La Ciudad de los Muchachos Casa Puig fue un internado destinado a niños huérfanos, abandonados o sin recursos económicos surgido en el franquismo. Originalmente, el concepto fue creado en 1917 en los Estados Unidos, siendo la ciudad de Omaha (Nebraska) la primera en instaurar un centro de estas características gracias a la iniciativa de Edward Joseph Flanagan (1886-1948), sacerdote católico que dedicó toda su vida a la educación de niños y jóvenes delincuentes y abandonados. La idea surgió tras el estallido de la Primera Guerra Mundial, que dejó (sobre todo en Europa) un elevado número de niños abandonados, lo que motivó la fundación de estas instituciones.
En Barcelona se construyó en los alrededores de la masía de Can Puig, situada en el término municipal de Sant Cugat del Vallès, en el camino de Sant Medir muy cerca de la carretera de la Rabassada. En 1877 la propiedad de la casa era de Rosa Gualba Spigol, y tras pasar por diferentes propietarios el 19 de septiembre de 1923 la vendieron al Ayuntamiento de Barcelona.
Según informaciones orales, tras la Guerra Civil fue cedida en uso a los Hermanos de la Salle los cuales la reconvirtieron en Casa Puig para servicios sociales. En esos años de posguerra, el Auxilio Social, una organización englobada dentro de la Sección Femenina de la Falange Española se planteó la idea de crear un internado para niños en riesgo de exclusión social. Concretamente, esta organización de socorro humanitario fue fundada por Mercedes Sanz Bachiller (viuda de Onésimo Redondo), la cual, conjuntamente con su segundo marido Javier Martinez de Bedoya, llevaron a cabo la idea después de haber efectuado diversos viajes a la Alemania nazi para observar cómo se hacía la gestión de esta clase de internados. La iniciativa tuvo el apoyo del embajador alemán en España, el general Wilhelm Von Faupel, encargado de darle al proyecto el soporte inicial que necesitaba, junto con su segundo, el general Kroeger.
Fue de ese modo que surgieron los llamados “Hogares escuela" u "Hogares de aprendizaje”, cuyo principal objetivo era enseñar a los niños a enfrentarse con los retos y problemas que después tendrían en su vida como adultos. Para ello, asignaban a los muchachos puestos de trabajo dentro de la propia institución desempeñando cargos públicos de lo más variado, como jueces, alcaldes y concejales, creando una especie de pequeño mundo donde ellos debían desenvolverse. En función de la edad, había los "Hogares Cuna" que acogían niños de 0 a 3 años, los "Hogares Infantiles (Hogar de Aprendizaje-1)" que acogían niños de entre 3 a 7 años, los "Hogares Escolares (Hogar de Aprendizaje-2)" que acogían niños de entre 7 a 12 años, y los "Hogares Profesionales (Hogar de Aprendizaje-3)", que proporcionaban enseñanzas teórico-prácticas de oficio o técnico fuera del hogar, donde los alumnos tenían ocupaciones retribuidas, recibiendo enseñanzas complementarias de su formación cultural, política, física, moral y social. Paralelamente, la Iglesia introdujo las practicas religiosas en todos los centros. La Ciudad de los Muchachos Casa Puig se correspondía con el Hogar de Aprendizaje-2, y estuvo dirigida por el teniente de alcalde de Barcelona, Alfredo de Casanova Fernández. Tras la construcción de cinco nuevos pabellones con jardines, piscina y campo de fútbol al lado de la antigua masía, el conjunto fue oficialmente inaugurado el 21 de junio de 1951 bajo la presencia del alcalde de Barcelona Antoni Maria Simarro Puig y la asistencia de numerosas autoridades. Tres años después se abrió el último edificio, destinado a salón de actos, oficinas de la dirección, habitaciones y comedor para el profesorado. La prensa de la época se hizo eco del nuevo internado exaltándolo como una gran obra social: "Preciosos los pabellones de la pequeña ciudad de ensueño, con su hermoso templo pronto a inaugurarse y sus jardines, plazas y paseos y su campo de deportes. Allí los chicos, gozan de plena libertad, en medio de bosques dilatadísimos, sin cercos que les estorben. Tratados con dulzura y modos convincentes, gozan de espléndida ventilación en todas sus dependencias, aromadas por los millares de pinos que las rodean, creciendo así, sanos y fuertes, los casi ciento cincuenta muchachos que en su ciudad residen. En admirable camaradería, gozan de verdadero calor de hogar y de cuantas solicitudes requiere todo adolescente, para llegar a ser hombres sanos de cuerpo y alma".
