viernes, 7 de octubre de 2022

El transporte público colectivo de Barcelona durante los Juegos Paralímpicos de 1992


A modo de continuación del artículo relativo al papel que el transporte público colectivo desarrolló durante los Juegos Olímpicos de 1992 en Barcelona, esta vez merece una especial atención centrarse en los Juegos Paralímpicos, un certamen que marcó un antes y un después que abrió a la modernidad de la red, en cierto modo al siglo XXI.
En líneas generales el acontecimiento fue el punto de partida de un largo proceso de supresión de las barreras tanto en los sistemas de transporte como en sus instalaciones. Desde aquél momento, se iniciaría una progresiva accesibilidad universal, es decir, integrando como usuarios regulares a las personas de movilidad reducida o con diferentes tipos de diversidad funcional. En este sentido, la capita catalana pasó a ser un referente nacional e internacional que inspiró a numerosas ciudades tanto europeas como norteamericanas, las cuales introdujeron cambios en la movilidad de sus transportes públicos pensando en las personas con discapacidad e integrándolas.


Para ello deberíamos remontarnos al 18 de abril de 1989, fecha en la que el Instituto Guttman organizó unas Jornadas Técnicas destinadas a sensibilizar a la opinión pública con respecto al colectivo de discapacitados físicos. Entre otras cosas se hizo referencia a la necesidad de mejorar la accesibilidad en el transporte público. La entonces teniente de alcalde y regidora de Bienestar Social del Ayuntamiento de Barcelona, Eulàlia Vintró, habló sobre la necesidad de modificar algunas condiciones entonces vigentes, tomando como referencia un estudio elaborado por el Patrimonio Municipal de Disminuidos, en colaboración con la ONCE, en el cual se tomaron en consideración distintos modelos ejecutados en diferentes ciudades del mundo en materia de accesibilidad. Para Barcelona se previó una inversión de entre 5.000 y 6.000 millones de pesetas (equivalente a unos 30 millones de euros) para mejorar la accesibilidad de alrededor de unas 400.000 personas con algún tipo de discapacidad o limitación temporal o permanente a la red de transporte público colectivo. Poco después se aprobó el Plan de Movilidad Olímpica que favorecía el transporte público mediante medidas coyunturales y estructurales y se disuadía el coche particular o transporte privado.


El 10 de diciembre de 1991 Transports Ciutat Comtal (TCC) inauguró el nuevo servicio de Aerobús entre la plaza de Catalunya y las terminales del aeropuerto del Prat de Llobregat, el primero de toda España en dotar de autobuses de la firma alemana Neoplan 4014 NF de piso bajo accesibles a personas de movilidad reducida. La citada empresa concesionaria adquirió al año siguiente los servicios especiales discrecionales de microbuses para personas discapacitadas físicas y psíquicas que desde 1978 operaba Transports Metropolitans de Barcelona (TMB).
Los IX Juegos Paralímpicos se celebraron entre el 3 y el 14 de septiembre de 1992. Ante la imposibilidad de adaptar la red de metro y ferrocarril por una cuestión presupuestaria y de calendario, el autobús desarrolló un papel muy destacado que ayudó a compensar posibles carencias. Se contó con la colaboración de la Entitat Metropolitana del Transport (EMT) y el Institut Municipal de Disminuïts. Con el objetivo de cubrir las necesidades de deportistas y usuarios fueron necesarios un total de 39 microbuses adaptados, 7 autobuses estándar adaptados, 87 autobuses de piso bajo, 16 autocares adaptados, 7 autocares convencionales, 3 vehículos jardineras del aeropuerto del Prat y 4 furgonetas.


