Se cumplen 30 años de los XXV Juegos Olímpicos de la historia cuya ciudad anfitriona fue Barcelona, un hito que marcó un antes y un después en la evolución de la capital catalana. Este acontecimiento se puede analizar tanto globalmente como desde ámbitos concretos, uno de ellos el papel que desarrolló el transporte público colectivo barcelonés durante el tiempo que duró el certamen, es decir, entre el 25 de julio y el 9 de agosto.
Los precedentes se remontan a finales de los años 80 cuando el Comité Olímpico Organizador de Barcelona '92 (COOB'92) previó que las necesidades de transporte de la Familia Olímpica (en cuanto a entrenamientos, competiciones y actos oficiales, así como las llegadas y salidas de la ciudad) y el incremento general del tráfico podía generar serios problemas de movilidad en la ciudad. Ello lo confirmó un estudio encargado junto al Patronato de Turismo de Barcelona. Por este motivo, en abril de 1989 se creó el grupo de trabajo denominado Transgrup'92 formado por el Ayuntamiento de Barcelona para definir propuestas de actuación. A dicho grupo se incorporaron posteriormente la Dirección General de Tráfico, RENFE, Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC), la Entitat Metropolitana del Transport (EMT) y Transports Metropolitans de Barcelona (TMB).
Concretamente la EMT, TMB y el COOB'92 firmaron en marzo de 1992 un protocolo de colaboración donde se acordó el desarrollo y aplicación del Plan de Movilidad Olímpica para el servicio y la atención en las áreas olímpicas, facilitar la gratuidad del transporte público de la Familia Olímpica mediante la creación de un pase válido durante todo el período de los Juegos, dar un servicio específico durante los Juegos Paralímpicos y ofrecer una información, señalización y comunicación en materia de transporte público a todos los efectos. Resultado de tales acuerdos, el COOB'92 otorgó a TMB la categoría de "Patrocinador Oficial" bajo la denominación de "Transports Metropolitans de Barcelona'92".
A nivel de tarifas se creó el Bitllet Olímpic, un pase personal que permitía usar todas las líneas de autobús de Barcelona y del ámbito EMT, las líneas urbanas de FGC (actuales L6 y L7), el funicular de Montjuïc y las líneas especiales de autobús a las áreas olímpicas. Había cuatro tipos de billetes: 1 día (400 pesetas), 3 días (1.000 pesetas), 7 días (2.000 pesetas) y 16 días (3.000 pesetas).
La red de metro y de FGC aumentó su oferta respecto al año 1991 en un 60% y un 32%, respectivamente. Ambas redes funcionaron con un horario especial desde las 5:00h de la mañana a la 1:00h de la madrugada, permitiendo un acceso rápido y eficiente a las áreas olímpicas y otras instalaciones. Los trenes de la L1 y L3 habían sido renovados con unidades de las series 4.000 y 3.000, respectivamente. Poco antes del certamen se estrenaron en la L3 los primeros trenes articulados de la serie 2.000 con pasillo de circulación interior entre coches. En cuanto a la L4 y L5 se procedió a la renovación del interiorismo de una parte de la flota de los convoyes de las series 1.000 y 1.100. Algunas estaciones remodelaron vestíbulos y/o andenes como "Espanya" "Trinitat Vella", "Catalunya" y "Arc de Triomf" de la L1; y "Vall d'Hebron" y "Montbau" de la L3. La estación "Ciutadella" de la L4 se reformó completamente y pasó a ser la parada de acceso directo a la Vila Olímpica, por lo que pasó a llamarse "Ciutadella / Vila Olímpica". Lamentablemente, las desavenencias políticas impidieron un acuerdo para inaugurar la nueva L2 de metro cuya previsión era que llegara hasta Montjuïc.
La red de autobuses reforzó las líneas urbanas convencionales que conectaban con las áreas olímpicas de Diagonal, Vall d'Hebron, Parc de Mar y Montjuïc. El despliegue que desarrolló durante los Juegos Olímpicos fue posible gracias a que TMB durante el año 1992 había adquirido 109 nuevos autobuses que permitieron retirar el material móvil más antiguo, aumentar la oferta y ofrecer una imagen de modernidad como nunca lo había hecho. Los autobuses Pegaso 6038 adquiridos entre 1980 y 1984 fueron repintados con los nuevos colores corporativos y a las series 6000 y 6200 se les dotó de aire acondicionado. La flota más moderna la conformaban los Pegaso 6420 y 6424, los Mercedes O-405 estándar, los Mercedes O-405 G articulados y los Mercedes O-402 midibuses, adquiridos entre 1987 y 1992. El Barcelona Bus Turístic consolidó su oferta gracias a la llegada de nuevos visitantes. Durante aquellos días se establecieron lanzaderas para facilitar la movilidad. En el área de Montjuïc hubo los servicios especiales "Estació de Sants-Pl.Sant Jordi" y "Pl.Espanya-Estadi", ambas con frecuencia de paso de 1 minuto y capacidad para transportar hasta 4.800 personas/hora. El 25 de julio (día del acto inaugural) y el 9 de agosto (día del acto de clausura) prolongaron excepcionalmente su recorrido hasta las puertas del Estadi Olímpic. Y en el área de la Vall d'Hebron funcionó el servicio "Metro Montbau-Velòdrom". El resultado fue un aumento dee la oferta con respecto al año 1991 de un 50%.
