miércoles, 21 de enero de 2009

¿Me deja sentar, por favor?


Desde hace ya unos cuantos años en general, pero todos los días en particular, cuando tomo el autobús para ir a trabajar me encuentro siempre con las mismas y lamentables escenas cotidianas por parte de los pasajeros. Se trata de un problema de incivismo que parece invisible pero existe, y mucha gente no se da cuenta de ello. La acción consiste en tener la mala costumbre de sentarse a propósito en el asiento pasillo y dejar la cartera en el asiento ventana, especialmente en las horas punta cuando los autobuses van repletos de personas, para no dejar sentar a nadie, o bien disuadir el pasaje. Las excusas son muy variadas, desde que "me bajo enseguida", hasta que "soy mayor y me cuesta moverme" pasando por el "sentado aquí no me pasa tanto el aire", y muchas otras más. Sírvanse ustedes mismos para completar el juego. Y eso no solamente en autobuses urbanos. Lo mismo sucede en autocares de línea. Hace poco, volviendo con la Alsina Graells de Tàrrega a Barcelona, más de lo mismo. El interior medio repleto y abundancia de pasajeros en la butaca pasillo y la maleta o mochila en la butaca ventana. Y muchos con cara de decir "a mi no me molestes que tengo sueño, y si quieres sentarte sigue buscando y espabílate".
Naturalmente, yo no voy a negar que una persona tenga todo el derecho legal y democrático de sentarse allá donde más le plazca, pues no existe ninguna norma o ley que obligue a la fuerza a tomar preferentemente el asiento ventana cuando ambos estén libres. Así que, por supuesto, ello no va dirigido a todo el mundo que opta por el asiento pasillo, en absoluto. No es mi intención criminalizar o generalizar. De todos modos, por la actitud, y en eso soy muy intuitivo, se nota quien lo hace de buena fe e inconscientemente y quien lo hace con la mala baba de no dejar sentar como la gente tuviese la peste. Obviamente, cuando se les pide si te dejan sentar, lo hacen, ya que en caso contrario se les vería el plumero. Sin embargo, aunque no lo prohiban porque no pueden, existe la intención de disuadir lo máximo posible al pasaje que sube en el autobús, pues un viajero, inconscientemente, tomará antes un asiento libre del pasillo que uno libre de la ventana si el opuesto está ocupado. Es decir, antes de proceder a las molestias de ir y decir "por favor, ¿me deja pasar?", tomarán cualquier otro asiento libre y punto. Y más disuasorio resulta cuando la persona que toma el asiento pasillo pone la bolsa o la cartera en el asiento ventana, como si se tratara de un maletero.
De acuerdo. No es obligatorio pero es recomendable tomar primero el asiento ventana especialmente en las horas punta o cuando se prevé una gran afluencia de viajeros, del mismo modo que es preferible ceder el asiento a personas que merecen una especial atención (embarazadas, lesionados, ancianos, etc). ¿Tan difícil resulta pensar un poquito en los demás y en las circunstancias que se avecinan? El transporte público es de todos y para todos, y quien quiera un asiento exclusivo, por favor, que vaya al Camp Nou o al Lluís Companys y se abone uno.

1 comentario:

  1. Antonio Machado dijo que "de cada diez cabezas, nueve embisten y una piensa".

    No puedo añadir nada más al respecto.

    Espero volverte a ver pronto, Ricard. Cuídate mucho.

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