Para los servicios urbanos TMB adquirió de Alemania 20 unidades estándar MAN NL-202, de piso bajo y accesibles a personas de movilidad reducida. Era la primera vez que se dotaba de vehículos de estas características. Formaron la nueva serie 8000, del 8000 al 8019, entrando en servicio entre el 9 y el 17 de junio de 1992. Fueron presentados oficialmente el día 1 del citado mes. Tuvieron un coste de 500 millones de pesetas, un presupuesto en el cual participó el Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO), un organismo que tuvo un papel decisivo y destacado en la elaboración de programas de accesibilidad en el transporte por autobús de muchas ciudades españolas, definiendo las condiciones de accesibilidad de los vehículos y financiando hasta un 75% de los costes.
Estos autobuses circularon habitualmente en las líneas 33 (Pg.M.Girona-Verneda), 47 (Pl.Catalunya-Canyelles) y 544 (Est.Sants-Badalona), si bien durante los días que duró el acontecimiento fueron requeridos para los servicios especiales donde se desarrollaron las competiciones deportivas: "Pl.Espanya-Anella Olímpica", "Pl.Llucmajor-Pl.Espanya", "Rda.St.Pere-Anella Olímpica" y "Metro Alfons X-Vall d'Hebron". Además, TMB alquiló a Mercedes-Benz un total de diez unidades del modelo O-405N importados de Alemania, también de piso bajo y accesibles a personas de movilidad reducida. Fueron numerados del 20 al 29. Tras finalizar los Juegos Paralímpicos se pensó en adquirirlos pero finalmente esta opción se descartó. No sería hasta 1995 que llegarían nuevas unidades, todas de las mismas características, de modo que, progresivamente, el piso alto con escalones pasaría a la historia.


Paralelamente se establecieron dos líneas urbanas especiales de circunvalación a cargo de TCC, dotadas de microbuses con plataforma elevadora accesibles para personas de movilidad reducida severa, funcionado de 8:30h a 23:00h.
En el ámbito territorial de la EMT la empresa Tubsal (actual Tusgsal) puso en servicio el 13 de julio de aquél año un total de 10 vehículos de la firma Neoplan N 4014 destinados a prestar servicio en el Barcelonès Nord y la red nocturna Nitbus, siendo habituales en las líneas B25 (Badalona Pomar-Rda.St.Pere), B28 (Badalona Prim-Torras i Bages) y N1 (Zona Franca-Via Júlia). Paralelamente, la empresa Oliveras (ya desaparecida) adquirió un único vehículo, un Neoplan N 4016 para sus líneas del Baix Llobregat, siendo habitual en la línea L46 (Cornellà-Sant Joan Despí). Durante el certamen todos estos vehículos fueron cedidos para las lanzaderas especiales. También se cedieron temporalmente para idéntico propósito los autobuses del Aerobús, cuyo servicio se cubrió provisionalmente con autocares convencionales de la empresa Sarbus (actualmente del grupo Moventis).
Paralelamente, diversas empresas de autobuses y autocares de toda España cedieron parte de su flota para el transporte de atletas paralímpicos, a miembros de la familia olímpica y a público asistente con discapacidades. Los voluntarios paralímpicos desempeñaron un importante papel en trasladar y acompañar a estos colectivos.


La red de metro no fue posible adaptarla a personas de movilidad reducida por falta de tiempo y debido a la complejidad de las obras de reforma de vestíbulos y andenes. Únicamente la estación "Fondo" de la L1, inaugurada el 18 de febrero de 1992, disponía de ascensores calle-vestíbulo y vestíbulo-andenes, siendo la primera de toda la red barcelonesa de estas características. Sólo fue posible realizar acciones de mejora de accesibilidad en las estaciones de "Espanya" (L1 y L3),  "Arc de Triomf" (L1), "Vall d'Hebron" (L3) y "Montbau" (L3), básicamente en vestíbulos y pasillos. La oferta se aumentó un 10%.
El funicular de Montjuïc desarrolló un importante papel ya que se trataba del primer servicio de transporte ferroviario completamente adaptado a personas de movilidad reducida. Su accesibilidad fue un patrón de referencia que en el futuro se implantaría a toda la red de metro. Una vez más, fue el principal sistema de transporte para acceder a la Anella Olímpica de Montjuïc. Funcionó de 8:00h a 23:00h los días 7 y 10 de septiembre y de 8:00h a 24:00h el resto de días que duró el certamen.


Tras la clausura de los Juegos Paralímpicos se desarrollaron planes de accesibilidad universal que tuvieron como consecuencia la integración definitiva de las personas con movilidad reducida a los sistemas de transporte público colectivo (autobús, metro, tranvía, tren, funicular y teleférico) e incluso no colectivo (taxi). Desde 1995 hasta la actualidad se han incorporado vehículos adaptados y se han adecuado las instalaciones (paradas y estaciones), un proceso iniciado hace 30 años y que estando a punto de completarse ya pueden disfrutar la gran mayoría de usuarios.

Fotos: Arxiu Barcelona Olímpica, Arxiu La Vanguardia, Arxiu TMB, Joan A. Solsona (colección Miquel Segura), Pere Paris.

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