Sin embargo, la realidad distaba mucho de aquellas buenas pretensiones porque el internado fue un auténtico centro de reclusión, donde los niños eran sometidos a una disciplina pseudo militar de gran trasfondo ideológico y, por consiguiente, adoctrinador de los valores del catolicismo y del régimen franquista. Estos niños, pertenecientes en su mayoría a las clases sociales más desfavorecidas, padecían a menudo todo tipo de castigos físicos (como azotes, beber un frasco de aceite de ricino o reclusión en cuartos oscuros) y psicológicos (como la prohibición de ver a los padres y familiares los días de visita semanal, la prohibición de mantener conversaciones después de la cena o reducir las raciones de comida). En definitiva, el miedo, la represión y la prohibición servían para controlar cualquier tipo de situación. Estas prácticas eran frecuentemente encubiertas a la luz pública, y los docentes solían asegurar que quienes eran castigados era porque realmente se lo merecían o bien que el castigo era en verdad moderado en relación con la falta cometida por el niño. En definitiva, el la metodología nada tenía que ver con las instituciones similares de otros países regidos por un sistema democrático.
La enseñanza recibida era muy variada, habiendo especialidades en ciclos medios y superiores como comercio, idiomas, actividades artísticas e incluso acceso a estudios universitarios, según los casos. Tal y como narraba la prensa, "Este proceso formativo, de tan trascendental importancia social, arranca en definitiva de la recogida de mendigos que, según las nuevas directrices de la Beneficencia municipal, pasan al Pabellón de Clasificación de Mendigos. Desde éste los seleccionados pasan al Asilo del Port, cuya organización se ciñe esencialmente a una tarea formativa de tipo artesano, dentro de unas posibilidades suficientes, pero limitadas en sí mismas. Entre los niños escogidos para el Asilo del Port se procede a una última selección, de acuerdo con la cual aquellos mejor dotados pasan a la Ciudad de los Muchachos, donde cursan estudios de enseñanza media, y desde aquélla a la recién creada Casa de Familia, en la que estudian la carrera superior que responda a su vocación o a sus aptitudes".
El 6 de julio de 1953 se procedió a la bendición de la cruz metálica y la campana de la nueva capilla, completando definitivamente el conjunto de instalaciones. Anualmente, a principios de enero durante las fiestas navideñas era tradicional que la Peña Motorista Barcelona visitara la Ciudad de los Muchachos exhibiendo un singular desfile de motocicletas para el deleite de los niños, a la vez que estos eran obsequiados con juguetes.
En 1956 el padre Jesús Silva López creó en Bemposta (Ourense) el Circo de los Muchachos como una manera de ayudar a los niños y niñas con problemas mediante prácticas circenses. Integrado dentro de La Ciudad de los Muchachos, extendió su proyecto a varias ciudades de distintos países, lo que le mereció fama y prestigio mundial. En 1966 actuó por primera vez en Barcelona, en una carpa instalada en la plaza de Cataluña.
El 22 de diciembre de 1959 la institución recibió la visita de un grupo de marines norteamericanos, los cuales también invitaron a los niños a visitar el interior de sus barcos y portaaviones atracados en el puerto de Barcelona.
En 1961 Salvador Dalí participó en el diseño de los decorados de la obra teatral "Scipio en España" que se estrenó en el veneciano teatro La Fenice. La recaudación obtenida fue a para a beneficio de la Ciudad de los Muchachos.
A partir de 1962 cambió la estructura administrativa municipal de modo que la institución dejó de depender del Auxilio Social para pasar a pertenecer a la Asistencia Social Beneficiaria. Ello produjo un cambio de nombre, pasado de ser la Ciudad de los Muchachos a ser el Hogar del Tibidabo, nueva denominación oficial aunque igualmente se continuó conociendo con el nombre antiguo hasta el final de sus días. La gestión fue transferida a los Hermanos de las Escuelas Cristianas de La Salle.
Tras finalizar el régimen franquista, en 1976 la institución pasó a ser gestionada por el Instituto de Asistencia Social del Ministerio de Gobernación, aunque un año más tarde cerraría definitivamente sus puertas puesto que el centro ya no representaba los valores ni la pedagogía de la nueva democracia a consolidar. A ello se sumó un final todavía más triste debido a que se descubrieron casos de pederastia y abuso de menores de clérigos y docentes, lo que conllevó a numerosas denuncias por parte de los niños ya en edad adulta y al encarcelamiento de los responsables.
