El fútbol, deporte nacional por excelencia en nuestro país, es motivo de polémica por la guerra de las banderas y los estúpidos tópicos políticos que se suelen atribuir al aficionado que confiesa ser seguidor de un club determinado.
¿Cuántas veces no habremos oído decir que ser del Barça equivale a ser catalanista y separatista, que ser del Madrid equivale a ser españolista y un fascista, y que el Espanyol es el club catalán de los charnegos y de los residentes en Cataluña que no se sienten catalanes? ¿O la afirmación de que todos los que no son del Barça no son catalanes? También habremos oído algunas veces comentarios sobre por qué en el Camp Nou no hay colgadas banderas españolas. ¿Y qué me decís de los cánticos que se hacen en los estadios? ¿Y de las peleas (algunas mortales) entre hinchas de un club y del otro? ¿Es el fútbol un reflejo de los sentimientos reales de unas personas hacia otras? ¿Quienes fomentan la politización del deporte? ¿Es el clásico Barça-Real Madrid un Catalunya-España? Y eso no solo pasa aquí, sino también en los otros países y con otros deportes.
Resulta muy difícil ser aficionado de un club sin que te cuelguen etiquetas. Parece que si sientes los colores de un equipo es porque en el fondo sientes las ideas de un determinado partido político. Sin embargo, las veces que he ido al Camp Nou veo gente de todas las lenguas, de todas las procedencias, de todas las creencias y de todas las ideas, sin pelearse, unidas por un sentimiento común que son los colores del Barça. En Canaletas, veo incluso a la inmigración, a gente de diferentes razas celebrando los títulos ganados. Eso es algo bonito porque por unas horas todo el mundo aparca sus diferencias. Ojala más allá del fútbol esa magia perdurara y las diferencias entre personas no continuaran siendo objeto de conflictos. Siempre he dicho que si alguna vez existe un partido político capaz de conciliar a todo el mundo como ha sido capaz un club como el Barça, no dudaré en votarlo.
Por ello, es mejor que los presidentes de cada club deportivo, si quieren expresar sus ideas políticas, que lo hagan porque están en su derecho, pero que no metan ni asocien al club que presiden porque ello supondría destruir a la inmensa heterogeneidad humana que lo hacen a nivel mundial una gran institución. Es el “Barça més que un club”, que jamás debe morir.
Y si a mí me preguntan por qué no llevo una bandera española al Camp Nou, la respuesta es muy simple: no la llevo del mismo modo que tampoco llevo la catalana, porque voy a ver fútbol, a ver deporte, a divertirme y a deleitarme con un espectáculo, y no a hacer política identitaria ni a mostrar de qué partido soy.
En el fútbol: deporte sí, banderas no, y política menos todavía.
¿Cuántas veces no habremos oído decir que ser del Barça equivale a ser catalanista y separatista, que ser del Madrid equivale a ser españolista y un fascista, y que el Espanyol es el club catalán de los charnegos y de los residentes en Cataluña que no se sienten catalanes? ¿O la afirmación de que todos los que no son del Barça no son catalanes? También habremos oído algunas veces comentarios sobre por qué en el Camp Nou no hay colgadas banderas españolas. ¿Y qué me decís de los cánticos que se hacen en los estadios? ¿Y de las peleas (algunas mortales) entre hinchas de un club y del otro? ¿Es el fútbol un reflejo de los sentimientos reales de unas personas hacia otras? ¿Quienes fomentan la politización del deporte? ¿Es el clásico Barça-Real Madrid un Catalunya-España? Y eso no solo pasa aquí, sino también en los otros países y con otros deportes.
Resulta muy difícil ser aficionado de un club sin que te cuelguen etiquetas. Parece que si sientes los colores de un equipo es porque en el fondo sientes las ideas de un determinado partido político. Sin embargo, las veces que he ido al Camp Nou veo gente de todas las lenguas, de todas las procedencias, de todas las creencias y de todas las ideas, sin pelearse, unidas por un sentimiento común que son los colores del Barça. En Canaletas, veo incluso a la inmigración, a gente de diferentes razas celebrando los títulos ganados. Eso es algo bonito porque por unas horas todo el mundo aparca sus diferencias. Ojala más allá del fútbol esa magia perdurara y las diferencias entre personas no continuaran siendo objeto de conflictos. Siempre he dicho que si alguna vez existe un partido político capaz de conciliar a todo el mundo como ha sido capaz un club como el Barça, no dudaré en votarlo.
Por ello, es mejor que los presidentes de cada club deportivo, si quieren expresar sus ideas políticas, que lo hagan porque están en su derecho, pero que no metan ni asocien al club que presiden porque ello supondría destruir a la inmensa heterogeneidad humana que lo hacen a nivel mundial una gran institución. Es el “Barça més que un club”, que jamás debe morir.
Y si a mí me preguntan por qué no llevo una bandera española al Camp Nou, la respuesta es muy simple: no la llevo del mismo modo que tampoco llevo la catalana, porque voy a ver fútbol, a ver deporte, a divertirme y a deleitarme con un espectáculo, y no a hacer política identitaria ni a mostrar de qué partido soy.
En el fútbol: deporte sí, banderas no, y política menos todavía.
PORQUÉ CUANDO JUEGA EL "BARÇA" FUERA DE ESPAÑA LLEVA EN LA CAMISETA LA BANDERA DE CATALUÑA???
ResponderEliminarELLOS MISMOS CREAN SEPARATISMOS...
UNA VERGUENZA.
L'esport i la política sempre han esdevingut parella. Segurament per que son les dues activitats socials humanes més comuns.
ResponderEliminarAra els atletes corren la Maraton en record d'una batalla per mantenir la llibertat de les ciutat greges davant de l'imperi Persa. Un fet profundament polític.
Tots els regims polítics han fet servir i fan servir l'esport com a eina de propaganda o reconeixement, TOTS.
L'Estat espanyol te el programa ADO que amb finançament public i privat prova de que en les olimpiades el màxim de vegades la bandera espanyola s'aixequi als podiums olimpics.
Pretendre que al futbol no hi hagi ni banderes ni política es poc sostenible.
D'entrada, els equips juguen uns contra d'altres aixecant els seus escuts i banderes com a referent identitari polític o no-. És trobaria més segur una persona al camp del barça amb la bandera del Reial Madrid que amb l'espanyola? No ho crec. El problema no seria la bandera si no l'intolerancia.
Per altra banda, no es pot separar esport de política, com no es pot separar educació de política, ni religió i política, per que tenir opinió es tenir opinió política. Per tant caldria que l'afició, al camp o a casa, deixes de fer servir el seu cervell en veure el futbol. Força inviable.
Jo soc més partidari de la tolerancia. Es a dir, de que tothom que vulgui tingui idees polítiques i respecti els dels demés.
Per altra banda, el Barça no hauria de esdevenir "mes que un club" en l'ambit nacional-esportiu, si la selecció catalana de futbol no tingues vetada da competició oficial. No oblidem que demanar el seu reconeixent es un acte polític, però denegar-ho també. Un altre cop, es faci el que es faci, es pensi el que es pensi, es fa política en l'esport.
Feliç 2010