El pasado día 30 de mayo cerró para siempre sus puertas el URGEL CINEMA, la sala de estreno en activo más grande de Barcelona. Si bien algunos locales de cinematografía de la ciudad han sido recordados por su extraordinaria modestia y sencillez, otros como el del presente caso pasarán a la memoria histórica por su espectacularidad. En los tiempos que corren actualmente el concepto de la sala única ha dejado de ser rentable a favor de las llamadas multisalas. El modelo de ocio y cultura se ha transformado. Son solo casos aislados y excepcionales los que llevan a llenar de pleno un local de gran capacidad hasta las últimas butacas del anfiteatro, espacio el cual está en vías de extinción y que pronto las nuevas generaciones de cinéfilos desconocerán o incluso les extrañará que llegara a existir.
El URGEL CINEMA, a pesar de haber cerrado manteniendo dignamente y a la altura de las exigencias del siglo XXI la calidad de sus instalaciones, no cabe duda de que su concepto responde a unas pautas de comportamiento social pertenecientes a otros tiempos. Inaugurado el 20 de diciembre de 1963, se ubicaba en los números 29-33 de la calle del Comte d’Urgell. Tenía capacidad para 1832 espectadores, si bien el proyecto original preveía 2324 butacas. Iniciativa del empresario Pere Balañà, fue el cuarto cinematógrafo de nueva planta por parte de esta empresa abierto durante la década de los años sesenta después de los cines Novedades, Regio Vistarama Palace y Aribau. Esta nueva generación de locales se caracterizó por su nuevo diseño moderno y funcional, con la típica decoración en color rojo en butacas y paredes que tanto identificaba a las salas de la cadena Balañà. Enrique Mira fue el arquitecto y Antoni Bonamusa el responsable de la conocida decoración.
Desde el punto de vista técnico, se dice que lo más importante residía en la estructura que sostenía el edificio y en el armazón del mismo. Los materiales de construcción empleados fueron el hiero, el cemento y el mármol, este último para ofrecer suntuosidad a la instalación. La entrada, ubicada bajo un bloque de viviendas, si bien no era precisamente lujosa sí que era grande. Disponía de dos taquillas, aunque normalmente solo funcionaba la de la izquierda. En la parte superior coronaba una gran cabecera que sobresalía al nivel del balcón de la primera planta destinada a exhibir una cartelera pintada a mano por parte de verdaderos artistas capaces de reproducir fielmente los carteles originales de la película a estrenar en breve tiempo. El vestíbulo constaba de dos partes: la superior, a nivel de la calle donde los empleados rompían las entradas y donde había las escaleras de acceso al anfiteatro; y la inferior, accesible mediante una corta pero amplia escalera, donde se ubicaban los servicios (el de señoras a la derecha y el de caballeros a la izquierda) y el bar. Este espacio daba acceso directo a la gran platea. Estaba decorado con mármol en el suelo y estucos metálicos en las paredes, elemento utilizado por primera vez en una sala de cine.
La sala de proyecciones constaba de platea y anfiteatro. El techo estaba decorado mediante franjas estrechas paralelas molduradas con yeso e iluminadas indirectamente, proyectándose verticalmente sobre la pared del escenario desde el fondo de la sala. Todas butacas eran de doble brazo, si bien fueron incorporadas años después tras una remodelación. Las paredes estaban decoradas con elementos de madera. La pantalla, con la doble cortina roja y blanca, era de grandes dimensiones, alcanzando los 200 metros cuadrados de superficie.
Siempre destinado a estrenos cinematográficos, el URGEL CINEMA abrió sus puertas con la proyección de la película Carmen Jones, de Otto Preminger. Otras películas destacadas fueron, entre otras, Lawrence de Arabia, West Side Story, El gran combate, Mayor Dundee, La muerte tenía un precio, El planeta de los simios, El exorcista, El baile de los vampiros, Topaz, El cerebro de Franknestein, Patton, The French Connection, Chinatown, El coloso en llamas, Tiburón, Supermán, ET, Regreso al futuro, Scarface, Cotton Club, Star Treck, En busca del arca perdida y El Padrino III. Además de películas, en algunas ocasiones se ofrecían otro tipo de espectáculos, como por ejemplo la actuación de músicos y cantantes. Hay constancia de que el 24 de febrero de 1964 actuaron Frank Sinatra, Jr., Jeannie Thomas, Helen Forrest, The Pied Pipers, Sam Donahue, Charlie Shavers y Larry O’Brien. El 17 de mayo de 1967 actuó el cantante Sammy Davis, Jr.
Con el apogeo de las multisalas en estos últimos años este cine se especializó como sala de proyecciones digitales y películas en 3D. Paralelamente, la empresa Balañà acordó con Nacho Cerdà la programación del Phenomena, the ultimate cinematic experience, una oferta cinematográfica alternativa consistente en el pase de filmes míticos de los años setenta, ochenta y noventa en copias remasterizadas cada último jueves y viernes de mes en sesión de tarde y noche que recuperaba el entrañable programa doble. La experiencia, que obtuvo un gran éxito de público mientras duró, se inició el 26 de noviembre de 2011 con el pase de las películas Alien, el 8º pasajero y Tiburón. Sin embargo, debido a un cambio en la política empresarial de Balañà, se rescindió el contrato, con lo cual la programación de Phenómena se trasladó a la sala grande de los multicines Comedia, donde continúa. Finalmente, la falta de rentabilidad del cine decidió su clausura definitiva el pasado 30 de junio, tal y como se ha indicado antes. Las dos últimas películas de estreno proyectadas fueron Iron Man III y Fast & Furious 6. En la última sesión hubo un gran número de espectadores que fueron a despedir este mítico cine.
