Finalmente, se produjeron cambios significativos en el nuevo Parlament de Catalunya surgido de las elecciones anticipadas catalanas. Los resultados eran de esperar debido a una reacción coherente de la sociedad catalana ante la actual situación de crispación e inestabilidad. Todos los partidos, tanto los vencedores como los perdedores, se sintieron igualmente ganadores aunque por diferentes motivos. Se obtiene una cámara parlamentaria sin grandes mayorías, más plural y equitativa, lo que otorgará una superior capacidad de decisión, voz y voto a cada partido. Un producto final consecuencia de un aumento considerable de la participación ciudadana que ha acudido masivamente a las urnas, lo que se interpreta como una noticia positiva porque refleja el interés de la sociedad por buscar soluciones a los problemas que nos afectan, un deseo de terminar con la hegemonía de unos partidos inmovilistas y perpetuados, el anhelo de ofrecer una oportunidad a formaciones políticas nuevas o minoritarias destinadas a romper con la monotonía provocada por las grandes fuerzas “de siempre”, y sobre todo que la sociedad catalana es ideológicamente plural.
El ganador, CONVERGÈNCIA I UNIÓ, se siente como tal y no le faltan motivos para ello, pues a pesar de perder 12 diputados con respecto a los comicios del 2010, mantiene el doble de representantes que la segunda fuerza. El presunto caso de corrupción del cual han sido objeto de polémica reciente Artur Mas y la familia Pujol así como los recortes en políticas sociales de estos últimos dos años le han impedido la obtención de la mayoría absoluta y, en consecuencia, la monopolización del voto independentista.
ESQUERRA REPUBLICANA DE CATALUNYA ha pasado a ser la segunda fuerza, aunque con menos votos que los socialistas debido al sistema proporcional. Este partido acapara el voto independentista de aquellos quienes pretenden evitar a toda costa que el sentimiento secesionista se convierta en patrimonio exclusivo de una fuerza política concreta. Posiblemente parte de este espectacular aumento procede de convergentes desengañados que ven en los republicanos una alternativa a favor de la soberanía más social.
La tercera fuerza en escaños ha sido el PARTIT DELS SOCIALISTES DE CATALUNYA, que ha perdido representación aunque no la esperada, y se consuela con ser la segunda fuerza más votada que apuesta por el establecimiento de un modelo federal como término medio a caballo entre el independentismo y el centralismo. Los socialistas deberán de someterse a una profunda remodelación si quieren remontar y obtener los buenos resultados de antaño, con un programa menos ambiguo y políticos más carismáticos capaces de atraer a las masas.
Pasa a ocupar la cuarta posición el PARTIT POPULAR todo y haber mejorado resultados con un diputado más y haber obtenido un aumento de votos, en buena parte gracias al carisma de Alicia Sánchez-Camacho, que ha sido capaz de mantener a los votantes fieles e incorporar a nuevos a pesar de la política impopular de recortes de su homólogo en el Gobierno central. De este modo, continúa siendo la principal fuerza de oposición a los proyectos soberanistas, razón principal de este mantenimiento y mejora en las presentes elecciones catalanas.
INICIATIVA PER CATALUNYA - ELS VERDS ocupa la quinta posición con una leve mejora de resultados de este partido que se ofrece objetivamente como alternativa real a la izquierda. Defensores de un modelo de estado federal, a diferencia de los socialistas, son partidarios de la convocatoria de un referéndum de consulta. Su presencia parlamentaria será decisiva de cara a pactar y obtener acuerdos de tipo social con homólogos de izquierdas frente a las opciones más liberales y conservadoras de convergentes y populares. En definitiva, refuerzan su posición como “cara amable” de la izquierda catalana.
La gran sorpresa de la noche fue para CIUTADANS, que triplica representantes y duplica el número de votos. Este aumento no se ha producido a costa de un trasvase de votos del PP, lo cual supone la existencia de un porcentaje importante y significativo de la sociedad catalana que no está de acuerdo con la independencia de Cataluña y prefiere seguir formando parte de España. Las razones de este notable incremento se deben a esa reacción de quienes discrepan del secesionismo que han decidido no quedarse en casa, votar a partidos pequeños que no acostumbran a sacar representación alguna o bien votar a los populares.
Finalmente, entra en escena un nuevo partido, la CANDIDATURA D’UNITAT POPULAR, con tres escaños, que viene a echar al fracasado Solidaritat per la Independència, el cual, tras la marcha de Joan Laporta inició un lento y progresivo proceso de disolución en manos de unos representantes carentes de carisma. Incluso la controvertida Plataforma per Catalunya (octava fuerza que no ha podido entrar) ha obtenido más votos. La nueva CUP se presenta como una opción fresca presuntamente más social y cercana a la ciudadanía, especialmente dirigida a la juventud, y con ciertos tics de “alternativa”.
Fuera han quedado el resto de formaciones. Un caso significativo es el de Unión, Progreso y Democracia, cuyos votantes han optado por favorecer al partido liderado por Albert Rivera, por lo que formaciones singulares como Plataforma per Catalunya, Solidaritat per la Independència, Escons en Blanc y el Partit Antitaurí han obtenido incluso más votos, por el orden aquí indicado. Un largo camino por recorrer les queda a UPyD si quieren obtener representantes en Cataluña, empezando por suavizar sus lemas más agresivos ofreciendo por un discurso más positivo, constructivo, amable y cercano.
Todos han ganado y nadie ha perdido. Ahora hay que preguntarse forzosamente si el pueblo catalán también ha ganado, porque en caso contrario aumentará el desengaño hacia la clase política. El nuevo gobierno catalán, si es un reflejo real de sus gentes, debería de ser más unitario y de consenso con un gran acuerdo nacional por el establecimiento de un frente común para combatir la crisis económica y recuperar el bienestar de la sociedad catalana. Luchar contra los problemas que acechan no pueden ser soluciones de un solo partido sino de consenso global de todas las fuerzas parlamentarias para que sean aplicables y eficientes. En definitiva, hace falta lo que siempre pronunciaba el presidente Tarradellas, “unidad y un golpe de timón” para tener una voz más fuerte y sólida y autoridad moral en Madrid. Él también nos decía que “dada la situación económica, política y social del país, no se pueden hacer las cosas de manera que la gente pueda creer que no tenemos razón: hacer las cosas con precipitación y a veces desbordando los límites de lo constituido da la impresión de falta de rigor y de seriedad y esto hay que evitarlo”. Un gobierno monocolor supondría excluir a la mayoría de ciudadanos de Cataluña que no se sentirían representados.
Desde ahora Cataluña se encuentra en una situación de (relativo) equilibrio donde las diferentes formas de pensamiento se encuentran representadas. La voz del pueblo catalán no debe quedar en vano. Es necesario para los próximos cuatro años garantizar la estabilidad, evitar aventurarse en proyectos estériles que llevan a la nada y ofrecer una política que transmita ilusión y esperanza en estos tiempos difíciles. En definitiva, ahora hace falta más que nunca, seny català.