domingo, 7 de julio de 2019

Barcelona, desarmada y peligrosa


La inseguridad ha vuelto a la ciudad. Durante estos últimos años parece que Barcelona ha remontado a los índices de los años ochenta del pasado siglo. A través de los medios de comunicación no paramos de leer a diario sucesos relacionados con robos, agresiones, violaciones e incluso crímenes. La capital catalana lidera España en aumento de actos delictivos, principalmente hurtos y robos, si bien son alarmantes y muy preocupantes los delitos sexuales. La red de metro ha pasado a ser un nido de carteristas; el barrio del Raval padece la presión de los robos a vecinos y turistas y la proliferación de narcopisos, todo ello aparte del habitual (y tradicional) trafico de drogas; las noches se han convertido en selvas aptas para violadores, tanto individuales como para "manadas"; los menas actúan en grupo asaltando al azar a su víctima fácil; peleas callejeras acaban en apuñalamientos e incluso en tiroteos con víctimas mortales, y así podríamos mostrar muchos más ejemplos de una triste y cruda realidad. Y a ello deberíamos sumar en otro nivel el vandalismo, la inseguridad y el incivismo como algo más que habitual.
La sociedad barcelonesa está harta. Sin embargo, la reacción por parte del Ayuntamiento de Barcelona es prácticamente nula. Un consistorio cuya filosofía es la corrección política y el buenismo ha permitido llegar a estos niveles extremos. El cuerpo de guardias urbanos, de policía y de vigilantes de seguridad ha experimentado severos recortes presupuestarios, lo cual ha repercutido a una notable reducción de efectivos en estos últimos cuatro años. Tampoco funcionan las normativas de civismo, cada vez menos restrictivas y menos efectivas.


El gobierno municipal vigente, con la ayuda de personas y entidades afines a la alcaldía, han relativizado el alarmismo vecinal. Aseguran que los índices de peligrosidad no son tan elevados, que los sucesos acaecidos son hechos puntuales, llegando a acusar a quienes son críticos de pretender desprestigiar a la vigente alcaldía. Alegan que la prensa está manipulada y plagada de fakes tendenciosos. Incluso se dan casos, por decirlo de algún modo, de "blanqueamiento", como por ejemplo las declaraciones un conocido personaje político cuyo nombre prefiero no revelar el cual aseguró que determinados violadores de origen extranjero son en realidad unas víctimas del sistema, y de algunos twitteros pasados de progres que acusan de fascistas, racistas y xenófobos a los cazacarteristas que actúan en la red de metro.
La inseguridad ya se ha convertido en la primera gran preocupación de la ciudadanía barcelonesa, y ello no es casualidad. Como consecuencia de la inacción municipal, cada vez más personas anónimas de manera voluntaria han decidido organizarse por su cuenta o en grupo para hacer frente a una delincuencia que parece actuar impunemente. A menudo los "buenistas" han criticado a estos colectivos que consideran de dudosa legalidad, sin embargo su existencia es resultado de una carencia de efectivos destinados a combatir los problemas de seguridad, pues de lo contrario no existirían. La percepción social es que los delincuentes, traficantes y violadores están amparados y son tratados como víctimas de un sistema socioeconómico que no funciona adecuadamente y no les da lo que merecerían; mientras que las víctimas están abandonadas y desamparadas a su propia suerte, incluso tratadas como personas intolerantes y hasta reaccionarias por ser incapaces de ser condescendientes con sus agresores y los motivos que los ha llevado a robar, traficar o violar.


Ante la situación actual, el Ayuntamiento de Barcelona debería de actuar urgentemente para evitar que el contexto se escape de sus manos y sea difícil de controlar. No es momento de relativizar los sucesos, manipular la realidad, blanquear la delincuencia y someter este problema a la corrección política y al buenismo, de lo contrario la sociedad barcelonesa se sentirá abandonada y desamparada, lo cual podría acabar con la alimentación de partidos populistas y de la extrema derecha en busca de chivos expiatorios.
El gobierno de Barcelona debe de aprender a ser crítico y autocrítico, tomando como referencia el ejemplo aportado por quienes han sido capaces de reducir drásticamente la delincuencia y la criminalidad hasta niveles insignificantes, devolviendo así el bienestar a la ciudadanía. En base a las soluciones adoptadas por aquellas ciudades del mundo tradicionalmente peligrosas, las medidas más comunes a todas ellas para combatir la inseguridad y que más eficacia han tenido se podrían resumir en estas diez recomendaciones:
• Aumentar el número de efectivos de la guardia urbana, la policía y los vigilantes de seguridad en espacios públicos y sistemas de transporte público.
• Desarrollar nuevas tecnologías en la localización y prevención de actos delictivos, como el sistema CompStat (aplicado para ubicar agentes, localizar delitos y valorar su impacto) y el HotSpotter (para detectar disparos de armas de fuego).
• Mejorar la relación social entre los cuerpos de seguridad y la población, de modo que la presencia de los agentes no sea hostilmente percibida.
• Entablar un diálogo entre cuerpos de seguridad y entidades vecinales, escuchando los problemas aportados por los vecinos y sus sugerencias de actuación, desarrollando así planes conjuntos de barrio.


