domingo, 4 de agosto de 2013

La estación de metro BORDETA (1926-1983)


La estación Bordeta fue una de las más antiguas de la red de metro de Barcelona y de las poquísimas que se construyeron a cielo abierto. Se ubicaba justo en la frontera de los términos municipales de Barcelona y de L'Hospitalet de Llobregat, a corta distancia de las estaciones vecinas Mercat Nou y Santa Eulàlia, ambas más importantes en cuanto a tráfico de pasajeros se refiere, por lo que su vida activa fue más bien discreta y carente de acontecimientos de gran relevancia.
El origen de esta estación tiene que ver con el establecimiento en Barcelona de la segunda línea de metro. En 1912 el ingeniero Fernando Reyes Garrido diseñó una línea de metro de ancho ibérico con el propósito de conectar con la red ferroviaria de las compañías MZA y Norte, combinando de este modo pasajeros y mercancías. El 17 de diciembre de 1920 se creó la sociedad explotadora del nuevo servicio, llamada Ferrocaril Metropolitano de Barcelona, popularmente conocida como el "Transversal" no precisamente porque atravesara la ciudad de punta a punta sino porque el acrónimo con el que se solicitó la concesión decía Ferrocarril subterráneo de tracción eléctrica y transversal entre las líneas de Barcelona a Tarragona y Barcelona a Francia. El 8 de junio de 1922, el rey Alfonso XIII presidió en la plaza de España el inicio de las obras de construcción, trabajos que se prolongaron durante cuatro años debido a su envergadura.


Finalmente, el 10 de junio de 1926 se inauguró el primer tramo del metro Transversal con nueve estaciones: Cataluña, Universiad, Urgel, Rocafort, España, Hostafranchs, Sans, Mercado Nuevo y Bordeta.
La estación Bordeta tenía un diseño bastante sencillo y funcional. Estaba al aire libre y constaba de un andén de 90 metros de longitud, parcialmente cubierto mediante una estructura plancha metálica ondulada. También disponía de de un pequeño edificio donde había el jefe de estación. El acceso desde la calle se efectuaba por una única entrada situada en la calle de la Riera Blanca en el lado mar, frontera entre los términos municipales de Barcelona y L'Hospitalet de Llobregat. Dicha entrada se efectuaba mediante unas escaleras que conducían al andén, donde previamente había la taquilla para sacar el billete. La vía férrea más allá de la estación se bifurcaba en el lado montaña formando un desvío de enlace al ferrocarril de la compañía del Norte, y en el lado mar enlazando a una playa de seis vías que conducían a la nueva cochera para el estacionamiento y reparación del material móvil, donde también se hallaba el edificio de oficinas de cuatro plantas.


Debido precisamente a su posición estratégica y a su proximidad al conjunto industrial de Can Batlló, la estación tuvo un aceptable número diario de pasajeros que se acentuó a partir de 1928 gracias a que la Compañía asumió la explotación del servicio tras dos años bajo arrendamiento de Tranvías de Barcelona, lo que supuso una reducción de las tarifas y, en consecuencia, un incremento de usuarios. Igualmente, la proliferación de numerosos talleres, comercios y nuevas viviendas como consecuencia de la industrialización del barrio, conllevó a la aparición de una nueva demanda potencial de clase obrera que se desplazaría regularmente por razones de trabajo. Destacaban como centros importantes la peletería Gatius, la Cooperativa Vidriera y los talleres de la Hispano-Suiza. Mientras el metro no llegaba a L'Hospitalet de Llobregat, la estación Bordeta fue el punto de desplazamiento habitual de una parte de la población de esta ciudad vecina, siendo alrededor de unos 14000 habitantes la zona de interés a servir. Ello motivó a su alcalde Tomás Giménez a aprobar en un Pleno municipal celebrado el 4 de marzo de 1925 la prolongación del metro Transversal.


El proyecto no se hizo realidad hasta el 1 de julio de 1932, fecha en la que se inauguró la nueva estación Santa Eulalia, lo que supuso un cierto descenso de pasajeros en la estación Bordeta, la cual, al dejar de ser terminal de línea, se reformó con la construcción de otro andén lateral con cubierta de plancha metálica ondulada, un paso subterráneo que daba a un minúsculo vestíbulo con cinco taquillas para la adquisición de los billetes, y una segunda vía central.


Al estallar la Guerra Civil, bajo el edificio de oficinas de la Bordeta se construyó en 1936 un gran refugio antiaéreo que todavía hoy día se conserva. Durante los duros años de posguerra, la apertura en 1949 de la nueva parroquia de Sant Medir supuso la reactivación del barrio mediante el desarrollo de actividades sociales y culturales, con influencia incluso en las barriadas vecinas de Sants i Hostafrancs. Además se incorporaron las nuevas fábricas de motos OSSA y de automóviles Citroen. Todo ello sumado al crecimiento de la población derivado de la promoción de nuevas viviendas sociales a partir de 1957 repercutió a un nuevo incremento de pasajeros en la estación Bordeta, si bien las estaciones vecinas de Mercado Nuevo y Santa Eulalia registraban un índice de usuarios superior porque su posición geográfica era mejor.


Con el paso de los años, la estación sufrió modificaciones, básicamente una adaptación del diseño a las necesidades de los nuevos tiempos. Así, en el pequeño edificio del jefe de estación se añadió adosado un pequeño bar, un quiosco de prensa y un estanco. En el andén del lado montaña se construyó un muro hecho de obra vista con espacios para publicidad y se cambiaron las antiguas cubiertas por otras completamente nuevas. El vestíbulo y las taquillas se renovaron completamente, los accesos de entrada y salida a los andenes incorporaron puertas metálicas, en el suelo se incorporaron baldosas de loseta como las usadas en las aceras de las calles, y la primitiva iluminación de los andenes mediante lámparas incandescentes colgadas de las cubiertas se sustituyó por fluorescentes.


Tras el inicio de las obras de prolongación de la L1 hasta el barrio de la Torrassa, el 5 de julio de 1980 esta estación pasó a ser origen y final provisional de línea, mientras que la estación Santa Eulàlia se cerró temporalmente al público. Al desempeñar esta función, el andén y la vía del lado montaña dejaron de prestar servicio mientras que el andén del lado mar fue ampliado mediante la instalación de una tarima de madera. Finalmente, el 23 de diciembre de 1983, con la inauguración de la prolongación del metro hasta la Torrassa, la estación Santa Eulàlia reabrió remodelada y la estación Bordeta fue clausurada definitivamente. Durante los años posteriores se eliminó el acceso desde la calle, pero los andenes se mantuvieron intactos siendo esporádicamente utilizados diariamente por parte del personal del metro para tomar los trenes maniobrados por el personal de las cocheras de Santa Eulàlia. No obstante, las obras de construcción del llamado "cajón" de Sants para cubrir las vías férreas comportó la remodelación completa de la estación Mercat Nou, el cubrimiento del tramo a cielo abierto entre dicha estación y Santa Eulàlia y la eliminación definitiva de los andenes de la estación Bordeta, por lo que hoy día ya no existe vestigio alguno.



Procedencia de las fotografías: Arxiu TMB, trenscat.cat, transportebcn.es, forotrenes.com, colección J.A.Solsona, Colectivo Personal de Trenes de Cataluña.

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