El mandato de Ada Colau Ballano en la alcaldía de Barcelona llegó definitivamente a su fin. Tras las elecciones municipales celebradas el pasado 28 de mayo la ciudadanía ha decidido apostar en su mayoría por una nueva opción política. Si bien por votos y regidores fue vencedor Xavier Trias (del PDeCat), los pactos postelectorales han permitido a Jaume Collboni coronarse como nuevo alcalde de la ciudad, lo cual supone para el PSC la recuperación de su antigua hegemonía tras haber gobernado durante 32 años salvo en el paréntesis de los últimos 12 años. Sucedió finalmente lo que algunos vaticinamos desde hacía tiempo, algo bastante previsible, pues no interesa dar paso a un alcalde con perfil independentista. La capital catalana, igual que buena parte de su región metropolitana, continúa siendo un bastión de resistencia frente a la alternativa secesionista.
Tras un mandato sin pena ni gloria de Xavier Trias como alcalde entre 2011 y 2015, los últimos ocho años han dado mucho de qué hablar y no han dejado a nadie indiferente. El ascenso de una plataforma política de izquierdas alternativa (Guanyem Barcelona) liderada por Ada Colau, la cual, aprovechando oportunamente el contexto de inestabilidad social marcado por la crisis económica y financiera, ofreciendo un discurso contra las injusticias y las desigualdades, defendiendo además un modelo más social, acabó por calar en muchos barceloneses desencantados. Por ello, en las elecciones municipales celebradas el 24 de mayo de 2015 ganó por la mínima el nuevo partido Barcelona en Comú. A pesar de algunos intentos de que Trias repitiera como alcalde, el 13 de junio siguiente Colau fue elegida como nueva alcaldesa de la ciudad, convirtiéndose así en la primera mujer alcalde de la historia de Barcelona.
En líneas generales, su gestión se basó en el rechazo a la ejecución de grandes proyectos de ciudad a cambio de acatar numerosas actuaciones localistas o de pequeña escala. La única excepción es la estación ferroviaria de La Sagrera y la urbanización del corredor ferroviario entre el Nus de la Trinitat y el Clot.
El apartado de la vivienda fue uno de sus grandes retos planteados con el propósito de facilitar el acceso al mercado inmobiliario a las personas más desfavorecidas y de menor poder adquisitivo. La construcción de nuevas promociones de vivienda social, adquirir fincas a propietarios privados, obligar a reservar un 30% de las nuevas promociones a vivienda de protección pública, limitar el precio de los alquileres y regular los pisos turísticos fue la estrategia para llevar a cabo su objetivo. Sin embargo, el resultado fue más bien contrario al esperado, pues aparte de no haber cumplido con el número de viviendas sociales previstas, se redujeron las de alquiler que había disponibles, aumentaron las rentas convirtiendo Barcelona en una de las ciudades más caras de España, se produjeron más desahucios y bajaron los visados de pisos de obra nueva.
Otro gran caballo de batalla de Colau y el que probablemente más polémica y controversia generó fue el urbanismo. El principal objetivo de las reformas era reducir al máximo la presencia del coche y, por consiguiente, la contaminación, algo que generó una gran división de opiniones. Sí fueron acertadas las reformas de arterias como la avenida Meridiana, la Via Laietana, la Rambla (cuyas obras se iniciaron con un gran retraso) y la calle Gran de Sant Andreu. En cambio, el proyecto de peatonalización parcial de la ronda de Sant Antoni es un error si tenemos en cuenta que se pactó una solución intermedia que optaba por reabrir todo el paseo al tráfico a cambio de reducir carriles de circulación e implantar un carril bici. En lo referente a las no menos polémicas "superilles" del Eixample, probablemente hubiese sido más eficaz la pacificación del tráfico en algunas calles siguiendo el modelo aplicado inicialmente en las calles de Enric Granados y Comte Borrell (aparcamiento+carril bici+carril de circulación) así como la recuperación de los interiores de las manzanas para crear jardines públicos. Si bien las peatonalizaciones han dado lugar a espacios estéticamente agraciados y agradables, la eliminación del coche ha tenido como contraprestación el aumento de los alquileres de las viviendas y de los locales comerciales, la desaparición de algunos negocios y el aumento del tráfico automovilístico en las calles adyacentes. En definitiva no se trataba de demonizar al coche sino de fomentar un uso más racional y coherente combinado con un refuerzo eficiente del transporte público.
