse con estas modernas unidades para trenes nocturnos de largo recorrido inspiradas en los "Corail" franceses. Lo hizo brevemente entre 1984 y 1985 para volver a ser nuevamente un expreso convencional, pero a partir de mayo de 1989 se transformó definitivamente en el "Estrella Costa Brava". Sin embargo, no incorporó en un primer momento unidades de la serie 10000 sino que mantuvo los viejos 8000 aunque totalmente renovados, con un nuevo interiorismo y los exteriores pintados con los colores de la nueva serie "Estrella", incluso con los bogies modificados, lo cual le permitió pasar a circular de 120 a 160 Km./hora de velocidad máxima en algunos tramos del recorrido. Posteriormente equipó coches de las series 9000 y 10000. Durante los años ochenta y noventa el pasaje empezó a descender ligeramente al incrementarse la oferta ferroviaria entre Madrid y Barcelona con trenes rápidos diurnos y composiciones Talgo que efectuaban el trayecto en tan solo 6 horas de viaje. Pero a pesar de ello, la rentabilidad de la línea estaba asegurada gracias a que ofrecía unas tarifas más bajas que las de otros trenes. En 1989 y 1990 tuve el honor de viajar en el "Costa Brava" para ir de Barcelona a Girona. En ambas veces el convoy iba repleto de gente, mayormente turistas, hasta tal punto que era necesario ir con cuidado de no pisar a los mochileros que dormían en el suelo de los pasillos. Los compartimentos se hallaban tan abarrotados que el hedor a humanidad que desprendían hacía más agradable respirar el aroma a guano del zoológico.


Entre 1991 y 2001 el "Costa Brava" suprimió la oferta de 1ª clase y a partir del 2005 eliminó los coches-camas. En función de las circunstancias, ocasionalmente circulaba por vía Valls y Lleida. Durante estos últimos años, debido a la oferta preferente del tren de alta velocidad (AVE) entre Madrid y Barcelona que conecta ambas ciudades desde el 2008, empezaron las reducciones drásticas de todos los servicios convencionales tanto diurnos como nocturnos. A partir del 7 de enero de 2013 pasó a circular diariamente, excepto los sábados, entre Madrid-Chamartín y Barcelona Sants, y hasta Cerbère los viernes. El 9 de diciembre siguiente el recorrido quedaría limitado hasta Barcelona-Sants los fines de semana. Hasta su supresión, la composición la formaban solo cuatro coches.
La desaparición del "Costa Brava" ha sido criticada por muchas personas que ven una marginación de la red ferroviaria convencional en favor de las líneas de alta velocidad. De ser así se cometería un grave error que traería desastrosas consecuencias a medio plazo. La sustitución de una línea de ferrocarril por una carretera o autopista es un paso hacia atrás y un síntoma de decadencia territorial, pues el modelo de crecimiento basado en el coche ha quedado obsoleto y por ello es fundamental imitar el ejemplo europeo, más equilibrado y evolucionado que el norteamericano.


Los países más modernos de Europa han demostrado que el fomento del tren convencional ofrece, entre otras ventajas, una movilidad sostenible; aporta o alimenta la red de alta velocidad; asegura la conexión entre ciudades medias y entre municipios de menor entidad; facilita y agiliza la movilidad regular de la población en áreas metropolitanas; permite dotar de transporte público de calidad al territorio; es factor de crecimiento económico y genera economías de aglomeración; es ecológico; es más rápido, económico y confortable que el automóvil; es más fácil de expandir y permite la creación de una red territorial; y posibilita el establecimiento de metros regionales y, por consiguiente, una oferta muy flexible.
Tal vez debería rectificar lo dicho al principio y afirmar que el expreso "Costa Brava" no ha muerto ni ha dejado de existir. Quienes somos amantes de los trenes haremos que viva para siempre y que exista en la memoria histórica.

Fotos: Alberto Otazo, Andrés Gómez, Chemins de Fer, RENFE, Ricard Mocholí, Vía Libre.