Mi paso por el URGEL CINEMA no fue precisamente habitual debido a que casi toda la programación también se ofrecía en el cine RÍO, la sala de estreno de mi barrio también de la cadena Balañà. La primera vez que pisé este templo del séptimo arte fue en noviembre de 1977 con mi padre y mi hermano Tomás. Fuimos a ver el estreno de Encuentros en la tercera fase, de Steven Spielberg. Otra fecha señalada fue en diciembre de 1987 con la proyección de la película El último emperador, momento en que la sala estrenó el nuevo sistema de sonido Integral Sound, de 12000 watios de potencia, 5 canales en pantalla y 34 altavoces de ambiente. Fue una sesión de noche acompañado de mi madre, mis hermanos Tomás y Griselda y una pareja de amigos, Encarna y Juan Miguel. Previamente al cierre de las luces, una voz grabada daba la bienvenida al público asistente y explicaba la novedad del sistema acústico. Son de aquellas experiencias que solo se viven una vez. En marzo de 1997, con motivo del 20º aniversario del estreno de Star Wars, fui un par de ocasiones a ver la versión restaurada con retoques digitales y escenas inéditas de La guerra de las galaxias, posiblemente la película que más veces he visto en mi vida.
Ya en los últimos años de vida de este cine, me convertí en usuario más asiduo. El cine RÍO había cerrado sus puertas y buena parte de la oferta cinematográfica se concentraba mayormente en el centro de Barcelona. Aunque disponía de multicines cercanos, no quise renunciar a la visualización de las películas de estreno en una sala grande y confortable, sin las colas y los engorros de una multisala. Además, el URGEL CINEMA tenía la ventaja de que casi siempre podías sentarte allá donde querías, sin el riesgo de no poder entrar por el lleno de la sala o la obligación que te impone la butaca numerada. Así fue como vi los últimos estrenos, porque esas ventajas y comodidades solamente las ofrecen las salas grandes y las grandes salas. Mi última película fue The Amazing Spiderman.
Cuarenta y nueve años, cinco meses y diez días de historia de una sala de cine que ha vivido y sobrevivido a los cambios de ocio y entretenimiento de una sociedad que generación tras generación transforma muy rápidamente sus hábitos de consumo. Se despide así el que ha sido el mejor cine de Barcelona de estos últimos años y queda para siempre en la memoria histórica de quienes lo han conocido y de aquellas generaciones que saben cómo era una gran sala llena de espectadores.
Sabes Ricard, el último recuerdo que tengo del cine Urgel, fué con Torrente el brazo tonto de la ley, y tengo fotos con el Santiago Segura,Andreu Bonafuente y otros actores que estaban allí , después tod2s al OTO ZUZ, y es un hombre simpatiquísimo, fué en 1998, y ya no he vuelto a ir más a ese cine, tan hermoso, lo siento.
ResponderEliminarUn abrazo y muchas gracias.
Que pena me da con tantas perdidas de nuestra infancia ,un cine del que guardo buenos recuerdos.
ResponderEliminarCreo que el mundo se empezó a ir a la mierda a partir del año 96, Internet lo jodió todo. La vida era más feliz sin moviles, y en analógico.
ResponderEliminarRicard, parte de culpa tambien es mia. Mi ultima pelicula en el Urgell fue HAIR SPRAY ( no se si esta bien escrito ) que actuaba el inolvidable e inigualabre DIVINE.
ResponderEliminarSaludos
para Ramon
ResponderEliminarTIENES TODA LA RAZON.
Para mi el Urgel es (aún está aunque no hagan nada) ha sido un templo cinematográfico (el Liceu de las salas de cine), ver cine era magia en estado puro. No sólo la película, la sala era el elemento clave. Todo conjugaba, tamaño de pantalla, sonido, grandiosidad del local, iluminación, cortinas de pantalla, anfiteatro, hall gigante con su lampara preciosa y curiosa a la vez, son tantas cosas..
ResponderEliminarAllí he visto la mayoría de películas des de el 89 que me estrené con Indy y la ultima cruzada. Sólo espero que alguien re-descubra la sala y la destinen para eventos cinematográficos especializados, que seria buenísimo sobretodo algún festival de 70 mm. O porque no recuperar Phenomena(llenos del Urgel absolutos y con repetición de pases) ya que no hay sala de cine más grande en el país.
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ResponderEliminarHa cerrado el último gran cine de Barcelona. El cine con el que cultivé mi pasión por el séptimo arte (junto con el Regio), un lugar en el que de verdad sentías esa magia, donde cada estreno era un acontecimiento, esas colas, ese vestíbulo que nos preparaba para esa inmensa pantalla (si ya se, el imax es mayor, pero... no es lo mismo) con esas cortinas, que cuando se abrían era como si estuvieses el lo alto de una montaña rusa, dejándote caer al abismo de una historia incierta a veces, pero siempre conocida. Amo al cine, y lo seguiré amando, pero para mí ha perdido parte de su magia. Porque el cine es ARTE y ESPECTÁCULO y sin estas salas, los cinéfilos hemos perdido... y mucho. Por último, gracias a Nacho Cerdà por esos momentos que he pasado con mi familia con PHENOMENA en este local. Fue como volver atras en el tiempo, y demostrar a mi hija cómo es ver cine... ahora lo entiende...
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