El domingo 18 de marzo de 1971, vigilia de San José, se celebró el acto de despedida ciudadana del tranvía convencional, en el cual asistieron miles de personas, se hizo al atardecer y participaron varios vehículos de tranvía. En la plaza de la Puerta de la Paz estaba programado que los tranvías de las líneas 49 (Atarazanas-Horta) y 51 (Atarazanas-Vía Julia) efectuaran sus últimos viajes con destino a Horta y a Vía Julia. Acompañaban para la rúa vehículos históricos previstos para un futuro museo del transporte y un autobús Pegaso 6035 de la línea 51 que simbolizaba el relevo definitivo de un sistema al otro. La línea 49, en cambio, desaparecería definitivamente. El desfile lo encabezó el tranvía jardinera 129 con el remolque 1754 escoltado por la Guardia Urbana que salió de la cochera de Borbón conducido por un antiguo tranviario que trasportó a los invitados y asistentes, entre ellos: el consejero y presidente del Consejo de Administración de Tranvías de Barcelona, Ramón Torres Muñoz; el vicepresidente y consejero, Juan Ros Picañol; el director de Tranvías de Barcelona, Manuel Conde Cabeza, acompañado otros directivos; la nieta del primer director de la Compañía, Josefa de Chopitea; y el artista de variedades Miguel Palou “Flori”.
En la misma cochera de Borbón se hallaban concentrados varios aficionados a los transportes preparados con sus cámaras de fotos, principalmente miembros de la Asociación de Aficionados al Ferrocarril. Precisamente fueron ellos quienes pidieron una especial protección de los vehículos históricos ante cualquier posible acto de vandalismo. Saliendo de la cochera sobre las 19:00h los vehículos recibieron aplausos por parte de la gente que había presente por la calle, incluso algunos decidieron subirse a los vehículos para hacer su último viaje. La jardinera, que prestaba servicio en la línea 51, fue conducida por el señor Brañas, un veterano conductor de la Compañía. También se sumaron los tranvías números 547, 867, 1271, 1653, 1660 y 1665. Cerraron el desfile varios autobuses. Los tranvías fueron conducidos por los empleados señores Membrado, Bonet, Gascuña, Bofarull, Lozano, Alguacil y Feijó, a los cuales los acompañaron los cobradores señores Blanco, Landa, Ginés, Novo y Dorado. Mucha gente desde el balcón de su casa esperaba ver pasar lo que sería el primer y último desfile tranviario. Varios coches y motos que seguían la fiesta callejera terminaron congestionando el tránsito de la ciudad.
Cuando los vehículos llegaron al paseo de Colón un grupo de vándalos los asaltaron, y ante la inoperancia de la policía los aficionados a los transportes los tuvieron que defender. Al final del trayecto, a las 11:15h de la noche, después de cuatro horas de duración, llegados a la plaza de la Puerta de la Paz, todos los vehículos iban repletos de gente hasta la bandera como sucedía antaño. Allí esperaba la llegada de la comitiva el director general de Coordinación de la Compañía, Miguel Cabré Llistosella, así como numeroso público. Se podían leer algunas pancartas como "Barceloneses agradecidos", “Se despide alegremente con nostalgia de la gente" y "No me marcho por mi gusto, me marcho por lo más justo”. Se repartieron 15.000 boletines especiales sobre los tranvías de Barcelona y se expidieron 80.000 billetes conmemorativos. La Banda de Música de Transportes de Barcelona también hizo allí su presencia tocando el cuplé "...I és el tramvia" que popularizó la cantante cupletista Pilar Alonso y que allá versionó Miguel Palou “Flori”:
Els tramvies d'en Foronda van farcits de ciutadans
semblen llaunes de sardines... ambulants.
Els dels banys, com els de Gràcia
i els de circumval·lació
van tan plens que tots s'hi ofeguen de calor.
Sobre tot les plataformes són fornals al roig més viu
i si hi van xicots i noies, reforonda quin caliu!
En cada una sempre hi ha entre xics i grans
vint persones i un parell de guàrdia urbans.
Si passo molt distreta per la via
quan entregar la feia vaig o en vinc
i sento la campana del tramvia
quin sobresalt que tinc, que tinc, que tinc
i és el tramvia!
Fer viatges en tramvia és la mar de pintoresc
i és que tot sovint hi puja... ja està fresc!
L'ull de poll un us trepitja, us insulta el cobrador
i els diners us pren un Raffles... d'ocasió.
Mai se sap si ha d'abaixar-se pel davant o bé al revés
i ja arrenca quan a terra hi teniu un peu només.
Així és que de l'elèctric quan baixeu
tots teniu el cementiri a l'altre peu.
Fan desgràcies el quaranta
i el disset i el vint-i-nou
i fins el de la Creu Roja... Ves si és prou!
El que hi ha a Santa Madrona
que com tots va molt furient
a Can Tunis os trasllada... fàcilment.
El què va la Bonanova
tot sovint també fa mal
als promesos que a les fosques
pugen sempre a l'imperial.
Doncs dels arbres del Passeig van tan a prop
que aquells "plátanos" fan mal en dar algun cop.
Acabado el acto a las 3:30h de la madrugada entró en el depósito de la cochera de Borbón el último tranvía. Resultado de este acto tan "cívico y ejemplar", cuatro tranvías llegaron casi desguazados y cuatro más con graves desperfectos: ventanas reventadas, bombillas arrancadas y fundiciones, agarraderos cortados, asientos arrancados, letreros sustraídos... Pero los medios de comunicación se encargaron de inventar y extender su versión de los hechos. En el Boletín Informativo número 49 de abril de 1971 editado por Transportes de Barcelona, un reportaje gráfico titulado “El Tranvía ha muerto... ¡VIVA EL TRANVÍA!!!” decía textualmente que “hubo mucha alegría dentro de una gran prueba de civismo y cultura popular y también hubo nostalgia y tristeza al despedir al ULTIMO TRANVIA. Fue realmente una fecha importante para la ciudad. La ciudad que se queda sin tranvías. La muerte del querido Tranvía fue honrosa y no tiene que resultar baldía. El último tranvía murió a las 3:00h de la madrugada del 19 de marzo de 1971... ¡VIVA EL TRANVÍA!”.
Los tranvías, tras su llegada a la cochera de Borbón, todavía circularían algunos pocos días más, no como servicio público de pasajeros, sino de noche para ser trasladados a la cochera de Diputación. En la madrugada del 19 de marzo, tras la fiesta de despedida, un grupo de empleados hizo su pequeño viaje particular con la jardinera 129 y el remolque 1754 desde la cochera de Borbón hasta la plaza del Virrey Amat para hacer su regreso a depósito. Días después, a altas horas de la noche, los tranvías salieron de la citada dependencia y emprendieron a oscuras su viaje a la cochera de Diputación, escoltados por la Guardia Urbana y dos vehículos de la Unidad de Incidencias de Transportes de Barcelona. Ello generó sorpresa entre los noctámbulos de la ciudad. Llegados a su destino, se maniobraron a su correspondiente depósito hasta amontonarse. Tiempo después, salvo el material preservado y otros casos excepcionales, el resto de vehículos tuvo su destino final en los chatarreros, donde fueron finalmente desguazados.
Fotos: Arxiu Fotogràfic de Barcelona, Arxiu Municipal del Districte d'Horta-Guinardó, Fons Felip Capdevila, Pérez de Rozas.
Muchas gracias. Me alegro de corazón de haberte podido revivir ese momento tan emotivo y entrañable. Un saludo.
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