El Asilo del Port se convirtió en 1977 en la Escola Bàrkeno, acogiendo no solo a niños del asilo sino también a niños y niñas del barrio de la Marina del Prat Vermell para normalizar su situación como centro escolar. Años después, las instalaciones de la Ciudad de los Muchachos han permanecido abandonadas, y en la actualidad se dan cita en las ruinas numerosos grupos de aficionados y profesionales del mundo de la parapsicología y las ciencias ocultas para hacer registros de psicofonía y psicoimágenes. Únicamente permanece activa la masía de Can Puig, completamente rehabilitada y catalogada como patrimonio, que funciona como centro de rehabilitación de toxicómanos.
Una contribución puramente cinéfila de mi parte. Existen un par de películas sobre el padre Flanagan, ambas protagonizadas por Spencer Tracy: "Forja de hombres" (1938), de Norman Taurog, por la cual Tracy ganó un Oscar al mejor actor; y su secuela, "La ciudad de los muchachos" (1941), también de Taurog. Curiosamente, Mickey Rooney, que encarnaba a uno de los chicos "descarriados" en ambos films, interpretó posteriormente al padre Flanagan en el telefilm "Brother's Destiny" (1995), de Dean Hamilton.
ResponderEliminarFui alumno de la C. de los M. des de poco después de la fundación en 1950 hasta 1953. La institución que yo viví en aquel momento era ejemplar. La formación promovía la participación y la responsabilidad. La dirigía Antonio Blay, un psicólogo eminente y su gran valedor era don Alfredo de Casanovas, abogado i teniente de alcalde de BCN, que nos pronunciaba una magníficas conferencias sobre los valores cívicos y morales. Particularmente recuerdo el magisterio de Joaquín Giralt. Allí empecé los estudios de bachillerato que me llevaron posteriormente a la Universidad y a una carrera profesional de la que me siento orgulloso. La formación que recibí allí ha sido fundamental para mi vida.
ResponderEliminarLa CdlM que viví no tenia nada de orfelinato ni de asilo. Era una escuela modélica que enseñaban a las autoridades que visitaban, como fue el caso del actual Emperador del Japón que vino como Príncipe Heredero, entre otros. El sistema educativo inspirado en la obra del padre Flanagan, después he descubierto que tenia muchas coincidencias con la Escola del Mar, fundada en BCN por el gran pedagogo Pere Vergés. Contradictoriamente con el régimen político franquista, formaba futuros demócratas. Seguramente esta fue la causa del cambio que se produjo cuando desaparecieron Casanovas y Blay.
Los que vivimos aquello debiéramos reivindicar la memoria positiva de una gran institución docente y lamentar el fracaso de aquel gran proyecto, tan alejado de lo
que vino después, que yo ya no conocí.
Estoy de acuerdo con todo lo expuesto anteriorment. Doy fé yo fui el segundo alcalde y di la vienvenida al príncipedel Japón
EliminarAntonio
ResponderEliminarYo también fui alumno, del 74 al 78, después pasé al colectivo de sants, eran pisos tutelados. Tengo buenos recuerdos de los compañeros y los profesores, malos tratos no recibí, aunque pegaban, pero como en la mayoría de los colegios de la época.
Cierto que muchos de mis compañeros acabaron mal por la droga, pero a mí me ha ido bien en la vida acabé mis estudios, realicé una carrera y tengo familia.
Tengo muy buenos recuerdos de aquellos años.
hola,a todos yo fui alumno de la ciudad de los muchachos en el año 1972 al 75 mas o menos la verdad que no se a contado aun todo lo que paso y nadie lo a denunciado allí había curas y los que decían que eran educadores un educador que se llama Alfonso era o es un paidofilia,abusaba de los niños los encerraba en la clase fue un horror,de esto nadie ha hablado saludos
ResponderEliminarEsta persona que tu mencionas es el hijo del demonio cuyo nombre es Adolfo un maltrador como nadie y no le gustaba que su mujer cuando se caso estuvo con el en ese centro decia que no le gustabs que su mujer nos diera muestrad de sfecto o cariño esa mujer se merece todo mi respeto pero ese hijo del demonio si yo supiera donde esta enterrado lo hiba a dacar de su tumba y hacerle lo que el me hizo cuando yo tenia 8 años saludos a todos los que estuvimos en edr lugsr
EliminarHola. Yo estuve interno el año 73 o 74, yo tenía 10 años. Lo que sí recuerdo fue el trato que recibí por parte de un vigilante que había por las noches. Era un hombre muy mayor que nos pegaba en los testículos con una vara si no nos poníamos debajo del chorro del agua fría de las duchas. Del resto de profesores (hermanos de La Salle) no guardo especial mal recuerdo. Lo peor vino luego. Allí sólo estudiábamos hasta 4º de EGB. Luego nos enviaban a estudiar a La Salle del Port. De este internado guardo muy malos recuerdos. Había especialmente un indivíduo, el hermano Esteban, que se dedicaba a abusar de los niños en los lavabos del dormitorio. Como yo siempre me negué me estuvo martirizando con palizas y castigos contínuos. Me castigaba muchas noches de invierno de pie en medio de un pasillo sin dormir. Me aporreaba en la cabeza hasta sangrar con un manojo gordo de llaves que llevaba, etc... No fui el único, otros sufrieron mucho más.
