lunes, 23 de junio de 2025

Centenario del metro de Barcelona (1924-2024): la Guerra Civil (1936-1939)


La madrugada del 19 de julio de 1936 hubo un levantamiento militar contra el régimen republicano. En Barcelona estuvo encabezado por el general Goded, si bien fue sofocado por las fuerzas del orden público de la Generalitat, activistas obreros, los guardias de asalto, los Mossos d'Esquadra y la Guardia Civil. Desde entonces se desató un gran movimiento revolucionario. Los cuarteles militares fueron saqueados para tomar las armas y la clase obrera afiliada a los sindicatos puso en marcha un proceso de colectivización de las empresas bajo control obrero y destituyendo a los antiguos encargados. Así, cinco días después del inicio de la Guerra Civil la Generalitat de Catalunya decretó la intervención tanto del Gran Metro como del Transversal a fin de asegurar su servicio. Todos los cargos directivos, especialmente aquellos trabajadores que no simpatizaban con los sindicatos, dentro de un proceso de depuración fueron despedidos, contabilizándose alrededor de sesenta personas en cada compañía, así como numerosas rebajas de categoría y salario. Por el contrario, quienes se quedaron tuvieron que jurar lealtad incondicional a la dirección de las nuevas colectividades. La mayoría de empresas de transporte estaban sindicadas en la CNT, que pertenecía al Sindicato Único Rama Transporte (SURT) y tenía cerca de 20.000 afiliados. 


El Comité Obrero de Control de CNT era el encargado de asegurar la colectivización obligatoria de las empresas de más de 100 trabajadores bajo control sindical. Durante el proceso colectivizador las empresas de transporte adoptaron distintas denominaciones. Así, por ejemplo, si los trabajadores no estaban todos afiliados a la CNT, la empresa incluiría la denominación de Empresa Colectivizada, mientras que si estaban todos afiliados se denominaría Colectividad Obrera CNT-AIT o Sociedad Obrera CNT-AIT, siendo entonces conocidas como empresas sindicalizadas.
En ese contexto se intentó mantener los servicios de transporte de forma ordenada y efectiva, mejorando la frecuencia de paso, bajando las tarifas (incluso se planteó la creación de un billete único para todos los sistemas de transporte) e incorporando nuevo personal, especialmente mujeres, las cuales, además de las labores de inspectoras, taquilleras y revisoras, empezaron a ocupar por primera vez cargos hasta entonces reservados exclusivamente a los hombres como contables, motoristas y mecánicas, previa formación. La presencia por primera vez de mujeres motoristas conduciendo los trenes, mecánicas y empleadas desarrollando varios cargos administrativos, es decir, desempeñando tareas que hasta entonces estaban reservadas a los hombres, significó romper con la tradicional subordinación de la mujer y las reivindicaba como portadoras del derecho a la igualdad de condición.


El 23 de septiembre de 1936, el Comité Obrero de Control del metro Transversal ordenó el embargo de la casa de veraneo que el ex gerente tenía en el municipio de L’Ametlla del Vallès con el objetivo de destinarla a casa de acogida infantil. Después de unas obras para la adaptación del espacio al nuevo uso se acogieron a 25 niños refugiados. La financiación para mantener a las personas que se alojaban fue mediante autogestión a partir del destino de una parte de la recaudación de los billetes vendidos para así garantizar techo y alimentos entre otras provisiones.
La autogestión obrera llegó a aplicar unas medidas laborales encaminadas al comunismo libertario como la reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales, el aumento de los salarios más bajos y congelación de los más elevados, la rebaja de la edad de jubilación a los 60 años, el establecimiento de prestaciones sanitarias y mutualistas así como la instalación de duchas y lavabos en los talleres. Las condiciones laborales experimentaron una mejora reflejada con la puesta en vigor de la aplicación de las previsiones para casos de discapacidad y de jubilación. Dentro de las posibilidades económicas se produjo un aumento de los salarios. La primera acción fue la creación de un servicio de vigilancia en las cocheras y en las subestaciones eléctricas para evitar sabotajes o problemas. Desde el 12 de noviembre de 1936 se montó un sistema de vigilancia nocturna en las estaciones, las cuales se habían convertido en refugios antiaéreos improvisados, mientras que los túneles se utilizaban como depósitos de material bélico.


Tanto el Gran Metro como el Transversal fueron colectivizados por el SURT. Una vez normalizada la situación y vencida la resistencia militar, los trabajadores de ambas sociedades decidieron reanudar la explotación a través de un Comité Obrero. Los talleres de ambas Compañías, además de emplearse para la reparación de los trenes, empezaron a convertirse en lugares de fabricación de material bélico (armas y municiones).
En el Gran Metro apenas se introdujeron mejoras en el servicio, ni siquiera cambios, salvo la conversión de las estaciones a refugios a partir del 17 de febrero de 1937 y el traslado de las oficinas a las cocheras de Lesseps. En el Transversal se convocó una asamblea de todo el personal para discutir el restablecimiento de la circulación, lográndose cuatro días después del levantamiento. En la estación "España" la tercera vía fue utilizada como cochera e incluso se llegó a instalar un foso para la revisión de los trenes. Más adelante se empleó como muelle de descarga de provisiones militares, algo que fue posible hacer pasar gracias a que la línea era de ancho ibérico como los ferrocarriles de MZA y Norte. Desde allí iban a la línea de Ferrocarriles Catalanes. A partir de 1937 el servicio se suspendió muchas veces a causa de los bombardeos de la aviación. Durante los últimos meses de la guerra, el servicio se fue progresivamente degradando hasta su interrupción definitiva.


Fotos: Arxiu Fundació TMB, Arxiu Nacional de Catalunya, Aureo & Calicó, La Vanguardia, Pérez de Rozas.

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