En lo relativo al transporte sí que se percibió una gestión más acertada. El tranvía de la Diagonal prevé conectar las redes del Trambaix y del Trambesòs a través de dicha arteria. Una vez esté completamente operativo se observará como un sistema rápido, cómodo, eficaz, ecológico y de gran capacidad que permitirá cruzar la ciudad de un extremo al otro, a la vez que contribuirá a articular la red de transporte público en general rompiendo la estructura radial. Probablemente los tópicos anti-tranvía caerán por sí solos con el paso del tiempo. Entre los años 2016 al 2021 entraron en servicio la L9Sud y la L10Sud y la estación de Ernest Lluch de la L5. Desde entonces el suburbano llega a la Zona Franca, al Prat de Llobregat y al aeropuerto. A todo ello se terminó de implantar la nueva red ortogonal de autobuses, prosiguió la modernización de la flota de autobuses y de trenes del metro y se evitó la subida abusiva del precio de las tarifas de transporte. Queda sin embargo pendiente un mayor refuerzo de la red de autobuses, especialmente los domingos y festivos y durante los meses de verano, lo cual ayudaría a reducir el uso del coche. Y a pesar de las críticas recibidas, fue muy positivo el incremento de carriles bici, pues el uso de la bicicleta, los patinetes y otros sistemas similares ha aumentado notablemente en los últimos años, lo cual motiva forzosamente a imponer una infraestructura para esta clase de vehículos. El problema no radica tanto en los carriles bici sino en el incivismo de algunos usuarios.
Un aspecto bastante negativo de su gestión municipal fue que, a pesar de las reformas ejecutadas que tanto iban a mejorar la calidad de vida de la ciudadanía, Barcelona se siguió percibiendo como una ciudad degradada: la suciedad, el vandalismo, el aumento del incivismo, la multiplicación de la pobreza, los narcopisos, el turismo de borrachera y de baja calidad, el fenómeno de las okupaciones y la sensación de inseguridad debida a robos, acosos sexuales y episodios de violencia fueron una constante durante el mandato de Colau.
Paralelamente, su negativa a proyectos como la candidatura a los Juegos Olímpicos de Invierno, el museo del Hermitage, la sede de la Agencia Europea del Medicamento, la ampliación del puerto, la extensión del parque empresarial en el Distrito 22@ de Poblenou y la ampliación del aeropuerto, sumado a la moratoria hotelera, a la persecución de pisos turísticos y a posturas contrarias al fomento del turismo tuvieron como resultado que la alcaldesa se ganara el apelativo de provinciana y turismofóbica. Sus posturas bastante ambiguas con respecto al Mobile World Congress, al Salón del Automóvil, a la celebración de eventos internacionales en general, al sector de la restauración, al sector del comercio y al sector empresarial fueron motivo de discusiones, siendo a menudo acusada de querer frenar y desacelerar el crecimiento económico de la ciudad.
Durante sus ocho años de mandato protagonizó numerosas polémicas, como favorecer a entidades afines a sus ideas, sus desplantes al Rey, su rechazo a las fuerzas armadas en el Saló de l'Ensenyament, su laicismo con toques cristianófobos e islamofílicos, la apertura del Centro de Nuevas Masculinidades, cambios de nomenclatura de determinadas calles de la ciudad, los Belenes vanguardistas de la plaza de Sant Jaume y su postura favorable a romper el hermanamiento entre Barcelona y Tel Aviv (Israel), entre otras cosas.
En definitiva, ocho años de mandato municipal lleno de luces y sombras en desigual proporción que intentaron cambiar el modelo territorial vigente y transformar la ciudad hacia nuevos rumbos. Tras finalizar, en lo bueno y en lo malo habido en su legado, dejará inevitablemente escrita una nueva página en los libros de historia de Barcelona.
Fotos: Efe, Europa Press, Francesc Melcion, Gianluca Battista, Vilaweb.
Un resum molt acurat i necessari, es cau molt en el blanc o negre, en general.
ResponderEliminarHa desgraciat la ciutat fins a extrems insospitats amb els calers de tots. Fa prop de dos anys que no baixo al centre perquè BARcelona em fa pena, i amb l'edat que tinc dubto que torni a baixar mai mes.
ResponderEliminar