• Invertir mayores recursos presupuestarios para desarrollar un programa general contra la inseguridad ciudadana.
• Controlar los traficantes de droga y de productos ilegales, así como los lugares estratégicos de tráfico (zonas portuarias y aeroportuarias) y la venta ambulante.
• Modificar las leyes para garantizar la tolerancia 0 y firmeza 10 contra delincuentes, terroristas, traficantes, violadores, criminales e incívicos.
• Aprobación de una nueva normativa cívica que permita a Barcelona ser una ciudad abierta, acogedora e integradora, pero a la vez fuerte y severa contra la inseguridad y el incivismo, es decir, que garantice tanto a la población de derecho (residentes) como a la de hecho (visitantes y turistas) unos derechos fundamentales pero a la vez unas obligaciones ineludibles.
• Destinar recursos a la integración, inclusión, reinserción y formación educativa, cultural, deportiva y profesional de personas delincuentes o con riesgo a delinquir, con el objetivo de cultivar habilidades de pensamiento crítico y construir una conciencia de lo que es nocivo para la sociedad.
• Combatir los desequilibrios territoriales entre barrios mediante el desarrollo de planes de barrio y de planes comunitarios entre administraciones y entidades vecinales para integrar los sectores más marginales como un espacio más de la ciudad.


El nuevo mandato municipal liderado por la alcaldesa Ada Colau tiene un gran reto por delante y para ello necesitará el consenso unánime de todas las fuerzas democráticas en la construcción de una Barcelona más cívica y segura que recupere e incluso supere en positivo los índices de popularidad y bienestar de antaño, convirtiéndose así en ejemplo y referente para otras localidades vecinas. ¿Será capaz de lograrlo?

Fotos: Crónica Global, El Periódico, Eliana Guerrero (La Vanguardia), Helpers-Twitter, Metrópoli Abierta.

5 comentarios:

Mª Trinidad Vilchez dijo...

Estimado Ricard,todo este fin de semana, he estado pensando mucho en ese problema y las consecuencias que acarrean toda esta inseguridad, y mira por donde, has dado en el clavo, en tu forma de explicar estos problemas que vivimos tod@s los residentes de esta gran ciudad, esa inseguridad que sufrimos ,e incluso en nuestra propia casa, por robos, tirones a personas mayores, y gentuza de mal vivir, y pensaba, como hemos llegado hasta estos términos incívicos e insoportables, he compartido tu post, has dado en mi percepción de las cosas de una manera impecable .
Muchas gracias, un saludo.

Júlia dijo...

Esta muy bien que hagas referencia a los ochenta, hay quien piensa que determinadas cosas 'no han pasado nunca'. Muy bien razonado y explicado.

Me temo, sin embargo, que corren malos tiempos para qué los políticos implicados se pongan de acuerdo y tomen medidas efectivas y unitarias. Solo una presión popular constante puede incidir algo en sus decisiones.

Luís Carmelo dijo...

Correctisimo artículo menos en creer que tal personaje sea idóneo para un futuro mejor y por otro lado ENGAÑAR a los ciudadanos mediante una plataforma salida del propio vientre de Kolau como Salvalona, o SALVABROMA con su defensor a ultranza Ti Tito Alvarez

Esteban Wilfing dijo...

estimado Ricard
contesto a la pregunta final de el tu articulo
NO
Esteban Wilfing

Ricard dijo...

Muchas gracias por vuestros comentarios, todos ellos muy respetables y de los cuales comparto en grandísima medida lo que explicáis. Un saludo.