Otros operadores de transporte también participaron cediendo su material móvil, tanto empresas de autobuses del ámbito EMT como otras empresas. El resultado fue el establecimiento de hasta 100 líneas de autocares para cubrir la rutina de los deportistas, así como 472 vehículos (turismos y microbuses) destinados al uso discrecional de cada Comité Olímpico Nacional. Asimismo, se cubrió la movilidad para árbitros y jueces, habilitando 89 líneas de autobuses para profesionales de los medios de comunicación.
Para las subsedes ubicadas en el ámbito metropolitano, la EMT estableció autobuses lanzadera entre la estación de RENFE de Castelldefels y el Canal Olímpic, entre la estación de RENFE de Viladecans y el Estadi de Bèisbol y entre la estación de RENFE de Badalona y los pabellones de boxeo y baloncesto. Paralelamente la red nocturna Nitbús implantó lanzaderas entre las plazas de Espanya y de Catalunya.
Por lo que respecta al funicular de Montjuïc, entre el 24 de junio y el 27 de septiembre funcionó todos los días. El horario establecido fue desde las 11:00h hasta las 23:00h entre el 24 de junio y el 23 de julio y entre el 10 de agosto y el 27 de septiembre. Coincidiendo con los Juegos Olímpicos, el servicio funcionó desde las 7:30h hasta las 0:30h, con intervalos de paso de 3 minutos en las horas punta y de 12 minutos en las horas valle. Tenía capacidad para transportar a 9.000 personas/hora.
La red ferroviaria de RENFE modernizó su flota de trenes con la incorporación de nuevas unidades de las series 447 y 448. Los servicios de cercanías se reestructuraron definiendo cuatro líneas: C1 Maçanet-Mataró-Hospitalet/Aeroport, C2 Sant Vicenç de Calders-Vilanova-Granollers-Maçanet, C3 Hospitalet -Vic i C4 Sant Vicenç de Calders-Vilafranca-Manresa. En Barcelona se suprimió el tren de la costa, desapareciendo las estaciones de "Cercanías" y "El Poble Nou". Se remodeló la estación "Barcelona-Estació de França" como terminal de trenes de media distancia y largo recorrido y se soterraron las vías del tren entre dicho punto y la avenida Diagonal. Además, el COOB'92 firmó un convenio con RENFE para el establecimiento de trenes directos entre Barcelona, Salou y Cambrils, municipios donde se alojaban miembros de la Familia Olímpica. La oferta de trenes aumentó un 39% con respecto al año 1991.
Una manera de favorecer el uso del transporte público y disuadir el automóvil fue mediante el ParkTren'92 (9 zonas de aparcamiento conectados con estaciones ferroviarias), el ParkBus'92 (6 zonas de aparcamiento de autocares conectados con estaciones de metro) y el ParkCentre'92 (plazas de aparcamiento combinadas con el Bitllet Olímpic en una zona de la ciudad durante un tiempo limitado).
Entre el 25 de julio y el 9 de agosto RENFE transportó 303.402 pasajeros, la red de FGC 100.410, la red de metro 845.019, los autobuses de TMB 357.037, el servicio nocturno Nitbús 6.443, las lanzaderas de TMB 52.651, las lanzaderas de la EMT y otras empresas 1.515 y el funicular de Montjuïc 28.794. Ello sumó un total de 1.695.271 pasajeros, es decir, un 54% más con respecto al año 1991 en ese mismo período. El incremento de la oferta fue acompañado de la caracterización olímpica y de la señalización especial de las líneas, las estaciones y las paradas, además de la edición de guías de transporte. El fomento del transporte público durante el certamen permitió la disminución del tráfico de automóviles entre un 15% y un 20%.
En un segundo artículo se explicará el papel que el transporte público colectivo desarrolló durante los Juegos Paralímpicos, celebrados entre el 11 y el 27 de septiembre.
Fotos: Arxiu TMB, La Vanguardia, Mario Canet.