ResponderEliminarEl vigilante o sereno rn cuestion se llamaba Sr Pascual siempre con boina y el celtas corto a todas horas en la boca...... Saludos
EliminarPor aquí andamos antiguos alumnos
ResponderEliminarhttps://www.facebook.com/groups/elport/
Cómo se puede contactar con antiguos alumnos?
EliminarYo estuve en la C. de los Muchachos desde el año 51 al 55, desde los 12 años a los 16. Quiero agradecer el trato impecable que recibíamos de Don Alfredo Casanova , como de D. Antonio Blay, de D. Manuel Prieto, y de todos los profesores e instructores. Recuerdo un montón de compañeros perfectamente adaptados a la sociedad cuando salieron y yo mismo hice una carrera técnica universitaria que me permitió formar familia numerosa y salir decentemente adelante. Visto y vivido.
ResponderEliminarEstudié Pertaje Mercantil
Eliminartodo lo que cuenta es mentira
ResponderEliminarDudo que en la época que se narran los echos no hubieran abusos....
EliminarCan Puig se inauguró como Colonia permanente o escuela internado en 1931.
ResponderEliminarInteresante historia y poco divulgada. Que pena que una institución que brindo apoyo y formación a tantos niños desprovistos de amparo filial se haya perdido por desidia de las autoridades o peor aun por discrepancias políticas. No hay que pasar por alto que luego de décadas desarrollando una importante labor social con el inicio de la democracia comienza una espiral de desprestigio en torno a ella para terminar en el total abandono. Es reconfortante escuchar el testimonio de varios que asistieron a la Ciudad de los Muchachos que lograron a pesar de sus desventajas sociales formarse como profesionales y sacar adelante sus vidas, como lamentable escuchar las quejas de aquellos que guardan malos recuerdos de la misma. Siempre es importante recordar que no podemos juzgar un hecho histórico con el prisma que observamos la realidad actual, porque muchas cosas que hoy encontramos abominables en otra época eran consideradas perfectamente normales. Por ejemplo un hecho que cita el articulo como una "tortura" a la que eran sometidos los chicos es que se les obligaba a tomar aceite de ricino. Mis padres me contaban que, según creencia de la medicina popular en aquellos años, muchos padres obligaban a sus hijos a tomar ese aceite como también aceite de hígado de bacalao como medida profilácticas que suponía contribuiría a elevar el sistema inmunológico y favorecer el desarrollo físico de los infantes.Por supuesto, las denuncias sobre abuso de menores son de extrema gravedad y resulta inamisibles que tales hechos se hubieran cometido, debieron ser investigados y exigido responsabilidad legal por ello a los culpables.Desgraciadamente este flagelo aun hoy en día sigue atentando contra la integridad de algunos niños y a ratos se destapan escándalos de esta índole. La sociedad tiene el deber de trabajar en pos de erradicarlo.
ResponderEliminarTienes toda la razón yo estube entre 1967 y 1969 me pegaron pero enseñaban bien
ResponderEliminarMi padre estuvo interno en ese colegio unos 6 años..si no me equivoco..y jamás habló mal de él, al contrario..Ya no puedo preguntarle porque lamentablemente falleció hace 7 años pero siempre nos contaba que había sido alcalde de la Ciudad de los muchachos y hacía de practicante también!! No sabría decir bien en qué años estuvo allí pero estimo que debió ser por los años 50..Se llamaba Antoliano y era cojo.. siempre iba con su bastón.. Recuerdo también que nos contaba que un día los visitó el emperador de Japón de aquella época..Me encantaría que si un día alguien lee ésto y por casualidad hubiera coincidido con él y se acordará (cosa que sé que es complicada) pudiera escribir algo..Un saludo a todos
ResponderEliminarMuchas gracias a todos por vuestros comentarios. Veo que lo que ha generado más debate ha sido acerca del trato de los docentes hacia sus alumnos. Ciertamente hubo severos castigos pero también veo que hay testigos que aseguran haber tenido una buena estancia y sin problemas. Es un tema que debería analizarse con más profundidad y ver en qué contexto se dieron esos maltratos. Aun así la institución siempre tuvo buen prestigio. Cualquier aportación a la historia siempre se agradecerá, incluso para mejorar y enriquecer el artículo. A menudo los mejores historiadores son los testigos directos de la época. Un cordial saludo.
