No sabemos por qué pero muchos de nosotros sufrimos por el fútbol. Si lo analizamos racionalmente eso es algo que carece completamente de sentido. Sin embargo, en la mayoría de veces no lo podemos evitar: reímos, lloramos, saltamos de euforia o bien nos hundimos en la tristeza. Y todo por un deporte llamado fútbol, que consiste en un grupo de jugadores cuyo objetivo es pasarse hábilmente un balón y meterlo dentro de la portería contraria.
El drama más reciente para quienes somos “culés” es la pérdida de dos títulos importantes en una sola semana. Es doloroso pero en realidad no pasa nada. Hay que ser realista y valorar globalmente la temporada, asumiendo que en partidos clave los rivales han sido excepcionalmente superiores, porque igualmente el F.C. Barcelona sigue siendo el mejor equipo del mundo. El resultado de dicha temporada 2011-2012 ha sido la Copa Intercontinental que otorgó al Barça la categoría de campeones del mundo, el Trofeu Joan Gamper, la Supercopa de España, la Supercopa de Europa, y todavía existe la posibilidad de ganar la Copa del Rey. Entre cuatro y cinco títulos. ¿Un fracaso? Y de postre, Leo Messi ha vuelto a recibir el Balón de Oro como mejor jugador del mundo. ¿Estrujamos y echamos al “Pep Team” a la papelera por un año “fallido” como si haber conseguido 13 de los 16 títulos posibles en los últimos cuatro años no tuviese mérito alguno?
La Liga y la Champions se han escapado. La razón es muy sencilla: los jugadores son humanos y, por consiguiente, no infalibles, por lo que pueden fallar, perder partidos y no ganar consecutivamente todos los años el triplete o los seis títulos al ser personas vulnerables de carne y hueso y no unas máquinas de matar. Aunque esta temporada ha sido más floja con respecto a las anteriores, igualmente el equipo ha desempeñado un excelente papel y ha hecho buen fútbol, ofreciendo al público ese espectáculo que se merece y con el cual nos hemos deleitado.
Los errores son un aprendizaje para no volver a cometerlos en la próxima temporada, no un final de ciclo. El deporte es una didáctica continua desde que empiezas hasta que te retiras, porque en cada torneo se descubre algo nuevo que obliga a rectificar y a crear nuevas técnicas alternativas en función de cada situación. Y eso es algo bonito que enriquece a los deportistas y que conlleva a una ascensión hacia un nivel de experiencia superior.
Si se quiere ser campeón y ganar, también hay que perder, porque alcanzar una cosa no es posible sin haber pasado inexorablemente por la otra. Este año el triplete no ha sido posible. Tal vez lo sea la próxima temporada y enseguida nos olvidaremos del presente curso. El Barça sigue siendo un gran equipo con cuerda para mucho tiempo. Basta ver la calidad de la cantera de futuras promesas, los jugadores actuales y la filosofía que ha impregnado Pep Guardiola. Gane o pierda, continuará dando alegrías a la afición. Mientras tanto, no suframos por el fútbol porque solo es deporte. Conseguir títulos no contribuirá a arreglar este país o a resolver los problemas individuales de cada uno de nosotros. El mundo ni se renovará ni se terminará. Pase lo que pase seguiremos hacia adelante, como siempre, en lo bueno y en lo malo. Sufrimos por el fútbol porque queremos, por el valor y el sentido que nosotros le otorgamos más allá del deporte, lo que no significa que sea real. Siempre he creído que lo peor que le puede pasar al deporte es cuando deja de ser precisamente esto, un deporte, se politiza y se convierte en un icono identitario en lucha a muerte contra otras identidades consideradas enemigas. Como consecuencia, a menudo una victoria o una derrota del equipo se convierten en algo personal y en determinante del bienestar o malestar del individuo o de una comunidad. Seamos racionales y nos daremos cuenta del absurdo. Nadie merece sufrir o morir por once jugadores y unos colores. Cuanto más nos alejemos del tema identitario y más nos acerquemos a la esencia real del deporte, más y mejor disfrutaremos del fútbol y más fuerte será la afición.
El martes fue muy duro y terrible para los barcelonistas. Ayer para los madridistas. Pero la derrota de ayer nos consoló un poco, jajajaj. Es broma, es broma, que la verdad es que nos pusimos muy tristes y también lo sentimos mucho, pero mucho, ¿no?
ResponderEliminar