Últimamente han generado polémica las declaraciones del líder del PP por las Islas Baleares, José Ramon Bauzá, quien afirma que si llega a gobernar eliminará el catalán como lengua vehicular y fomentará junto con el castellano las modalidades llamadas “mallorquina”, “menorquina”, “ibicenca” y “formenterense”, como si de cuatro lenguas se trataran. Así, pues, se pretende extender la idea ya iniciada hace algunos años en la Comunidad Valenciana, donde algunos sectores afirman que se habla el idioma valenciano distinto del catalán. Lo mismo sucede incluso en la franja de Aragón, donde quieren confundir catalán con aragonés. La razón con la cual se quiere justificar estos casos es que en las Islas Baleares se usan palabras propias las cuales deberían de enseñarse en las escuelas, en vez de la modalidad de catalán central impuesta (dicen ellos) por Cataluña.
Resulta francamente incompresible que se acuse a Cataluña de imponer su modalidad de lengua catalana a las comunidades vecinas, como si se tuviese el poder legal de interferir en una decisión de esta índole. Que se sepa, cada comunidad autónoma tiene su estatuto y son solo los políticos y gobernantes de dichos territorios quienes aprueban las leyes que les compete. Cataluña jamás ha intervenido ni ha impuesto nada al respecto porque sencillamente no puede ni quiere. Si en las Islas Baleares y en Comunidad Valenciana se habla de “lengua catalana” y se enseña en las escuelas la modalidad de catalán central, es porque los gobernantes de estos territorios así lo han decidido, y son ellos quienes tienen la capacidad de cambiar las cosas. La interferencia catalana es un mito, un victimismo anticatalanista.
Resulta francamente incompresible que se acuse a Cataluña de imponer su modalidad de lengua catalana a las comunidades vecinas, como si se tuviese el poder legal de interferir en una decisión de esta índole. Que se sepa, cada comunidad autónoma tiene su estatuto y son solo los políticos y gobernantes de dichos territorios quienes aprueban las leyes que les compete. Cataluña jamás ha intervenido ni ha impuesto nada al respecto porque sencillamente no puede ni quiere. Si en las Islas Baleares y en Comunidad Valenciana se habla de “lengua catalana” y se enseña en las escuelas la modalidad de catalán central, es porque los gobernantes de estos territorios así lo han decidido, y son ellos quienes tienen la capacidad de cambiar las cosas. La interferencia catalana es un mito, un victimismo anticatalanista.
Fragmentar una lengua alegando que tiene diferencias con la normativa oficial es la manera encubierta de destruirla. Entiendo que tanto en las Islas Baleares como en la Comunidad Valenciana se opongan al llamado pancatalanismo porque este es asimilacionista e impide el desarrollo de una identidad propiamente balear o valenciana, pero fragmentar la lengua no es en absoluto el camino adecuado para autoreivindicarse. Como tarradellista, también me opongo a la idea de los “Països Catalans” porque, tal y como decía Tarradellas, los dos únicos vínculos que nos unen los catalanes con los baleares y los valencianos son la lengua y el haber formado parte de la Corona de Aragón. Nada más. Fuera de Cataluña, cualquier otro territorio de habla catalana es una realidad distinta a la nuestra, y ese hecho diferencial balear y valenciano se debe de respetar. Acostumbramos a protestar en Madrid porque se quiere imponer en España un modelo uniforme que no tiene presente los hechos diferenciales y las realidades lingüísticas y culturales que tanto nos enriquecen, frente a la pobreza que supondría la uniformidad y la asimilación. Entonces, ¿por qué desear imponer y extender un pancatalanismo? ¿Acaso nos creemos mejores que nos sentimos con derecho a decidir quienes son y cómo deberían de ser los baleares y los valencianos? Entiendo hasta cierto punto la hostilidad de ambos hacia Cataluña, aunque tampoco es justificable. Por poner un ejemplo. Supongamos que en la Comunidad Valenciana hubiese un panvalencianismo que afirmara que su lengua fue primera y más antigua que el catalán, y propusieran que nosotros formáramos parte de unos “Països Valencians” y dijesen que la lengua catalana es un dialecto del valenciano. La reacción del pueblo catalán sería muy clara y por razones obvias.
En definitiva, el catalanismo debe de ser solo para Cataluña, nunca pancatalanista, y es necesario respetar y reconocer la existencia de una identidad balear y una identidad valenciana como realidades distintas y singulares. Así será como verdaderamente se conseguirá establecer una conciliación y un entendimiento con los territorios vecinos.
En definitiva, el catalanismo debe de ser solo para Cataluña, nunca pancatalanista, y es necesario respetar y reconocer la existencia de una identidad balear y una identidad valenciana como realidades distintas y singulares. Así será como verdaderamente se conseguirá establecer una conciliación y un entendimiento con los territorios vecinos.
Por lo referente a la lengua, entiendo y respeto que en sus respectivos territorios, digan que hablen mallorquín y valenciano, incluso defiendo que tengan su propia normativa y que en las escuelas no se enseñe el catalán central si ellos tienen una forma distinta de hablar y pronunciar, así como un vocabulario propio del cual están en su derecho a fomentar. Ahora bien, lo único que no comparto es que el balear y el valenciano sean idiomas distintos del catalán. Eso está claro que no es así porque no hay dudas filológicas en ese sentido. Respeto lo de “llengo balear” y lo de “llengua valenciana” pero siempre entendidos como catalán de las Baleares y como catalán de Valencia, respectivamente, es decir, como variantes del catalán, pero jamás como idiomas diferentes. Porque en caso contrario, si el balear y el valenciano son idiomas diferentes, también se podría fragmentar el castellano de modo que, por ejemplo, en Argentina dijesen que hablan la lengua argentina porque tienen una modalidad distinta al castellano español al decir palabras propias como “chévere”, “pibe”, “voludo”, etc.
No comparteixo la teva opinió sobre els Països Catalans. De fet, sóc principatí i visc a les illes i si un valencià ve i em diu que som dels Països Valencians, endavant. El nom no fa la cosa. I ens uneixen més coses que no pas la llengua i formar part (importantíssima, amb dos Papes i tot) de la Corona d'Aragó, com deia el més que possibilista Tarradelles.
ResponderEliminarSergi