ResponderEliminarConocí a Antoliano cuando era alcalde de la Ciudad de los Muchachos. Colaboré con él en las tareas de funcionamiento de la biblioteca de la escuela i en el periódico mural, dentro de la delegación de cultura de la escuela para la que fuí elegido en votació democrático -como él para su cargo de alcalde-. Le recuerdo como alguien ejemplar.
ResponderEliminarNo creo equivocarme en la memoria de que padeció tuberculosis i un pequeño grupo de colaboradres suyos fuimos autorizados a visitarle en la residencia antituberculosa de Terrassa. Luego dejé la Ciudad de los Muchachos, para seguir los estudios de Bachillerato y no supe nada más.
Lamento profundamente que aquella gran institución escolar derivara hacia un modelo pedagógico y represivo. Le debemos un gran respeto al pedagogo y psicólogo Antonio Blay i al abogado Alfredo de Casanovas Fernández, que debieron sufrir con la deriva hacia peor de su magnífico proyecto inspirado en la obra del padre Flanagan.
Gracias por tu aportación, que es muy interesante. No pongo en duda tu testigo ni el de todos aquellos que aseguran que en la Ciudad de los Muchachos también hubo gente ejemplar y de gran valua que contribuyó a la calidad del centro educativo. Creo que la historia y las experiencias de la Ciudad de los Muchachos debería de investigarse más a fondo. Un cordial saludo.
ResponderEliminarHoy se ha presentado el libro "La ciuadad de los muchachos", escrito por Teresa Roig en librería Alibri de Barcelona. Desde aquí recomiendo hacerse con un ejemplar, ya que plasma la vida del lugar durante un largo período. Yo estuve en ese colegio desde el 1968 hasta el 1971, y verdaderamente me siento reflejado en esa obra.
ResponderEliminarUn saludo
Carlos Plans Centellas
www.memoriasdecamboya.com
He llegit el llibre "LA CIUTAT DELS NENS" ("La Ciudad de los Muchachos", en versió castellana). El racomano. Teresa Roig ha fet una bona recerca d'aquell centre docent desprès de l'època de Alfredo de Casanovas, fent-nos reflexionar sobre els centres d'acollida infantil creats pel franquime. Però la mateixa autora recull a la pàgina 84 del llibre que la primera època de l'escola, sota la protecció de don Alfredo de Casanovas, l'escola funcionava d'una manera exemplar, com explica un dels alumnes d'aquell periode.
ResponderEliminarPotser ens hauríem de preguntar sobre les causes del fracàs del projecte inicial. Jo les tinc ben clares: tan aviat com va desaparèixer don Alfredo, el fundador, que havia estat empresonat per la seva pertenència a la Associació de Propagandistes Catòlics creada per Herrera Horia, el règim franquista no podia tolerar la existència d'una institució escolar que era gestionada pels propis alumnes, que votaven els càrrecs de la suposada ciutat des de l'alcalde a qualsevol altra responsable de les activitats de la comunitat. Es tractava d'una escola de democràcia que, insòlitament, va ser creada en temps d'un régim autoritari. Ni profesors ni responsables administratius interevenien en la vida escolar més enllà de les aules i els subministres. La vida espiritual era dirigida pels sacerdots jesuites de Sant Cugat sense superar els límits de lésglèssia que havien dedicat a la Verge de la Mercè, trencant les normes imposades pel régim ensenyant cançons en català, entre les tradicionals nadales.
Potser algún dia algú s'atreveixi a explicar el que va ser un fracàs d'un gran projecte docent, ¿per què no la pròpia Teresa Roig que ha descrit amb tota mena de detalls l'època "infernal" de la Ciudad de los Muchachos?
El próximo 19 de mayo en la Biblioteca Francisco Candel de Barcelona: Calle de l'Amnistía Internacional, 10, a las 18:30 h se presenta el nuevo libro "Algo que contar" que habla sobre la ciudad de los muchachos y la sale nuestra señora del Port.
ResponderEliminarA ver si alguien se anima a venir!!
Nadie se acuerda de Don Camilo y Don Jose quw eran 2 chulos de mierda?
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